De poco sirve cambiar al presidente de la Fundación Nacional del Indio, si el gobierno federal no produce cambios en su política indigenista. La Comisión Nacional de Política Indigenista, creada por decreto presidencial en marzo de 2006, hasta hoy no fue instalada. El Estatuto de los Pueblos Indígenas espera, hace ya 12 años, la aprobación […]
De poco sirve cambiar al presidente de la Fundación Nacional del Indio, si el gobierno federal no produce cambios en su política indigenista. La Comisión Nacional de Política Indigenista, creada por decreto presidencial en marzo de 2006, hasta hoy no fue instalada. El Estatuto de los Pueblos Indígenas espera, hace ya 12 años, la aprobación por parte del Congreso Nacional y el gobierno federal; en vez de intentar colocarlo en la votación, han elaborado propuestas de proyectos de ley para atender a los intereses de empresas mineras, excluyendo la regulación de la explotación minera en tierras indígenas del resto del Estatuto.
Además, la demarcación de las tierras indígenas está mucho más acá de lo prometido por Lula en su campaña de 2002. La no demarcación de las tierras hace aumentar el número de asesinatos contra indígenas y empeora la situación de vida de los pueblos, como muestra el número de muertes por desnutrición ocurridos en los dos primeros meses de este año.
Considerándose la experiencia indigenista del nuevo presidente, se espera que éste adopte una forma de relacionarse con los pueblos indígenas y sus aliados, totalmente diferente a la de su antecesor, que nunca se dispuso a dialogar. Sin embargo sólo la buena voluntad del presidente del órgano indigenista no será suficiente para solucionar los graves problemas de los territorios indígenas, cuando el gobierno de Lula cada día somete todavía más la demarcación de las tierras a los intereses del agronegocio y de su Programa de Aceleración del Crecimiento.