¿Conocen el cuento «Buitres» de Kafka?. Dice así: «Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por […]
¿Conocen el cuento «Buitres» de Kafka?. Dice así: «Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos. -No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó. -¿Le parece? -pregunté- ¿quiere encargarse del asunto? -Encantado -dijo el señor- ; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿Puede usted esperar media hora más?- No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí -: por favor, pruebe de todos modos.-Bueno- dijo el señor- , voy a apurarme.El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.»
Lo recuperé -el cuento- al conocer que en el mundo real, sobrevolando los países empobrecidos y endeudados injustamente, existe un mecanismo de enriquecimiento conocido como fondos buitres . A saber, fondos de inversión privados que compran una parte de las deudas de países en desarrollo con otro país o con alguna entidad financiera, para después obligarlos judicialmente a reembolsarlos, añadiendo al importe inicial de la deuda, los intereses, sanciones y gastos judiciales. Es el caso de Perú que se vio obligado, por una decisión del Tribunal de apelación de Nueva York, a pagar 58 millones de dólares a los inversionistas de Elliot Associates por una deuda que compraron por sólo 11 millones de dólares. Y así sumen ejemplos hasta los 2.000 millones de dólares que se calculan han sido deglutidos por estos carroñeros.
Existen campañas que advierten de esta situación y que exigen medidas legislativas para la prohibición de estos fondos, pero no nos queda media hora.