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Así se vive el libre comercio

Experiencia con los tratados de libre comercio en las Américas

Fuentes: Integración Sur

Diversas organizaciones de la sociedad civil están reunidas con motivo de la Cumbre de las Américas, en especial en el complejo universitario de Mar del Plata. En uno de esos encuentros, «Así se vive el Libre Comercio», se intercambiaron experiencias acerca de los impactos que los acuerdos comerciales han producido en distintos países de Latinoamérica. […]

Diversas organizaciones de la sociedad civil están reunidas con motivo de la Cumbre de las Américas, en especial en el complejo universitario de Mar del Plata. En uno de esos encuentros, «Así se vive el Libre Comercio», se intercambiaron experiencias acerca de los impactos que los acuerdos comerciales han producido en distintos países de Latinoamérica. Si bien existen muy diversas realidades a nivel regional, la opinión general coincidía en que los TLC (tratados de libre comercio) han perjudicado y empobrecido a nuestros países en aquellos casos donde ya están vigentes, y lo harán en los que están a la espera de implementación.

Entre las intervenciones en ese taller, el analista político chileno Martín Pascual expuso sobre la política comercial de su país, no solo respecto al TLC con EE.UU., tema bastante discutido, sino también respecto a otros acuerdos que el gobierno de Lagos ha negociado en los últimos años. Por ejemplo, hace solamente cuatro días se firmó el TLC con China, nada menos que el primero de ese tipo que firma el país asiático. El gobierno chileno también ha firmado acuerdos con países como Canadá, México, Corea y la Unión Europea. Por otro lado, Chile es una de las pocas naciones que pretende dar un impulso al ALCA en esta cumbre de las Americas, al igual que EE.UU. y México. En esas y otras posiciones, Chile aleja de la postura que presentan otros países de Sud América.

Chile siguió dos etapas en su apertura comercial según Pascual. La primera, de corte unilateral, en la época de la dictadura militar de los 70s, cuando se reducen los aranceles y se liberaliza el ingreso de mercancías. La segunda, cuando asumen el poder los gobiernos democráticos, que sin embargo siguieron las pautas neoliberales, mas allá de algunas compensaciones sociales. Así comienza la apertura pactada, la que los políticos justifican diciendo que como Chile ya había hecho el gasto con la apertura unilateral era importante aprovechar eso y seguir hacia delante en las condiciones de la economía global actual.

El TLC con EE.UU. contiene prácticamente todos los capítulos del ALCA, como por ejemplo secciones dedicadas a inversiones, movilidad de capitales, compras gubernamentales y servicios. La mitad de los capítulos del tratado son comerciales, pero el resto abordan esos otros temas. Algunas de las nuevas regulaciones han tenido como consecuencia desmontar o anular mecanismos que se consideraban muy ventajosos. Por ejemplo, cuando tuvo lugar la crisis asiática sus efectos no golpearon a Chile con la intensidad que afectó a otras naciones, debido a la aplicación de normativas que exigían una tasa de encaje de 30% a los capitales que ingresaban al país y además los obligaba a que permanecieran un año dentro de la economía local. Sin embargo, una vez entrado en vigor el TLC con EE.UU., esta protección desapareció. Chile pasó a ser un país vulnerable a los capitales golondrina. Así como sucedió en el ámbito financiero, otras cambios en la legislación económica fueron provocados por la puesta en funcionamiento del TLC.

Otro de los temas controvertidos con respecto al tratado es el capítulo de las inversiones, que guarda muchas semejanzas con la normativa del capítulo 11 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Se establece que el inversor tiene trato nacional; esto significa que no se le puede discriminar bajo ningún concepto respecto de los inversores nacionales y que los extranjeros tienen la posibilidad de demandar al Estado ante un tribunal internacional. Afortunadamente el cobre y el petróleo son dos sectores donde se mantiene una fuerte presencia estatal, a pesar de las ambiciones de varias empresas transnacionales. Con las compras gubernamentales sucede otro tanto: dichas compras deben ser licitadas obligatoriamente entre oferentes nacionales y extranjeros, y por lo tanto el gobierno pierde la oportunidad de favorecer a sus propios proveedores y su propia industria. En ambos casos, el hecho de que exista reciprocidad no favorece precisamente al país del sur, que en términos de capacidad de competencia con las empresas estadounidenses está en situación desventajosa.

Pero no solamente los países del sur sufren las consecuencias de los acuerdos comerciales establecidos con EE.UU. Incluso Canadá enfrenta problemas en el seno del tratado que comparte con EE.UU. y México. Un participante canadiense relató ejemplos sobre como el país mas rico del mundo suele incumplir los compromisos comerciales asumidos con sus propios socios. Ese fue el caso de las exportaciones madereras que realiza Canadá, donde los impuestos aplicados por EE.UU. al ingreso de esos productos ascienden a miles de millones de dólares, demostrando que el supuesto «libre» acceso al mercado norteamericano no es tal. Tampoco respetan las resoluciones que en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) le son aplicadas, como cuando los tribunales internacionales fallan contra ellos. Esos y otros casos indican que los acuerdos comerciales regionales y globales funcionan para los más fuertes.

Un dato interesante al respecto del TLCAN es que varios políticos en Canadá llegaron a sostener que preferirían que Canadá ya no perteneciera al mismo, ya que si no se logra que EE.UU. respeto los términos del acuerdo, no tiene ningún sentido formar parte de el. Y esto tomando en cuenta que nada menos que el 82% de las exportaciones canadienses van dirigidas a su vecino país.

Otro tema importante que se puso sobre la mesa es el del llamado «TLCAN Plus», un intento de EE.UU. para reforzar su seguridad, y en especial estableciendo mecanismos de regulación de la migración que incorpore a México y Canadá. Pero el «TLCAN Plus» no solo abarca el ámbito de la movilidad de trabajadores, sino también el de los recursos naturales, como por ejemplo el petróleo y el agua. Por un lado el TLCAN no permite que el agua sea exportada, pero por otro, EE.UU. durante las ultimas dos décadas ha pretendido construir canales para llevar el agua desde el norte de Canadá hasta los estados del centro oeste de los EE.UU.