El Area de Libre Comercio de las Américas y sus propósitos de dominación hacia el continente, encajó un duro revés con la decisión de 10 naciones de Sudamérica de integrarse económicamente, lo cual viene antecedido de toda una voluntad afín a los cambios ocurridos en la región.
Se trata de un proyecto que involucra a Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia, por un lado; y a Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, con Chile como asociado, por otro; más un mercado de cerca de 360 millones de consumidores, en una extensión de casi 20 millones de kilómetros cuadrados.
Por si fuera poco se estima un Producto Interno Bruto (PIB) global en 800 mil millones de dólares y 188 mil millones de dólares al año por concepto de las exportaciones.
Se trata en definitiva de un proyecto de acuerdo de integración entre el Mercado del Sur y la Comunidad Andina de Naciones, que debe ser suscrito el próximo nueve de diciembre en Perú.
Será un paso concreto hacia la conformación de la Unión Sudamericana, que se convertirá en un bloque nada despreciable de competencia comercial, y de defensa ante los aprestos del ALCA.
Con todo el simbolismo que encierra ese legendario y auténtico rincón de la geografía latinoamericana, Ayacucho será la sede de la Cumbre presidencial, donde se firmará el acta preliminar del ambicioso esquema integrador sudamericano.
Devendrá momento culminante del gestionar del presidente brasileño Inacio Lula da Silva y del ex mandatario argentino, Eduardo Duhalde, en su condición de secretario general del Mercosur.
Para Duhalde, la unión de los 10 territorios se realiza impulsada por la necesidad ‘que tienen nuestros pueblos de unirse para estar convidados a la mesa de diseño de las políticas globales’.
Calificó como ‘buena noticia’ la aparente apatía de Estados Unidos ante este empeño de Mercosur y la Comunidad Andina de apretar filas, que posee ahora otro tanto a su favor con el triunfo electoral de Tabaré Vázquez en Uruguay, y las importantes victorias en las urnas del proceso bolivariano en Venezuela.
Precisamente, el presidente Hugo Chávez se ha convertido en puntal del proyecto, en sintonía con Lula y el jefe de Estado argentino, Néstor Kirchner, favorables a importantes proyectos que hacen de la cooperación Sur-Sur algo más que un slogan.
La Unión Sudamericana se conforma ahora sobre la base de la vecindad, pero ya tiene en la mira la incorporación de los países de América Central, unidos por un esquema de integración. Otras naciones, incluso del Caribe, podrán beneficiarse en el futuro de la alianza en ciernes.
La comunidad sudamericana es vista como el único camino para enfrentar los graves problemas de desigualdad social, pobreza y exclusión en la región.
Son países que han recorrido solos el camino del neoliberalismo y pagado incluso con angre el alto costo social de esas políticas, como lo demuestran los casos de Bolivia y la propia Argentina.
La Organización de Estados Americanos ya demostró ser incapaz de hacer valer los ideales de Bolívar y otros próceres latinoamericanos. El cordón umbilical con Estados Unidos resulta un lastre a cualquier esfuerzo de unidad con independencia.
La Unión Sudamericana constituye una expresión de nuevos tiempos, pero deberá probar la voluntad política de sus fundadores y resistir los embates divisionistas, que de seguro, Washington opondrá en el porvenir.