Recomiendo:
0

El director francés muestra el ocaso político y personal del expresidente

Guédiguian reconstruye los últimos años de Mitterrand

Fuentes: El Períodico

El director francés Robert Guédiguian se había propuesto que sólo algo «excepcional» podría alejarle de su rutina como hombre de cine. Y así sucedió cuando recibió el encargo de realizar Presidente Mitterrand, el filme en el que narra el ocaso personal y político del último presidente francés de izquierdas. El realizador posa una mirada «subjetiva» […]

El director francés Robert Guédiguian se había propuesto que sólo algo «excepcional» podría alejarle de su rutina como hombre de cine. Y así sucedió cuando recibió el encargo de realizar Presidente Mitterrand, el filme en el que narra el ocaso personal y político del último presidente francés de izquierdas. El realizador posa una mirada «subjetiva» sobre este controvertido personaje, lo que le permite hablar de política, de socialismo y del ejercicio del poder.

Guédiguian, que no abomina de sus convicciones comunistas, presentó la película hace apenas dos meses en la Berlinale. Allí se elogió, sobre todo, la interpretación de Michel Bouquet, que con extraordinaria maestría da vida al político, más allá del gran parecido físico que guarda con él. «Queríamos encarnar la esencia más que dar una apariencia o imitar el original», comentó ayer el director en Madrid en la presentación del filme.

Presidente Mitterrand, subtitulada El paseante del Champ de Mars, es una versión libre del libro Le dernier Mitterrand, de Georges-Marc Benamou, que es también uno de los guionistas del filme. Para evitar un monólogo de dos horas, Guédiguian recurre al personaje del periodista Antoine Moreau (Jalil Lespert), treintañero y de izquierdas, al que François Mitterrand le va contando su vida y, sobre todo, sus puntos de vista sobre la izquierda, la Europa sin muro de Berlín y el compromiso del gobernante. También actúa de inquisidor ante las acusaciones del supuesto pasado colaboracionista de Mitterrand en los años 40.

PUESTA EN ESCENA

Reconociendo todas las «trampas» del filme, al realizador de ¡Al ataque! y Marie Jo y sus dos amores le ha interesado resaltar esa grandeur del expresidente. «Mitterrand –dice– fue el gran realizador de la puesta en escena de su propio personaje. Nunca se dejó sorprender por un fotógrafo, y en público jugaba el papel de presidente de la República».

Guédiguian compara la figura del político con la del rey Luis XIV, pero al primero no le achaca delirios de grandeza. El realizador asegura que de siempre le ha interesado la figura teatral del rey, del que detenta el poder. Siempre se preguntó por qué este tipo de personajes caían tan bien al pueblo. «La respuesta es que aseguran a la humanidad que ningún tipo de poder protege contra la vida, la muerte o el amor», explica. En el caso de Mitterrand, además, ha querido mostrar la relación de un hombre viejo y con un lugar en la historia, con la muerte. Cuando el personaje que interpreta Bouquet dice en un determinado momento que es el «último de los grandes presidentes» y que detrás de él sólo habrá economistas, el realizador subraya que es una muestra «más de lucidez que de megalomanía».

«Si los estados-nación desaparecen y el poder político pierde ante el económico, esos personajes que encarnan un país, un pueblo, dejarán de existir», dice Guédiguian.

Mitterrand, con quien el cineasta mantuvo discrepancias políticas, es presentado como uno de los políticos más característicos del siglo XX, de antes de la globalización. Guédiguian se pregunta qué se recordará de él tras su muerte. «Quedará el 10 de mayo de 1981», responde, en referencia a la fecha en que el dirigente socialista ganó las elecciones con un programa de izquierdas y en comunión con los comunistas.

Con cierta ironía, el director afirma que ha querido retratar la «paradoja» de Mitterrand, que no es otra, a su juicio, que haber llevado a la izquierda francesa al poder al mismo tiempo que se inició el «gran descalabro» de las fuerzas progresistas.

La película llega al público 10 años después de la muerte del expresidente francés. Es el momento en que Guédiguian echa de menos «una determinada manera de hacer política». Pese a constatar las diferencias ideológicas entre ambos, el realizador asegura que en ocasiones fue «bastante visionario» y en otras tuvo momentos de «gran ceguera». El filme, en todo caso, sirve según su director, para hablar de socialismo. «Esto es hoy urgente».