Es casi una banalidad saludar en Salim Lamrani su profundo conocimiento y su dominio de la historia política de Cuba, de su Revolución y de las relaciones cubano-estadounidenses. Desde hace más de diez años, gracias a sus rigurosas investigaciones, a sus publicaciones regulares, afiladas como espinas plantadas en los golpes traicioneros del imperio, a sus […]
Es casi una banalidad saludar en Salim Lamrani su profundo conocimiento y su dominio de la historia política de Cuba, de su Revolución y de las relaciones cubano-estadounidenses. Desde hace más de diez años, gracias a sus rigurosas investigaciones, a sus publicaciones regulares, afiladas como espinas plantadas en los golpes traicioneros del imperio, a sus libros siempre implacablemente documentados y a sus conferencias exigentes, es sin lugar a duda el que mejor ha organizado científicamente no sólo la destrucción de todas las mentiras de Estado y otras argucias estadounidenses destinadas a aislar a Cuba de la comunidad internacional y a estrangular la Revolución Cubana (intoxicación planetaria que los políticos y medios de comunicación occidentales han difundido servilmente), sino que además ha mostrado metódicamente, contra vientos y mareas mediáticas, la verdad de la realidad cubana. Si hay una crucifixión para los impostores de la diáspora contrarrevolucionaria, para los periodistas zapazones, para los cortesanos del imperio y para la misma administración estadounidense, el trabajo de Salim Lamrani es una bendición para todos los que, especialistas de Cuba o no, buscan conocer, comprender, apartar la verdad de la mentira, hundidos en un pantano de mala fe, de ideología obstinada, de engaños y de trampas. En una década, Salim Lamrani ha construido una argumentación particularmente cruel para la propaganda anticubana pues la ha establecido con una temible objetividad, los hechos y nada más que los hechos, fuera de toda ideología.
«Cuba, Parole à la Défense !» es una respuesta estrepitosa y jubilatoria de personalidades cubanas e internacionales prestigiosas a las acusaciones recurrentes y sistemáticas proferidas contra Cuba, sus dirigentes y su sistema político y social. Además este libro marca una diferencia neta respecto a las demás obras, ya que Salim Lamrani lo presenta bajo la forma de conversaciones que le confieren una humanidad, una sensibilidad, una proximidad de los personajes, particularmente regocijadoras. ¡Es la primera fuerza del libro!
Pero es también una caja de delicias que uno saborea, una a una, con delectación. Salim Lamrani nos ofrece mediante estas conversaciones inéditas, el placer inmenso, tan necesario, de hacernos sentir que nunca luchamos inútilmente. Si a veces desempeña el papel de cándido o se hace abogado del diablo, es que Salim Lamrani quiere actuar sin concesiones hacia los interlocutores, a quienes conoce y respecta infinitamente. Entonces no hay temas tabús ni complacencia. Los asuntos más espinosos se abordan como el derecho a la diversidad sexual, la homosexualidad, los disidentes, los presos «políticos», la prostitución, los efectos del turismo, las actuales reformas económicas, la política migratoria, las relaciones con la Unión Europea, Fidel Castro, el papel clave de la cultura, la alianza con la Unión Soviética y las negociaciones actuales con Estados Unidos, sólo para citar algunos temas pues la lista es larga. Pero, ¡qué clase de interlocutores! ¡Brillantísimos! Entre ellos: Mariela Castro, Ricardo Alarcón, Max Lesnik, Miguel Barnet, Eusebio Leal, Abel Prieto y Alfredo Guevara. ¡Pesos pesados! Y las respuestas son luminosas. A su sinceridad, su fineza de análisis y a la argumentación convincente que presentan, se agrega una visión amplia y una pasión evidente por su pueblo y su soberanía. Con semejantes defensores, Cuba gana todos sus juicios. ¡Es la segunda fuerza del libro y no la menor! ¡Este libro, se lo digo, me hace feliz!
Sobre todo, ¡no se pierdan el prólogo de André Chassaigne! No carece de franqueza, ni de convicción, ni de clarividencia. Es a la imagen de este hombre elocuente, luchador firme y soñador que ha comprometido su vida en favor de los humildes y que por lo tanto no puede dejar de reconocerse en el combate heroico del pueblo cubano y de su Revolución. Miguel Barnet lo dice: «La Revolución no se hizo por los blancos o los negros sino por los humildes».
¡A leer sin moderación!
Cuba, parole à la défense !
Paris, Editions Estrella, 2015
20€
Fuente : https://www.facebook.com/CubaSiFrance/posts/914593178634064:0