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Giovanni Arrighi, el largo siglo XX

Fuentes: La Jornada

La crisis financiera y económica que estalla en 2007-08 no puede entenderse sin un análisis histórico del capitalismo a lo largo del siglo XX. Esa referencia la proporciona Giovanni Arrighi, economista italiano y profesor de la Universidad Johns Hopkins, fallecido recientemente en la ciudad de Baltimore. Su obra El Largo Siglo XX es un extraordinario […]

La crisis financiera y económica que estalla en 2007-08 no puede entenderse sin un análisis histórico del capitalismo a lo largo del siglo XX. Esa referencia la proporciona Giovanni Arrighi, economista italiano y profesor de la Universidad Johns Hopkins, fallecido recientemente en la ciudad de Baltimore. Su obra El Largo Siglo XX es un extraordinario edificio intelectual que abarca 500 años de una historia cuyos personajes centrales son los ciclos de acumulación de capital. Es lectura obligada para entender no sólo la crisis actual, sino el punto de inflexión del capitalismo mundial.

La innovación analítica de Arrighi consiste en examinar comparativamente las características de los sucesivos ciclos de acumulación a lo largo de cinco siglos de historia económica. En su recorrido identifica cuatro etapas fundamentales. La primera es el ciclo genovés, que va del siglo XV hasta principios del XVII. Le sigue el ciclo holandés, que corre hasta finales del siglo XVIII. Viene después la etapa británica que domina el siglo XIX y le sucede el ciclo estadunidense, que se consolida en el siglo XX. Cada etapa es la expresión de la tendencia general a la expansión del mercado capitalista.

En cada ciclo se yergue un centro hegemónico de acumulación que organiza las relaciones políticas, económicas, comerciales y financieras (a escala mundial) en función de sus necesidades. A lo largo de este proceso, el capital muestra una gran capacidad de adaptación y de flexibilidad, desplazándose continuamente hacia los espacios más rentables. Y cuando las ganancias decaen, ya sea porque la competencia intercapitalista se intensifica, o porque el acceso a ciertos recursos naturales se hace difícil, o porque es imposible encontrar mercados para dar salida a las mercancías, el capital busca el refugio de la liquidez.

En otros términos, cuando se deprime la rentabilidad en los sectores reales de la economía, el capital adopta preferentemente la forma de capital financiero. Es la lección de historia en esta vista panorámica de la historia del capitalismo. En el primer ciclo, Ámsterdam abandona el comercio a mediados del siglo XVIII y se convierte en el banquero de Europa. Más tarde, a finales del siglo XIX Londres se convierte en el centro financiero, abandonando lo que Braudel llamó la fantástica aventura de la Revolución Industrial.

El último ciclo de acumulación de capital, dominado por Estados Unidos, es la historia del largo siglo XX que comienza con la Gran Depresión de 1873-1896 y la expansión financiera de finales del siglo XIX. En ese lapso las estructuras del régimen de acumulación organizado alrededor del Imperio británico fueron eliminadas al tiempo que se sentaban las bases de un nuevo sistema hegemónico. Naturalmente, este proceso de cambio no se lleva a cabo sin convulsiones. Y desde esta perspectiva, las dos guerras mundiales no son más que una sola (una nueva guerra de 30 años) que va de 1914 a 1945. Los contendientes fueron los aspirantes a ocupar el centro de un nuevo sistema hegemónico de concentración de capital.

La expansión material de las décadas de 1950 a 1970 corresponde a la época dorada del sistema hegemónico estadunidense. En esas décadas la tasa de crecimiento de las economías capitalistas es superior a todo lo experimentado en el resto del siglo XX. El capitalismo Made in USA se impone como patrón de organización del sistema-mundo-capitalista. Pero los antiguos pretendientes a ser centros de un sistema hegemónico, Japón y Alemania, resurgen como competidores económicos y acaban por socavar las bases de la hegemonía estadunidense. El periodo que arranca en 1970 está marcado por la expansión del sector financiero. Y a partir de ese momento, la financiarización de la economía capitalista es la pauta central mientras se destruyen las bases que habían favorecido la acumulación en el periodo dorado. El fortalecimiento del sector financiero conlleva a la liberalización financiera a escala mundial y a sentar las bases de la actual crisis.

Dos lecciones importantes se desprenden del trabajo de Arrighi. Primera: el Estado no es el enemigo del capitalismo (al contrario, éste sólo triunfa cuando las redes de poder se subordinan a los dictados de las redes de la acumulación capitalista). Segunda: el mercado y el capitalismo no son equivalentes. La circulación monetaria que es la esencia del capital, es enemigo mortal del mercado (lo utiliza y lo destruye). Aquí se nota el fuerte contraste del trabajador intelectual y la mediocridad de una parte muy importante del establishment académico.

En Arrighí observamos una historia del capitalismo más definida por periodos de crisis y destrucción, que por los plácidos interludios de construcción de nuevas bases de expansión. El largo siglo XX es un excelente ejemplo, con sus guerras devastadoras y sucesión interminable de crisis financieras. El epílogo es una pregunta abierta: ¿podría China ser el nuevo centro hegemónico de acumulación capitalista?