Los neocons nunca dejan de sorprender. Su último truco con Venezuela cae en esa categoría extraña de acontecimientos que son absolutamente impensables y, al mismo tiempo, absolutamente previsibles. Esta aparente contradicción lógica es el resultado directo de una visión del mundo y una mentalidad exclusiva de los neoconservadores: una mezcla de arrogancia imperial, total falta […]
Los neocons nunca dejan de sorprender. Su último truco con Venezuela cae en esa categoría extraña de acontecimientos que son absolutamente impensables y, al mismo tiempo, absolutamente previsibles.
Esta aparente contradicción lógica es el resultado directo de una visión del mundo y una mentalidad exclusiva de los neoconservadores: una mezcla de arrogancia imperial, total falta de decencia, desprecio por el resto de la humanidad, ignorancia burda, además de la incapacidad de un narcisista y sociópata incapaz de tener empatía con otros seres humanos y por último, pero no menos importante, una estupidez supina.
Hay tanto que se puede decir sobre la última agresión de Estados Unidos a Venezuela que se podrían escribir libros enteros sobre esto, pero quiero comenzar por observar algunos aspectos específicos pero sintomáticos:
¿Recuerda la reacción casi universal de horror cuando Bolton fue nombrado asesor de Seguridad Nacional?
Bueno, al parecer, los neocons lo pasaron por alto completamente o hicieron lo que siempre hacen, decidieron doblar la apuesta recuperando a Elliott Abrams como Enviado Especial para Venezuela.
Quiero decir que los neocons son lo suficientemente estúpidos y sociópatas como para no preocuparse por los demás, pero en este caso creo que estamos tratando con una «táctica Skripal»: hacer algo tan ridículamente estúpido y ofensivo que pone a tus vasallos ante una dura elección: haz como si no te hubieras dado cuenta o atrévete a decir algo y enfrenta la ira del tío Sam.
Y les funcionó, en nombre de la «solidaridad», o lo que sea, los lacayos más fieles del Imperio se alinearon inmediatamente detrás de la última agresión estadounidense contra una nación soberana, a pesar de la evidencia de que esta agresión viola los principios más sagrados del derecho internacional.
Esta es exactamente la misma táctica que cuando te hacen limpiar los inodoros con un cepillo de dientes o hacer flexiones en el barro durante un entrenamiento militar básico: no solo es para condicionar una obediencia total, sino también para hacer que renuncies públicamente a cualquier apariencia de dignidad.
La dura realidad
Sin embargo, este no es sólo otro caso en el que la historia se repite como una farsa. Es difícil exagerar lo totalmente ofensivo que es un personaje como Elliott Abrams para los latinoamericanos que recuerdan la sangrienta debacle de Estados Unidos en Nicaragua. Los estados vasallos ahora tienen que renunciar a cualquier tipo de dignidad frente a su propia gente y actuar como si Abrams fuera un ser humano respetable.
Creo que este tipo de «condicionamiento de la obediencia mediante la humillación» no significa que los neoconservadores sean idiotas, antes bien me parece que es una táctica deliberada que, por supuesto, será contraproducente y terminará lastimando a los títeres de EEUU en todo el mundo.
Me parece que los antiguos neocons están demostrando que están asustados y paranoicos al poner a Abrams en un puesto clave pese al fuerte olor a naftalina que emana de él. Pareciera que la Casa Blanca simplemente ya no pueden hacer nada, Todos sus pseudo-éxitos están inevitablemente seguidos de fracasos vergonzosos.
La buena noticia de la Presidencia de Trump es que la estupidez puede llegar a ser buena porque estas personas sólo adelantarán el colapso del Imperio anglo-sionista, lo cual es algo muy bueno. Lo malo es que los neocons se están resistiendo a un colapso lento y gradual. En cambio, están creando una dinámica en la que un colapso repentino y catastrófico, se vuelve mucho más probable.
Todos hemos visto la última aparición de Bolton con un cuaderno amarillo donde se leía: «5.000 soldados a Colombia». Esto podría significar que Bolton esté senil o que no le importe nada. Lo dudo. Creo que es sólo otra manera, nada sutil, de amenazar a Venezuela con una invasión dirigida por Estados Unidos. Y, en serio, ¿por qué no?
Si el Imperio cree tener la autoridad para decidir quién debe ser el Presidente de Venezuela, tiene que respaldar esta postura con una amenaza, la pregunta obvia es, ¿cómo recibirán esta amenaza los venezolanos?
La respuesta depende, en gran medida, de lo creíble que sea esa amenaza. Ahora, «5.000 soldados» podría significar cualquier cosa, desde un equipo de combate de infantería hasta una combinación típica estadounidense de tantas fuerzas como sean posible para quedar bien con todos los estamentos militares y dar a todos una parte de lo esperado (repartir el «pastel de victoria». le llaman).
En este punto, prefiero no especular y obtener información técnica sobre cómo podría estructurarse tal fuerza. Supongamos que sea una fuerza creíble y bien entrenada. Entonces analicemos cómo los venezolanos podrían reaccionar ante una intervención de este tipo.
El estado de los militares venezolanos
En este asunto tengo suerte porque cuento con un amigo latinoamericano de confianza que ahora es teniente coronel retirado y que trabajó en Venezuela con su ejército en un tipo de entrenamiento que no puedo revelar. Mi amigo tuvo acceso a casi todas las unidades e instalaciones militares del país y, hace apenas un par de años, compartió conmigo su impresión sobre el ejército venezolano. Aquí está lo que me dijo:
Un militar, cualquier militar, es siempre producto de la sociedad en que vive, esto también es cierto en Venezuela. Sería una tontería no admitir que la economía venezolana es un desastre y creer que las fuerzas armadas venezolanas sean un ejemplo de profesionalismo, honestidad y patriotismo. La triste realidad es muy diferente.
Por un lado, gran parte de los militares venezolanos son corruptos, al igual que parte de la sociedad. En un país cuya economía está implosionando, esto no debe sorprendernos. Además, durante años, tanto Chávez como Maduro han librado una batalla cuesta arriba para eliminar a traidores y enemigos de clase (en un sentido marxista) entre los militares venezolanos y reemplazarlos con elementos «socialmente cercanos» a los sectores más pobres de la sociedad.
A decir verdad, esta fue una estrategia parcialmente exitosa, como se vio en el último intento de golpe. Los militares venezolanos apoyaron de manera abrumadora la Constitución venezolana y la legitimidad de Maduro. Sin embargo, ese tipo de lealtad a menudo sobrevive en medio del profesionalismo y el riesgo de corrupción, como hemos visto con el agregado militar venezolano en EEUU, que claramente es un agente estadounidense.
Me temo que la situación actual en Venezuela podría ser similar a lo que fue en Siria en las etapas iniciales de la guerra anglo-sionista contra este país, cuando unos veinte altos funcionarios del Gobierno sirio demostraron ser traidores y/o agentes estadounidenses.
En Siria, el Gobierno volvió a tomar el control de la situación, pero sólo con la ayuda de Irán y Rusia y después de ser casi derrocado por las fuerzas de Takfiri dirigidas por Estados Unidos.
La buena noticia, según mi amigo, es que las fuerzas especiales venezolanas (tropas del ejército, tropas de infantería de la selva, unidades de contrainsurgencia «Caribe» y unidades aéreas, etc.) están en mucho mejor y podrían formar el núcleo de una fuerza de resistencia a la invasión, no muy diferente a la Guardia Republicana de Irak.
La mayor diferencia con Irak es que en Venezuela la mayoría de la gente todavía respalda a Maduro y que cualquier fuerza de invasión debería encontrar mucha resistencia del tipo que Estados Unidos encontró en Irak después de la invasión del país. Además, pese a que Hugo Chávez logró que la guerrilla de izquierda aceptara detener sus operaciones militares en Colombia, esta fuerza ha mantenido todas sus armas «por si acaso». Esta combinación con seguridad es muy peligrosa, a mediano y largo plazo.
Hay que tener en cuenta que a los oficiales corruptos no les gusta el combate y que, si bien pueden ayudar a una fuerza de invasión de EEUU, solo lo harán mientras las cosas parezcan fáciles, pero tan pronto como las cosas vayan mal (que es lo que siempre ocurre) las fuerzas de invasión correrán tan rápido como puedan.
Entonces, si bien la corrupción endémica ahora parece ser un problema para el Gobierno de Maduro, se convertirá en un problema para Estados Unidos apenas el Gobierno legítimo sea derrocado.
Las comparaciones son necesariamente difíciles y terriblemente crudas, pero con estas advertencias, no piense en Siria sino en Irak cuando considere los posibles resultados de una invasión de EEUU.
El estado del pueblo venezolano
Esto es realmente crucial. Las reformas de Hugo Chávez enajenaron a muchos venezolanos, especialmente a aquellos que hicieron su fortuna sirviendo los intereses de Estados Unidos y que se convirtieron en su versión típica de una burguesía «compradora» pero también afectó a gran parte de la clase media, que está molesta y enojada.
Sin embargo, las reformas dieron poder a un gran número de venezolanos pobres que, por primera vez, sintieron que un gobierno defendía sus intereses y que ya no vivían en la pobreza extrema bajo un régimen respaldado por Estados Unidos.
Es probable que estas personas combatan con firmeza (no necesariamente de manera competente) para mantener los derechos que adquirieron durante los años de Chávez. Incluso hay «Chavistas sin Chávez», que son una facción más pragmática, menos ideológica, que reconocen los errores de Chávez pero no quieren que su país se convierta en una colonia estadounidense al estilo colombiano.
De todas maneras, las políticas populares de Hugo Chávez dejaron una huella muy profunda en el país y se puede esperar que muchos venezolanos tomen las armas y resistan una invasión de Estados Unidos y Colombia.
¿Cuál sería el resultado?
Creo que todos debemos expresar nuestro sincero agradecimiento por el nombramiento de «Elliott Iran-Contra Abrams». Esta nominación ha hecho más que cualquier propaganda del Gobierno venezolano para explicar de manera clara y directa al pueblo que está haciendo Estados Unidos y por qué.
Ahora en serio, Ron Paul o Tulsi Gabbard hablando de democracia son una cosa, pero tener pandilleros y matones psicópatas como Pompeo, Bolton y Abrams como responsables nos envía un mensaje fatal. Este mensaje es que estamos lidiando con un asalto provocado por dos consideraciones muy crudas:
Primero, retomar el control de los inmensos recursos naturales de Venezuela.
Segundo, demostrar al mundo que el tío Sam todavía puede, «atacar un pequeño país y demostrar al mundo que Estados Unidos habla en serio»
El problema obvio es que nadie toma en serio a los militares de Estados Unidos porque, desde hace décadas, no han sido capaces de derrotar a ningún país de se decide resistir una agresión.
Las diversas fuerzas especiales de EEUU, que normalmente encabezan cualquier invasión, tienen un registro especialmente espantoso de fallas cada vez que dejan de posar para las cámaras y tienen que participar en un combate real.
Estoy seguro de que a nadie en el ejército venezolano le importan películas como Rambo o Delta Force. Mientras tanto es seguro que estudian atentamente cómo actuaron las fuerzas especiales de EEUU en Somalia, Granada, Irán y otros lugares. También puedo apostar por los cubanos (que son muy competentes), que han tenido muchos años de experiencia en Angola y en otros lugares; ellos compartirán su experiencia con sus colegas venezolanos.
Por último, pero no por ello menos importante, hay muchas armas en circulación en Venezuela y las milicias populares y la Guardia Nacional estarían felices de distribuir más armas en la población local si una invasión pareciera tener éxito.
El estado del imperio y su presidente marioneta
Bueno, aquí la frase «locura es repetir lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes» es la mejor descripción posible de las acciones de Estados Unidos. Solo observe esta secuencia:
– Los líderes del Imperio anglo-sionista han nombrado un híbrido de Obama y Macron llamado Juan Guaidó como «Presidente interino legítimo»
– Las marionetas estadounidenses en Europa y América Latina se alinean inmediatamente detrás del tío Sam
– Estados Unidos promete una guerra (también conocida como «graves consecuencias») si Guaidó es arrestado
– El imperio roba a Venezuela miles de millones de dólares en activos
– El Imperio entrega parte de ese dinero a la «oposición moderada» para financiar una insurrección
– La «oposición» venezolana pide armas estadounidenses
– Los medios vasallos del Imperio lanzan una información acerca de aviones rusos que se llevan oro venezolano fuera del país
– El Imperio sabotea a la mayor petrolera de Venezuela.
– El Imperio entrega un ultimátum evidentemente inaceptable a Venezuela, el cual es evidentemente rechazado.
– Ningún político occidental se atreve a decir una sola palabra sobre esta violación masiva de los principios más sagrados del derecho internacional. De hecho la ley internacional ha estado muerta desde la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra el pueblo serbio, por lo que esto no esto no es una «noticia»…
¿Esta mezcla de neoconservadores, gerontocracia más miembros del estado profundo es realmente efectiva?
¿Creen que esta vez van a «ganar»?
Más relevante aún: ¿Alguna vez esta receta funcionó en el pasado?
Yo diría que si aceptamos el argumento, que el objetivo es «restaurar la democracia», entonces obviamente «no ha funcionado nunca». Pero si el objetivo es destruir un país, entonces ha funcionado, muy pocas veces.
Algunas esperanzas mal puestas
Recibo muchos correos electrónicos que sugieren que Rusia podría hacer en Venezuela lo que hizo en Siria. Déjame decirles inmediatamente que esto no va a suceder.
Sí, hay muchos rusos en Venezuela, pero los «rusos no llegarán».
Por un lado, nunca dejaré de repetir que la intervención rusa en Siria fue muy pequeña, y que incluso si esta pequeña fuerza resultó formidable, realmente actuó sólo como un multiplicador de potencia para las fuerzas del Gobierno sirio, los iraníes y Hezbolá.
Sin embargo, el despliegue de esta fuerza tan pequeña requirió un gran esfuerzo logístico de Rusia, cuyo ejército (siendo puramente defensivo) simplemente no está estructurado para una proyección de poder a larga distancia. Siria está a unos 1.000 km de Rusia, Venezuela está cerca de 10 veces más lejos.
Sí, ya sé, unos pocos aviones Tu-160 visitaron Venezuela dos veces y hay asesores rusos en el país y los venezolanos tienen algunos sistemas de armas rusos bastante buenos. Pero aquí, de nuevo, este es un juego de números. Un número limitado de aviones de combate de fabricación rusa (ala fija y giratoria), misiles de defensa aérea o incluso un gran número de MANPAD avanzados o rifles de asalto no serán suficientes contra una invasión de Estados Unidos y Colombia.
Luego está el terreno de batalla. Gran parte de Venezuela es difícil de acceder, pero no para las fuerzas con la experiencia en la jungla que tienen el ejército estadounidense y el colombiano. Además, no hay absolutamente ninguna necesidad de invadir todo el país para derrocar al gobierno legítimo.
Para eso, todo lo que se necesita es controlar algunas instalaciones claves en algunos puntos clave, y listo. Por ejemplo, no veo que la Fuerza Aérea de EEUU o su Marina pierdan tiempo en un combate aire-aire contra los (pocos) Shukov venezolanos; simplemente los destruirán en sus hangares junto con las pistas y los radares de control de combate aéreo y los puestos de mando.
Por lo tanto, el terreno no impedirá que el Imperio suprima las defensas aéreas venezolanas y tan pronto como esto se haga, se puede esperar la combinación habitual de ataques con bombas y misiles que creará caos, destruirá la capacidad de comando y, básicamente, tratará de desorganizar gran parte de las fuerzas militares venezolanas. De esta manera las fuerzas estadounidenses instaladas en Colombia y sus barcos de guerra apostados frente a la costa venezolana podrán lanzar tantos golpes mortíferos como deseen.
La esperanza de que de alguna manera Rusia y China resuciten la economía venezolana también es infundada. Primero, ninguno de los países está interesado en verter dinero en un pozo sin fondo. Una cosa es firmar contratos que probablemente generarán un retorno de la inversión y otra muy distinta es arrojar dinero en un pozo sin fondo (como lo han descubierto Estados Unidos y Europa en Ucrania).
En segundo lugar, la economía venezolana está tan profundamente enredada en el sistema financiero internacional de Estados Unidos y del Reino Unido que ni China ni Rusia pueden hacer nada al respecto.
Esto no quiere decir que las sanciones, la subversión y el sabotaje de Estados Unidos no hayan desempeñado un papel importante en el colapso de la economía venezolana. Sí lo hicieron, pero es igualmente cierto (para los especialistas rusos) que muchas de las reformas chavistas fueron frustradas y los cambios han llegado demasiado tarde.
Pero no nos equivoquemos. No hay que comparar manzanas con naranjas: el objetivo del Imperio es destruir la economía venezolana, mientras que el objetivo chino y ruso es, al menos en teoría, rescatarla. Destruir es mucho más fácil que construir, por lo tanto toda comparación es errónea y fundamentalmente injusta.
Realmente no quiero ofender a los partidarios de Hugo Chávez y sus ideales (me incluyo en esa categoría) pero los informes sobre el colapso económico de Venezuela no sólo es «propaganda de los Estados Unidos».
Lamentablemente, gran algo de esto es cierto. Pero lo que dice la propaganda es exagerado, desequilibrado, de hecho esconde, interesadamente, los éxitos reales de las reformas de Chávez. Esto explica el continuo apoyo popular que, a pesar de todo, sigue disfrutando el Gobierno de Maduro. Sin embargo, el panorama general es muy sombrío y Venezuela deberá tomar medidas consistentes para recuperarse de la situación actual.
¿Hay esperanza todavía?
Hace poco respondí lo siguiente a un amigo que me preguntó acerca de una posible intervención rusa en Venezuela: «Yo no confío ni en el ejército venezolano, ni en la ayuda china o rusa, creo que nuestro mejor aliado es la increíble capacidad de los estadounidenses de cometer actos con estupidez, ignorancia, arrogancia y cobardía «.
En efecto, lo que pasa actualmente con la «política» de Estados Unidos en Venezuela es una buena herramienta para hacer un diagnóstico. No sólo diagnostica la degeneración moral y la patología mental de los líderes estadounidenses, sino también describe el estado real de desesperación y caos del Imperio .
Gobernado por Obama, a pesar de todas sus fallas y debilidades, EEUU logró subvertir una lista de países latinoamericanos cruciales (como Brasil o Argentina), pero ahora ni siquiera puede hacer eso.
El tipo de travesuras de la pandilla de Pompeo, Bolton y Abrams es asombroso por su crudeza y, francamente, hace que la supuesta «nación indispensable» parezca absolutamente ridícula. Estos perdedores ya tuvieron que retirarse varias veces de otros escenarios, y aun así piensan que sus métodos de acoso pueden ser exitosos. No entienden que su inmensa potencia de fuego nunca sustituirá al cerebro humano.
En su corta historia EEUU casi siempre ha actuado como una empresa criminal dirigida por pandilleros brutales, pero en el pasado algunos de estos pandilleros podían ser bien educados e inteligentes (pienso en James Baker). Hoy en día el Imperio es manejado por ignorantes. Ahora bien, un ignorante armado puede ser muy peligroso, pero nunca será efectivo.
Conclusión
En este momento Estados Unidos, respaldado por sus diversas colonias y estados vasallos, parece estar preparado para dar un golpe mortal a Venezuela. Y a decir verdad, sería capaz de hacerlo. Pero mi intuición me dice que volverá a fallar.
Esto último no quiere decir que Venezuela no tenga un problema muy grave. Pero, creo que a pesar de estar en una condición crítica, Venezuela podrá recuperarse, al igual que Siria. Después de todo, el ejemplo sirio demuestra que es posible resistir a una fuerza invasora superior y al mismo tiempo realizar con éxito las reformas necesarias.
Sí, la Caracas de hoy está en peligro, pero la ciudad de Alepo estaba mucho peor hasta que fue liberada (pese a que todavía está en ruinas). Los yanquis (para usar la expresión latinoamericana habitual) son como los israelíes: capaces de devastar violentamente un país pero incapaces de permanecer en su territorio; si las cosas no van rápido, se empantanan en algún lugar.
Incluso podrían hacer lo que hicieron en Irak y Afganistán: construir embajadas obscenamente enormes, crear una zona especial a su alrededor y quedarse quietos mientras el país este envuelto en una sangrienta guerra civil.
De esta manera, podrían proporcionar imágenes a la CNN y compañía con un «vecindario pacífico». Este sueño americano sería desastroso para la nación venezolana. Por eso tenemos que tratar de prevenir un resultado como este.
Con suerte los fracasos humillantes de otras sangrientas invasiones lograrán convencer a algunas personas responsables en el Pentágono y conseguirán evitar que EEUU se involucre en otra guerra estúpida e inmoral orquestada por los neocons.
* Análisis publicado por la Revista Digital The Saker (http://thesaker.is/), http://www.unz.com/tsaker/the-us-aggression-against-venezuela-as-a-diagnostic-tool/
Fuente: https://kritica.info/exclusivo-experto-ruso-en-asuntos-militares-escribe-sobre-venezuela/