El análisis estratégico sobre los planes del imperialismo en materia de guerra de sexta generación nos llama a reflexionar profundamente, desde la dialéctica marxista podemos inferir los planes que desde los tanques pensantes se ciernen desde ya sobre el mundo entero, ¿serán en el futuro próximo acaso los planes de aprobar en la ONU un […]
El análisis estratégico sobre los planes del imperialismo en materia de guerra de sexta generación nos llama a reflexionar profundamente, desde la dialéctica marxista podemos inferir los planes que desde los tanques pensantes se ciernen desde ya sobre el mundo entero, ¿serán en el futuro próximo acaso los planes de aprobar en la ONU un nuevo concepto difuso de una tal Integridad Electoral, la nueva táctica de combate sin uso de armas?
Si las Naciones dejan que la propuesta de «integridad electoral» introducida por el Centro Carter se apruebe en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas; tal vez desaparezcan las guerras que hoy se escenifican por medio de la manipulación mediática, inventando nuevos enemigos necesarios como el difuso «estado islámico», para justificar la destrucción por cualquier medio de los recursos logísticos de las naciones soberanas e independientes como en el caso de Siria, donde ya sin intervenir con tropas propias utilizando a mercenarios y terroristas como ejércitos difusos, se comparten gastos y responsabilidades con los países aliados y países lacayos en un esfuerzo de reducción de los altos costos políticos y económicos de las guerras de cuarta, quinta y sexta generación.
Desde la red internacional «Ace Proyect» (http://aceproject.org/) han creado un completo basamento de lo que para los intereses imperialistas sería la mal llamada «integridad electoral» (http://aceproject.org/main/espanol/ei/index.htm); es muy lógico que ante la crisis global que vive el capitalismo y ante la cual tampoco encuentra éxitos ante ninguna salida bélica, tengan ahora la urgente necesidad de cambiar a como de lugar las prácticas electorales democráticas que gozan de una alta credibilidad por sus altos niveles de transparencia.
En el caso específico venezolano además por asegurar por medio de un Poder Electoral independiente despolitizado, y a través de procesos tecnológicos de punta la identificación del elector, reduciendo la posibilidad de usurpación de identidad; asegurando la relación de un solo voto por cada elector, el secreto del voto, la eliminación del conteo de votos impidiendo su manipulación intencional, la actualización y depuración constante del registro electoral que es permanente, la realización de más unos 20 procesos de auditorias antes, durante y después del acto electoral, la participación de auditores externos de las universidades nacionales y de auditores de todas las opciones electorales en cada proceso de auditoria.
El imperialismo viene perdiendo su poder hegemónico en el mundo, ya no cuenta con sus gobiernos títeres para el control de las decisiones económicas, políticas y sociales que le permitían la dominación absoluta para la expoliación de sus recursos naturales; ya no puede colocar las dictaduras a su antojo cuando las democracias afectan sus intereses, no puede frenar las victorias populares con el invento de balotajes o segundas vueltas, y tampoco los partidos lacayos tienen ya los viciados mecanismos de fraude electoral que aplicaban en otras épocas, donde manipulaban el registro electoral, usurpaban la identidad de los electores, ponían a votar a los muertos, y cuando aun así no les daban las cuentas adulteraban las actas en las mesas de votación, en los centros electorales, en las juntas electorales e incluso en propio organismo electoral.
Agentes internacionales lacayos del imperialismo cumplen la función de ser opinadores de oficio bajo una falsa imagen de expertos electorales, se dedican hoy a presentar el nuevo concepto difuso de «integridad electoral» como la panacea perfecta, sin embargo detrás de todo este esfuerzo se esconde la verdadera intención de imponer desde los organismos internacionales que todos los países cambien sus sistemas jurídicos, realizando reformas a sus leyes electorales y de ser necesario incluso reformar su norma suprema (su constitución), obligando a cambiar sus organismos y procesos electorales según lo que ellos han construido como camisa de fuerza.
Desde instancias intervencionistas internacionales como el Centro Carter, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (UNDESA), han estucturado esta estrategia del proyecto de «integridad electoral» desarrollada por intermedio del Proyecto ACE de Red de Conocimientos Electorales (antiguo acrónimo de Administración y Costo de Elecciones); utilizando las redes de organismos no gubernamentales de observación electoral que financia el imperialismo en América, África, Asia y Europa, así como a universidades privadas opuestas a los intereses de los pueblos.
Estos opinadores electorales de oficios basan sus propuestas en los supuestos ejemplos exitosos en países como nueva Zelanda y Filipinas, en los que afirman la patraña de que sus «estados fallidos» han pasado del autoritarismo a la democracia, o las reformas electorales en México donde lograron frenar el avance popular con fraudes electorales que han colocado al país en manos de la parapolítica narcotraficante culpable de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa; además de elogiar a los EEUU, donde ha sido evidente, público y notorio el fracaso de su sistema electoral fraudulento, del cual aun no se atreven a opinar los medios de comunicación debido a que aun no se saben a ciencia cierta cuales serán los resultados que se anuncien en las recientes elecciones de las cámaras del congreso y el senado, y de gobernadores.
Urge analizar estos hechos para frenar los planes de controlar al mundo imponiéndonos la locura de reformas electorales a su medida, de engendrar entes electorales bajo sus patrones de falsa democracia y falsa integridad, de sistemas electorales poco confiables bajo normas dictadas por sus estándares electorales; no podemos entregar nuestras democracias en pleno proceso de perfeccionamiento a los intereses foráneos que nos quieren pisotear.
Para hablar de estándares electorales deberían de aprender de los avances que hemos logrado en Venezuela, nos quieren dar clases de democracia cuando avanzamos del viejo sistema clásico de Estado con 3 poderes públicos a un moderno sistema de 5 Poderes Públicos, donde uno de ellos es el Poder Electoral, nosotros dejamos así de tener un simple organismo electoral, nadie en el mundo puede venir a darnos lecciones en este tema.
Aquí soberanamente a través del voto popular, en elecciones universales, libres y secretas aprobamos la redacción de una nueva Constitución, en elecciones populares, universales, libres y secretas elegimos a los constituyentistas, y en ese mismo tipo de elecciones aprobamos la nueva norma suprema, creando el Poder Electoral bajo una concepción de un nuevo Poder Público independiente, aprobando en esa misma norma constitucional su estructura, sus atribuciones y el sistema de elección y nombramiento de sus Rectores, así como las bases para la nueva Ley Orgánica de Procesos Electorales, que tuvo su obligado proceso de consulta pública siendo aprobada por mayoría calificada de dos terceras partes de los Diputados.
Con que falsa moral vienen a criticar a la Comisión de Postulaciones Electorales, a la selección de los nuevos Rectores, a nuestro Poder Electoral, a nuestros procesos electorales, o a nuestra democracia; por favor, no vean la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el suyo propio.
* Roso Grimau es auditor electoral del Partido Comunista de Venezuela
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