La Sociedad Internacional para la Supresión de las Costumbres Salvajes encargó al señor Kurtz la elaboración de un informe sobre la intrusión de Europa en África. En el primer párrafo argumentó que los blancos harían bien en presentarse ante los nativos como seres sobrenaturales, para que posteriormente fueran considerados como dioses benevolentes. Al final de […]
La Sociedad Internacional para la Supresión de las Costumbres Salvajes encargó al señor Kurtz la elaboración de un informe sobre la intrusión de Europa en África. En el primer párrafo argumentó que los blancos harían bien en presentarse ante los nativos como seres sobrenaturales, para que posteriormente fueran considerados como dioses benevolentes. Al final de su reporte, en el último espacio en blanco, añadió: «¡Exterminad a todas estas bestias!».
Fue Joseph Conrad quien nos contó esto, desde el corazón de las tinieblas, apabullado por los horrores cometidos por los belgas y otros europeos en su imperialismo colonialista. África se había convertido en un gigantesco depósito de marfil, caucho y esclavitud.
Años más tarde, militares españoles acostumbrados a la táctica del exterminio colonialista en la guerra del Rif, como Franco, Mola, Yagüe o Queipo de Llano, abandonaron África para continuar sus atrocidades en la península ibérica. A cuento del general Mola, la última novela de Miguel Sánchez-Ostiz nos descubre que no sólo quisieron hacer la guerra, sino dar un escarmiento. Tres décadas después de la barbarie, el que fuera secretario personal de Mola todavía hablaba así del general: «No pensaba más que en matar».
Pasado un tiempo de la publicación de El Escarmiento, Miguel Sánchez-Ostiz hizo una presentación en Sartaguda, también llamado «el pueblo de las viudas», por la cantidad de hombres que fueron fusilados o eliminados de malas maneras. A los pocos días conversé con él y todavía recordaba abrumado las palabras de una mujer, nieta de un asesinado en el 36, quien le dijo: «No nos vamos a rebelar, ¿verdad?».
Rememoro todo esto mientras la sociedad internacional permite que el Mediterráneo sea la mayor fosa común del planeta, desde Lampedusa hasta Ceuta y Melilla. Exterminio, escarmiento y el horror del señor Kurtz.
Fuente original: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/21733-exterminad-todas-estas-bestias.html