Cuanto más se evidencia el hecho de que la discriminación perpetúa la pobreza, impide el desarrollo, la productividad y la competitividad, y además provoca inestabilidad política, más difícil resulta tolerar su existencia. Un nuevo informe de la OIT muestra que la discriminación, especialmente en razón del sexo o el color, sigue existiendo en el mundo. […]
Cuanto más se evidencia el hecho de que la discriminación perpetúa la pobreza, impide el desarrollo, la productividad y la competitividad, y además provoca inestabilidad política, más difícil resulta tolerar su existencia.
Un nuevo informe de la OIT muestra que la discriminación, especialmente en razón del sexo o el color, sigue existiendo en el mundo. El informe La Igualdad en el trabajo: afrontar los retos que se plantean hace responsable de la constante discriminación a los prejuicios, a los estereotipos y a las instituciones con prejuicios que han resistido a décadas de esfuerzos legislativos y medidas políticas sesgadas adoptadas por los gobiernos, las personas trabajadoras y las entidades empleadoras contra la desigualdad de trato en el trabajo.
La discriminación -tal y como define el Convenio núm. 111 de la OIT- se refiere a cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social (entre otras características) «que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación».
Las mujeres constituyen claramente el grupo más numeroso objeto de discriminación. Si bien cada vez más mujeres tienen acceso al mercado de trabajo, aún queda mucho por hacer. Además del «techo de cristal,» las «diferencias salariales» entre hombres y mujeres siguen siendo significativas en la mayoría de los países. Asimismo, es más usual encontrar mujeres en los empleos peor pagados y con menores condiciones de seguridad. Además la tasa de desempleo ha sido casi siempre superior para las mujeres.
La discriminación puede producirse en cada etapa del empleo, desde la selección y contratación hasta la formación y la remuneración, y abarca la segregación profesional y el momento de la terminación de la relación de trabajo. Los hombres y las mujeres tienen una tendencia a trabajar en sectores diferentes de la economía y ocupan distintos puestos dentro del mismo grupo profesional. Existe una tendencia a que las mujeres sean empleadas en una serie más reducida de ocupaciones que los hombres y es más probable que trabajen a tiempo parcial o mediante contratos de corta duración. Deben también afrontar un mayor número de obstáculos para la promoción y el desarrollo de su carrera. La conclusión es aplastante: las desigualdades continúan existiendo en términos de salario, jerarquía y promoción.
Múltiples discriminaciones
• La discriminación racial también persiste, según el Informe de la OIT, y afecta, entre otros, a las personas migrantes, a las minorías étnicas y a los pueblos indígenas y tribales.
• Es preocupante el aumento de la discriminación basada en la opción sexual de las personas trabajadoras; la lesbofobia y homofobia constituyen hoy en día los deshechos de una sociedad que agoniza ante el crecimiento de las libertades individuales.
• También la existencia de discapacidades es un fenómeno preocupante y que afecta a alrededor del 7 al 10 por ciento de la población mundial. La forma más habitual de discriminación es negar oportunidades, tanto en el mercado de trabajo como en la educación y la formación profesional. La tasa de desempleo de las personas con discapacidades alcanza por lo menos el 80 por ciento en muchos países en desarrollo. Estas personas se encuentran a menudo en empleos con bajos ingresos, no calificados y de escasa importancia o sin protección social alguna.
• La discriminación contra las personas afectadas de VIH/SIDA constituye igualmente una preocupación creciente, especialmente en contra de las mujeres. Esta discriminación puede adoptar diferentes formas, que incluyen la exigencia de realizar pruebas médicas que puedan resultar en una negativa de contratación, la exigencia de la prueba sereológica a los visitantes extranjeros que van a permanecer largo tiempo en el país, y en algunos países, la obligación de realizar pruebas médicas los trabajadores migrantes.
• Crece la preocupación en cuanto a la discriminación basada en motivos de edad, La exclusión del trabajo puede ser consecuencia de una discriminación flagrante, como la que consiste en fijar límites de edad para la contratación; pero también puede adquirir formas más sutiles, como el imputar al aspirante una falta presunta de potencial para progresar profesionalmente o bien demasiada experiencia.
• El informe de la OIT refleja también que durante la última década, parece haber aumentado la discriminación fundada en la religión. El clima político internacional actual ha contribuido a exacerbar sentimientos de temor mutuo y discriminación entre los distintos grupos religiosos, amenazando con desestabilizar las sociedades y generar violencia.
Muchas personas son víctimas de una discriminación múltiple. Los pueblos indígenas y tribales, por ejemplo, se encuentran entre los más pobres entre los pobres, y las mujeres de estos grupos se ven incluso más gravemente afectadas.La respuesta de la OITEn el Informe de la OIT se afirma que el lugar de trabajo, ya sea la fábrica, la oficina, la plantación o la casa, es un lugar estratégico para comenzar la lucha contra la discriminación. «Cuando en el lugar de trabajo se reúnen personas con diferentes características y se las trata de manera equitativa, se contribuye a combatir los estereotipos en la sociedad en su conjunto», lo que «lleva a una situación en la que puede reducirse el peso de los prejuicios y llegar a superarlos. Un mundo de trabajo socialmente inclusivo ayuda a prevenir y remediar la fragmentación social, los conflictos raciales y étnicos y las desigualdades de género.»
En el Informe se considera que hasta hoy, la prohibición de la discriminación en el trabajo no ha sido suficiente para eliminar esta práctica y se concluye que la legislación que prohíbe la discriminación es un elemento indispensable pero insuficiente. Se requiere de instituciones que garanticen la efectiva observancia de la ley, medidas positivas, una educación sin prejuicios, formación profesional y servicios de empleo y así como indicadores que permitan supervisar los progresos. Esta combinación de políticas e instrumentos es esencial cualquiera sea la forma de discriminación de que se trate.
«No existe una única solución que se adapte a todas las situaciones para lograr la igualdad en el trabajo». «El problema es diferente en cada país y en cada grupo. Los esfuerzos realizados en los últimos 50 años no han sido fáciles ni desprovistos de reveses. Debemos estar permanentemente alertas frente a este problema, adoptar medidas adecuadas y garantizar que la hora de la igualdad llegue lo más pronto posible».
Principales Conclusiones
• La discriminación sigue siendo un problema común en el lugar de trabajo. En el Informe se afirma que «si bien algunas de las formas más flagrantes de discriminación en el trabajo pueden haber disminuido, muchas continúan existiendo y otras han adquirido formas nuevas o menos visibles». «Por ejemplo, el efecto combinado de la migración, la redefinición de los límites nacionales … los crecientes problemas económicos y las desigualdades han exacerbado ciertos problemas como la xenofobia y la discriminación racial y religiosa.» Más recientemente, nuevas formas de discriminación por discapacidad, VIH/SIDA, edad u orientación sexual se han convertido en una causa de preocupación creciente.
• Los progresos realizados en la lucha contra la discriminación en el trabajo no han sido uniformes, incluso en las formas reconocidas desde hace largo tiempo como la discriminación contra las mujeres, afirma en el Informe que «la discriminación en el trabajo no desaparecerá por sí misma ni tampoco el mercado se preocupará de ese problema». Así por ejemplo, si bien el número de mujeres que recibe un salario en la actualidad es mucho mayor que hace 50 años, las mujeres aún se ven relegadas a trabajos poco calificados. Incluso en los países en los que las mujeres han recibido una educación igual o mejor que la de los hombres, el «techo de cristal» obstaculiza a menudo su último ascenso hacia la cima. Y, en todo el mundo, la mayoría de las mujeres continúa ganando menos que los hombres.
• Las desigualdades dentro de los grupos discriminados continúan aumentando. Si bien las políticas antidiscriminatorias han conducido a un aumento del empleo y las ganancias de numerosos grupos desfavorecidos, las desigualdades dentro de estos grupos, siguen en aumento. Las políticas de discriminación positiva, por ejemplo, contribuyeron a crear, en algunos países, una nueva clase media de personas que antes eran discriminadas. Es decir que unos pocos llegan a la cima de la escala social mientras que la mayor parte de la gente continúa entre los que reciben peores salarios y son socialmente excluidos.
• La discriminación empuja a menudo a las personas a trabajos con salarios bajos dentro de la economía «informal».Las personas discriminadas quedan frecuentemente atrapadas en los peores empleos en los que se les niega toda prestación, protección social, formación profesional, capital, tierra o crédito. Las mujeres, más que los hombres, tienen mayores probabilidades de verse empleadas en este tipo de actividades invisibles y subestimadas, como el servicio doméstico pagado, el trabajo familiar no remunerado y el trabajo en el hogar.
• El fracaso en la erradicación de la discriminación contribuye a perpetuar la pobreza. Las personas discriminadas se encuentran a menudo entre los más pobres entre los pobres y la pobreza es más grave entre las mujeres que en otros grupos discriminados. En el Informe se afirma que la discriminación genera una red de pobreza, trabajo infantil y trabajo forzoso y exclusión social; y agrega que «la eliminación de la discriminación es indispensable para cualquier estrategia viable tendiente a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico sostenible.»
• Todos se benefician con la eliminación de la discriminación en el trabajo: los individuos, las empresas y la sociedad en su conjunto. La equidad y la justicia en el lugar de trabajo fomentan en gran medida la estima y el buen estado de ánimo de los trabajadores. Una mano de obra más motivada y productiva mejora la productividad y la competitividad de las empresas. Una mejor distribución de las oportunidades para desarrollar y utilizar los talentos de los distintos grupos de la sociedad, contribuye a lograr la cohesión social en sociedades cada vez más diversificadas.