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Falcón, Salomón y Fénix, la caja de Pandora del DAS

Fuentes: Prensa Latina

La detención de dos agentes colombianos en Venezuela explotó esta semana como una bomba de descrédito para el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia y reveló un plan de espionaje de implicaciones regionales. Documentos relativos al caso, actualmente en investigación por varias instituciones venezolanas, revelan el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) […]

La detención de dos agentes colombianos en Venezuela explotó esta semana como una bomba de descrédito para el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia y reveló un plan de espionaje de implicaciones regionales.

Documentos relativos al caso, actualmente en investigación por varias instituciones venezolanas, revelan el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de embajadas de Estados Unidos a los planes de espionaje contra Venezuela y otros países.

Un documento presentado ante la Asamblea Nacional por el ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, identifica las operaciones de espionaje con los nombres en clave Falcón, Salomón y Fénix.

La identificación aparece en una minuta de un interrogatorio a funcionarios de inteligencia colombianos durante una investigación interna sobre una fuga de información relativa a Falcón, que incluye acciones de desestabilización contra Venezuela.

Un hecho sorprendente, que da veracidad al caso y elimina cualquier semejanza con una novela de espías, es el insólito reconocimiento que se trata de planes reales hechos por las autoridades colombianas.

En una declaración oficial el DAS, en un intento de devolver la pelota al patio venezolano, califica de «grave y preocupante» que Venezuela tenga en su poder documentos reservados de esa institución.

«Es un hecho grave y preocupante que el Ministro del Interior de Venezuela tenga en su poder documentos de inteligencia del DAS, que en palabras de él, le fueron entregados por los organismos de inteligencia de su país», expresa el comunicado que, de hecho, reconoce la autenticidad de la revelación.

La denuncia venezolana indica que el presidente colombiano, Álvaro Uribe y otros altos funcionarios estaban enterados de las operaciones realizadas por el DAS, una institución dependiente de la Presidencia de la República de ese país y en proceso de desaparición debido al desprestigio de sus actividades.

Al abordar el tema, el presidente Chávez informó que los funcionarios del DAS capturados serán enjuiciados por tribunales venezolanos en un proceso que debe aportar nuevos elementos de la actividad ilegal.

Al mismo tiempo denunció que la mano de Estados Unidos está detrás del caso de los espías colombianos enviados a Venezuela para sobornar a funcionarios, reclutar políticos de la oposición y obtener datos sensibles.

La CIA -aseguró- opera abiertamente en Colombia, donde incluso paga el arrendamiento de instalaciones que son fachadas de la iniciativa.

Según la revelación de El Aissami, el DAS captó varios líderes opositores venezolanos y los movimientos migratorios de algunos voceros evidencian sus viajes regulares a Colombia «entregando información sobre nuestra soberanía».

El objetivo de la operación en Venezuela era obtener datos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, las milicias, la capacidad militar y operativa, equipamiento e información sobre el presidente Chávez.

El caso de los espías, detenidos el pasado 2 de octubre según el reporte oficial, resquebrajó aún más unos vínculos bilaterales muy tensos debido a la decisión colombiana de abrir siete bases a militares de Estados Unidos, acto considerado una amenaza para Venezuela y el resto de la región.

La afectación de los vínculos entre ambas naciones que comparten una frontera de más de dos mil 200 kilómetros, tuvo su primera víctima en el comercio bilateral que en 2008 fue de unos ocho mil millones de dólares.

La tumultuosa relación abarca asimismo hechos de sangre dados por el desbordamiento de la violencia colombiana a través de esos límites, que provocó la aparición en Venezuela de delitos antes desconocidos como los secuestros y el uso de sicarios por parte de grupos irregulares colombianos.

En el más reciente episodio 10 personas (ocho de ellas colombianas) fueron secuestradas y asesinadas, con el «modus operandi» de los paramilitares, en el estado Táchira, al parecer como resultado de la guerra por territorios entre grupos irregulares.

Sin embargo, la Caja de Pandora destapada supera los niveles de tensión de cualquier caso anterior, por cuanto, como muestran los datos iniciales, revela la participación institucional en planes de desestabilización en Venezuela.

Como mínimo, el episodio aleja las posibilidad de normalización de relaciones entre ambos países hoy puntas de lanza de dos proyectos de carácter opuesto para la región, con Colombia como principal aliado de Estados Unidos y Venezuela, portadora de una propuesta latinoamericanista y caribeña.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=133630&Itemid=1