También Europa se halla ahora en las garras de la crisis hipotecaria. Las acciones de dos bancos hipotecarios tocaron fondo: las del británico Northern Rock y las del alemán Interhyp. Cuán explosiva es la situación por lo menos en Inglaterra lo demuestra el hecho de que nada menos que el Banco Central británico se comprometió […]
También Europa se halla ahora en las garras de la crisis hipotecaria. Las acciones de dos bancos hipotecarios tocaron fondo: las del británico Northern Rock y las del alemán Interhyp.
Cuán explosiva es la situación por lo menos en Inglaterra lo demuestra el hecho de que nada menos que el Banco Central británico se comprometió a cubrir los problemas de liquidez de Northern Rock. Ello, sin embargo, de poco valió, los clientes seguían haciendo cola hoy para acceder a sus ahorros.
El ministro de Hacienda británico, Alistair Darling, intenta calmar al público. Ha dicho que el sistema bancario británico en su totalidad está sano. Reconoció sí que Northern Rock no tiene dinero en efectivo y necesita una ayuda a corto plazo. «En el sistema hay suficiente dinero. El problema es que los bancos no se lo prestan entre sí en los volúmenes que sería necesario», agregó.
Pero el público no cree mucho en esas palabras apaciguantes. Tanto en Londres como en Fráncfort y París, los inversionistas tratan de desprenderse de acciones de los bancos, cuyas cotizaciones caen y caen.
En Gran Bretaña, los preocupados clientes se arraciman delante de las filiales de Northern Rock. El banco no es justamente pequeño: tiene 76 filiales, 1,4 millones de clientes con depósitos de 24.000 millones de libras esterlinas y 800.000 acreedores hipotecarios.
Los clientes delante de las filiales tiene miedo: «Yo tengo 65 años y mi esposo 72», dice una jubilada, «los políticos dicen que no hay que caer en pánico, pero no somos gente joven que pueda darse el lujo de perder dinero».
La intervención del Banco Central británico deja en claro las dimensiones de los problemas financieros mundiales desatados por la crisis hipotecaria en los EEUU En Gran Bretaña se trata de la primera acción de rescate desde la crisis bancaria a mediados de los años 70.
Bancos desconfían unos de otros
Northern Rock es hasta ahora la mayor víctima de la crisis hipotecaria. Debido a las inseguridades en los mercados, los bancos no se prestan casi dinero entre ellos. Por ello, bancos centrales alrededor de todo el planeta han introducido miles de millones en el sistema financiero, en forma de préstamos. Northern Rock se halla bajo presión muy fuerte porque tiene sólo relativamente pocos depósitos y se refinanciaba hasta ahora principalmente a través de los mercados.
El Interhyp alemán, de Múnich, perdió también más del 30 por ciento de su valor en Bolsa en los últimos días. El instituto no presta dinero, sino que sólo hace de intermediario. Pero ello no lo ha salvado de la crisis. Y no sólo el Interhyp ha caído en el remolino. Valor han perdido prácticamente todas las acciones de bancos alemanes que aunque más no sea remotamente tienen algo que ver con el sector hipotecario.
El Postbank, que financia por ejemplo la compra de inmuebles a través de su subsidiaria BHW, perdió el 3,4 por ciento de su valor; el Commerzbank, que financia casas a través de Eurohypo, 4,4 por ciento; Hypo Real Estate 4,5 y Aareal Bank 4,8 por ciento.
Los accionistas temen sobre todo que la crisis en el mercado hipotecario estadounidense haga estallar más de una burbuja también en Europa. Ello es la prueba de que la crisis hipotecaria aún está superada.
Agudización en Gran Bretaña no es casualidad
Que la crisis se halla agudizado en Gran Bretaña no es casualidad, porque es el país en el que existe un segmento comparable al de los «subprimes» norteamericano: el de «non conforming loans», concedidos a deudores de dudosa solvencia.
Sin embargo, los expertos subrayan que en los últimos años la concesión de créditos fue demasiado laxa en todo el mundo y el público asumió riesgos incalculables.
También en Alemania, en vista de los bajos intereses, los bancos ofrecieron en los últimos años créditos sin capital propio no sólo a gente con altos ingresos, sino también a personas con ingresos normales. Cuando aumentaron los intereses, mucha gente no pudo pagar las cuotas y el número de remates judiciales de casas y apartamentos se duplicó.
En los países angloamericanos, las consecuencias de esos malabarismos financieros son mucho más graves. Más de 500.000 millones de dólares de ayudas estatales fueron necesarias en EEUU a fines de los años 80 para impedir el colapso del sistema.
Mucho no se ha aprendido de ello, como lo muestra la actual situación de los mercados en EEUU y Gran Bretaña y crecientemente también en España. Y debido a las interdependencias financieras internacionales no parece ser posible por ahora detener la expansión del virus de la gripe hipotecaria.