La lucha de clases en momentos definitorios genera contradicciones que pueden resultar dramáticas. Venezuela en esta coyuntura y etapa está cruzando una situación estelar en donde esas contradicciones de manera urgente nos ponen a prueba a todos y a todas. Para quienes nos reivindicamos marxistas, trotskistas y revolucionarios anti imperialistas, los campos de lucha tienen […]
La lucha de clases en momentos definitorios genera contradicciones que pueden resultar dramáticas. Venezuela en esta coyuntura y etapa está cruzando una situación estelar en donde esas contradicciones de manera urgente nos ponen a prueba a todos y a todas. Para quienes nos reivindicamos marxistas, trotskistas y revolucionarios anti imperialistas, los campos de lucha tienen fronteras infranqueables. Quienes formamos parte de una tradición política que reivindica el pensamiento crítico, e incluso ante los desvaríos y errores del socialismo real, de los partidos autoritarios de izquierda, siempre hemos cuidado mucho el estilo y método de discusión con quienes comparten como horizonte el socialismo.
Como corriente histórica fuimos críticos de la burocratización de la URSS, China, Vietnam o Cuba, pero siempre estuvimos y hemos estado dispuestos a pelear al lado del pueblo de esos países e incluso bajo la coordinación de los partidos a los cuales criticamos, cuando se trató de enfrentar al imperialismo; dejando claro que manteníamos nuestras visiones políticas y al pasar la confrontación volveríamos a criticar con mayor autoridad y ahínco los errores y seguiríamos luchando por el auténtico socialismo. Nuestra terquedad siempre generó y genera adversidades, incomprensiones y hostilidades. En el momento de la batalla antiimperialista no es admisible dar espacio a la duda, tomar una supuesta posición imparcial y, mucho menos, ni por asomo, ponernos del lado de los enemigos.
En Venezuela hay un sector de la derecha que ha decidido querer provocar un resquebrajamiento de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que se produzca desde sus distintas fuerzas un Golpe de Estado y/o promover una invasión al territorio nacional, amparado con el discurso de una supuesta «Ayuda Humanitaria». Este sector decidió, que para lograr alguno de esos objetivos, era necesario auto nombrar como «presidente interino», al señor Juan Guaidó. No se trata de una cuestión de interpretaciones «subjetivas», por el contrario, Guaidó ha sido reconocido por la administración imperialista de Trump y los gobiernos imperialistas y colonialistas europeos así como por los entreguistas de nuestro continente. Eso es histórica e ideológicamente concreto.
El señor Guaidó representa la avanzada política de un ejército de ocupación en construcción que pretende establecer un gobierno protegido y tutelado por la administración norteamericana, de liquidación de cualquier agenda social y de nuestros derechos humanos, democráticos y de las libertades políticas que hoy tenemos. Los medios de comunicación de la derecha en Venezuela ya hablan abiertamente en sus programas de opinión de la intención de prohibir la ideología de izquierdas, mediante una reforma constitucional en un eventual gobierno del señor Guaidó, quién sería sostenido por las tropas multinacionales imperialistas que hoy preparan una invasión.
Somos críticos de muchas de las políticas de conciliación de clases, así como de los elementos de carácter burocrático, de hechos de corrupción y de decisiones autoritarias que se han implementado en los últimos años el gobierno de Nicolás Maduro. También hemos defendido la continuidad de políticas sociales iniciadas con Chávez. Reivindicamos la vocación popular de colocarse en la lógica de construcción del socialismo en medio de las tensiones de lucha de clases que ocurren hoy al interior del partido de gobierno. Hemos alertado sobre el engaño que significa en un mundo y economía globalizada pensar en la supuesta progresividad y protección a una revolución por parte del capitalismo europeo, ruso o chino; la clase gobernante de esos países son aliados estratégicos en muchos negocios con los imperialistas yanquis. Hoy decimos de manera decidida que la soberanía del suelo venezolano solo puede ser defendida por una nueva alianza cívico militar criolla, procesos que trabajaremos para que generen el destierre de los corruptos y vacilantes de ambos campos.
Estos aspectos los seguiremos señalando una y otra vez, desde nuestra debilidad de pequeña organización revolucionaria, a la par que trabajamos en la construcción de una potente organización revolucionaria. No vacilamos en nuestra posición crítica, pero tenemos claro que ante la inminente conformación de una fuerza imperialista contra nuestra nación cerramos filas en defensa de la soberanía y contra la bota yanqui. Sumamos no dividimos fuerzas. Defendemos la legitimidad de la elección y mandato del Presidente Maduro, contra los argumentos construidos en Washington que plantean una renovación de autoridades. No nos situamos más allá del bien y el mal, ni nos consideramos «cascos azules locales» con supuestas facultades para promover soluciones de medias tintas que solo refuerzan la narrativa de falta de legitimidad del gobierno de Maduro, sobre la cual se soporta la organización de una potencial invasión a nuestro territorio.
Al señor Guaidó y a todo el equipo político y empresarial que le acompaña, solo les reconocemos, su carácter de punta de lanza de una fuerza de ocupación imperialista. Quienes tengan una caracterización de que si se reúnen con Guaidó, él puede cambiar de posición y desistir públicamente de su locura genocida de considerarse presidente interino para promover un Golpe de Estado o, una invasión disfrazada de ayuda humanitaria o, que piensen que a partir de ese Encuentro, van a lograr que la derecha respete la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela conjurando el riesgo de una situación de violencia, creemos que no solo están en un profundo error político e histórico porque la derecha venezolana sin capacidad de triunfar internamente ya decidió aliarse con las fuerzas imperialistas globales, sino que están abriendo la puerta de la capitulación. Guaidó solo cambiará de posición si el imperialismo norteamericano evalúa que sufriría una derrota en Venezuela y le ordena desistir de su golpe de Estado en curso; él es el representante de los intereses políticos, económicos, militares y moralmente decadentes de la derecha fascista norteamericana.
Para nosotros, lo que están haciendo quien se reúnen con él es potabilizarlo como demócrata; querer darle un reconocimiento legal de presidente de una Asamblea Nacional decretada en desacato y hasta de conferirle el mismo estatus que el legítimo presidente de la República, Nicolás Maduro. Eso significa reforzar las intenciones de los golpistas y pro invasores y sembrar falsas expectativas en sectores de la vanguardia y de las masas. Las organizaciones y militantes revolucionarios que crucen esa línea, están apostando su crédito político con un personaje instrumento de una política sangrienta imperialista. Y, hay líneas que no se pueden cruzar en la lucha de clases y rayas que nunca se podrán borrar.
Secretariado Político Nacional de la Liga Unitaria Chavista Socialista (LUCHAS)
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