La primera fase del golpe suave consistió en aglutinar las tendencias derechistas de las universidades públicas y privadas, tras graduar en las escuelas imperialistas de liderazgo y manipulación mediática a los dirigentes y periodistas que en las recientes manifestaciones se convirtieron en sus máximos protagonistas. Con la salida del aire de RCTV, se produjo el […]
La primera fase del golpe suave consistió en aglutinar las tendencias derechistas de las universidades públicas y privadas, tras graduar en las escuelas imperialistas de liderazgo y manipulación mediática a los dirigentes y periodistas que en las recientes manifestaciones se convirtieron en sus máximos protagonistas.
Con la salida del aire de RCTV, se produjo el «evento» que desencadenaría la segunda fase del golpe suave. Las movilizaciones estudiantiles derechistas y la evidente mano del imperio moviendo sus piezas a través de la oposición golpista, encontraron la plena disposición de los medios privados para difundir un mensaje de supuesta violación de los derechos humanos y a la libertad de expresión, paradójicamente en sus primeras páginas y horarios estelares.
La tercera fase del golpe suave busca el desprestigio virtual del «dictador», deslegitimar la autoridad del Presidente de la República argumentando una perdida total de su popularidad. Para ello, la oposición golpista y sus medios de comunicación han optado por contratar a empresas encuestadoras que mediante la burda manipulación de datos y procedimientos, presentan resultados amañados y falsos.
Manipulación de la Encuesta DATOS A diferencia de la situación pre-electoral de 2006, cuando los resultados de las encuestadoras fueron obligatoriamente comprobados con la realidad que mostró un demoledor triunfo del Presidente Chávez con una ventaja de mas de 3 millones de votos sobre el candidato Rosales, las empresas encuestadoras que divulgan mediciones en la actualidad tienen la libertad de ofrecerle a su clientela los resultados contratados sin prejuicio de su credibilidad.
Recientemente, los medios privados divulgaron el resultado de un estudio de opinión realizado por la empresa Datos, asegurando que el Presidente Chávez había perdido su popularidad ante Marcel Granier, debido a las decisiones «autoritarias» que ha tomado «contra la libertad de expresión.» Sin embargo, el presidente de la empresa encuestadora Datanálisis y opositor confeso, Luis Vicente León (El Universal, 10 de Junio de 2007) pone en duda el supuesto desplome de la popularidad del Presidente Chávez. El opositor León argumenta que no es prudente que los estudios de opinión se realicen «inmediatamente después de eventos impactantes en la opinión pública… evitando medir el ruido de las primeras semanas.» Para León, «nunca tendremos resultados confiables antes de mes y medio [y] sólo en ese momento podremos analizar seriamente el impacto numérico de esta medida sobre la popularidad de Chávez.» Sin embargo, la empresa Datos prefirió ofrecerle sus servicios a su clientela golpista y reflejar todos los ruidos que León sugiere evitar para garantizar la integridad del estudio.
Asimismo, León señala que «las mediciones de popularidad deben ser hechas en hogares, por la baja penetración de la telefonía básica y la dificultad de controlar la estratificación socioeconómica en la telefonía celular,» descalificando así todas las encuestas recientes recogidas vía telefónica que hablan de la supuesta pérdida de popularidad del presidente. En efecto, la ficha técnica de la encuesta de Datos muestra que dicha medición se realizó por teléfono, aun cuando asegura haber entrevistado a personas de los estratos sociales mas deprimidos. Incluso León se adelanta a la campaña mediática que los medios privados han desatado tras la publicación de la encuesta de Datos, al manifestar que «la popularidad de una medida no es igual a la popularidad del líder que la toma.»
No obstante, la mayor prueba de manipulación que hizo la empresa Datos a su encuesta fue la alteración de la proporción de las clases sociales encuestadas por teléfono con el objeto de imponer la opinión de la clase media antichavista.
De las 204 personas consultadas vía telefónica en Caracas, donde los estratos sociales son determinantes en la opinión publica, se consultó a mas del 33% en los grupos de clase media y alta con una opinión favorable a la oposición, mientras que en Maracaibo y Barquisimeto donde los estratos económicos no condicionan necesariamente la opinión política, el porcentaje de consultados pertenecientes a los estratos de mas bajos recursos son abultados para compensar a los pocos encuestados pertenecientes a los bajos estratos de Caracas. De hecho, el porcentaje real de estratos sociales por ciudad nunca fue publicado por la empresa Datos.
Ver cuadro 1
Precisamente, debido a la manipulación de los porcentajes de estratos sociales consultados, otros dos aspectos presentados por Datos y que han sido censurados totalmente por los medios privados, evidencian la posición histórica que ha tenido la clase media con respecto al orden público y su nivel socioeconómico. Según la encuesta de Datos, cerca del 54% de los encuestados rechaza la continuación de las protestas estudiantiles derechistas en las calles, mientras que mas del 56% asegura contar con televisión por suscripción, una vía que RCTV se ha negado rotundamente a utilizar para la transmisión de su señal a pesar de la penetración que tiene en la audiencia que precisamente defiende sus intereses.
Encuestas Chimbas
En un artículo publicado en Venezuela Analítica, el 19 de Octubre de 1997, la furibunda antichavista Marta Colomina decía muy acertadamente:
‘La idea de que el dato espectacular es lo que atrae la atención del público lector o a las audiencias, hace que el periodista no pierda su tiempo con unas complejidades estadísticas que supone solucionadas previamente por las encuestadoras. Tal creencia constituye un grave error porque en Venezuela, al igual que en otros países donde no existe una legislación que a través de sus exigencias metodológicas garantice la bondad de los datos ofrecidos por los sondeos, proliferan empresas fantasmas (o poco éticas), que inventan o falsean datos que luego son mostrados como muy científicos, de ahí la necesidad de que los periodistas a quienes les son asignadas estas tareas tengan los conocimientos técnicos que les permitan distinguir entre un sondeo ‘chimbo’ (perdón por el coloquialismo) de otro fiable y hecho con rigor científico. Publicar una encuesta tal como es entregada por la empresa que la realizó -sin someterla a un riguroso análisis crítico que nos garantice su fiabilidad- revela de parte de medios y periodistas negligencia o inseguridad, al aceptar como infalibles y sagradas sus conclusiones, sólo porque son presentadas bajo un disfraz estadístico.’
Además, Colomina argumentaba que entre los periodistas existe una total falta de interés y competencia para informar verazmente sobre los estudios de opinión, citando al periodista Luis Aníbal Gómez quien atribuye ‘ese desinterés por conocer las complejidades técnicas de las encuestas al hecho de que los pronósticos son los que constituyen noticia, en cambio, los problemas técnicos de la investigación realizada no son objeto de interés periodístico.’
Sin embargo, la manipulación de las encuestas opositoras y su veneración por parte de los medios privados, no es necesariamente el producto de la negligencia o inseguridad de los periodistas, como lo afirmaba Colomina en 1997, sino el producto de un plan conspirativo, suave y continuado, que busca repetir las mismas recetas golpistas del imperio estadounidense en Europa Oriental, e incluso en Haití y Venezuela.
La diferencia estriba en la altísima popularidad que goza el Presidente Chávez, que ni las encuestas mas «respetadas» por la oposición podrán cambiar de manera virtual, ni siquiera entre los antichavistas mas furibundos que aun gritan fraude electoral. Además, el pueblo venezolano ha desarrollado su propia metodología para desmenuzar, discutir y criticar el mensaje que pretenden imponer los medios privados, y no recibirlo de manera pasiva. Así sucedió el 13 de abril de 2002 y así sucederá nuevamente en cualquier otro ensayo golpista.