Cómo estarán de avanzadas las negociaciones del TLC que pueden terminar la próxima semana o el 2007. En el entretanto el Perú cede una mayor cuota de maíz, acepta entrar al tema de datos de prueba en medicinas después que ya se arregló para cinco años de patente y nuestros firmes negociadores dicen que si […]
Cómo estarán de avanzadas las negociaciones del TLC que pueden terminar la próxima semana o el 2007.
En el entretanto el Perú cede una mayor cuota de maíz, acepta entrar al tema de datos de prueba en medicinas después que ya se arregló para cinco años de patente y nuestros firmes negociadores dicen que si no firman Colombia y Ecuador, el Perú hará cuestión de interés nacional hacerlo sólo.
Las avanzadas negociaciones que se ven en estos días consisten en soltar en todos los puntos que estaban atracados hace meses. Es decir se trata de un «avance» que lo decidió Toledo cuando vio que se agotaba el tiempo y ninguno que De La Flor o Ferrero obtuvieran en la mesa ante la señor Vargo.
El presidente convirtió en «avanzado» lo que estaba entrampado. Esa es toda la cuestión. Y la que explica los mensajes contradictorios: firmamos o no firmamos, acabamos o volvemos a comenzar, con todos o totalmente solos.
El sentido común dice que si hasta Uribe hace un gesto de presión indicando que no firmará un tratado sin equidad, debe pasar algo. Si Ecuador entra con escepticismo. Si el ALCA (que tiene los mismos contenidos que el TLC) es detenido por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela. Si en México, las elecciones van a reclamar una revisión del NAFTA.
Si todo se mueve para manifestar resistencia al los excesos del libre comercio, ¿qué mérito puede tener que Toledo busque a Bush en Corea para pedirle una declaración de flexibilidad, para empezar a flexibilizarse él mismo?
Dentro de unas semanas la OMC se reunirá en Hong Kong, y el debate está que arde por posiciones mucho menos duras que las contenidas en los TLC. Si Estados Unidos acelera el acuerdo por nosotros será porque nos quiere como trofeo de caza para mostrar como hay países que se allanan a sus presiones. Pero si posterga la decisión, será, tal vez, porque no le conviene que de una negociación de tres sólo haya podido meter en la bolsa a uno de ellos.
En esta cadena de equívocos están las claves de la larga ronda de Washington, que podría ser la última o la primera de un largo receso. Aquí el único que sabe qué pasará es Estados Unidos que debe saber si liquida el trámite o si aplica muerte lenta. Si divide o espera. Los demás no podemos cambiar su agenda, como bien dice el gordo Ferrero.
Entretanto el gobierno sigue encontrando cientos de millones de dólares para compensar sectores afectados. No tienen dinero, pero tienen. Siempre ha sido así. Pero es en estas ocasiones en que se ve cuál es el juego. Van a pagar fuerte para pasar el acuerdo con Estados Unidos, no importa a cuántos sectores tienen postergados actualmente. El problema es que cuando tengan las cosas seguras también se burlarán de los nuevos «compensados».