La ciudad iraquí de Baquba, capital de la provincia de Diyala, conocida en el pasado por su riqueza agrícola, se queda sin agua tanto para consumo humano como para el riego, en parte por el conflicto armado entre chiitas y sunitas. El suministro se ha visto afectado por los cortes de energía eléctrica sufridos […]
Los enfrentamientos armados entre milicias de ambas comunidades figuran entre las causas de la escasez, por distintos motivos.
«El río Diyala corre entre los dos distritos. Ambos bandos han tratado de desviar el curso para privar al otro de agua para el riego de sus granjas. Esto redujo la llegada de agua a la estación de bombeo», dijo a IPS Zuhair Mahmood, un residente de la localidad.
«Los agricultores riegan sus tierras colocando bombas en las márgenes del río, lo que agrava aún más la escasez en la estación», agregó.
Varios granjeros reclaman que el agua para la central se tome desde el curso superior del río, «pero esta sugerencia fue rechazada» porque allí suele echarse los cuerpos de los muertos en combates entre sunitas y chiitas.
«El agua no es apta para el consumo y, además, es psicológicamente inaceptable», comentó Abdul-Qadir Omran, un comerciante ahora sin empleo.
Los habitantes de Baquba ven con frecuencia cadáveres flotando en el Diyala. Han dejado de usar el agua del río tampoco pescan en él.
Las altas temperaturas veraniegas complican el problema. Muchas familias usan sistemas de aire acondicionado que funcionan a base de agua. Sin ellos, el calor hace que sea muy dificultoso dormir por las noches.
«Los ventiladores pueden funcionar con un simple generador, pero el aire acondicionado requiere mucha electricidad y ésta escasea», dijo a IPS Nasir Jacob, un empleado de la autoridad provincial del agua en Diyala.
«La gente prefiere usar toda el agua disponible para combatir el calor, incluso antes que para bañarse. Ni se piensa en lavar los automóviles o regar los jardines», agregó.
Algunos hogares cavaron sus propios pozos, pero esto produce otra clase de problemas, declaró a IPS un ingeniero que trabaja para el Directorio General de Agua de la ciudad, quien pidió no revelar su nombre.
«El agua de esos pozos puede mezclarse con desechos cloacales. Nuestras ciudades y aldeas no tienen una red de cloacas», señaló. Por lo tanto, las napas subterráneas terminan contaminadas con frecuencia.
Dada la escasez de agua, muchas granjas y huertos se encuentran ahora en estado de abandono y sus propietarios sin trabajo.
Iraq debe importar alimentos, toda una paradoja en el país que ocupa el territorio de la antigua Mesopotamia, considerada la cuna de la agricultura.
Según un informe de la organización humanitaria Oxfam Internacional, 70 por ciento de los iraquíes carecen de acceso al agua potable.
El público se pregunta por qué las fuerzas militares de ocupación no se han preocupado de garantizar el normal abastecimiento de agua y electricidad. Como es habitual, no obtienen respuesta.