El próximo 7 de octubre se celebrarán elecciones en Venezuela. Los principales contendientes son Hugo Chávez, que concurre por cuarta vez a unos comicios presidenciales, y Henrique Capriles Radonski, candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, plataforma que agrupa a los partidos opositores de la derecha, todos de marcada tendencia neoliberal). El programa […]
El próximo 7 de octubre se celebrarán elecciones en Venezuela. Los principales contendientes son Hugo Chávez, que concurre por cuarta vez a unos comicios presidenciales, y Henrique Capriles Radonski, candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, plataforma que agrupa a los partidos opositores de la derecha, todos de marcada tendencia neoliberal).
El programa socialista de Chávez ha sido revalidado ampliamente en las urnas, aumentando su apoyo en cada elección presidencial, mientras que la oposición neoliberal ha obtenido cada vez menos respaldo (56% de los votos frente al 40% en 1998; 59,7% frente a 37,5% en 2000; 62,8% frente a 36,9% en 2006).
El neoliberalismo es consciente de que no puede derrotar a Chávez en el terreno de las ideas. Los logros de estos 14 años, transformados ya en derechos sociales garantizados y consolidados -alimentación, educación, sanidad, vivienda, igualdad de género, atención a mayores, etc.- son aprobados por la mayoría de la población, según reflejan las encuestas. Estas políticas han situado a Venezuela como el país de Latinoamérica con menores desigualdades, de acuerdo con un informe del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos hecho público el 20 de agosto.
Estos derechos constituyen ya una estructura inamovible para cualquier formación política que pretenda contar con el apoyo del electorado. Una evidencia de esto es que la MUD ha tenido que aceptar las Misiones -programas públicos implementados por el Gobierno de Hugo Chávez en ámbitos como la educación, vivienda, mayores, sanidad, etc.- tras criticarlas ferozmente y tildarlas de populistas, estatistas y ‘castrocomunistas’. La oposición ha cambiado su discurso y no solo acepta las Misiones, sino que asegura que va a mejorarlas y potenciarlas porque «no funcionan». La derecha se ha visto obligada a competir en el terreno de juego diseñado por el proyecto socialista, lo cual supone un triunfo frente a los mensajes hegemónicos del neoliberalismo a nivel mundial.
Perdida la iniciativa en las propuestas, la derecha juega la baza personalista, tratando de construir un candidato que pueda enfrentarse a Chávez con ciertas garantías. El elegido ha sido Henrique Capriles Radonski, de 40 años, exalcalde del municipio de Baruta, exgobernador de Miranda y participante en el golpe de estado contra Chávez de 2002. En la designación de Capriles ha pesado su juventud en un intento de contraponer lo supuestamente nuevo frente a lo viejo (Hugo Chávez tiene 58 años).
Centrándose exclusivamente en la figura de Capriles y con una total ausencia de propuestas programáticas, la oposición trata de convencer al electorado venezolano y a la opinión pública mundial de que constituye una opción ganadora. Para ello cuenta con el apoyo de los medios de comunicación de masas nacionales e internacionales y muy en especial, de los del Estado español. El concurso de estos últimos es fundamental, ya que sus informaciones-opiniones son difundidas ampliamente por los medios de Venezuela, aprovechando el idioma común. En buena parte de la sociedad venezolana sigue instalado el estereotipo de inferioridad de que todo lo que venga de fuera es mejor y digno de credibilidad.
¿Encuesta o encuestas?
«Las encuestas acortan la ventaja de Chávez sobre Capriles». Así titulaba El País la información publicada en su edición digital el pasado 19 de agosto, firmada desde Caracas por Maye Primera.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/08/19/actualidad/1345407674_199012.html
Una mínima lectura sosegada del texto revela las manipulaciones informativas, empezando por el titular. No son ‘las encuestas’ -la generalidad de ellas, como indica el plural- las que revelan una disminución de la ventaja del presidente sobre el opositor, sino tan sólo una de ellas, en concreto la realizada por la empresa Varianzas, algo que no se menciona hasta el último párrafo.
La manipulación se completa en ese mismo último párrafo al señalar que la encuesta de Varianzas marca un cambio de tendencia con respecto a las publicadas hace dos meses, que otorgaban una amplia victoria a Chávez. Da la impresión de que no se ha realizado ninguna otra encuesta en estos días. Nada más lejos de la realidad. En el mismo periodo en el que se publicó el estudio de Varianzas, otras empresas han difundido encuestas con unos resultados muy diferentes (GIS XXI, Chávez, 56% de los votos; Capriles, 30% de los votos; Hinterlaces, 48% Chávez; 30% Capriles; Datanálisis, 46,8% Chávez; 34,3% Capriles).
La corresponsal de El País tenía por fuerza que estar al tanto de estas encuestas, ya que han sido muy difundidas en Venezuela y recogidas por las principales agencias de noticias, de obligada consulta para cualquier periodista.
Sin embargo, el periódico y su corresponsal en Caracas han ignorado desde que comenzara la campaña electoral hace ya dos meses no sólo estas encuestas, sino cualquiera que reflejara un triunfo holgado de Chávez -la gran mayoría de ellas- y que, por tanto, no contribuyera a la estrategia de fabricar una opción ganadora.
Publireportaje
La otra cara de esta estrategia es resaltar los valores personales, que no políticos, del candidato opositor, como si se tratara de una estrella del rock. De hecho, éste es el símil que se utiliza en el siguiente ‘publireportaje’ de la Agencia Efe fechado justo un día después de la encuesta de Varianzas. El teletipo fue reproducido por numerosos medios del Estado español y latinoamericanos.
http://www.abc.es/20120820/internacional/abci-capriles-bastion-chavista-catia-201208191722.html
Como se puede comprobar, el artículo no recoge una sola propuesta programática de Capriles Radonski. Es más, buena parte del texto está dedicada a señalar que Hugo Chávez ha perdido el apoyo de las clases populares, según señalan supuestos expertos -no señala lo mismo la mayoría de las encuestas, como se ha citado con anterioridad-.
Los supuestos expertos han sido elegidos no por su reconocido prestigio y conocimientos, sino por su alineamiento ideológico declarado a favor de Henrique Capriles y contra Chávez. Saverio Vivas no es «un líder local», sino un destacado opositor desde una supuesta perspectiva de izquierdas, según sus propias palabras, lo que no parece obstáculo para que pida el voto para la derecha (http://saveriovivas.blogspot.com/). La identificación que hace el reportaje de esta persona con un referente de la comunidad del barrio de Catia es totalmente falsa.
Por su parte, Teodoro Petkoff no es simplemente el director del periódico Tal Cual. Es un exmilitante de izquierdas que hizo el tránsito hacia el neoliberalismo y cuyas críticas a Hugo Chávez han ido haciéndose más virulentas con el tiempo. Presentarle simplemente como periodista sin trazar un mínimo perfil ideológico es escamotearle a los lectores y lectoras una información básica para contextualizar las opiniones de esta persona.
Con respecto al artículo escrito por Argimiro León en la página aporrea.org
http://www.aporrea.org/actualidad/a143372.html bajo el título ‘Si la calle habla estamos perdidos’, el o la periodista que redactó el teletipo extrae el citado titular más la sentencia «ya no veo en las calles una emoción tan intensa para creernos boyantes en las elecciones». Estas frases confirmarían la tesis principal del reportaje de que Chávez ha perdido el apoyo de las clases populares. Sin embargo, basta leer el escrito de Argimiro León para darse cuenta de que éste no habla de unas clases populares trabajadoras supuestamente desencantadas con el chavismo, sino de las nuevas generaciones jóvenes desideologizadas que han nacido en una sociedad de consumo masivo con altas tasas de crecimiento y a las que el mensaje de la Revolución Bolivariana les es ajeno.
En cuanto al sociólogo Fernando Mires, basta echar un vistazo a sus artículos para comprobar su adscripción ideológica, que le lleva a justificar homenajes a Pinochet o el golpe de estado en Paraguay (http://prodavinci.com/author/fernando-mires/ ). Por su parte, Luis Alfonso Dávila, exdirigente chavista, es otro furibundo opositor del presidente con críticas de trazo grueso como que el país no es una democracia o que ha sido invadido por Cuba, a la vez que pide una y otra vez la dimisión del jefe de Estado por traición a la patria. En 2008 se presentó como independiente en las elecciones regionales, obteniendo menos del 1% de los votos.
Es decir, todas las voces que parece que analizan de forma seria y rigurosa la actual situación de Venezuela son de destacados antichavistas con un posicionamiento ideológico previo, mientras que no se da cabida a ninguna voz en sentido contrario, esto es, los que apoyan a Hugo Chávez y a su gestión. Se sigue el mismo método que con las encuestas, resaltando lo que interesa para construir el relato preconcebido y ocultando lo que contradice ese relato.
Esta estrategia irá en aumento a medida que se acerque la fecha de las elecciones. No obstante, la sociedad venezolana ya no es la misma que la de hace 14 años. Es un pueblo formado, informado, consciente y altamente politizado. El mensaje de los medios de comunicación de masas -prácticamente todos en manos de la derecha empresarial y financiera, lo que de entrada rebate el estereotipo que ellos mismos difunden de que en Venezuela no hay libertad de prensa- ya no se instala con tanta facilidad en una población que ha aprendido a discernir y analizar la realidad. Prueba de ello es que, según un estudio de la empresa GISXXI de agosto de 2012, el 48% de la población se informa sobre las elecciones a través de la comunicación interpersonal, mientras que un 34% lo hace mediante la todopoderosa televisión. Este índice da la medida de un país donde se habla y debate de política constantemente, rompiendo de esta forma los discursos hegemónicos y obteniendo una comprensión de la realidad más certera, de forma que su voto estará orientado en función de las circunstancias reales y no de la propaganda.
* Alejandro Fierro es periodista
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