Los vínculos políticos, garantía para afianzar las relaciones comerciales, señala Hu Jintao. Fidel Castro reivindica al socialismo como «la única esperanza real de paz y supervivencia».
Con un paquete de acuerdos que incluye una inversión de 500 millones de dólares para la explotación de níquel, China elevó el rango de su compromiso económico con Cuba, que así volvió a contar con una significativa inyección de recursos de un aliado político de peso mundial, por primera vez desde la desaparición de la Unión Soviética.
El presidente Hu Jintao concluyó hoy una visita de Estado de menos de dos días, que reflejó al mismo tiempo la decisión china de desplegar sus banderas comerciales frente a las costas de Estados Unidos y la relevancia para el gobierno cubano de disponer de un socio de esa magnitud, que no sólo no le abre una polémica política, sino que basa su trato en el respeto a las diferencias.
Ante un foro de empresarios de los dos países, Hu elogió la «confianza política» entre Pekín y La Habana, con base en «nuestras realidades nacionales» y el trato en pie de igualdad. Dijo que hay una «base sólida para afianzar las relaciones económicas» y que para ello «los vínculos políticos son una garantía».
En una sutil alusión a la política de coerción económica de Estados Unidos hacia Cuba, Hu dijo que la isla «ha podido resistir enormes presiones y lograr notables éxitos en la salvaguardia de la soberanía estatal y la independencia nacional y en la exploración de un camino de desarrollo adecuado a sus propias circunstancias».
Ahí mismo, el segundo hombre al mando en Cuba, Raúl Castro, subrayó la visión de futuro del pacto con los chinos: al compartir objetivos «salvando las particularidades propias», las dos naciones crearon «el ambiente necesario que nos permite un desarrollo ulterior estable e ininterrumpido».
Raúl Castro, hermano menor del presidente Fidel Castro, defendió la vigencia del sistema socialista en Cuba, que «nos permite garantizar nuestra independencia y defender nuestra obra, en medio del férreo bloqueo y de las continuas acciones enemigas».
Esa fue la primera referencia cubana, durante la visita de Hu, a la hostilidad estadunidense. Horas más tarde, en el Palacio de la Revolución, Fidel Castro entregó la Orden José Martí al mandatario chino y también evocó esa política «de agresiones de toda índole y férreo bloqueo económico» a cargo de «la más poderosa potencia imperialista que conoce la historia».
En la misma línea que su hermano Raúl, el presidente cubano reivindicó al socialismo como «la única esperanza real de paz y supervivencia de nuestra especie» y dijo que un ejemplo de ello era China.
Pero, en consonancia con la idea de salvar las diferencias, el jefe de Estado cubano dijo que ambos países mostraron que «no existen dos procesos revolucionarios socialistas absolutamente iguales. De cada uno de ellos podrán tomarse las mejores experiencias y de cada uno aprender de sus más graves errores».Y luego Fidel Castro apuntó al significado de la alianza: «China se ha convertido objetivamente en la más prometedora esperanza y el mejor ejemplo para todos los países del Tercer Mundo. No vacilo en afirmar que es ya el principal motor de la economía mundial».
La explotación del níquel se convirtió en el eje de esta alianza de perfiles estratégicos, a partir de que China llegó a ser el año anterior el primer productor mundial de acero y Cuba tiene una de las tres principales reservas del mineral.
Ambas partes acordaron iniciar negociaciones para establecer una planta de ferroníquel en la oriental localidad de Moa, con 51 por ciento para la Empresa Niquelífera Cubana Yamanigüey y el 49 por ciento para el consorcio chino Minmetals.
Fuentes oficiales informaron que la planta se construirá en 28 meses y tendrá una inversión total cercana a los 500 millones de dólares, para producir 68 mil toneladas anuales de ferroníquel (aleación de metales en la que predomina el fierro y el níquel).
El lunes por la noche, en el Palacio de la Revolución, ante Hu y Fidel Castro se firmó un acuerdo marco para el proyecto y un memorándum de entendimiento para su financiamiento y seguro.
También se pactó la venta de 4 mil toneladas anuales de sinter de níquel (un tipo de óxido del mineral impuro) de Cuba a China entre 2005 y 2009, hasta completar 20 mil toneladas.
Otro acuerdo firmado fue el de las bases para la creación de una segunda empresa mixta para la exploración de los yacimientos niquelíferos de San Felipe, en la oriental provincia de Camagüey, con 51 por ciento para la parte cubana y 49 por ciento para la china.
En la batería de 16 convenios concluidos el lunes, China otorgó facilidades financieras a Cuba en estas operaciones: a) la prórroga de un crédito no precisado para el desarrollo de las telecomunicaciones, b) la venta a crédito de un segundo millón de televisores, tampoco cuantificado, c) la venta a crédito por 3 millones de dólares de un sistema de rayos X para la revisión de contenedores, d) un crédito por 6.1 millones de dólares para la compra de consumibles sanitarios, e) un donativo de 6.1 millones de dólares para la compra de telas para uniformes escolares y f) el aplazamiento en 10 años del inicio del pago de obligaciones por créditos otorgados entre 1990 y 1994.
Más intercambios
Los gobiernos acordaron también intercambios de profesionales y universitarios, promover la enseñanza del idioma chino en Cuba; disponer asesoría técnica china para la acuicultura y el sistema meteorológico en la isla y suscribir un convenio fitosanitario.
También formarán un grupo de trabajo para la cooperación en biotecnología, que se une a la operación de tres fábricas mixtas en China que desarrollan productos cubanos del sector.
Cuba y China tienen 11 coinversiones (en agricultura, telecomunicaciones, biotecnología, turismo e industria ligera) y tres producciones cooperadas (asociación de capital y materia prima sin formar una empresa distinta) en la ligera y la sideromecánica.
China es el tercer socio comercial de Cuba, con un intercambio de 600 millones de dólares en lo que va del año y crecimiento del 36.7 por ciento, según fuentes oficiales.
El mandatario chino inició el día con una entrevista de cerca de una hora con Raúl Castro. En la tarde ambos visitaron la Universidad de las Ciencias Informáticas en una estampa del curso de la historia: ese centro de estudios se construyó en lo que fue durante décadas una base de espionaje electrónico de la Unión Soviética.