Según declaró el comisario europeo Moscovici, buena parte del sector del fútbol profesional trata de evitar el pago de impuestos, pese a que los Estados le hacen «concesiones enormes». Los implicados en estas prácticas, ha precisado, son a menudo «hombres muy jóvenes e inmaduros» que entran en el negocio generado a través de la evasión. […]
Según declaró el comisario europeo Moscovici, buena parte del sector del fútbol profesional trata de evitar el pago de impuestos, pese a que los Estados le hacen «concesiones enormes». Los implicados en estas prácticas, ha precisado, son a menudo «hombres muy jóvenes e inmaduros» que entran en el negocio generado a través de la evasión. Imaginemos que esta declaración se refiriera a cualquier otro sector de actividad. Sería un escándalo sensacional, y de seguro daría lugar a acciones inmediatas. En el caso que nos ocupa, la única medida judicial perentoria se ha dirigido a tratar de secuestrar la información que ha destapado esta presunta bolsa de podredumbre.
Sí, que nadie se soliviante todavía, que no vamos a saltarnos la presunción de inocencia de nadie, aunque los detalles que se van conociendo, y que han desencadenado ya en varios casos actuaciones de la fiscalía, respaldan esa grave afirmación del mandatario europeo. Cuando menos, permiten colegir, con una razonable certidumbre, que se han dado con cierta frecuencia prácticas fiscales calificables como de alto riesgo y que determinaban (legalmente o no, eso ya lo decidirán los tribunales) tributaciones irrisorias para trabajadores multimillonarios.
Cada cual tendrá su visión de la jugada, y la experiencia enseña que desde el forofismo (o el simple interés) puede llegar a disculparse casi cualquier cosa, pero, en el actual contexto de rebaja de derechos y desmontaje de los servicios públicos, que quienes más tienen se busquen la forma de pagar menos que nadie, yendo más allá del trato de favor que de por sí ya reciben de las autoridades, no es algo que merezca indulgencia.
Y es que aquí llueve sobre mojado. En este asunto de los impuestos, en el que el común de los mortales recibe un trato inmisericorde por parte de la administración, la manga ancha de la que ha gozado y goza el balompié roza el escarnio para todos los contribuyentes que hacen frente a sus vencimientos y que en no pocos casos soportan cargas que van más allá de su capacidad contributiva, como es, sin ir más lejos, el caso de todos los autónomos (muchos de ellos, encima, falsos autónomos) obligados a cotizar por rendimientos que distan de alcanzar. Según la última cifra disponible, la deuda de los clubes profesionales con Hacienda asciende a 230 millones de euros, o lo que es lo mismo, más de 38.000 millones de las antiguas pesetas. Un dineral de todos los españoles que se les consiente que tengan en sus arcas. Pruebe usted a dejar de pagar un plazo de su IRPF.
No deja de ser chusco que se espere que riamos la gracia y hagamos la ola a quienes, no contentos con el beneficio que con el dinero de todos se les ayuda a alcanzar, buscan triquiñuelas para eludir los impuestos que se corresponden con sus ganancias. Quien más gana, que apoquine, y si no lo hace, caiga la ley sobre él. Por «joven e inmaduro» que sea. Lo de ganar y evadir es de una película que no podemos dejar que nos rueden.
Lorenzo Silva es escritor. @VILASILVA
Fuente: http://ctxt.es/es/20161207/Deportes/9927/futbol-dinero-evasi%C3%B3n-impuestos-hacienda.htm