Traducido para Rebelión por Germán Leyens
A veces se nos recuerda que los Juegos Olímpicos también pueden servir de plataforma internacional no sólo para agitar banderas y hacer publicidad, sino para la resistencia.
En un increíble artículo de Grant Wahl en Sports Illustrated.com, el equipo olímpico de fútbol iraquí ha lanzado un ardiente rechazo al intento de George W. Bush de aprovecharlo como un símbolo para su año electoral.
El equipo de fútbol de Irak constituye tal vez la sorpresa de todos los Juegos Olímpicos, al llegar a cuartos de final de este fin de semana a pesar de la guerra y de la ocupación que han afectado a su país durante los últimos 17 meses. Sin embargo, a pesar de los vítores y del triunfo, se enfurecieron cuando oyeron que el cerebro de Bush, Karl Rove, había lanzado anuncios de la campaña mostrando su gloria olímpica como un brillante subproducto de la guerra contra el terror.
El comercial, tan sutil como un soplete, comienza con una imagen de las banderas afgana e iraní, con una voz superpuesta que dice: «En estos Juegos Olímpicos habrá dos naciones libres más – y dos regímenes terroristas menos».
Bush también ha estado aprovechando el éxito del equipo en discursos de campaña. Como se siente mucho más cómodo cuando habla de deportes que de política exterior o de la investigación con células, Bush cacareó sus bravuconadas en Oregon: «La imagen del equipo iraquí de fútbol jugando en los Juegos Olímpicos, es fantástica, ¿no es cierto?. No estarían libres si Estados Unidos no hubiera actuado».
Esto impulsó al equipo de fútbol iraquí, a gran riesgo personal, a responder. El centrocampista y capitán del equipo Salih Sadir declaró a Sports Illustrated: «Irak, como equipo, no queremos que Mr. Bush nos aproveche para la campaña presidencial. Puede encontrar otra manera de hacerse propaganda».
Sadir tiene motivos para sentirse molesto. Fue el jugador estrella del equipo profesional de fútbol de Nayaf. Nayaf ha sido inundado recientemente de tropas de EE.UU. y del nuevo ejército iraquí en un intento de expulsar al clérigo rebelde Múqtada al Sáder. Miles han muerto, cada muerte está cerca del corazón de Sadir.
«Quiero que la violencia y la guerra se vayan de la ciudad», dijo Sadir, «No queremos la presencia de estadounidenses en nuestro país. Queremos que se vayan.»
Los compañeros de equipo de Sadir fueron menos diplomáticos.
El mediocampista Ahmed Manajid, le dijo, furioso, a Wahl: «¿Cómo enfrentará [Bush] a su dios después de asesinar a tantos hombres y mujeres? ¡Ha cometido tantos crímenes!».
Manajid comprende el dolor de Sadir porque es de otra ciudad iraquí que estuvo en estado de sitio: Faluya.
Manajid dijo a Wahl que su primo Omar Jabbar al-Aziz, que era combatiente de la resistencia fue matado por EE.UU., junto con varios de sus amigos. Manajid incluso dijo que si no estuviera jugando fútbol, es «seguro» que estaría combatiendo como parte de la resistencia.
«Quiero defender mi hogar. Si un extranjero invade EE.UU. y la gente resiste, ¿significa que son todos terroristas? Todos [en Faluya] han sido clasificados como terroristas. Son todas mentiras. La gente de Faluya es de lo mejor que hay en Irak.»
Generalmente, cuando hay malestar político en los equipos olímpicos, el entrenador trata de ser una fuerza atenuante ante los medios. Pero no aquí y no ahora. El entrenador iraquí de fútbol, Adnan Hamad, también se manifestó ante Sports Illustrated, diciendo:
«No tengo problemas con el pueblo estadounidense. Los tengo con lo que EE.UU. ha hecho con Irak: destruirlo todo. El ejército de EE.UU. ha matado tanta gente en Irak».
Para que quede en claro, el equipo de Irak no defiende al antiguo jefe olímpico Uday Hussein, tristemente célebre por torturar a los atletas que no tenían éxito. Pero no considera que su elección tiene que ser entre la manera de Uday y el baño de sangre que sufre su país. Como dijo Hamad: «¿Qué es la libertad cuando voy al estadio [nacional] y hay tiroteos en la ruta?
Las ideas expresadas por el equipo de fútbol iraquí son desde todo punto de vista algo común en Irak, pero encuentran poca expresión en los medios dominantes en este país. Es crítico que se conozcan sus palabras.
Sin ADM, ni conexiones con al Qaeda, y con una población iraquí que considera en su abrumadora mayoría a EE.UU. como ocupantes y no liberadores, ¿qué justificación tienen Bush – y Kerry – para apoyar esta invasión que ha costado cientos de miles de millones de dólares e innumerables vidas?
Tómense el tiempo necesario este fin de semana para aclamar al equipo de fútbol iraquí. Su ascenso acompañará una plataforma para ideas que tienen que ser escuchadas.
——————————-
El correo de Dave Zirin es [email protected]. Su libro «What’s My Name Fool»: Sports and Resistance in the United States (Haymarket Books) aparece en la primavera de 2005. Para ver cada semana su columna, envíe un correo a [email protected]
http://www.commondreams.org/views04/0820-11.htm