El primer acto en el cual se involucró al país es la voladura del avión de Cubana de Aviación, en 1976. Desde el año 2003, y a raíz del golpe de Estado del año anterior, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas creó una brigada especial para trabajar en este tipo de- casos; actualmente […]
El primer acto en el cual se involucró al país es la voladura del avión de Cubana de Aviación, en 1976. Desde el año 2003, y a raíz del golpe de Estado del año anterior, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas creó una brigada especial para trabajar en este tipo de- casos; actualmente investiga las fallas eléctricas registradas en el Metro de Caracas el pasado lunes. Explosivistas y sicarios se disfrazan de ciudadanos comunes
Chávez Abarca fue deportado a Cuba, país que lo solicitaba por acciones terroristas
Los hechos demuestran que los actos terroristas en Venezuela han estado asociados con organizaciones que defienden ideas de derecha. La reciente captura del sicario salvadoreño Francisco Chávez Abarca, quien vino al país para -según su propia confesión- generar caos y zozobra mediante atentados en sitios públicos y asesinatos selectivos, así lo demuestra.
Tareck El Aissami, ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia, sostiene que el terrorismo «siempre ha estado del lado de la derecha fascista. Yo podría citar como inicio de estas acciones, en relación a Venezuela, la voladura del avión de Cubana de Aviación, con 73 personas a bordo, en 1976. Este macabro hecho fue autoría del terrorista Luis Posada Carriles, quien aún no da cuenta ante la justicia por ese crimen y cuyos discípulos continúan en el país», dijo.
Agregó que Estados Unidos ha aportado el financiamiento, con el único propósito de hacer daño y sembrar el pánico, sin importar cuántas vidas queden en el camino.
«El Gobierno estadounidense ha comprado adeptos que han sabido venderse a la derecha, y cuenta con esos aliados para crear desestabilización en el país. Nosotros estamos haciendo el trabajo de inteligencia, y hechos como el 11 de abril -un evidente acto de terrorismo- no sucederán nuevamente», puntualizó, en alusión a la masacre de Puente Llaguno con la que se pretendió justificar el golpe de Estado.
Estados Unidos patrocina el terrorismo en Centroamérica para recuperar los espacios que ha perdido con la llegada del socialismo y de nuevos gobiernos antiimperialistas, reflexiona Ramón Rodríguez Chacín, ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia. «Eso nos incluye en la lista. Como muestra podemos mencionar la colocación de las bases militares en Colombia, la flotilla de marines en Costa Rica, las violaciones del espacio aéreo venezolano por parte de los Países Bajos (siempre con la conspiración yankee) y pare usted de contar», aseveró.
En el atentado contra el avión cubano estuvieron involucrados varios venezolanos
BRIGADA ANTITERRORISMO
En el año 2003, y a consecuencia del golpe de Estado del año anterior, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), conformó la Dirección de Investigaciones contra el Terrorismo.
«Nacimos para investigar una serie de eventos, atípicos hasta el momento en el país, y poco a poco se han sumado casos para la investigación», explica el comisario Demetrio Ruiz, jefe de investigación de la división policial.
Los 25 funcionarios que conforman esta división han trabajado, entre otros casos, el estallido de un artefacto explosivo en la Sinagoga de Caracas, a principios del año 2009, así como en Fedecámaras. «El expediente más reciente que estamos investigando es la paralización de actividades del Metro de Caracas el pasado lunes 12 de julio, el cual presenta indicios de tratarse de un caso de terrorismo», destacó.
En lo que va de año la dirección ha iniciado siete casos; en 2009 trabajó 25 expedientes.
«Manejamos una base de datos en la que tenemos identificadas a las personas que pudieran llegar a actuar en casos de terrorismo en el país; claro está, dependiendo del propósito, porque para un terrorista las acciones siempre llevan a un fin. Están identificados los principales explosivistas del país, los que han sido entrenados y capacitados de manera legal, pero hay que saber que muchos de ellos han aprendido del tema al margen de la ley», acotó.
La brigada se mantiene alerta, y en coordinación con el personal del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, a fin de prevenir acciones para las próximas elecciones parlamentarias del 26 de septiembre.
«Ya tenemos las primeras evidencias de la presencia de terroristas en el país -nacionales y extranjeros- por lo que la búsqueda de los desestabilizadores continúa», aseguró. ALGUNOS CASOS DEL PASADO RECIENTE *Plaza Altamira. Las autoridades concluyeron que varios militares que se declararon «en rebeldía» en la Plaza Altamira, a mediados de 2002, estaban involucrados en muchos de los casos de ataques terroristas ejecutados ese año y el siguiente: explosiones en las embajadas de Colombia y España; la granada que explotó en la avenida México durante una marcha de simpatizantes del Gobierno; el asesinato de tres soldados y una joven que asistían a los actos que se efectuaban en la plaza Francia (Altamira) de Caracas y el intento de derribar una torre de electricidad en Anaco (estado Anzoátegui) durante el sabotaje petrolero. *Caso Joao de Gouveia. El 6 de diciembre de 2002, el ciudadano Joao de Gouveia disparó contra un grupo de personas en la plaza Francia. Asesinó a tres, y dejó 21 heridos. El entonces Ministro del Interior y Justicia, Lucas Rincón, declaró que «hubo alguien que indujo y financió el hecho».
*Explosión de granada durante marcha de partidarios de Chávez. El 23 de enero de 2003, una granada de mano, del tipo M-26, explotó en un basurero, lo que causó la muerte de una persona e hirió a varias. La responsabilidad del hecho recayó sobre dos ciudadanos conocidos como «Michael» y «Koyac», relacionados con los militares de Plaza Altamira. La granada fue preparada con un dispositivo llamado lapicero químico, que ocasionaría que explotara en un momento predeterminado. Iba a ser colocada en la ruta por donde pasaría el Presidente, pero los individuos finalmente tuvieron miedo de meterse entre la multitud en la avenida Bolívar, y prefirieron dejarla en un recipiente de basura cercano. Estas personas habrían arrojado granadas en algunas emisoras de televisión; en embajadas, en el sindicato adeco Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), y en la patronal Fedecámaras para causar desestabilización y desórdenes públicos que sirviesen como excusa a la Fuerza Armada para «resolver el problema».
*Asesinato de tres soldados y una joven de la Plaza Altamira. El 18 de febrero de 2003 fueron encontrados en Parque Caiza, en la vía hacia Guarenas (estado Miranda), los cuerpos sin vida de tres soldados y una joven, que habían sido torturados y golpeados antes de ser ultimados. Otra muchacha de catorce años aún conservaba la vida, pero como había sido tan terriblemente golpeada, los criminales la dieron por muerta. Los cadáveres fueron identificados como: Darwin Enrique Arguello Istúriz, soldado del Ejército; el infante de Marina Ángel José Salas Lozano y el soldado de la Fuerza Aérea, Félix Antonio Pinto Heras. La joven fallecida era Zaida Gabriela Pereira. Ella y Katherine Roxana Rivera (la que logró sobrevivir) eran novias de los dos soldados asesinados. La joven sobreviviente reconoció al ex policía metropolitano, Tairo Aristigueta, como uno de los participantes de la matanza.
*Bombas en las embajadas de Colombia y España.
AMENAZA LATENTE
«La amenaza en el país de un ataque terrorista está latente. Tenemos terroristas potenciales entre nosotros», alertó Ramón Rodríguez Chacín.
El politólogo define el terrorismo como una técnica usada desde hace décadas para crear caos, pánico y miedo, a fin de lograr objetivos específicos que por otros métodos sería imposible conseguir.
Desde 1999, es utilizado por sectores opositores para atentar contra el proceso de cambios. «Sin lugar a dudas el único objetivo de Estados Unidos para nuestro país es sacar a Hugo Rafael Chávez Frías, y por ello financian acciones terroristas. La detención de Francisco Antonio Chávez Abarca es una muestra de ello, pero a esa captura hay que darle una buena lectura», sentencia.
En su opinión, por cada Chávez Abarca detenido hay muchos en libertad, esperando el momento idóneo para actuar.
«Es prácticamente imposible determinar quien va a colocar una bomba o a generar caos, ellos juegan con el factor sorpresa. En nuestro país hay expertos explosivistas formados en la antigua Disip, de la época de Henry López Sisco, con cursos de especialización realizados en Centroamérica, que reciben financiamiento de Estados Unidos», insistió. «Son ellos una amenaza latente, y de allí que se pueda afirmar la existencia de un terrorismo latente en Venezuela, el cual no tiene porque ser necesariamente importado, sino que fue fabricado durante la Cuarta República», aclaró.
Rodríguez Chacín no deja de lado a los llamados colectivos culturales que hacen vida en los sectores más populares de la ciudad. «Son gente que se dice de ultraizquierda, y que ha caído en los terrenos de la derecha», señaló. «Son grupos ‘ultrosos’ que se muestran en apoyo al proceso, pero no es más que un disfraz: están con la derecha y reciben financiamiento para crear desestabilización. Los infiltrados, bajo la fachada de revolucionarios, manejan información de inteligencia que usan en contra del proceso. Son marionetas de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) capacitados y formados para hacer terrorismo», apuntó.
El ex funcionario agregó que, tras la detención del salvadoreño Chávez Abarca y del venezolano Alejandro Peña Esclusa, saldrán a la palestra nombres de personajes que nunca se pensó que podrían jugar a crear caos.
«Durante la campaña que llevó a la presidencia a Hugo Rafael Chávez Frías hubo eventos de terrorismo en su contra, que pretendían sacarlo del camino, pero que él supero. En muchos casos quienes propiciaron esos hechos eran sus más cercanos colaboradores, o gente de su confianza que llegó a conocer su cotidianidad», recordó.
NO ES LO MISMO TERRORISMO QUE SUBVERSIÓN
Terrorismo no es subversión, aclara Tareck El Aissami. El terrorismo incluye una amplia gama de acciones delictivas, cuya característica principal es el empleo de medios violentos contra individuos, comunidades e instituciones, con el objeto de atemorizar, lesionar o eliminar físicamente al adversario político, social, racial o religioso.
Cualquiera sea su signo, refiere, «el terrorismo implica el desprecio a los derechos fundamentales de la persona y repugna a la conciencia civilizada».
La subversión, en cambio, es la acción de trastornar, de subvertir; aquella que tiene por objetivo el cambio del orden social o político establecido en un país.
«Si la aspiración de cambio del orden social, político, económico, vigente en un Estado se expresa en el terreno de la confrontación ideológica o política, incluso con la utilización de los medios masivos de comunicación, respetando las bases institucionales del sistema de organización política libremente elegido, no se comete ningún delito», aseveró. «En cambio, cuando con el mismo objetivo se aplican métodos terroristas, violentos u otros ilícitos, sus autores caen bajo la sanción que la legislación penal para delitos comunes ha instituido».
GUERRA ECONÓMICA EN 1993
En el año 1993, durante el mandato de Rafael Caldera (Convergencia) una particular secuencia de actos sorprendió al país. Figuran, entre ellos, la explosión de un artefacto en una estación de servicio de Altamira; de un vehículo en el sótano del estacionamiento del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT) de Caracas; y el envío de múltiples sobres-bomba a varios magistrados de la entonces Corte Suprema de Justicia. Uno de ellos hizo explosión en la Sala Plena, cuando Hugo Betancourt, joven archivista encargado de sacar las fotocopias en el primer piso, lo abrió; producto de ello, sufrió la amputación de una de las manos.
Como resultado de las investigaciones de aquella secuencia de actos criminales, resultaron implicados varios funcionarios y ex funcionarios de la Disip; entre ellos, el jefe de explosivos de la unidad especial que dirigía Henry López Sisco. Figuraron, como actores principales, Ramiro Helmeyer y Walter del Nogal. Helmeyer fue condenado, el 2 de noviembre de 1995, a cumplir 30 años de prisión por su complicidad, pero una medida lo liberó. Del Nogal fue condenado a 20 años y 11 meses, pero recibió un beneficio que lo dejó en libertad.
Otro de los identificados en aquella época, que no fue detenido ni interrogado siquiera, puesto que salió del país, fue Thor Halvorsen. Así nació el terrorismo financiero.