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Guerras monetarias y energéticas del imperio

Fuentes: ALAI AMLATINA

La ya endémicamente peligrosa coyuntura en el Oriente Medio se agravó esta semana con la adopción por la Unión Europea (UE) del embargo sobre las compras del petróleo y petroquímicos iraníes, acompañadas por otra tanda de sanciones contra el banco central iraní. Cuando aun no se cumple el primer aniversario de los bombardeos de la […]

La ya endémicamente peligrosa coyuntura en el Oriente Medio se agravó esta semana con la adopción por la Unión Europea (UE) del embargo sobre las compras del petróleo y petroquímicos iraníes, acompañadas por otra tanda de sanciones contra el banco central iraní. Cuando aun no se cumple el primer aniversario de los bombardeos de la OTAN para cambiar el régimen en Libia y se ven signos de una guerra civil con los combates entre las facciones «revolucionarias» y los ataques de los simpatizantes del derrocado Muammar el Gadafi, los mismos gobernantes de Estados Unidos (EE.UU.), Francia, Gran Bretaña y otros países de la UE que reclamaron una acción rápida contra el gobierno de Trípoli están exhortando ahora a acciones militares contra Siria e Irán.

Todo esto en el contexto de la grave crisis financiera y económica que azota a la UE, con sus secuelas de desempleo y empobrecimiento masivo, y que va camino de convertirse en una «guerra monetaria» por los niveles estratosféricos de endeudamiento de Estados occidentales, en particular de EE.UU., que financia su endeudamiento gracias a la primacía del billete verde como moneda de reserva y de pago para las transacciones comerciales mundiales.

Muchos países ya están buscando una alternativa al dólar estadounidense porque es evidente que con el altísimo nivel de endeudamiento de EE.UU. esa divisa carece de un respaldo sólido a mediano y largo plazo, y por lo tanto no es una divisa de reserva confiable. Hasta el FMI planteó, hace menos de un año, que era necesario buscar una alternativa al dólar. Otros países quieren una alternativa al dólar para liberarse de las presiones y sanciones de Washington y sus aliados europeos, y para poder corregir las distorsiones en los términos de intercambio que actualmente provoca el uso casi exclusivo del dólar para el comercio mundial de materias primas.

Billete verde y oro negro

El analista brasileño Pepe Escobar, que desde hace años viene cubriendo la lucha de intereses imperialistas en los países claves por sus riquezas en hidrocarburos o porque son el transito ideal u obligado de los ductos para transportar el petróleo o el gas natural a los mercados occidentales, escribía a mediados de enero (The Myth of «Isolated» Irán, atimes.com y tomdispacht.com) que la «línea roja» en la crisis iraní no es la cuestión nuclear, sino el petróleo y los petrodólares.

Washington y sus aliados europeos quieren provocar un cambio de régimen en Irán – país que cuenta con más del 12 por ciento de las reservas globales de hidrocarburos -, para lo cual han lanzado una guerra monetaria destinada a provocar una «megadevaluación» del rial iraní mediante las sanciones decididas por el Congreso estadounidense en diciembre pasado a los bancos y empresas que hagan transacciones con el Banco Central Iraní.

Esta política, según Escobar y otros analistas, no tendrá necesariamente los resultados esperados, porque esas agresiones apuntalarán la política de «sustitución de importaciones» (que tanto sirvió en el pasado y sigue sirviendo en el presente en muchos países sudamericanos), lo que generará empleos, facilitará la exportación de productos iraníes que no son del ramo petrolero y consolidará en el mercado iraní la predominancia de China como proveedor de bienes industriales y de alta tecnología.

Irán no está tan aislado como Washington quisiera. El gasoducto Irán-Pakistán – recuerda Escobar – está en marcha y el primer ministro paquistaní Yusuf Gilani visita con frecuencia Teherán. El presidente afgano Hamid Karzay afirmó que quiere estrechar los lazos con Irán, y hasta las autoridades de Turquía, país que actúa como punta de lanza contra el gobierno sirio en estos momentos, han «señalado su rechazo a más sanciones de EE.UU. contra el petróleo iraní», porque Turquía quiere que ser el país por el cual pase el gasoducto que «algún día» llevará el gas iraní a Europa.

Los analistas latinoamericanos, que no están sujetos al filtro mediático europeo o estadounidense, saben que la reciente gira del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad por varios países de América latina, una región donde si alguien está aislado es Washington, fue exitosa. Y en Asia, donde están los principales clientes del petroleo iraní, Teherán cuenta con al menos dos compradores fieles – India y China – que ya rechazaron participar en esa «guerra económica» lanzada por Washington y la UE.

Oro negro sin billete verde

Beijing ya está comprando petróleo con yuanes en otros países, y negociando compras futuras de crudo con su moneda en nada menos que Catar, ese pequeñísimo país del Golfo Pérsico gobernado por una monarquía absoluta que defiende absolutamente la introducción por la fuerza de «la democracia de la OTAN» en países que están lejos de sus fronteras, como Siria y Libia.

El embajador M. K. Bhadrakumar, ex diplomático de India que tuvo puestos en la ex Unión Soviética, Corea del Sur, Turquía y varios países asiáticos, y escribe regularmente en Asia Times, analiza esta semana (1) la reciente visita que el primer Ministro chino Wen Jiabao efectuó a Catar, y sus declaraciones a la prensa. Wen Jiabao dijo que su país quiere invertir en Catar para producir petroquímicos, para lo cual Beijing y Doha invertirán conjuntamente en la construcción de una refinería en China. Y también informó de que empresas chinas quieren participar en los «proyectos de infraestructura en Catar», y que en lo tocante al gas natural ambos países están en discusión sobre «una cooperación a largo plazo, estable y exhaustiva».

Y como subraya Bhadrakumar, el primer ministro chino dejó la sorpresa para el final, cuando se refirió a «otro punto importante»: «A fin de encarar temas de inversión, nosotros [China y Catar] necesitamos apoyo financiero. Por lo tanto llegamos a otro acuerdo, un acuerdo de cooperación que vincula las finanzas con la inversión. Catar también propuso el uso de moneda local en los pagos comerciales e incluso una tasa específica. Pienso que esta propuesta se puede estudiar».

Unos días antes, recuerda el ex Embajador y analista, el primer ministro chino firmó un acuerdo de intercambio monetario entre su país y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) por un monto equivalente a cinco mil 500 millones de dólares. Este «swap», según la declaración del banco central de China, apunta a «fortalecer la cooperación financiera bilateral, promover el comercio y las inversiones y conjuntamente salvaguardar la estabilidad financiera regional».

Al hablar frente a una «cumbre energética en los EAU, Wen lanzó la propuesta de crear un organismo internacional que tenga el mandato de determinar el precio del petróleo y que regularía las políticas de toda la cadena de suministro involucrando a los países proveedores, los consumidores e incluso los países de tránsito», agrega el ex Embajador Bhadrakumar.

La introducción del yuan, el euro, la libra, el rublo y otras divisas, e incluso la propuesta de crear una «canasta» de divisas en el comercio petrolero para terminar con la «tiranía del dólar estadounidense», es una vieja aspiración de gobernantes que en algunos casos, como escribe Pepe Escobar, terminaron siendo derrocados por intervenciones militares: En el 2000 «Saddam Hussein abandonó el dólar como la divisa para las transacciones del petróleo que Irak exportaba» y tres años más tarde EE.UU. lanzó una guerra contra Irak para efectuar un «cambio de régimen»; Muammar el Gadafi había propuesto la creación de una moneda para los intercambios comerciales del continente africano – el dinar oro -, y en marzo del 2011 «Francia, Gran Bretaña, EE.UU., Canadá, Qatar y otros países de la OTAN invadieron a Libia», para efectuar un «cambio de régimen».

Por eso mismo, según Escobar, dejando de lado las nuevas sanciones contra el Banco Central Iraní que tardarán meses en ser aplicadas en su totalidad e ignorando las amenazas de cerrar el tráfico petrolero en el Estrecho de Ormuz – algo improbable porque es por ahí que sale la mayor parte del petróleo que Irán exporta -, quizás la «clave principal de la crisis montante en el Golfo Pérsico proviene de este movimiento para torpedear el petrodólar como la divisa para todo tipo de intercambios».

Irán y Rusia ya utilizan sus divisas nacionales para realizar el comercio bilateral. India acordó con Irán que los pagos por las importaciones de petróleo iraní – que suman entre 12 y 14 mil millones de dólares anuales – serán efectuados en rupias indias y que posteriormente se convertirían en una moneda denominada de manera separada. Una fuente israelí cercana a los servicios de inteligencia (DEBKAfile) afirmó esta semana que Irán e India están negociando el pago en oro como alternativa.

Lo que ex Embajador Bhadrakumar subraya es que mientras Rusia e India tienen posiciones no subordinadas a EE.UU., este no es el caso de los EAU y Catar, monarquías que constituyen piezas claves de la estrategia occidental en el Oriente Medio y un vital apuntalamiento para el reciclado de los petrodólares.

El gobierno chino «está posicionándose en medio de la línea divisoria» y fortaleciendo sus intereses en ambas riberas del Golfo Pérsico, lo cual «abre un fantástico panorama de cooperación entre China y el Consejo de Cooperación del Golfo» (CCG), comenta el ex Embajador Bhadrakumar, quien agrega que la utilización del yuan y de las divisas de los países del Golfo Pérsico en los intercambios bilaterales crea «una nueva matriz» que permite avizorar el reemplazo del dólar estadounidense como la moneda de intercambio en el comercio petrolero con los países asiáticos.

En un articulo titulado «Europe at war with Iran» el analista brasileño Pepe Escobar recuerda que nada menos que la gigantesca petrolera británica British Petroleum (BP) ha pedido al gobierno de Barack Obama ser exceptuada del sistema de sanciones contra Irán para no comprometer el desarrollo del yacimiento gasífero Shah Deniz II en Azerbaiyán, que tiene un costo de 22 mil millones de dólares y alimentará el proyectado gasoducto Nabucco, diseñado para alimentar a la UE con el gas del Mar de Caspio evitando el transito por Rusia, país que actualmente es el principal abastecedor de gas natural de muchos países de la UE.

Y añadiendo que Irán tiene una participación en este proyecto que le permite bloquearlo, Escobar ironiza sobre la «situación pos-surrealista» de la gigantesca petrolera británica BP «implorando a EE.UU. que la exceptúe de sanciones porque de otra manera se pondrá en riesgo la seguridad energética de Europa»

China, Rusia, India, Japón y otros países, entre ellos muchos de América latina, están tejiendo una serie de acuerdos bilaterales para negociar con sus propias monedas que -según Escobar -, se convertirá inexorablemente en un asunto multilateral, lo que significa que el billete verde irá lentamente siendo desplazado como la divisa de reserva a nivel mundial, «con todas las consecuencias sísmicas que esto implica».

Nota:
1.- http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NA24Ak03.html

– Alberto Rabilotta es periodista argentino – canadiense.