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El negocio del gas

GASPROM pone sus miras en Latinoamérica

Fuentes: Argenpress

El consorcio ruso Gasprom se erigió en compañía energética global. Es un hecho consumado.Está trazando los planes ambiciosos de instalarse en nuevos mercados, dando preferencia a los latinoamericanos, aseguró el jefe del Departamento Internacional del gigante gasístico, Sranislav Tsigankov.Desde luego, Gasprom, en su condición de compañía pública, no osaría anunciar la estrategia de expansión allende […]

El consorcio ruso Gasprom se erigió en compañía energética global. Es un hecho consumado.

Está trazando los planes ambiciosos de instalarse en nuevos mercados, dando preferencia a los latinoamericanos, aseguró el jefe del Departamento Internacional del gigante gasístico, Sranislav Tsigankov.

Desde luego, Gasprom, en su condición de compañía pública, no osaría anunciar la estrategia de expansión allende el océano sin contar con el apoyo pleno por parte del Kremlin. Cuanto más Occidente somete a críticas la política económica de Rusia, reprochándole la aspiración a mantener el liderazgo en el sector mundial de hidrocarburos, tanto mayor intensidad cobra este apoyo. Las visitas del presidente Putin a Argelia y a algunos países latinoamericanos pusieron en evidencia que el líder ruso se desvela como valedor firme de los intereses de los empresarios nacionales. Los acuerdos de cooperación estratégica en el sector energético son fruto de las visitas mencionadas.

A juzgar por todo, Putin no cejaría en el esfuerzo por proteger las inversiones rusas en el sector de energía latinoamericano. Pidió a Hugo Chávez garantizar que la posible nacionalización de la industria del petróleo y gas de Venezuela no afectara a las compañías con la participación rusa. El líder venezolano lo prometió sin vacilar.

Ultimamente en las relaciones de Rusia con varios países de América del Sur se promueven al primer plano las consideraciones de carácter económico carentes de connotaciones políticas lo que es válido para otras regiones del mundo. Obtener beneficio es la prioridad número uno para la comunidad empresarial, incluida la rusa.

La lucha global por las reservas de hidrocarburos puso en evidencia que las compañías públicas o las sociedades que gozan del apoyo por parte del Estado tienen mayores posibilidades de ocupar las posiciones dominantes en los mercados mundiales. Los directivos del consorcio ruso se dan perfecta cuenta de que es preciso trazar los planes de desarrollo a largo plazo, conjugando los intereses de los inversores públicos y privados. En su política respecto a Latinoamérica Gasprom apuesta por cooperar con las compañías estatales: la brasileña Petrobras (Petróleo Brasileiro, S.A.), la boliviana YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos), la argentina TGS (Transportadora de gas del Sur, compañía privada, pero que cuenta con el apoyo por parte del Estado) y la venezolana PdVSA (Petróleos de Venezuela, S.A.).

La estrategia de Gasprom se explica con que en muchos países latinoamericanos precisamente los mandatarios máximos dan el visto bueno para la presencia de socios estratégicos en el sector de hidrocarburos. En un futuro próximo los países con enormes reservas de petróleo y gas -Brasil, Venezuela, Bolivia y Argentina- se proponen aumentar sustancialmente la producción de hidrocarburos, reorganizar los sistemas nacionales de distribución de gas y hacer inventario de las reservas disponibles con el fin de hacer más rentable el sector de hidrocarburos.

Las experiencias rusas en materia de exploración y explotación de los yacimientos de gas despiertan vivo interés en Latinoamérica. El año pasado Gasprom produjo 547,9 mil millones de metros cúbicos de gas de los que exportó 249,09 mil millones. En los últimos cinco años el consorcio aumentó en 36 mil millones de metros cúbicos la extracción anual de gas, volumen homologable con el consumo de este agente energético por Argentina.

Además, Gasprom podría transmitir a sus socios potenciales avanzadas tecnologías de construcción y mantenimiento de grandes gasoductos. Resultan realmente impresionantes los siguientes datos: el año pasado el consorcio construyó gasoductos y ramales de 1.400 kilómetros y 8 estaciones de compresores y depósitos subterráneos de gas (DSG).

Las experiencias rusas serán de suma utilidad para las compañías que llevan el propósito de tender un gasoducto de más de 8.000 kilómetros que conectará Venezuela con Brasil, pasando por el territorio de Bolivia y Argentina. La capacidad de la tubería se estima en unos 150 millones de metros cúbicos de gas al año y el precio del proyecto asciende a 15 mil millones de dólares.

Es muy probable que Gasprom se incorpore a la ejecución de este proyecto. Venezuela y Brasil ya cursaron al consorcio invitaciones informales correspondientes. El gigante gasístico aún no ha tomado la decisión definitiva, pero propuso asistencia en la elaboración del estudio de factibilidad de este proyecto, sin precedentes en la historia de América del Sur.

Despiertan vivo interés en Petrobras, que está desarrollando el yacimiento Santos en el Atlántico, los conocimientos y los hábitos adquiridos por especialistas de Gasprom durante la construcción del gasoducto ‘Flujo Azul’ hacia Turquía que atraviesa el mar Negro que tiene profundidad de 2.000 metros. La presión en la tubería rusa es de 200 atmósferas, dos veces más alta que en Brasil.

Los rusos también lideran en la creación y explotación del sistema único de distribución de gas (SUDG). Gasprom articuló y sigue modernizando el SUDG sin igual en el mundo. El centro de control con que cuenta permite reaccionar con rapidez a cualesquiera factores de carácter tecnológico, coyuntural y climático, asegurando el suministro ininterrumpido del gas natural a los consumidores.

Hay motivos para afirmar que sería muy fructífera la cooperación de Gasprom con países latinoamericanos que cuentan con tecnologías innovadoras en el dominio gasístico.