La verdad es que la discusión acerca del PT comienza con otra pregunta, que se escucha en boca de los activistas de todo el país: ¿El PT se acabó? La experiencia con el Gobierno Lula, al revés de darse el fortalecimiento del partido, como algunos esperaban, el PT vive la mayor crisis de su historia. […]
La verdad es que la discusión acerca del PT comienza con otra pregunta, que se escucha en boca de los activistas de todo el país: ¿El PT se acabó?
La experiencia con el Gobierno Lula, al revés de darse el fortalecimiento del partido, como algunos esperaban, el PT vive la mayor crisis de su historia. Y esta primera pregunta puede ser contestada de distintas maneras.
Evidentemente el PT va a seguir existiendo, como un aparato electoral, y todos los que subestimen este hecho van a acabar sorprendidos. Ya que se trata aún de un partido con peso en un sector importante de los trabajadores, además, el PT se encuentra más organizado nacionalmente, que los grandes partidos burgueses como el PMDB y PSDB.
A pesar de la crisis, se sigue apoyando financieramente en los aparatos del estado nacional, estadual y municipal; Y esto es lo que motiva la disputa violenta por su dirección, disputa que podemos observar en las elecciones internas actuales.
Se acabó el PT de antes
Si lo miramos desde otro ángulo, el PT se acabó. Acabó el partido que por más de veinte años fue hegemónico en el movimiento de masas del país. Acabó el partido que dirigiendo la CUT, presentó un proyecto electoral de cambiar el país a través del voto. Acabó el «petismo» que abarcaba la base sindical de la CUT, la implantación popular de los sectores ligados a la Iglesia Catolica, el peso electoral de las innumeras campañas electorales en los municipios, en los estados y nacionalmente, que tenía como símbolo la candidatura de Lula a la presidencia del país. Y que como consecuencia de esto, durante todo un ciclo histórico, los sectores mas importantes de los trabajadores y de la juventud brasileña, iniciaron su vida sindical y política como petistas.
Este PT acabó, ya es parte del pasado. Seguirá existiendo como aparato electoral, y apoyado por otros aparatos vaciados y en crisis como la CUT, pero con un contenido completamente distinto. Hoy el movimiento de los trabajadores ya comienza a vivir un nuevo ciclo histórico, pós-PT/CUT, pero aún con rumbos inciertos.
Porqué el PT llegó a la situación actual
Parte de los cambios que ahora son evidentes, ya venían de antes. Otras maduraron con la experiencia del gobierno Lula. Pero básicamente tres son los cambios fundamentales.
El primero, y más conocido: la transformación de un partido obrero reformista, nacido en las luchas, en un aparato electoral. Eso fue un subproducto de las victorias electorales de ese partido y su adaptación a la democracia burguesa. Sus dirigentes dejaron de ser los líderes sindicales que eran, para ser parlamentarios, alcaldes, gobernadores, ministros y hasta presidente de la republica. Hoy día el PT controla, además del gobierno federal y sus millares de puestos, más de 400 alcaldes, tres gobernadores de estados, 3.600 concejales, 90 diputados federales y más unos 150 diputados estaduales. Todos esos puestos vienen acompañados de una legión de asesores y secretarios.
Ese aparato electoral es dirigido por una burocracia que tiene sus altos salarios pagados por el Estado burgués. Como la existencia continua determinando la conciencia, todos ellos giran al rededor de la necesidad de mantener sus puestos, o sea, como ganar a cualquier costo las elecciones. De ahí advienen las alianzas con los partidos de la burguesía y el cambio en el programa del PT, abandonando el reformismo de antes, pasando a la aplicación dura de los planes neoliberales.
Las corrientes de la llamada «izquierda petista», que se encuentran hoy disputando la dirección en las elecciones internas, son parte de ese mismo proceso vivido por la dirección mayoritaria, conocido también como: Campo Mayoritario. Con sus alcaldes, diputados y concejales, quienes también giran al rededor de las elecciones, y dirigieron alcaldías con los mismos métodos del Campo Mayoritario, como Articulación de Izquierda en Campinas, y Fuerza Socialista en Belén, además de la Democracia Socialista en Porto Alegre.
La adaptación a la democracia burguesa trajo también la utilización de los mismos métodos de corrupción de los partidos burgueses. El PT aprendió a usar la corrupción ya en sus primeras experiencias en las alcaldías, como fue la de Santo André y Ribeirão Preto, como ahora podemos comprobar con los escándalos del ministro Palocci, y el asesinato del ex alcalde, Celso Daniel.
Rumbo a un partido burgués más
El segundo cambio también comenzó hace algún tiempo, pero aún esta en curso: la transformación de un partido obrero reformista en un partido burgués, pero con base política en los trabajadores. Este cambio se viene dando en el interior de la dirección del PT. Muchos de esos burócratas sindicales están transformándose directamente en patronos, en burgueses.
Buratti es un ejemplo; era un cuadro político del PT, que entró al secretariado de la alcaldía de Ribeirão Preto junto con Palocci, y se transformó en uno de los dueños de una empresa (la Leão Leão) que brinda servicios de recolección de basura, en varias alcaldías dirigidas por el PT. Sergio «Sombra», el encomendero del asesinato del ex alcalde, Celso Daniel, también era un asesor petista, y se volvió dueño de varias empresas de autobús.
El más poderoso de todos, seguro que es, Luís Gushiken, ex- presidente del Sindicato de los Trabajadores Bancarios de São Paulo, es dueño de Globalprev, una empresa de consultoría en Previdencia Social, y dirige de hecho los fondos de pensión de las estatales, que mueven R$ 120 mil millones. Fueron estos fondos con los que aplicaron dinero en bancos como, el Banco Rural y el BMG de Minas, posibilitando el «mensualazo». Hoy día Gushiken es parte del gran capital financiero.
Esta transformación que esta ocurriendo en la dirección del PT, de burócratas hacia grandes burgueses, se da también en la transformando del partido en un partido burgués. Ese proceso todavía esta en curso, pero ya podemos prever su resultado.
La ruptura en la base y el fin del ciclo petista
La tercera transformación es producto de la experiencia de las masas con el gobierno. Existe una ruptura amplia, mayoritaria en la base de los trabajadores y de la juventud, con Lula y con el PT, con la que pierden la hegemonía, que tuvo entre esos sectores, durante más de veinte años.
Lula aplicó un plan económico aún más neoliberal que el de Fernando Henrique Cardoso. A pesar de encontrarse beneficiado por el crecimiento cíclico de la economía internacional, el plan aplicado en Brasil resultó en una serie muy fuerte de ataques a los trabajadores, como la reforma de la Previdencia Social y del superávit fiscal, superior al los indicadores del Gobierno de Cardoso. Por eso, el gobierno enfrentó huelgas que fueron muy importantes, por su peso político, como los empleados públicos nacionales. Así, que ya venía acumulado bastante desgaste, pero tuvo un salto cualitativo con las denuncias de corrupción.
La «ética en la política» había sido el eje electoral rebajado del PT en los últimos años, luego que abandonó su perfil de luchas, que tenía desde su origen. Para decir la verdad, «ética en la política», «acabar con la corrupción», es un programa aceptado por muchos partidos burgueses. Pero, cuando las denuncias arrastraron al PT a la lama de la corrupción, hubo una explosión en la base petista.
Una explosión que, por su profundidad, hasta ahora no tiene marcos definidos de sus desgracias y consecuencias. Pero una cosa es cierta: hubo una ruptura de amplias proporciones con el PT entre los trabajadores y la juventud. Existen desigualdades, lo que es natural en un país continental, como Brasil. En locales de mayor tradición petista, como el ABC paulista, o en las grandes empresas donde los trabajadores aún tienen un salario razonable, la ruptura, todavía es minoritaria. Pero en general es amplia. El ciclo del petismo mayoritario esta acabado.
¿El PT puede ser reconstruído o refundado?
La elección interna del PT no va cambiar este cuadro. Realizada con los mismos vicios de la democracia burguesa (compra de votos y peso del aparato), la elección fue un escándalo nacional.
La existencia de una segunda vuelta en las elecciones internas, indica el grado de desgaste de la dirección petista. La segunda vuelta que se realizará el 9 de octubre, en caso de una derrota de Berzoini, el candidato del Campo Mayoritario, seria la culminación del desgaste de esa dirección. En este caso seria también una derrota catastrófica para el gobierno y la dirección tradicional del PT.
Aunque, la alternativa de «izquierda» es solo una ilusión. Articulación de Izquierda, probable adversaria del Campo Mayoritario en la segunda vuelta, no representa ninguna alternativa estratégica a la dirección actual del PT.
Una hipotética «victoria de la izquierda» en la segunda vuelta, no traería como efecto la izquierdización del PT, y sí al revés, seria la derechización de esta izquierda, que haría el mismo recorrido del Campo Mayoritario: de la crítica al neoliberalismo, a la aplicación del mismo plan económico, de la «ética en la política» al mensualazo.
No es por causalidad que Ricardo Berzoini, representante del Campo Mayoritario, firmó la propuesta de «refundación del PT», lo que está bien cerca de la «reconstrucción del PT» defendido por la izquierda. Se trata de la repetición de la famosa frase del romance de Giuseppe Lampeduza: «Es necesario que algo cambie para que todo siga como está».
Elecciones Internas: candidatos, programas y perspectivas
Plínio de Arruda Sampaio – Mas una vez «el gobierno en disputa»:
En la elección petista, la candidatura de Plínio de Arruda es la mas a la izquierda de todas. Una parte de los que lo apoyan deben, incluso, romper con el PT después de las elecciones, en caso se confirme la victoria del Campo Mayoritario. Contó también con el apoyo de personajes que deben permanecer en el PT, como el Senador Eduardo Suplicy y del dirigente del MST, João Pedro Stedile.
Leyéndose los documentos de la candidatura de Plínio se comprueba que, al lado de las críticas correctas a la política económica del gobierno, se retoma la tesis completamente equivocada que guió a la izquierda petista en esos tres años de gobierno Lula: la de un gobierno en disputa.
Según esa tesis, el gobierno seria presionado por dos bandos: por la derecha y por el movimiento de masas. El gobierno entonces no tendría un carácter definido, y su evolución dependería del sector que ejerciera más presión. En realidad, esta es una amalgama por la izquierda para no romper con el gobierno, justificando todo lo que hace el gobierno, «por la falta de presión del movimiento de masas». La culpa entonces seria de los trabajadores, de los movimientos sociales, que no se movilizan lo suficiente para llevar al gobierno hacia la izquierda.
Esta tesis fue la que puso a la izquierda petista en una posición de furgón de cola de Lula, sin ninguna postura independiente. Lamentablemente Plínio propone mantenerla: «si el partido, plenamente sintonizado con el gobierno, muestra claramente al pueblo las presiones que Lula viene sufriendo por parte de las fuerzas económicas nacionales e internacionales, la reacción de sus millones de electores será seguramente la formación de un poderoso bloque de apoyo a las medidas gubernamentales. Ese apoyo popular garantizará mas la gobernabilidad, de que las alianzas con fuerzas de la derecha».
Para reforzar esta tesis, Plínio apunta hacia una relación amigable con el gobierno Lula caso sea elegido para la presidencia del PT: «No veo posibilidad de choque. Yo veo posibilidad de diálogo con el gobierno Lula, que es lo que no hubo (…) la relación real entre el partido y el gobernante del partido, debe ser una relación de diálogo, yo diría fraterno, pero de diálogo, en que nosotros decimos al presidente lo que desde el punto de vista del PT debería ser hecho (…) y el presidente le dice al partido las limitaciones y las dificultades para poder ejecutarlas».
Profundizando mas su análisis y conclusiones, Plínio defiende a Lula, en relación a su postura frente a la crisis, y critica a la dirección del PT: «Lula tuvo un comportamiento impecable. Ante las denuncias inmediatamente, mandó a investigar todo (…). Todas las posibilidades fueron inmediatamente utilizadas, tanto que nadie tiene críticas con relación a eso. Ya la dirección nacional, no. La presidencia de la Dirección Nacional fue medio lenta, fue necesario el gesto del Senador Suplicy, para después venir a remolque»
Ricardo Berzoini – El hombre de las reformas neoliberales:
Ricardo Berzoini es el candidato del Campo Mayoritario del PT y es el que dispensa mayores presentaciones. Como ministro de la Previdencia, Berzoini encaminó la reforma del sector que destruyó la Previdencia pública e hizo la fiesta de los fondos privados de pensión. En seguida, fue designado ministro del Trabajo e intentó encaminar las reformas Sindical y Laboral que buscan fortalecer las cúpulas de las grandes centrales sindicales, como la CUT y la Fuerza Sindical, y destruir derechos históricos de los trabajadores, como las vacaciones de 30 días, el 13° salario. Como se puede ver, a pesar del aparente discurso de «independencia» en relación al gobierno, Berzoini es uno de los principales responsables por el encaminamiento de las reformas neoliberales.
Raul Pont – En defensa del gobierno en contra «del golpe de las elites»:
El ex-alcalde de Porto Alegre (RS), Raul Pont, es el candidato de la Democracia Socialista que actualmente ocupa el Ministerio del Desarrollo Agrario en el gobierno Lula. Su campaña propone la refundación del PT, además rechaza cualquier posibilidad de ruptura con el partido una vez que eso significaría la «fragmentación de la izquierda». De esa manera, se rehúsa a construir una alternativa de oposición de izquierda al gobierno Lula y ayuda a fortalecer, en los hechos, la oposición de derecha.
Pont defiende al gobierno de los «ataques de las elites». Hace tímidas criticas al modelo neoliberal, proponiendo la rediscusión puntual de la política económica, como bajar las tasas de interés: «Precisamos discutir el caso del Banco Central, que opera el control de recursos contingenciados, retirando recursos de políticas importantísimas para la población, a nombre de la necesidad de realizar un superávit primario». Defiende la reforma del Estado burgués, como la adopción de la reforma electoral, presupuestos participativos y la adopción de plebiscitos populares. En ningún momento Pont habla de ruptura con el modelo económico, ni con el Alca y el FMI.
Maria do Rosário – via auxiliar del Campo Mayoritario
Después de Ricardo Berzoini, Maria do Rosario es la candidatura mas a la derecha en estas elecciones internas. Producto de una escisión del Campo Mayoritario, Rosario prácticamente no se diferencia de la candidatura oficial. Uno de los dirigentes de esta corriente es el líder del PT en la Cámara de Diputados, Arlindo Chinaglia. No critica el actual modelo económico neoliberal, mas bien defiende «cambios en la política económica que permitan ampliar las políticas sociales». Cuestionada, si en caso de victoria de su corriente, se tendría choques con las políticas del gobierno federal Rosario responde: «En ninguna hipótesis. Porque yo, con mucha claridad, me posiciono comprendiendo que el gobierno Lula es nuestro gobierno, y defiendo al presidente Lula. Yo voté todas las medidas, porque considero que, una vez decidido, todos los diputados del partido, incluso yo acató, pues somos parte de un colectivo»
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