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Fútbol, crisis y vacas

Fuentes: Diagonal

  Durante años, los bancos de inversión de Estados Unidos empaquetaron basura financiera bajo siglas atractivas como ABS (Asset Backed Securities) y cosas por el estilo. El negocio consistía en generar hipotecas, sacarlas del balance de los bancos y mejorarlas con seguros monoline. Al hacerlo, la emisión adquiría un rating igual al de la compañía […]

 

Durante años, los bancos de inversión de Estados Unidos empaquetaron basura financiera bajo siglas atractivas como ABS (Asset Backed Securities) y cosas por el estilo. El negocio consistía en generar hipotecas, sacarlas del balance de los bancos y mejorarlas con seguros monoline. Al hacerlo, la emisión adquiría un rating igual al de la compañía aseguradora y estaba lista para su distribución, principalmente en Europa. Este negocio producía importantes comisiones a los intermediarios. Vamos, lo que técnicamente se llama «un chollo».

Un día alguien preguntó : «Oye, Klaus, ¿cuánto vale realmente este paquete que nos mandan de los USA ?». «No sé, voy a ver». Y al levantar la alfombra los mercados estadounidenses empezaron a oler pero que muy mal. Y el mundo se volvió un lugar frío y desconocido : el presidente de los empresarios españoles pide que se ponga un paréntesis al libre mercado y la Reserva Federal norteamericana «nacionaliza» AIG, la primera aseguradora del mundo. «No entiendo nada», piensa el senador republicano Jim Bunning, y afirma que «el libre mercado ha muerto en Estados Unidos». «¿Por qué de repente se han vuelto todos unos intervencionistas y leen el Diario del Che ?», pensarán los senadores.

Pues es sencillo, señorías. El castillo de naipes está cayendo. Los señores del dinero ya no sabían qué vender y vendieron siglas, vendieron aire, vendieron, sí, basura financiera. Y se la compramos. Y con ese dinero compraron casi todo lo demás. Así que la basura financiera está globalizada y tiene hilos en todas partes. Si AIG (por ejemplo) se desploma, se lleva por delante desde las pólizas que se venden a los hindúes del estado de Maharastra para asegurar vacas, pasando por los riesgos de los profesores de Ohio y hasta las botas de Cristiano Ronaldo. «No, por favor, todo menos el fútbol. Que se hunda la bolsa, pero el fútbol no…». Pues… sí. Los fichajes de Ferguson son propiedad de AIG, bueno no, ahora de la Fed. Pero no os preocupéis, que venimos los contribuyentes a pagar los «excesos de Wall Street» y luego los petrodólares a comprar las sobras «desintoxicadas». Hablando de petrodólares, hace pocas semanas el magnate inmobiliario Al Fahim, una de las máquinas empresariales con que cuentan los Emiratos Árabes para su expansión exterior, anunciaba la compra del Manchester City y la contratación millonaria de Robinho. Uf, menos mal, ya pensaba que además de quedarme sin empleo me iba a quedar sin ‘fúrbol’…

Pep Lobera, investigador del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG).