Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
Ahora que los verdes europeos han adoptado la perspectiva de la piratería sobre el monopolio de los derechos de autor, he recibido unas cuantas preguntas de algunos empresarios, de grupos de presión de la industria de los derechos de autor y de algunos libertarios queriendo saber por qué queremos prohibir la gestión de derechos digitales (en adelante, DRM, por sus siglas en inglés: Digital Rights Management). Es una buena pregunta, y merece una buena respuesta.
En primer lugar, el DRM es una modalidad de fraude que arrebata a los ciudadanos los derechos que la ley les otorga. El monopolio de los derechos de autor está estrangulado por las excepciones que permiten copiar en muchas circunstancias; el DRM no presta atención a nada de esto, pero establece y hacer valer un conjunto más amplio de restricciones que excede y trasciende con mucho los contenidos en la ley.
Por consiguiente, para empezar, prohibir el DRM se puede considerar una forma de protección del consumidor.
En segundo lugar, da igual que el Parlamento redacte leyes (que es su trabajo) si las empresas pueden reescribirlas a su antojo con la ayuda de la tecnología. También es cometido del Parlamento asegurarse de que la redacción de leyes sigue siendo competencia del Parlamento y, concretamente, que no se pliega a los deseos de grupos con intereses particulares.
Pero aunque estos dos aspectos sean importantes, el tercero es el más relevante de todos. Los libertarios, en particular, me han preguntado por qué no basta una declaración pública y honesta de las características de los artículos y un derecho legal para sortear el DRM. Si la gente quiere comprar artículos sin control de DRM que manifiestan abiertamente ser así, y si las empresas quieren venderlos, ¿cuál es el problema?
Permítaseme ilustrar el caso estableciendo paralelismos, como suelo hacer; en este caso, con el cambio de actitud que se produjo después del ascenso de los verdes hace cuarenta años.
Hace unos cuantos años, la Unión Europea prohibió el plomo. Estamos como en la «época de prohibición del plomo». En muchos artículos de electrónica se puede encontrar el sello «RoHS», que es acrónimo de «Restricción de Sustancias Peligrosas» (por sus siglas en inglés, «Reduction of Hazardous Substances») . Como la soldadura con la que se fabricaban circuitos integrados para los aparatos electrónicos contenía una mezcla de plomo fundido y estaño, hubo que volver a hacer, recalibrar y rediseñar toda pieza electrónica manufacturada en el planeta. Fue una tarea descomunal, pues la sustitución de soldaduras sin plomo requería temperaturas de funcionamiento distintas, lo que, a su vez, imponía exigencias diferentes a los circuitos y distinta estabilidad a largo plazo… y así sucesivamente.
De manera que, formulemos la misma pregunta. Si una empresa técnicamente sensata sostiene que es la ingeniería de sonido y la rentabilidad de los negocios lo que recomienda utilizar el plomo en los componentes electrónicos (como así es), y la gente quiere comprar componentes con plomo, ¿cuál es el problema?
Sucede exactamente lo mismo que con el DRM.
Como político que soy, me preocupan cosas distintas de la ingeniería de sonido y la rentabilidad de las empresas. Mi cometido (mi maldita responsabilidad ) es adoptar una perspectiva más amplia y mirar hacia adelante, varias décadas por delante, muchas generaciones por delante. Apoyo plenamente la prohibición del plomo por este motivo. Y es la misma razón por la que apoyo la prohibición del DRM.
Es tóxico , el DRM es tóxico . Igual que el plomo. Y hay que prohibirlo exactamente por las mismas razones.
El DRM envenena la libre circulación, el estudio, la mezcla y la utilización de la información. Requiere un conjunto muy concreto de condiciones para funcionar, unas condiciones que no van a existir dentro de cinco o diez años. (¿Han probado a jugar con un juego de hace cinco años sin control de DRM?) Envenena el ecosistema de la información.
Como el libre intercambio de lo que se denomina TICK (por sus siglas en ingles, Tools, Ideas, Culture, and Knowledge: Herramientas, Ideas, Cultura y Conocimiento) es esencial para la industria, los ciudadanos y la vida social de la siguiente generación, apoyo plenamente la prohibición de una práctica que contamina directamente el ecosistema en el que dicho intercambio tiene que producirse y florecer.
Los verdes promovieron la prohibición del freón desde los primeros momentos de su aparición, y la del plomo hace poco, pese a que ambas sustancias eran productos buenos para la ingeniería y los negocios y atractivos para el usuario final. Así es como debería ser, y esa es la razón por la que apoyo prohibir la DRM. En la legislación deben prevalecer otras preocupaciones antes que las relacionadas con el beneficio a corto plazo.
Rick Falkvinge es columnista habitual de TorrentFreak y comparte sus ideas semanalmente. Es fundador del primer Partido Pirata, sueco, aficionado al whisky y motorista de perfil bajo. Su blog, en falkvinge.net, gira en torno a cuestiones de política de la información.
Fuente: http://torrentfreak.com/drm-needs-to-be-banned-because-its-toxic-111016/