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Entrevista a João Pedro Stedile, líder del MST: dice que la marcha dio resultados y critica al gobierno por no dar prioridad a lo social

«Falta coraje»

Fuentes: Correio Baziliense

Traducido para Rebelión por Hugo Scotte

João Pedro Stedile marchó en silencio. Mochila en la espalda, calzando chinelas y una gorra en la cabeza, el economista postgraduado en México se mezcló a los 12 mil sin tierra en la caminata hasta Brasília, que terminó el miércoles de la semana pasada. Alegando que cada uno tenía su función – y la de él no era hablar – se negó a dar entrevistas a la prensa. Cuando quebró el silencio, el gaúcho de Lagoa Vérmela fue polémico: «Vamos a dar un palo en Palocci», dijo, sobre la actuación de los economistas del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en un posible encuentro con el ministro de Hacienda. Dos días después del fin de la marcha, Stedile concedió, por e-mail, esta entrevista al Correio. Dice que las ocupaciones a propiedades son la forma más eficaz de acelerar la reforma agraria y reclama más inversiones del gobierno. «El Ministerio de Hacienda corta sólo los costos sociales, pero no corta los intereses», reclama. También afirma que la prensa brasileña es prejuiciosa con los sin tierra y critica al ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues: «Él se comporta mucho más como presidente del sindicato del agronegocio de que como un ministro de Estado». A continuación, los principales trechos de la entrevista.

¿CORREIO BRAZILIENSE – La marcha mostró resultados?

JOÃO PEDRO STEDILE – La marcha tenía como objetivos hacer con que la reforma agraria volviese a ser debatida por la opinión pública, debatir con la sociedad la naturaleza de los problemas brasileños y la necesidad de alterar la política económica. También buscábamos resolver los problemas inmediatos del atraso de la reforma agraria en los estados y llevar al gobierno federal a implementar medidas estructuradoras. En nuestra evaluación, todos esos objetivos fueron alcanzados. Por lo tanto, a pesar del sacrificio de la gente que participó, fue un éxito absoluto. Demostró que existen energías en la sociedad brasileña que pueden ser usadas para que construyamos un proyecto de desarrollo para el país.

¿CORREIO – Cuál es su evaluación sobre la violencia registrada en el último día de la marcha?

STEDILE – El MST siempre tuvo una buena relación con la Policía Militar del Distrito Federal. Ya hasta jugamos partidas de fútbol con ellos. Pero tenemos conciencia que hay sectores dentro de la policía del GDF (Gran Distrito Federal) que son manejados por la derecha y por los conservadores. Esos sectores, que avergüenzan a la policía, se quedaron todo el tiempo provocando un clima de tensión, para generar algún conflicto que pudiese menoscabar el éxito de la llegada de la marcha, por lo menos en la prensa. Y, lamentablemente, consiguieron. Nosotros nos engañamos con las buenas relaciones que hicimos con el comando y subestimamos la capacidad de esos sectores para prepararnos una provocación. Y así lo hicieron. El episodio fue claramente provocado. En el acto, se vio que un coche de la policía civil intentó pasar por el medio de la multitud, aunque no tuviese nada que hacer allá. Entonces algunos punks y sectarios agredieron el coche. Inmediatamente, la policía reaccionó contra toda la multitud. Fue impresionante la rapidez con que la caballería estaba preparada. Dió la impresión de que estaban esperando una oportunidad para agredir a todos. Enseguida, el helicóptero hizo vuelos rasantes y aumentó el clima de tensión.

¿CORREIO – El camión de sonido no estimuló a los manifestantes a abuchear la policía montada?

STEDILE – No somos idiotas. Nunca predicamos la confrontación con la policía como forma de resolver problemas. El objetivo de las manifestaciones del MST es presionar para resolver los problemas del país. Los periodistas son testigos que los coches de sonido orientaron para evitar las provocaciones de los policías y de los punks. El episodio revela que sectores de la policía deberían volver a la escuela y tener un poco más de dignidad con el tratamiento del pueblo.

¿CORREIO – El acuerdo con el gobierno no falló al presentar una lista de promesas sin indicar la fuente de recursos?

STEDILE – Dinero no falta, lo que falta es dar prioridad al área social. De dónde vendrán los recursos, eso es una cuestión técnica, menor. Eso es con los burócratas del gobierno. Pero puedo garantizar que el gobierno recoge muchos recursos públicos de impuestos. Sin embargo, lamentablemente, la prioridad es sólo para pagar intereses y atender los compromisos con las elites. Esperamos que el gobierno honre los compromisos asumidos y firmados públicamente. Hicimos un acuerdo político con el gobierno, que reconoció estar en deuda con los sin tierra y con el pueblo brasileño. El gobierno no venía cumpliendo la meta de asentamientos. También no cumplía sus obligaciones en los campamentos y asentamientos.

CORREIO – ¿El gobierno no debía haber dicho cual será el valor del proyecto de suplemento presupuestario que enviará al Congreso hasta el día 31 de mayo?

Stedile – No. Lo que queremos es que el gobierno recomponga el Presupuesto de la Unión ya aprobado por el Congreso, que preveía los R$ 3,7 mil millones para reforma agraria. Lo que necesita apenas es liberar todos los recursos que son para el área social.

¿CORREIO – Cuál su evaluación de la cobertura de la prensa sobre el acuerdo?

STEDILE – El Ministerio de la Hacienda corta apenas los costos sociales, pero no corta los intereses. En el mismo día del final de la marcha, el Banco Central aumentó los intereses del 19,5% para 19,75%. Eso va a aumentar los costos del gobierno hasta el final del año en R$ 900 millones, sólo en intereses. Pero ningún diario preguntó si el gobierno iría a enviar medidas para suplementarias de presupuesto para la banca. Los diarios y sus propietarios siempre son críticos con el gobierno cuando quiere hacer gastos sociales, pero se quedan callados cuando aumentan los gastos con bancos y la transferencia de ganancias.

CORREIO – ¿Y la posición del ministro de la Agricultura, Roberto Rodrigues, con relación a los criterios de productividad?

STEDILE – Hemos oído dentro del gobierno de que el ministro de Agricultura se comporta mucho más como presidente del sindicato del agronegocio de que como un ministro de Estado. Su prioridad debía ser el desarrollo de todo el país y de todo el pueblo. Necesita de unas clases sobre lo que dice la Constitución con respecto al papel de un ministro. Están haciendo un caballo de batalla con los índices de productividad como si fuese una agresión al latifundio. Pero no es el agronegocio que se orgullece de haber alterado la agricultura brasileña. Dicen haber modernizado y sostenido el país. Pues bien, los índices utilizados por el INCRA son de 1975. La intención es actualizar los indicadores. Usar los datos levantados por el IBGE en 1995. Eso representa diez años de atraso. Pero incluso así, exigen. Exigen, porque quieren mantener el latifundio intocable. Pero la Constitución es clara: toda la gran propiedad, con más de 1.500 hectáreas, que no produzca y no cumpla su función social, debe ser expropiada por el Estado, en nombre de la sociedad. Lo que está faltando es un poco más de coraje al gobierno para realizar los cambios necesarios. En teoría, todo el gobierno es a favor de combatir la pobreza y la desigualdad, pero cada vez que uno presenta propuestas concretas que afectan la concentración de tierra y riqueza, no dejan hacer nada.

CORREIO – Usted exhortó a los militantes a que «aumenten la conciencia e intensifiquen las invasiones». ¿Eso no genera más violencia?

STEDILE – Al contrario. Quise decir en el discurso justamente que nuestra militancia necesita estudiar más, comprender la coyuntura política, la lucha de clases. Eso significa conocimiento, conciencia de la realidad, para no caer en las provocaciones rastreras de policías o de sectores conservadores. Y, por lo tanto, evitar la violencia, evitar confrontaciones. En general, las personas de menor conciencia son las que caen más fácilmente en las provocaciones. Nuestro remedio contra la violencia es el estudio, el conocimiento.

CORREIO – Las invasiones son realmente necesarias ?

Stedile – Mire como ustedes son prejuiciosos. Siempre hablamos de ocupaciones, porque es bien diferente de invasión. Invasión es un acto de apropiación indebida de un bien para aprovechamiento privado, particular. Es lo que hacen los hacendados cuando invaden tierra pública y tierra de indios, para su uso y enriquecimiento personal. Ocupación es una movilización de masa, que entra en un área, para presionar al gobierno a aplicar la ley, a expropiarla. Esos conceptos están en la sociología política y están en un acuerdo del propio STJ (Superior Tribunal de Justicia). Pero ustedes, periodistas, insisten en usar mal las palabras, lo que lleva a prejuicios. Siempre defendemos, desde el principio, desde hace 21 años, las ocupaciones masivas realizadas por los pobres del campo. Lamentablemente es la única forma eficaz de presionar al gobierno para aplicar la ley. Fue la forma usada por todas las familias que hoy están asentadas. Ninguna recibió nada por bondad de algún político o iniciativa del gobierno. Todas ellas tuvieron que organizarse, luchar y ocupar la tierra para que, recién entonces el Estado actuara.

CORREIO – ¿Usted tenía la expectativa de que, en el gobierno de Lula, las invasiones disminuyesen?

STEDILE – Claro. Organizamos ocupaciones, no porque nos gusta, porque sea un paseo, una jira, nosotros sólo organizamos ocupaciones porque el Estado no funciona. El Estado brasileño está organizado apenas para mantener los privilegios de los ricos. Siempre llega tarde para atender a los pobres. A ningún pobre le gusta quedarse en la cola del INSS (Instituto Nacional de Seguro Social) de madrugada. Lula tenía como prioridad la reforma agraria, creíamos que las ocupaciones disminuirían. En cierta ocasión, en reunión con los ministros, el presidente Lula dijo que sus dos prioridades máximas eran el combate al hambre y la reforma agraria. Si él de hecho consiguiese que el Ministerio de Hacienda pensase así también, ciertamente las ocupaciones, los conflictos sociales en el campo, diminuirían.