Children of Men, del realizador mexicano Alfonso Cuarón, conmocionó la quinta jornada del LXIII Festival de Venecia por su sombría ojeada a un mundo sin hijos. Cuarón, conocido por el excelente «road movie» Y tu mamá también, no obstante desliza en su filme una débil esperanza al final, que provocó por contraste una ovación de […]
Children of Men, del realizador mexicano Alfonso Cuarón, conmocionó la quinta jornada del LXIII Festival de Venecia por su sombría ojeada a un mundo sin hijos.
Cuarón, conocido por el excelente «road movie» Y tu mamá también, no obstante desliza en su filme una débil esperanza al final, que provocó por contraste una ovación de tres minutos y medio en proyección anticipada a la prensa.
La exitosa acogida a la cinta de manufactura británica obligó a los organizadores del festival a programar una exhibición extra para mañana, que se agrega a la oficial de gala de hoy en la Sala Grande de la «Mostra» veneciana.
Cuarón ganó en Venecia en 2001 el premio al mejor guión por Y tu mamá también, cinta que significó el premio Marcello Mastroianni para los jóvenes actores Gael García Bernal y Diego Luna.
Inspirada en la novela homónima de la escritora inglesa de policiales P.D.James, Children of Men fue rodado en Inglaterra con capitales británicos.
La película cuenta un mundo sumido en el caos y la violencia, con pocas esperanzas de vida, ya que desde hace 18 años no nace un niño en todo el planeta.
En la cinta, mientras el mundo llora la muerte violenta del último nacido, un adolescente argentino, Theo, personaje encarnado por Clive Owen (Sin City), recibe el encargo de su ex esposa Julian (Julianne Moore) de acompañar hasta la costa a una joven negra.
Esta mujer es la primera embarazada en casi 20 años.
La joven, desde ese lugar será llevada en barco a un centro de investigaciones supranacional que trata de remediar la infertilidad femenina mundial.
El problema se agrava cuando el niño es objeto de una disputa entre el gobierno, un grupo rebelde que quiere conquistar el poder y otro pacifista y Theo deberá luchar contra todos ellos para cumplir con la misión que le encargó su ex esposa.
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«La democracia se está usando como tapadera de la tiranía»
IRENE HERNANDEZ VELASCO. Enviada especial para El Mundo.
VENECIA.- La Tierra, año 2027: la humanidad parece condenada inexorablemente a la extinción, dado que por motivos desconocidos las mujeres se han vuelto estériles y hace 19 años que no nace ningún niño. Esa falta de fe en el futuro ha hecho que por todos los rincones del planeta se extienda el caos y la violencia. Tan sólo Gran Bretaña ha conseguido mantener el orden interno, a través de una política de imperialismo militar que no duda en tratar con métodos totalitarios a los miles de inmigrantes ilegales que tratan de llegar a sus costas.
Ese es el punto de partida de Los hijos de los hombres, la desasosegante película que ha traído a concurso al Festival de Venecia el mexicano Alfonso Cuarón y que es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de la escritora británica P.D. James. La película está rodada en Inglaterra con dinero de Hollywood. Pero eso no significa que Cuarón -que saltó a la fama con Y tu mamá también y que en el 2004 dirigió Harry Potter y el prisionero de Azkaban- haya renunciado a airear sus opiniones políticas.
Pregunta.- ¿Cuál es el mensaje político que quiere trasmitir?
Respuesta.- Más que un mensaje político, me interesa analizar la situación de las cosas. Pero, inevitablemente, no puedo separar mi visión de mi postura política, mis convicciones y mis miedos.
P.- ¿Y a qué tiene usted miedo?
R.- No tengo miedo al futuro, sino al presente. Entre otras cosas porque es el presente lo que determina el futuro. Sólo tipos como George W. Bush piensan que tienen por delante todo el futuro para resolver los problemas, como si los tiempos de la humanidad fueran los mismos que los de la naturaleza.
P.- Y en ese sentido, ¿cree que la inmigración es uno de los mayores problemas la actualidad?
R.- Creo que es el problema que más va a influir en la primera mitad del siglo XXI.
P.- Entonces ¿qué cree usted que se debe hacer al respecto?
R.- Por encima de todo, déjeme decirle que mi película trata sobre la esperanza, sobre la necesidad de fe que en estos momentos tiene la humanidad. Cuando la gente no tiene esperanza se crea un vacío que deja espacio a la ideología. Y la verdad es que no creo en ninguna solución ideológica, ni política. Sobre todo porque para ello se necesitan políticos, y ellos no es que sean parte del problema, sino el problema. Ese atajo de gilipollas a los hay que dejar de dar nuestra bendición.
P.- La ideología revestida de fe, ¿es la madre de todos los fundamentalismos?
R.- Sí. Tanto de los fundamentalistas islámicos como de los democráticos, que piensan que la democracia es un sistema perfecto y chic, que se puede imponer allí donde les viene en gana. La democracia, como mucho, es un punto de partida, nada. Además, ¿qué significa una democracia Estados Unidos en la que uno sólo puede elegir entre dos opciones: McDonalds o Burger King, republicanos o demócratas, conservadores o laboristas, Pepsi o Coca-Cola? El problema es que la democracia se está usando como tapadera de la tiranía. La democracia sirve para justificar cualquier cosa.