Parecería una broma de mal gusto si no fuese irritante realidad. Laboratorios y otras empresas del sector de la biotecnología parecen dispuestos a patentar todo lo vivo sin detenerse ante nada que signifique negocio. En principio y según la legislación europea, la concesión de patentes está sujeta a limitaciones, y así no se conceden a […]
Parecería una broma de mal gusto si no fuese irritante realidad. Laboratorios y otras empresas del sector de la biotecnología parecen dispuestos a patentar todo lo vivo sin detenerse ante nada que signifique negocio.
En principio y según la legislación europea, la concesión de patentes está sujeta a limitaciones, y así no se conceden a variedades de plantas, a razas de animales o a procedimientos para la cría de animales o el cultivo de plantas.
Ésa es la teoría, pero la realidad es muy otra: 2.400 patentes de plantas y 1.400 de animales se han concedido en Europa desde los años ochenta. Y hay pendientes más de 7.500 patentes del primer tipo y unas 5.000 de animales. Además se han autorizado más de 120 patentes para cultivos comerciales y se está a la espera un millar de procedimientos de ese tipo.
Eso es lo que se desprende de un informe de la iniciativa europea «No Patents on Seeds» (Nada de patentes para las semillas), de la que forman parte diversas organizaciones no gubernamentales como la Declaración de Berna (Suiza), GeneWatch (Reino Unido), Semence Paysanne (Francia), Greenpeace o la española Red de Semillas.
El alcance de algunas de las patentes concedidas es muy amplio hasta el punto de cubrir toda la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo.
Entre las plantas patentadas pese a haberse utilizado métodos enteramente convencionales para su supuesta mejora genética están el brécol -por la firma británica Plant Bioscience- y el tomate (ministerio israelí de Agricultura).
Otras empresas han patentado un pimiento obtenido a partir de ciertas variedades silvestres de esa planta en Jamaica o habas de soja también silvestre procedentes de Asia y Australia.
Las empresas de biotecnología envían a sus expertos a países del mundo en desarrollo en busca de variedades que, tras alguna modificación genética, inscriben en la Oficina de Patentes, de Múnich, y luego comercializan. Lo que la naturaleza nos ofrece gratis lo convierten así en lucrativo negocio.
La iniciativa No Patents on Seeds acusa en su informe a la Oficina de Patentes de actuar en complicidad con la industria de la biotecnología para convertir el sistema de patentes en un «instrumento para la indebida apropiación de recursos básicos para la alimentación» de muchas poblaciones.
Al limitar el acceso general a los recursos genéticos mediante la concesión de patentes a empresas privadas «se ataca la biodiversidad y la adaptabilidad de los sistemas de producción de alimentos, tan necesarias para hacer frente al cambio climático».
El hecho de patentar organismos vivos como si se tratase de simples inventos no sólo pone en riesgo la seguridad alimentaria, sino que impide a los países disponer libremente de sus recursos biológicos, se quejan las citadas organizaciones no gubernamentales.
Según éstas, la Oficina Europea de Patentes ha creado deliberadamente una situación que rebosa de «absurdos legales», pero que permite burlar las prohibiciones a empresas de biotecnología como los gigantes Monsanto, Dupont o Syngenta, que controlan ya en torno al 50 por ciento del mercado mundial de semillas.
Gracias a ese cada vez más lucrativo mercado, la Oficina de Patentes obtuvo el año pasado, si se cuentan las minutas de los abogados especializados, ganancias del orden de 1.500 millones de euros, según denuncia No Patents on Seeds.
De ahí que esa red haya hecho un llamamiento a los gobiernos europeos para que revisen la legislación sobre patentes de modo que prohíba totalmente ese tipo de prácticas, consistentes en privatizar lo que debería ser público y dificultan así el libre acceso de investigadores independientes y agricultores a la biodiversidad del planeta. Todo un escándalo.
Fuente: http://www.laprovincia.es/opinion/2014/11/16/quieren-llegar-patentes-seres-vivos/647914.html