Después de innumerables debates presenciales y millares de interacciones virtuales, la Plataforma Vamos, organizada por el Frente Pueblo Sin Miedo [1], somete a la crítica los resultados preliminares de su propuesta para la construcción de un programa de izquierda para enfrentar la crisis nacional. Es una iniciativa auspiciosa. En el ambiente claustrofóbico en que estamos […]
Para los militantes del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) el conocimiento de las propuestas de la Vamos y de sus consecuencias prácticas es particularmente importante, una vez que las decisiones aprobadas por el IV Congreso Nacional, como base del programa del partido en las elecciones presidenciales de 2018, fueron a las oscuras, sin ninguna discusión con la militancia,
En su presentación, la Vamos anuncia la intención de no esperar ninguna solución caída del cielo y hacer la historia con sus propias manos, una idea que convoca a todos al ejercicio cívico de la política. Sin ninguna preocupación en presentar una contextualización del momento histórico, el documento presenta los seis ejes que componen sus propuestas para resolver los problemas del pueblo brasilero: Economía, Poder, Comunicaciones y Cultura, Territorios y Medio Ambiente, Salud y Educación y, finalmente, Negro, Feminista y LGBT.
Las medidas encimadas las unas a las otras. No hay cuidado de definir la relación de causa y efecto entre diagnóstico y recetario, especificar los sujetos colectivos de las acciones, calificar los vínculos entre intenciones, acciones y mediaciones y establecer los nexos entre las partes y el todo. La Vamos simplemente dice lo que tiene que ser hecho y no pierde el tiempo con lo que considera pequeñeces.
Negación de la historia
El principal problema de las directrices de la Vamos es ignorar la célebre advertencia de Marx en la introducción de «El 18 Brumario», según la cual los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen como quieren, arbitrariamente, sino en condiciones que son históricamente determinadas. Sin la definición de las bases objetivas y subjetivas que determinan la lucha de clases, el campo de oportunidad vislumbrado por el pensamiento y alcanzable por lo acción se torna indeterminado. Si el sentido del movimiento histórico es ignorado y las tendencias efectivas de la lucha permanecen indefinidas, entonces, bien a la moda pos-moderna, todo es posible y todo es imposible.
En la concepción abstracta y aleatoria de temporalidad contenida en el programa Vamos, la humanidad marcha como cabra ciega. No hay contradicciones que condiciones las necesidades históricas y que delimiten las posibilidades de su solución. La única referencia histórica concreta mencionada en el programa Vamos y la discontinuidad económica y política provocada por el ascenso del gobierno golpista de Michel Temer, un verdadero divisor de aguas entre un período de desarrollismo, combate a las desigualdades sociales y democracia y otro de crisis económica, aumento de las desigualdades sociales y regresión política. La utopía del proyecto Vamos es reconstruir el pasado, destituido de sus insuficiencias, a partir de la sumatoria de la voluntad de individuos decididos a enfrentar la crisis a partir de «consensos pactados».
La ausencia de una perspectiva de clase impide la caracterización del padrón de lucha de clases como una guerra sin tregua entre el capital y el trabajo.
El desconocimiento de la especificidad histórica del Brasil, una formación histórica presa en las telas del capitalismo dependiente, bloquea la posibilidad de definir las estructuras responsables por las miserias del pueblo.
La falta de una interpretación sobre la naturaleza del capitalismo contemporáneo y sus impactos sobre las regiones periféricas inviabiliza la percepción del sentido de las transformaciones históricas que condicionan la lucha de clases en el Brasil, una formación social en irreversible proceso de reversión neocolonial que combina de manera inusitada riqueza y pobreza, negocio y barbarie, desarrollo de las fuerzas productivas y depredación del medio ambiente.
La inexistencia de cualquier consideración sobre la crisis mundial -el alimento determinante de la coyuntura- implica abstracción de la extrema violencia de la destrucción creadora que caracteriza las transformaciones provocadas por la crisis capitalista. La carencia de una interpretación de las nuevas tendencias de la división internacional del trabajo y sus efectos devastadores sobre la economía brasilera omite cualquier posibilidad de comprender las fuerzas tectónicas que condicionan el proceso de reversión neocolonial que rebaja progresivamente el nivel mínimo de civilidad alcanzado a duras penas por la sociedad brasilera. En ausencia de una visión sobre los determinantes estructurales de crisis terminal de la industrialización, las dificultades que generan la mayor crisis de desempleo en la historia brasilera quedan reducidas a problemas coyunturales provocados por la adopción de una política económica ortodoxa.
Abordada muy lateralmente, la crisis política es reducida a un problema de carácter institucional, provocado por la presencia de un gobierno. No hay una palabra sobre los motivos que llevaron a la juventud a tomar las calles en las Jornadas de Junio de 2013. No hay una señal en relación al desastroso pasaje de Lula y Dilma por el gobierno federal, cuya principal evidencia es su calamitosa herencia: una crisis económica y política sin precedentes y el ascenso de la República de los Delincuentes. No hay un posicionamiento sobre las condicionantes sistémicas del mar de barro de la política nacional. La crisis terminal de la Nueva República y sus consecuencias no son objetos de reflexión de la Vamos.
La inexistencia de una evaluación de las profundas contradicciones que determinan la lucha de clases impide el reconocimiento de que la agudización de las contradicciones entre el capital y el trabajo lleva a la burguesía a organizar su dominación como una contrarrevolución permanente. En el Brasil, una sociedad escindida entre ricos y pobres, la ofensiva reaccionaria asume la forma de una verdadera guerra civil contra los trabajadores, cuya manifestación más brutal es la sistemática criminalización de la lucha política, el cerco militar que coloca a las periferias bajo verdadero toque de queda y, su consecuencia inevitable, el genocidio indiscriminado de la juventud pobre.
Negación de la crítica
Aunque la Plataforma Vamos reivindique un programa de izquierda, no en ella ninguna remisión a las tradiciones del materialismo histórico ni a la rica tradición del pensamiento crítico latinoamericano. Explotación, lucha de clases, proletariado, burguesía, aparatos ideológicos de Estado, dominación, colonialismo, imperialismo, subdesarrollo, dependencia, segregación social, Estado de Excepción, Estado penal; reforma y revolución son conceptos ajenos a los documentos de la Vamos. No es que ellos no sean mencionados tal cuales, lo que podría ser una estrategia retórica. El problema es que tales nociones hacen parte de la filosofía que organiza las propuestas presentadas. Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Gramsci, José Martí, Mariátegui, Caio Prado Jr., Florestan Fernandes y tantos otros no fueron convocados para componer el arsenal teórico e ideológico de la Vamos.
Dime con quién andas y te diré quién eres. El método y el discurso de la Vamos tiene otras inspiraciones. Las propuestas económicas se alinean claramente con las ilusiones neo-keynesianas de un capitalismo domesticado y la convicción neo-schumpeteriana de la competencia inter-capitalista como dínamo del desarrollo capitalista. Las políticas sociales combinan programas asistencialistas idealizados por el Banco Mundial con propuestas de economía solidaria inspiradas en el socialismo utópico.
Las directrices que dicen respecto a las pautas de opresiones, cuestiones institucionales y medio ambiente, siguen los principios de un pos-modernismo atemperado por el rescate de fórmulas de los programas compensatorios de los gobiernos de Lula y Dilma. Modelo de desarrollo, innovación, regulación de los mercados, sustentabilidad, gobernabilidad, elites, diversidad, presupuesto participativo, economía solidaria, bolsa familia, mi casa mi vida, son nociones que alienan las propuestas de Vamos. ¿Qué se gana cuándo negamos orígenes e incorporamos en nuestros discursos el lenguaje de nuestros enemigos de clase?
La negación de la transformación social
La ausencia de una perspectiva crítica no permite ninguna propuesta que vaya más allá del «sentido común». La incapacidad de concebir cambios cualitativos inscritos en el movimiento histórico limita los cambios propuestos a los parámetros del status quo. Sin la pretensión de cambiar el Estado, lo nuevo vendría a través de un lento proceso de evolución institucional. La política queda, así, condenada al horizonte del cretinismo parlamentario.
La preocupación en presentar medidas tangibles, que sean palpables dentro de la correlación de fuerzas, implica necesariamente encontrar salidas por dentro del sistema. La posibilidad de que el sistema no tenga solución para los problemas del pueblo -como de hecho no tiene- no es ni remotamente considerada.
Sin colocar en el horizonte la necesidad y la posibilidad de transformaciones de gran envergadura, no hay porque hacer alianza con los partidos políticos contrarios al sistema. No sorprende, entonces, que el llamado a la unidad de la izquierda no incorpore las acumulaciones programáticas realizadas por sectores del PSOL e ignore olímpicamente las importantes contribuciones del PCB (Partido Comunista Brasilero) y del PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado). La unidad propuesta es la unidad de las fuerzas que se ubican a la izquierda en el sistema. Vamos mira en dirección del Partido de los Trabajadores.
El programa presentado por el Frente Pueblo Sin Miedo está a leguas de un plan de lucha que oriente la praxis de los trabajadores en busca de una salida civilizada para el impasse civilizatorio en que se encuentra la sociedad brasilera. Circunscrita a la miseria de los posible, pasa de largo de los problemas reales de los trabajadores brasileros: el avance de la barbarie en todas las dimensiones de la vida. Las cuestiones que provocan una reacción más virulenta del status quo permanecen en la penumbra.
¿Cómo conquistar la autonomía nacional sin romper con el imperialismo? ¿Cómo mejorar el nivel tradicional de vida de los trabajadores sin dar empleos bien remunerados a la gran masa de la fuerza de trabajo que permanece en el subempleo? ¿Cómo superar la pobreza sin eliminar la riqueza? ¿Cómo combatir la desigualdad social sin cuestionar el padrón de acumulación basado en la copia de los estilos de vida y padrones de las economías centrales? ¿Cómo interrumpir las catástrofe ambiental sin cuestionar el automóvil, la minería, el agronegocio? ¿Cómo modificar la orientación de la política económica sin cuestionar el papel estratégico de la Deuda Pública como centro neurálgico de la política económica? La lista de las omisiones sería interminable. La vamos queda en la superficie de la realidad. Al ocultar las determinantes estructurales de la miseria brasilera, la Vamos se atiene a administrar la barbarie.
El resultado práctico de las directrices presentadas es desastroso. El deseo de resolver los sufrimientos del pueblo sin enfrentar las causas es cuadratura del círculo. Al negar las contradicciones como móvil de las lucha de clases y la crítica como base para la constitución de la clase trabajadora como sujeto político, la Vamos renuncia a cualquier posibilidad de transformación del orden económico y social. Los problemas que tornan infernal la vida de los trabajadores son atribuidos a factores ajenos a las estructuras de la sociedad que podrían ser corregidos con cambios institucionales y políticas económicas y sociales.
Las propuestas
a) No se toca la Economía, las medidas propuestas para recuperar el crecimiento y volver la economía hacia el mercado interno son insuficientes para romper el bloqueo institucional que somete la política económica a la lógica del gran capital, internacional y nacional. La intención de formular un «proyecto económico» compatible con el combate a las desigualdades patina ante la falta de cualquier medida para combatir las causas del subdesarrollo y de la dependencia: la segregación social, el control del capital internacional sobre la economía brasilera, la modernización basada en la copia de los estilos de vida de las economías centrales.
b) En relación a las cuestiones agrupadas en Poder, la Vamos ignora la cuestión central: la crisis terminal de la Nueva República y la necesidad de organizar la respuesta de los trabajadores a la ofensiva contrarrevolucionaria burguesa.
c) En Comunicaciones y Cultura, las propuestas no cuestionan el colonialismo cultural y los mecanismos perversos de control de la opinión pública por las grandes corporaciones que controlan los medios de comunicación y la industria cultural.
d) En el tópico sobre Territorios y Medio Ambiente, el «nuevo modelo de desarrollo» no pasa de un recetario de viejas novedades, pues a falta de política para combatir el agronegocio, la especulación inmobiliaria y la catástrofe ambiental bloquea cualquier posibilidad de una efectiva reforma agraria y urbana, bien como la interrupción de la catástrofe ambiental.
e) Las medidas propuestas en Educación y Salud pecan por la inexistencia de cualquier crítica a la crónica penuria de recursos para las políticas sociales: la segregación social, el colonialismo cultural, la industria de la educación y el gran negocio en que se transformó la salud en el Brasil.
f) Las propuestas que defienden la diversidad cultural contenidas en Negros, Feministas y LGBT se destacan por el absoluto desconocimiento de la relación umbilical entre opresiones y explotación.
A lo largo de las próximas semanas tendremos la oportunidad de fundamentar más detalladamente cada una de las críticas aquí esbozadas.
En una coyuntura histórica en que no existe la menor posibilidad de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores sin transformaciones de gran grande envergadura que apunten hacia el socialismo, la ilusión de soluciones dentro del sistema sólo alimenta la frustración con la democracia y el desaliento de los trabajadores con la política.
Con pánico de despertar la furia de la contrarrevolución (que ya está en las calles), se acaba en la más completa y desmoralizante capitulación ideológica y política. Ante la avasalladora ofensiva del capital contra el trabajo, la Vamos responde con una versión recauchutada del «mejorismo» lulista. Lo que ayer resultó una tragedia, hoy comienza como farsa. De ese modo, vamos de mal en peor. Es preciso mirar el futuro y organizar la esperanza de una sociedad basada en la igualdad sustantiva.
Plinio Arruda Sampaio Jr. es militante del PSOL, economista, profesor de la Unicamp (Universidad Estatal de Campinas) y autor del libro Crônica de uma crise anunciada: crítica à economía política de Lula e Dilma. Sâo Paulo: SG Amarante, 2017.
Traducción: Ernesto Herrera, para Correspondencia de Prensa.
Nota de Correspondencia de Prensa
[1] Sobre la iniciativa Plataforma Vamos del Frente Pueblo Sin Miedo, ver entrevista a Guilherme Boulos.
Fuente (de la traducción): https://correspondenciadeprensa.wordpress.com/2018/02/03/brasil-debates-hacia-donde-vamos-criticas-al-programa-del-frente-pueblo-sin-miedo/
Fuente (del original): http://www.correiocidadania.com.br/2-uncategorised/13084-para-onde-vamos