Reza un refrán popular que en los momentos difíciles son en los que se conocen a los auténticos amigos, aquellos que están siempre cuando más se necesitan, y vienen a socorrerte para brindarte todo su apoyo en las peores circunstancias de la vida. El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, es un ejemplo […]
Reza un refrán popular que en los momentos difíciles son en los que se conocen a los auténticos amigos, aquellos que están siempre cuando más se necesitan, y vienen a socorrerte para brindarte todo su apoyo en las peores circunstancias de la vida.
El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, es un ejemplo indiscutible de ese ser humano que ha acompañado en las buenas y en las malas a innumerables pueblos del mundo, y a personas de diversos estratos sociales, pero especialmente a las que han surgido de las capas más humildes.
Nombrar en un trabajo periodístico a tantos hombres y mujeres que Fidel y sus compatriotas han apoyado espiritual y moralmente sería imposible, pero necesariamente hay que mencionar al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, al indomable líder antiapartheid Nelson Mandela, y claro está a Diego Armando Maradona, a quien precisamente el siempre Comandante en Jefe cubano le envió una hermosa epístola al programa De Zurda, de la televisora TeleSur, dedicado al análisis de la Copa Mundial de Futbol de Brasil.
Esa sencilla, pero a la vez sentida misiva al Pibe de Oro, fue la que me incitó a escribir estas líneas dedicadas a Fidel, a quien nunca he alabado con mi modesta pluma porque los gigantes como él no necesitan ser enaltecidos en blanco y negro, ellos brillan por si solos, con su luz propia.
Recordé esa imagen imborrable e indescriptible del exmandatario cubano cuando escuchaba la canción dedicada a Chávez «el regreso de un amigo», escasos días después de su desaparición física, que enmudeció e hizo llorar a millones de hombres y mujeres dignas del planeta tierra.
Cuánto pudo haber sufrido Fidel con la pérdida irreparable de su entrañable amigo Hugo, y cuántos meses, días y horas estuvo a su lado, y pendiente del estado de salud de su hijo predilecto de la Patria Grande. Solo él lo sabe.
Precisamente en su mensaje a Maradona, el Comandante en Jefe cubano escribió: «no olvidaré nunca la amistad y el apoyo que brindaste siempre al líder Bolivariano Hugo Chávez, promotor del deporte y la Revolución de América Latina y los pueblos subyugados del mundo».
También le expresó en el texto: «Tú has vencido las pruebas más difíciles como atleta y joven de origen humilde», en clara alusión a la enfermedad que padeció el Pibe de Oro y por la que fue atendido en Cuba durante varios años, además de a otras agresiones a su persona protagonizadas por mezquinos intrigantes.
Tuve la oportunidad por casualidades de la vida, y mi condición de periodista, de estar cerca de Fidel en algunas ocasiones, entre ellas cuando viajó a la toma de posesión de Mandela como Presidente de la nueva Sudáfrica, en mayo de 1994, y posteriormente en el encuentro que sostuvieron ambos en Ginebra, Suiza, en 1998.
En Ginebra, entre bambalinas, pude presenciar y escuchar con emoción como Mandela reconocía a su colega cubano la virtud de ser un verdadero amigo del pueblo sudafricano en los momentos difíciles, y lo increpó entonces por no haber viajado a su país después de 4 años.
Maradona tuvo mucha razón este lunes cuando, tras escuchar el mensaje leído ante él por el afamado periodista Víctor Hugo, dijo: Fidel es el más grande de todos.
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