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Gobierno en jaque por lazos con Irán

Fuentes: IPS

Los crecientes lazos del primer ministro iraquí Nouri al-Maliki con Irán han fracturado su gobierno, que tiene el apoyo de Estados Unidos. Varios grupos sunitas y chiitas abandonaron la administración, siguiendo los pasos del bloque al-Tawafuq (Frente del Acuerdo Iraquí, sunita). Maliki, sin embargo, se rehúsa a realizar las concesiones necesarias para recomponer su gobierno de […]

Los crecientes lazos del primer ministro iraquí Nouri al-Maliki con Irán han fracturado su gobierno, que tiene el apoyo de Estados Unidos. Varios grupos sunitas y chiitas abandonaron la administración, siguiendo los pasos del bloque al-Tawafuq (Frente del Acuerdo Iraquí, sunita). Maliki, sin embargo, se rehúsa a realizar las concesiones necesarias para recomponer su gobierno de «unidad».

El portavoz de la Lista Nacional Iraquí que lidera el ex primer ministro interino Iyad Allawi, Iyad Jamaliddin, comunicó que los ministros de ese sector boicotearán las reuniones de gabinete. Representantes de fuerzas tanto chiitas como sunitas harían lo mismo, dijo.

«Informaremos al presidente y al primer ministro de los hechos y necesidades esenciales de los iraquíes cuando sea necesario», dijo Jamaliddin a IPS.

Esto significa que el bloque sunita en su conjunto se niega a tratar con Maliki.

En la Asamblea Nacional legislativa de 275 miembros, el grupo al-Tawafuq tiene 44 escaños y los seguidores de Allawi, 25.

Aunque no se encuentran en condiciones de desestabilizar a la mayoritariamente chiita Alianza Unida Iraquí, que cuenta con 128 legisladores y gobierna con el apoyo de grupos menores, la decisión erosionará la legitimidad de la administración, que debe hacer frente a la extendida percepción de que aplica políticas sectarias para favorecer a la población seguidora de la rama chiita de la fe musulmana.

Maliki se encuentra bajo creciente presión y se lo acusa de adoptar medidas que responden a los deseos del gobierno chiita de Irán. Luego de su visita a Teherán, la semana pasada, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, le advirtió severamente de que no se acercara demasiado a los iraníes.

Bush señaló que si el mensaje de esa visita es que Irán «puede desempeñar un papel constructivo, voy a tener que mantener una conversación muy franca como mi amigo, el primer ministro, porque yo no creo que ellos vayan a hacer algo constructivo».

«Mi mensaje para él es el siguiente: si lo sorprendemos en una actitud que no es constructiva, tendrá que pagar un precio por eso», agregó Bush.

En su visita a Teherán, el 8 de agosto, Maliki agradeció a Irán por su colaboración «positiva y constructiva» para «ofrecer seguridad y combatir el terrorismo en Iraq».

Teherán le ofreció su total apoyo para restaurar la seguridad, pero señaló que la retirada de las tropas estadounidenses es la única forma de poner fin a la violencia.

Maliki continúa perdiendo apoyo en Iraq. Incluso integrantes kurdos de su gobierno comenzaron a cuestionar su debilitado liderazgo. Mahmood Othman, un miembro kurdo de la Asamblea Nacional, indicó que «la situación es muy delicada para dejarla tal como está» y reclamó cambios.

«No represento a la totalidad del bloque kurdo, pero como un legislador que se representa a sí mismo y a aquéllos que lo votaron, digo que este gobierno afronta muchos problemas con todos, incluidos los kurdos», señaló Othman a IPS.

Los sectores políticos que representan a la mayoría chiita de la población iraquí adquirieron considerable poder en las elecciones celebradas desde que Estados Unidos invadió y ocupó este país, en marzo de 2003, desplazando a la minoría sunita, que había dominado los cargos públicos durante los años del régimen de Saddam Hussein (1979-2003).

Pero el gobierno de Maliki, que surgió de acuerdos entre los grupos que dicen representar a los tres principales sectores étnicos y religiosos del país, los musulmanes chiitas y sunitas y la minoría kurda, es desacreditado por voces de todos los sectores.

Maliki visitó Teherán en el aniversario del día en que Saddam Hussein declaró la victoria en la guerra contra Irán (1980-1988).

«Si la visita fue programada para coincidir con esa fecha intencionalmente, estaríamos frente a un tremendo error de Maliki», dijo a IPS Nadim al-Jaburi, secretario general del partido chiita al-Fadhila, que integró la coalición de gobierno hasta marzo pasado.

«Estoy seguro de que los iraníes no hubieran visitado Iraq en esa fecha. Si fue una coincidencia, entonces muestra qué poca consideración hacia nuestro país tiene Maliki», agregó.

«Maliki es iraní y fue a Teherán para mostrar su solidaridad con su propia gente. No tiene autoestima ni consideración por la historia de su país, que estuvo en guerra con Irán», dijo a IPS un abogado de Bagdad, Majid Hamid.

Maliki es secretario general del Partido Dawa y estuvo exilado en Irán luego de liderar grupos rebeldes en contra de Saddam Hussein.

«Fue un ultimo intento para obtener apoyo de sus amos en Irán», dijo a IPS Abdul-Hussien Ali, un maestro en el distrito Kadhimiya en la zona norte de Bagdad, predominantemente chiita.

«Iran mató a casi un millón de iraquíes en el conflicto y ahora nuestro llamado primer ministro los apoya en el mismo día en que ellos perdieron la guerra», agregó.

Muchos iraquíes se preguntan por qué Estados Unidos continúa apoyando al gobierno. «¿Por qué este gobierno fracasado le agrada tanto a Bush?», dijo Yassin Jassim, un comerciante de Bagdad. «Está terminado, por su incapacidad para ofrecernos seguridad y todas las restantes necesidades cotidianas. Esto significa que Bush también fracasó».

*Ali al-Fadhily, corresponsal en Bagdad, trabajó en este artículo en colaboración con Dahr Jamail, el especialista de IPS en Iraq, quien vive en Estados Unidos y viaja frecuentemente por la región.