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Brasil, Chile, España y Francia impulsan una iniciativa mundial contra el hambre

Gravar transacciones financieras para reducir la pobreza

Fuentes: La Jornada

Brasil, Chile, España y Francia, que impulsan una iniciativa mundial contra el hambre, presentaron este miércoles un informe con propuestas para recaudar los 50 mil millones de dólares anuales necesarios para cumplir con las metas de desarrollo social de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esas propuestas, que consideran crear gravámenes a las transacciones financieras […]

Brasil, Chile, España y Francia, que impulsan una iniciativa mundial contra el hambre, presentaron este miércoles un informe con propuestas para recaudar los 50 mil millones de dólares anuales necesarios para cumplir con las metas de desarrollo social de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Esas propuestas, que consideran crear gravámenes a las transacciones financieras y tasar el comercio de armas, serán discutidas en la cumbre contra el hambre y la pobreza convocada por el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, para el 20 de este mes en Nueva York, en vísperas de la apertura de la asamblea general de la ONU.

Casi 60 jefes de Estado y de gobierno prometieron asistir a esa reunión, aunque con algunas ausencias notorias como la de Estados Unidos, que ya manifestó su desacuerdo con la idea de crear impuestos internacionales.

La iniciativa fue lanzada por Lula a principios de año en Ginebra, junto a sus colegas Ricardo Lagos, de Chile; Jacques Chirac, de Francia, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, a quienes se unió luego el nuevo jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Las iniciativas de financiamiento para la lucha contra el hambre y la pobreza establecen mecanismos vinculantes y voluntarios, con el fin de obtener los 50 mil millones de dólares al año para cumplir con las Metas del Milenio que se fijó la ONU para 2015. A saber: erradicar la pobreza extrema, garantizar un acceso universal a la escolaridad, reducir en dos tercios la mortalidad infantil y detener la propagación del sida.

Entre los mecanismos propuestos destaca la tasación a las transacciones financieras. Como los mercados financieros mueven alrededor de 1.2 billones de dólares al día, si se destinara »un porcentaje, aunque sea mínimo» de esa suma a proyectos de desarrollo, »se podrían obtener de 17 mil a 30 mil millones de dólares por año, sin causar disturbios en los mercados», precisó Maria Nazareth Azevedo, asesora de Asuntos Multilaterales del canciller brasileño Celso Amorim.

Una idea lanzada por Lula es la de gravar el comercio de armas, pero la propuesta generó resistencias tanto en gobiernos como en organizaciones no gubernamentales con el argumento de que »se trataría de moralizar lo inmoral».

El informe presentado este miércoles reconoce la dificultad de aplicar ese gravamen a armas ligeras y evoca la posibilidad de empezar por las armas pesadas. Según Maria Azevedo, se podría recaudar así unos 17 mil millones de dólares al año.

Otra propuesta -de origen británico- es la de crear el mecanismo financiero internacional, el cual permitiría anticipar los desembolsos de ayuda oficial al desarrollo prometidos por los países donantes.

El informe señala también la lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales, »fenómeno de gran magnitud, que perjudica la recaudación de los gobiernos. De manera frecuente, esa práctica envuelve centros financieros off shore, dado que los agentes buscan la protección de sistemas que combinan una tributación baja o nula con el secreto bancario».

Maria Azevedo precisó que la lucha contra los paraísos fiscales debe surgir de acuerdos internacionales y esperar resultados de la lucha contra la corrupción a escala nacional, antes de orientarse hacia medidas globales.

El informe sugiere disminuir las retenciones bancarias a las remesas de inmigrantes, que en algunos casos llegan a 25 por ciento, y las contribuciones voluntarias por tarjetas de crédito. Un aspecto más es el de incentivar las inversiones que consideren aspectos sociales o ambientales, pero diversas ONG desconfían de esas iniciativas, por considerar que pueden convertirse en operaciones de mercadeo.