El golpe parlamentario/ judicial/ mediático está consumado después de largos capítulos de una novela de la que ya se sabía el final, porque la mayoría de los actores ya habían cobrado para ejercer apenas aquel script. El problema no era de DILMA, que hasta se esforzó para adoptar el ajuste fiscal exigido por la burguesía […]
El golpe parlamentario/ judicial/ mediático está consumado después de largos capítulos de una novela de la que ya se sabía el final, porque la mayoría de los actores ya habían cobrado para ejercer apenas aquel script.
El problema no era de DILMA, que hasta se esforzó para adoptar el ajuste fiscal exigido por la burguesía y entregó la política económica a Bradesco, en el 2015. No hubo crimen, al final de cuentas, el Sr. Temer también firmó decretos de pedaleadas fiscales y más de 17 gobernadores, entre ellos el relator Sr. Anastasia. Ninguno de ellos fue castigado.
La farsa fue tan grande que no tuvieron coraje de quitarle los derechos políticos. Apenas le robaron el mandato.
La burguesía precisa de un gobierno totalmente suyo para poder implementar su plan neoliberal, y así recuperar sus lucros y acumulación de capital frente a la grave crisis económica que vivimos, aquí en Brasil, en América Latina y en todo el mundo. O sea, precisan cargar sobre las espaldas del pueblo, los costos de la crisis. Y para eso es necesario tener el control absoluto de todos los poderes de la República: ejecutivo, legislativo, judicial y los medios.
Ahora, cabe a las fuerzas populares, iglesias, intelectuales, artistas y medios de comunicación, analizar nuestros errores, corregirlos y seguir firmes, unidos para enfrentar las próximas batallas que serán tan importantes cuanto las batallas contra el golpe.
La batalla a seguir será defender los derechos sociales y laborales, frente a la avalancha neoliberal que vendrá desde el congreso, ¡de desmonte de todos los derechos conquistados en el último siglo!
Después. Sin seguir el orden cronológico, está la batalla por la defensa de los recursos naturales que la burguesía quiere privatizar para recuperar su patrón de acumulación, como el petróleo del pré-sal, las tierras, la biodiversidad, los minerales, el agua, etc.
Tenemos la batalla por garantizar los recursos públicos, que nuestros impuestos sean destinados a las necesidad de la población, en la salud (se avecina el desmonte del Sistema Único de Salud), en la educación, en vivienda popular y en reforma agraria.
No podemos callarnos frente a las denuncias de la Operación Lava Jato [que investiga corrupción en la Petrobras], que incrimina al vicepresidente impostor y varios ministros. Debemos exigir el justo castigo de esos dirigentes del PSDB, DEM, PP y PMDB, que ahora posan como si no se debiesen nada… y se esconden atrás de la clara persecución a dirigentes del PT.
Precisamos derrotar a este gobierno golpista. Él no tiene ninguna legitimidad. No fue electo por el pueblo. Muchos senadores que lo eligieron, responden a procesos de corrupción, de todo orden. El programa que está adoptando, de ataque a los derechos del pueblo, no fue elegido por las urnas. Por eso FUERA TEMER, es una necesidad para recomponer el proceso democrático brasileño.
Y es la mayor de todas las batallas: lucharemos por cambios en el sistema político del país, como una reforma política y de los medios de comunicación, que solamente será posible a través de una asamblea constituyente, exclusiva.
Todas esas batallas exigen luchas de masas y grandes movilizaciones populares. La salida más rápida que las calles pueden conquistar es exigir la realización de un plebiscito popular, que devuelva al pueblo el derecho a decidir, sobre el pré-sal; sobre la anticipación de las elecciones, sobre la convocatoria a una asamblea constituyente.
Muchas luchas nos esperan por delante.
A los golpistas, sólo les restan las burlas que el basurero de la historia les reservó.