El debate acerca de la validez o no de la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia (o rentabilidad), la cual fue formulada por Karl Marx en el Libro III de El Capital, es un debate clásico entre los economistas heterodoxos.
Dicho debate llega hasta nuestros días, y muestra de ello es la discusión mantenida hace unos pocos años por David Harvey y Andrew Kliman a raíz de un borrador para un congreso en Turquía elaborado por el primero de ellos en el que estimaba innecesaria dicha ley para la comprensión de la dinámica de la economía capitalista, en general, y del acontecimiento de la Gran Recesión o Crisis de 2008, en particular.
David Harvey (1935) es un conocido geógrafo y profesor británico que sostiene posturas económicas de carácter heterodoxo. Tal y como se ha introducido en el anterior párrafo, Harvey ha venido defendiendo que la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia es superflua para los análisis económicos marxistas tanto de la Gran Recesión (donde la financiarización habría jugado un rol muy importante) como de la dinámica del conjunto de la economía capitalista en general.
Más en particular, este profesor se ha mostrado crítico con la posibilidad de que las crisis sean monocausales como consecuencia de la mencionada ley, así como con que tal ley juegue papel alguno en el surgimiento de las mismas. Considera que el modelo en el cual se fundamentael postulado de Marx es extremadamente simple, y sus suposiciones, estrictas, si bien Harvey ha reconocido que tales suposiciones no se encuentran explicitadas en ningún lugar. Por el contrario, recurre a la concepción del capital como ecosistema en evolución y, a partir de ahí, establece un símil entre el cuerpo humano, que puede morir por diversas razones, y los múltiples puntos de tensión y posibles fallos en el todo orgánico del capital. Así, ha contrapuesto la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia, que, según él, es mecánica y unidireccional, a la existencia de una mezcla caótica de causantes de las crisis, sin direccionalidad alguna.
Si bien ha admitido Harvey la observación empírica de que la rentabilidad resultante del conjunto de las corporaciones de los Estados Unidos ha ido cayendo (tendencialmente hablando) desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, no concibe que tal caída sea resultado de la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia. En cualquier caso, considera que el análisis del conjunto de la economía de los Estados Unidos (cuya rentabilidad, además, habría experimentado una recuperación durante los últimos años) es limitado y no extrapolable al terreno global. Más aún, arguyó que, dado que la fuerza de trabajo a nivel global aumentó en términos absolutos en 1.100 millones de trabajadores de 1980 a 2005, con el consiguiente incremento de la masa total de plusvalía extraída, la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia no actuó.
En palabras de Harvey, Marx habría tenido dudas en general acerca de su propio descubrimiento, señalando la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia sólo tangencialmente en sus análisis de las crisis (comerciales y financieras) de 1848 y 1857, y no retomándola hasta 1868. Sin embargo, por la correspondencia de Marx, se sabe que este se encontraba muy satisfecho de su descubrimiento, considerándolo la ley más importante de la economía política.
Desde una perspectiva marxista ortodoxa, a consecuencia de una lectura errónea de Marx (quien afirmó que «la causa última para todas las crisis reales siempre descansa en la pobreza y el consumo restringido de las masas») por parte de Harvey, este profesor podría ser catalogado de defensor del enfoque subconsumista en tanto que las crisis serían el resultado de la falta de demanda efectiva, independientemente de la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia.
A diferencia de Harvey, Andrew Kliman es un firme defensor de la validez de la ley que nos ocupa (la cual cree importante tener en cuenta de cara a poder prevenir las crisis económicas), si bien considera que no es la verdad absoluta de la dinámica de la economía capitalista. Kliman (1955) es un reputado economista y profesor norteamericano de orientación marxista, defensor de una interpretación de la teoría del valor marxiana llamada Interpretación de sistema único y temporal (TSSI, por sus siglas en inglés). Por tanto, como defensor de la validez de la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia, opina que las políticas destinadas a una mejor gestión del capitalismo (por ejemplo, políticas de regulación financiera) son, en el mejor de los casos, de efecto limitado y temporal, puesto que estas no cuestionan la búsqueda de la maximización de la rentabilidad (búsqueda que se traduce en gran medida en la automatización o mecanización de los procesos productivos).
Kliman ciertamente observó, al igual que hizo Harvey, que la fuerza de trabajo a nivel global aumentó en términos absolutos en 1.100 millones de trabajadores de 1980 a 2005, con el consiguiente incremento de la masa total de plusvalía extraída. Sin embargo, como bien ha argumentado Kliman, esto no prueba nada acerca de la tasa de ganancia si no se analiza en relación con el capital adelantado. En otras palabras, aunque la masa total de plusvalía extraída aumente en términos absolutos, si el capital adelantado también lo hace, y en mayor proporción, existirá un decrecimiento de la rentabilidad.
En contraposición a Harvey, la lectura que hace Kliman de la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia de Marx es que esta es multicausal. Este economista establece un símil entre dicha ley y la ley de la gravedad, la cual explica, por ejemplo, que las manzanas caigan de los árboles independientemente de la existencia de factores contrarrestantes en uno u otro sentido, como el viento o la resistencia del aire. Es decir, la existencia de tales factores no condiciona la validez de la ley de la gravedad ni esta se constituye en un modelo monocausal o que sólo funciona en ausencia de otros elementos. Algo parecido ocurriría con la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia, que continuaría siendo válida en presencia de otros elementos. De hecho, Kliman, al igual que Harvey, piensa que la financiarización jugó un papel muy importante en la Gran Recesión. Una de sus múltiples afirmaciones en este sentido fue la siguiente: «Por supuesto, una crisis financiera desencadenó la recesión, y fenómenos específicos al sector financiero (apalancamiento excesivo, hipotecas de riesgo, etcétera) estuvieron entre sus causas importantes».
Kliman se encargó de analizar el impacto de diferentes factores, y no sólo el de la automatización de los procesos productivos, sobre el decrecimiento tendencial de la tasa de ganancia resultante del conjunto de las corporaciones de los Estados Unidos (teniendo en cuenta tanto las cuentas nacionales como los datos de la inversión en el exterior) desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días (hecho que, como sabemos, es observable empíricamente). Así, concluyó que el decrecimiento tendencial de la rentabilidad eminentemente se debió a un ritmo de crecimiento del empleo menor que el de la acumulación de capital, lo que validaría la ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia.
Finalmente, Kliman parece ser crítico con las tendencias subconsumistas, dado que el consumo de la clase trabajadora, haya o no haya crisis, siempre se encuentra limitado. En palabras de este profesor, «culpar de la crisis a la capacidad de consumo restringida de las masas es como de la caída de un avión a la gravedad (que existe siempre, haya o no caída)».
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