Por la victoria de la resistencia, contra el golpe de Estado y por elecciones libres para un Brasil libre En estos días Brasil vive uno de sus momentos más dramáticos, quizás el más dramático desde el final de la dictadura militar (1964-1985). Las fuerzas conservadoras de nuestra sociedad, inconformadas conla cuarta derrota electoral al hilo […]
En estos días Brasil vive uno de sus momentos más dramáticos, quizás el más dramático desde el final de la dictadura militar (1964-1985). Las fuerzas conservadoras de nuestra sociedad, inconformadas conla cuarta derrota electoral al hilo pasaron desde 2014 a intentar todas las maniobras posibles para revertir judicialmente el resultado, provocando una parálisis en el gobierno hasta llevarlo a la caída de Dilma Rousseff.
Rápidamente, empezaron a mostrar su verdadero objetivo: el gobierno de facto impuso grandes derrotas al pueblo, atropello derechos civiles y democráticos, cortó derechos sociales, abortóel desarrollo económico yatentó contra la soberanía nacional.
Llegada la hora del juicio popular, lo que ellos tienen a presentar es una economía estancada, con cesantía, inseguridad de todo tipo yun sentimiento generalizado de amenaza a cualquier futuro esperanzador para el país. Además, no se trata solamente de Brasil. Hay señales muy claras del estímulo externo a soluciones de fuerza en toda América Latina, a comenzar por Venezuela.
Las fuerzas conservadoras no tienenqué ofrecer a los ciudadanos para conquistar apoyo mediante el voto. Por eso, ante el derretimiento de las candidaturas «moderadas»ligadas a la coalición golpista, esos intereses juegan todas as sus cartas en apoyo a lo que hay de más despreciable y peligroso en el campo de la política: una candidatura que responde solamente al conservadurismo de las élites y la derecha tradicional, pero también al posible inicio de un régimen de terror, de dictadura con colores fascistas.
No nos referimos solamente al capitán-candidato, sino que a varios militares activos y retirados, cuyas declaraciones recientes han servido para prepararla opinión pública para una salida militarizada a la crisis política que el país vive.
Hay muchos candidatos en estas elecciones, pero solamente dos lados. El lado del golpe yel lado de la resistencia, representado por tres candidaturas diferentes, pero una postura en común.
El colectivo de izquierda, de carácter multipartidario Fórum 21 reitera su compromiso de defender la unidad del campo democrático, sea cual sea el candidato que lo represente en segunda vuelta. Aunque la mayoría de sus integrantes esté apoyando la fórmula liderada por Fernando Haddad y Manuela d’ Ávila, es importante resaltar que lo que está en juego en este momento es más que la Presidencia de la República: la lucha ahora es por la propia mantención del ambiente democrático.
En esa trinchera de unidad de las fuerzas de resistencia, es necesario levantar las banderas de reconstrucción del país entorno a grandes objetivos:
– Revertir todas las medidas anti pueblodel gobierno de Temer, deshaciendo las políticas de austeridad y desempleo para los de abajo, mientras acepta todo el lobby de los de arriba,
– Enfrentar el desarme del Estado que tiene efectos terribles en la salud y educación, sobretodo de las clases sociales más bajas, además de traer inseguridad a los trabajadores y sus familias.
-Promover un desarrollo con reducción de las desigualdades, condemocratización de la propiedad da tierra, el acceso a vivienda, salud, educación y seguridad en todas sus dimensiones.
– Retomar la soberanía nacional sobre nuestros recursos y derechos. El petróleo es nuestro, Brasil es un país de todos. No más privatizaciones y desnacionalizaciones del patrimonio público.
-Reconducir Brasil a la escena internacional, abandonando la posición de colonia sumisa adoptada por la política externa del gobierno de facto.
Ante el riesgo de que seamos tragados por la avanzada conservadora, las diferentes corrientes progresistas nos vemos condenadas a fomentar la organización de movimientos de base, en los locales de trabajo, en las escuelas, movimientos sociales, comunidades.
No basta conquistar la Presidencia, hay que trabajar para garantizar unLegislativo más responsable, que apoye nuestro proyecto. No solamente por el combate electoral, sino que para dar sustento a los cambios políticos que el nuevo gobierno popular tendrá que implementar para desmontar el retroceso ya operado por las fuerzas del golpe.
Un nuevo gobierno que enfrente los estragos producidos porel golpe y las amenazas ya existentes de una nueva intervención, y que necesita el apoyo de la movilización popular y del protagonismo de los movimientos sociales.
Brasil tiene que ser gobernado por la voluntad del pueblo y no por dictadores de ningún tipo, ni los que visten fardas militares, ni los que usan martillos de jueces, ni los que mantienen el monopolio de los espacios mediáticos.