El portavoz del Comité de la Abolición de las Deudas Ilegítimas advierte de que en 2023- 2024 «se batirán todos los récords de ajustes fiscales en el Sur Global«. También asegura que «el FMI es mucho más fuerte ahora que hace dos décadas».
La revista Tiempo Argentino entrevistó, desde Buenos Aires, a Éric Toussaint, portavoz de la red internacional del Comité para la abolición de las Deudas ilegítimas (CADTM)
Jorge Muracciole: El CADTM habla de una nueva crisis internacional de la deuda. ¿Cuáles son los elementos desencadenantes de esta nueva crisis que está surgiendo?
Éric Toussaint: Se produjeron shocks externos sucesivos, provenientes de los países del Norte, afectando al Sur y provocando una agudización del problema de la deuda. El primer shock fue originado por los efectos de la pandemia, en el Norte geográfico y luego se extendió a los pueblos del Sur, y de un modo realmente dramático en países como Perú, Ecuador o Brasil. Provocó serios efectos económicos, agravados por el coste del combate contra al virus por parte de los Estados, generándose en muchos casos un aumento del endeudamiento externo e interno. Durante 2020 y 2021, muchos gobiernos prefirieron financiar mediante la deuda la lucha contra los efectos de la pandemia, en lugar de aplicar impuestos a los enormes conglomerados económicos como las grandes empresas farmacéuticas (big pharma), o las GAFAM (Google, Amazon, Facebook. Apple y Microsoft), que obtuvieron ganancias millonarias gracias a la pandemia.
Jorge Muracciole: ¿Y los otros shocks?
Éric Toussaint: El segundo se produjo con la invasión rusa a Ucrania que generó una especulación muy fuerte por parte del oligopolio que controla los precios en el comercio mundial de cereales, esto hizo aumentar el precio del trigo y otros cereales, productos de los que Ucrania y Rusia son potencias exportadoras. La especulación se desencadenó en el mercado de oligopolios, ya que el 80 % del comercio internacional de cereales es controlado por cuatro multinacionales (tres estadounidenses y una europea). También se incrementaron los precios de fertilizantes y combustibles. Este nuevo escenario perjudicó en gran medida a países del Sur, importadores netos de cereales especialmente en el continente africano, desde Egipto a Senegal, pasando por Túnez.
Frente a esos shocks externos, las deudas públicas aumentaron aún más, ya que los gobiernos tuvieron que hacer frente a un incremento de gastos, rechazando, al mismo tiempo, la posibilidad de financiarlos mediante impuestos a las compañías petroleras y de gas, a las grandes compañías de distribución o a las grandes empresas del agrobusiness. Al 1 % más rico de la población no se le exigió ninguna contribución y continuó enriqueciéndose en proporciones escandalosas.
El tercer elemento de shock fue debido a la decisión unilateral de la Reserva Federal de Estados Unidos y del Banco Central Europeo y del británico de aumentar en forma drástica el tipo de interés, que pasó del 0,25% al 5,25% en Estados Unidos y en el Reino Unido, y del 0% al 4,25% en la zona euro. Las consecuencias financieras fueron muy duras para los países del Sur, puesto que, debido a los rendimientos de las nuevas tasas de interés de los países centrales del Norte, los flujos financieros ya no se dirigieron al Sur sino a la compra de la bonos soberanos de los países europeos o de Estados Unidos, con una mayor rentabilidad y una mayor seguridad. Sin embargo, los prestamistas del Norte exigen al Sur tipos de interés cada vez más altos. Las clases dominantes del Sur también aprovechan esta coyuntura comprando títulos de la deuda pública interna y externa.
Jorge Muracciole: Se trata de otra coyuntura histórica diferente a la de 1980, cuando hubo una importante iniciativa a favor del no pago de la deuda externa liderada por dirigentes como Fidel Castro y Thomas Sankara, presidente en aquel momento, de Burkina Faso, en África.
Éric Toussaint: No obstante, hay similitudes que están dadas por el aumento unilateral de la Reserva Federal de Estados Unidos y del Banco Central Europeo, y otros Bancos Centrales de países europeos. Pero la gran diferencia es que en la actual situación faltan líderes como Fidel Castro en Cuba o Thomas Sankara, el joven líder de Burkina Faso. En la actual situación de endeudamiento, los gobiernos progresistas no llegan a la radicalidad, a la creatividad y al coraje de aquellos gobiernos que encabezaron la oposición al encarecimiento del pago de las deudas. Ni siquiera el gobierno cubano actual desafía a los acreedores, y adopta un perfil muy bajo cuando es atacado por los fondos buitres ante los tribunales de justicia de Inglaterra. En el caso de Burkina Faso, hay una grieta enorme entre la práctica real y el discurso radical del actual presidente, el capitán Ibrahim Traoré, contra los acreedores y su modelo económico depredador. Efectivamente, Burkina Faso acaba de firmar, a comienzos de julio de 2023, un acuerdo con el FMI por 300 millones de dólares. En el caso de Malí, el gobierno prosigue también con los pagos. En Níger, la junta militar acaba de designar a Ali Mahaman Lamine Zeine, como primer ministro, un hombre del Banco Mundial y del Banco Africano de Desarrollo con sede en Chad. Este neoliberal convencido fue, ministro de Finanzas bajo la presidencia de Mamadou Tandja [1], hace unos doce años, en 2008. Podríamos hablar también de la actitud del gobierno de Sri Lanka, a pesar de que el pueblo se levantó contra el clan presidencial en 2022, el nuevo gobierno firmó un acuerdo muy duro con el FMI. Sin nombrar al gobierno de Argentina, que al tener un acuerdo nefasto con el FMI, favoreció la subida brutal de la extrema derecha en las elecciones primarias abiertas (PASO) del mes de agosto de 2023.
Faltan líderes que enfrentes a los acreedores y que actúen a favor del pueblo, cambiando la relación de fuerza. Hay que tener en cuenta las movilizaciones populares y la capacidad de estas clases a detectar la realidad que tienen delante, para movilizarse a favor de verdaderos cambios estructurales. En esta perspectiva, el Comité para la abolición de las deudas ilegítimas hace un llamamiento para la convocatoria de una contracumbre de los pueblos en Marrakech en octubre, con ocasión de la Asamblea anual del Banco Mundial y del FMI que se celebrará en Marruecos.
Jorge Muracciole: Los pueblos originarios, y principalmente en la provincia argentina de Jujuy, luchan para garantizar su derecho a la tierra y contra su usurpación por parte de las empresas extractivistas, en connivencia con el Estado provincial. Estas prácticas forman parte del accionar de las grandes corporaciones mineras que están detrás de uno de los yacimientos de litio más importantes del mundo.
Éric Toussaint: La lucha ejemplar en el norte de Argentina es una demostración clara de la resistencia de los pueblos al extractivismo. Estas luchas no sólo se están dando en el Sur, sino también en otras latitudes, como en las minas a cielo abierto en Alemania, o en el ejemplar movimiento de la activista sueca Greta Thunberg. El crecimiento de la represión genera la respuesta de los jóvenes de las barriadas populares de la periferia de París y de otras ciudades francesas.
Jorge Muracciole: Constatamos que, en países que se jactaban de ser ejemplos de funcionamiento democrático, se está produciendo un giro autoritario, como ocurrió en Francia con la lucha contra la reforma de las pensiones, con una represión muy dura y el desprecio al poder legislativo. La extrema derecha en varios países se aprovecha de la desilusión y el descontento popular. En Argentina, se da con el fenómeno Milei.
Éric Toussaint: Durante décadas, en el Sur, la cuestión de la deuda fue la excusa para aplicar políticas de ajuste diametralmente opuestas a las necesidades de las poblaciones. El año 2023 batió todos los records al realizarse el mayor número de ajustes fiscales y el FMI está en la ofensiva en todos los países. En los últimos tres años, el FMI concedió más de 100 préstamos a numerosos países, aprovechándose de la pandemia y, últimamente, de los efectos económicos de la guerra en Ucrania mediante un plan de privatizaciones y recortes de los derechos laborales de trabajadores y trabajadoras. El FMI es mucho más fuerte ahora que hace dos décadas. En 2005, países como Brasil y Argentina reembolsaron en forma anticipada sus deudas con el FMI para liberarse de sus condicionalidades. Mientras que con el préstamo a Argentina y a otros 100 países como Egipto o Ghana, y otros de Asia (Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh), se están implantando políticas violentas con ajustes salvajes.
Jorge Muracciole: En el editorial de la revista belga «Les autres voix de la planète» se destaca que, tanto en el Norte como en el Sur, la deuda se halla en una encrucijada y que el único camino para poder enfrentarla es la intensificación de las luchas.
Éric Toussaint: Es necesario que el diagnóstico sea fiel a la realidad. Desde 1985 hasta 2015 tuvimos un auge de los movimientos antideuda. La decisión argentina del impago de la deuda a finales del 2001, el impago de la deuda después de la auditoría en Ecuador, al inicio del gobierno de Rafael Correa en 2008-2009, hasta el triunfo de Syriza en 2015. A partir de la capitulación de Syriza, se inicia un reflujo de los movimientos antideuda, hasta nuestros días. El desafío está en enfrentarse a la nueva crisis de la deuda. Consolidar cada vez más a las fuerzas sociales y concentrar esos esfuerzos a nivel intercontinental e internacional para realizar auditorías, suspensión de pagos, repudios.
«Vivimos una crisis global del capitalismo»
Jorge Muracciole: La lucha contra el capitalismo se hace más urgente por el carácter depredador que éste tiene en materia ecológica, y, a su vez, como destructor del medio ambiente.
Éric Toussaint: Es ilusorio imaginar que el capitalismo, en su forma actual, presente la capacidad de reformarse. Hubo en un momento dado, después de la Segunda Guerra Mundial y dentro del marco del propio capitalismo, en el que se produjo alguna concesión social, incluso con algunas medidas desarrollistas. Actualmente, nos estamos confrontando a un capitalismo «exhausto», que padece una crisis múltiple, ecológica, climática, medioambiental, y también alimentaria, con un aumento en 2023 de más de 250 millones de seres humanos que sufrieron hambre respecto al año 2014. Vivimos una crisis global del capitalismo que tiene que ser enfrentada por una respuesta global anticapitalista, feminista, ecologista y antirracista.
Nota:
[1] Ali Mahaman Lamine Zeine también trabajó para el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), al que representó en Chad, Costa de Marfil y Gabón. En 2001, cuando Mamadou Tandja llegó al poder en Níger, nombró rápidamente a Ali Mahaman Lamine Zeine jefe de gabinete y luego ministro de Finanzas, en un momento en que el país atravesaba una grave crisis económica. Ali Mahaman Lamine Zeine también pertenece al partido del presidente Tandja, el MNSD-Nassara, antiguo partido único.