«El hecho de que se permita que los fondos de pensiones de los trabajadores de GM se utilicen para pagar a los bancos es una muestra de la sinvergonzonería con que se está haciendo frente a la crisis financiera, del poder desmesurado de los bancos, de sus privilegios, de su inmoral comportamiento… y, por supuesto, de la complicidad de los gobiernos con todo ello».
El gigante norteamericano General Motors se ha declarado en quiebra. Toca fondo una de las empresas con más éxito de la historia que llegó a convertirse en icono del sueño americano. El catedrático de Economía Aplicada de la US, Juan Torres López, analiza el tema desde otra perspectiva.
General Motors, ¿caída de un sistema? De sus plantas salieron más de 450 millones de vehículos en un siglo de vida. Poder comprar un Chevrolet, Cadillac, Pontiac, Oldsmobile, era un signo de distinción, poder y prestigio. GM era un símbolo para los norteamericanos que además se beneficiaban con la visión de la empresa que aseguraba «tener un coche para cada bolsillo». Coches grandes, de elevado consumo y poco prácticos que no se ajustaron a las necesidades de un mercado que hace tiempo había entrado en crisis. Como consecuencia los compradores estadounidenses desaparecieron de los concesionarios, cayeron las ventas y con ello también uno de los símbolos del sueño americano.
-General Motors (GM) era un símbolo para el pueblo americano y llegó a ser la industria de referencia para el resto del mundo. ¿Qué supone la caída de este gigante industrial?
-Verdaderamente, es un icono. Siempre se decía que lo que era bueno para GM lo era para Estados Unidos. Ahora, su quiebra es también en cierta medida, la expresión de la quiebra del capitalismo imperial que la ha alimentado siempre.
Por otra parte, el hecho de que se permita que los fondos de pensiones de los trabajadores de GM se utilicen para pagar a los bancos, es una muestra de la sinvergonzonería con que se está haciendo frente a la crisis financiera; del poder desmesurado de los bancos, de sus privilegios, de su inmoral comportamiento… y, por supuesto, de la complicidad de los gobiernos con todo ello.
-Hace años que la compañía acumulaba pérdidas millonarias y aún así, siguió fabricando sus típicos coches grandes y caros. ¿Un nefasto modelo de gestión solamente?
-También demuestra lo difícil que es virar en un modelo productivo que muy dificilmente contempla el largo plazo. Y los problemas de la elefantiasis. Los imperios, -y GM en cierta forma lo era en un sector-, son lentos, viven de la inercia y esa suele ser también la causa de su inevitable declive.
-Hablamos del tercer caso de bancarrota en EEUU -después de Lehman Brothers y WorldCom-.¿Cómo afectará esto a este país y qué consecuencias traerá para el resto?
-Paradójicamente, a corto plazo tendrá efectos positivos porque ayuda a los bancos y hace como mesa limpia en el sector. Naturalmente, pagan los trabajadores. A medio plazo, otras empresas del sector se harán con ese mercado.
General Motors, ¿caída de un sistema?
-La respuesta de Obama sigue siendo la de rescatar a estas empresas privadas con fondos públicos. ¿Por qué el ciudadano tiene que pagar por partida doble esta crisis, cuando estas mismas empresas vetaron en su día el poder de regulación y vigilancia del Estado? ¿Es que siempre le toca pagar al contribuyente?
-Porque esas empresas y los bancos tienen el poder suficiente como para imponer sus preferencias a los gobiernos y para obligarles a que hagan lo que les piden. Manda quien tiene dinero, no los gobiernos.
-El presidente del Banco Mundial señalaba recientemente que después de la crisis financiera y económica, vendría la gran crisis del desempleo. Advertía que si no se tomaban medidas, este hecho podría derivar en una grave crisis humana y social. ¿Nos encontramos ante esa «tercera crisis»? ¿Con qué consecuencias?
-Ojalá fuese así y los ciudadanos del mundo dieran un golpe en la mesa para decir NO al robo y al crimen que está provocando cada vez más pobreza y hambre, para salvar las cuentas de los ricos. Pero ellos también tienen los medios de comunicación y han logrado endeudar y esclavizar a las gentes y atontarlas. No creo que se den esas reacciones positivas, salvo que los movimientos progresistas -desde los socialdemócratas a la izquierda radical-, converjan en principios éticos y en propuestas de mínimos para parar esta barbarie. De lo contrario, que me parece lo más probable, lo que creo que aumentará serán las corrientes de extrema derecha