Cuando en estos momentos, cuando escribo estas líneas, estamos en la mañana del domingo 28 de julio, recordamos los 65 años del nacimiento del comandante Hugo Chávez. Y esta conmemoración la realizamos en medio de una de las grandes batallas geopolíticas donde se está definiendo el futuro de la humanidad, y cuyo principal asiento de esa disputa es nada más y nada menos que la República Bolivariana de Venezuela. Cierra este mes de julio, como lo he venido señalando en anteriores notas, con la culminación de la 25 edición del Foro de Sao Paulo, el cual se realizó por segunda vez en la ciudad de Caracas; y en el marco del despliegue de los ejercicios militares «Campaña Libertadora Simón Bolívar 2019». Como algunos analistas lo han expresado, esto pudiera implicar un punto de inflexión (y de definición diría yo) a la actual coyuntura que afrontamos en el país.
En este sentido, la izquierda latinoamericana y mundial ha venido aplicando la misma estrategia que aplico la derecha en sus peores momentos, cuando el propio comandante Chávez vivía y estábamos en la década dorada en el hemisferio, en el que logramos innumerables avances políticos, económicos, sociales debido a la favorable correlación de fuerzas con la que contábamos al inicio de este siglo 21.
En ese entonces, las derechas del continente y a escala planetaria, realizaron gran cantidad de reuniones, asambleas, donde fueron a un proceso de reorganización, redefinición de acciones y planes, pero, sobre todo, un proceso de acumulación y rearticulación de sus fuerzas. La constancia que tuvieron en ese sentido, más las circunstancias objetivas y subjetivas que se suscitaron a raíz del fallecimiento del comandante Chávez, las derrotas electorales de la izquierda en Argentina, Venezuela y Bolivia; el impeachment a Dilma y toda la serie de acontecimientos suscitados en el continente fue lo que les ha dado resultado, hay que reconocerlo.
Es por ello, como están suficientemente claros en este tipo de tácticas para lograr sus objetivos estratégicos, es que han atacado con su inusitada furia al Foro de Sao Paulo. Ya que temen ese proceso de rearticulación de la izquierda que permita la retoma de la nueva oleada revolucionaria que se avista desde el horizonte. Y es de ahí, que algunos que nos hemos autoimpuesto estas labores de análisis, hemos dedicado importantes energías para formular alertas tempranas sobre las amenazas que se ciernen sobre el país, a fin de que a quienes corresponda, tomen las medidas correspondientes.
Indudablemente que la derecha continental y mundial preparan nuevas escaladas en contra de la República Bolivariana de Venezuela. Hemos tenido el conocimiento, de cómo otro avión espía de EEUU ha realizado un nuevo ejercicio a 50 millas del espacio aéreo venezolano. Evidentemente es un acto de provocación, además del despliegue de las denominadas «operaciones de vulnerabilidad», ya explicadas en el artículo anterior
No podemos obviar, y antes bien debemos recordar, que el propio jefe del USS Commander (o Comando Sur en perfecto castellano) Almirante Craig Faller, a comienzos de este año, señaló que de alguna manera, la eventual invasión militar a Venezuela podría concretarse antes de la finalización del año 2019. De ahí que me plantee la hipótesis de que este incremento de las violaciones del espacio aéreo venezolano apunte hacia los señalamientos de este jefe militar estadounidense. . Para este segundo semestre de este año, se espera un incremento en los ataques electromagnéticos al Sistema Eléctrico Nacional (SEN), incluso satelitales, asimismo, no se descarta la posibilidad de ocurrencia de ataques bacteriológicos, inclusive el incremento de incursiones y acciones paramilitares. De ahí mis más recientes alertas con respecto al tema Guyana y los eventos ocurridos en el estado Bolívar, tema el cual volveré oportunamente en próximos artículos. Pero tampoco podemos desdeñar el intento de algunos actores políticos en su labor de aumentar las presiones internacionales y el lobby contra Venezuela, a fin de concretar un quiebre institucional y el tutelaje del país.
En ese sentido, Perú invitó a un centenar de países a participar, el próximo 6 de agosto en Lima, en una conferencia internacional a nivel de ministros de Exteriores para debatir las perspectivas de solución de la crisis venezolana.
El ministro de Exteriores peruano, Néstor Popolizio, confirmó la iniciativa, precisando que entre los invitados a la conferencia, que también abordará las cuestiones humanitarias, estarán Cuba, China, Rusia y Turquía, naciones que apoyan el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Popolizio indicó que será una reunión «bastante amplia» para examinar «el mejor modo de examinar la democracia en Venezuela» y el masivo impacto de la emigración desde ese país hacia otros de la región. No están invitados a la reunión ni los representantes de Maduro ni los del dirigente opositor Juan Guaidó, mientras el 6 de agosto se buscará acordar que haya en Venezuela elecciones «justas y libres», según ellos.
Esto no es más que una fachada para la estrategia de estrechar aún más el cerco y asfixia diplomática, política, económica, comercial y financiera dentro del marco de las operaciones destituyen tés y de cambio de régimen en el país en el contexto del escenario de pre invasión en el que actualmente nos encontramos. No conforme con ello, la plenaria del Mercosur ha invitado a la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, a acudir a dicha instancia, para dar lectura al pretendido informe sobre la situación de supuestas violaciones de Derechos Humanos en Venezuela, leída por ella el pasado 5 de julio de 2019.
Aun no estaría confirmada la participación de la Bachelet en la referida reunión, pero evidentemente ya han comenzado el despliegue de operaciones psicológicas por parte de conglomerados mediáticos nacionales e internacionales y de actores políticos, en el marco de la campaña de desprestigio y descrédito en contra de la República Bolivariana de Venezuela.
Esto no es más que parte de los ataques que se preparan contra la República Bolivariana de Venezuela de cara al mes de agosto.
Ciertamente el Jefe de Estado destacó la lectura realizada por el magistrado y presidente de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Juan José Mendoza, de la sentencia Nº 248 de fecha 26 de julio de 2019, donde se declaró la nulidad del acuerdo parlamentario de la Asamblea Nacional donde se ordenaba la reincorporación de Venezuela al Tratado de Río o de Asistencia Recíproca Interamericana (conocido por sus siglas de TIAR). Cabe destacar, que dicha sentencia aún no ha sido colgada en la web del máximo tribunal, por lo que debe acelerarse este proceso para cumplir la instrucción del Primer Mandatario Nacional referida a la lectura y conocimiento del referido dictamen de nuestro máximo tribunal, por las implicaciones que este tiene en lo que concierne a la soberanía y seguridad de nuestro Estado- Nación.
Pero, modesta y humildemente para mí, el TIAR es lo que coloquialmente diríamos, es un «trapo rojo», una maniobra de distracción para no enfocarnos en lo que verdaderamente deberíamos. El escenario y las posibles acciones de invasión no vienen por el TIAR, sino por otro lado. Así que mantengámonos alerta, con los ojos bien abiertos y prevenidos.
Y sobre todo, como algunos amigos me lo han señalado, y este también será un tema del que nos referiremos en una próxima oportunidad, debemos tener claro que la inteligencia es el arte de develar la estrategia del adversario sin develar la tuya. En el marco de la actual guerra no convencional y de amenazas multidimensionales y multiformes, este es un elemento que es desdeñado y no tomando en cuenta.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca! ¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen! ¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos!