Hace varias semanas, cuando Edward Snowden convocó un encuentro con políticos y activistas de Rusia para intentar desbloquear su situación, el ex analista de inteligencia utilizó un servicio de correo no muy conocido llamado Lavabit que se caracterizaba por ofrecer cifrado de datos y, por tanto, por ser un servicio de correo seguro. Tras la […]
Hace varias semanas, cuando Edward Snowden convocó un encuentro con políticos y activistas de Rusia para intentar desbloquear su situación, el ex analista de inteligencia utilizó un servicio de correo no muy conocido llamado Lavabit que se caracterizaba por ofrecer cifrado de datos y, por tanto, por ser un servicio de correo seguro. Tras la popularidad alcanzada por el servicio tras haber sido utilizado por Edward Snowden (y ofrecer una opción gratuita), Ladar Levison, propietario de Lavabit, ha realizado un anuncio que ha caído como un balde de agua fría: Lavabit cierra su servicio y el motivo, aunque no se especifica, parece vinculado a los programas de espionaje en Internet de Estados Unidos y las presiones gubernamentales.
Las revelaciones de Edward Snowden sobre los programas PRISM y X-Keyscore de la NSA han puesto de manifiesto que toda la legislación en materia antiterrorista de Estados Unidos se le ha ido de las manos al gobierno y que, en la práctica, se está abusando al espiar todo tipo de comunicaciones electrónicas. PRISM nos mostró que la NSA tenía acceso a los servidores de Google, Facebook o Skype y, hoy mismo, se ha conocido que la NSA (que teóricamente no puede espiar a ciudadanos estadounidenses sin la orden de un juez) analiza todos los correos electrónicos que mandan los estadounidenses a destinatarios que están fuera del país o los que reciben de fuera.
Con este contexto de espionaje continuo, un servicio como Lavabit que busca garantizar la privacidad de los usuarios es una «pieza que no encaja», un servicio discordante que tiene muchas opciones de enfrentarse a la maquinaria del gobierno de Estados Unidos. De todos es sabido que los servicios que operan en la red reciben peticiones del gobierno y sus agencias en virtud de las leyes de lucha antiterrorista; peticiones secretas que el gobierno no permite que sean reveladas ni divulgadas y que se deben contestar. En este juego entre «colaborar» o «garantizar la privacidad» de sus clientes se ha tenido que estar moviendo Lavabit y por lo poco que han contado en su mensaje de cierre han optado por cerrar antes que colaborar con el espionaje del gobierno. «Me he visto obligado a tomar una decisión difícil: convertirme en cómplice de los crímenes contra el pueblo estadounidense o poner fin a casi diez años de duro trabajo y cerrar Lavabit. Después de pensarlo mucho, he decidido suspender las operaciones. Ojalá pudiera compartir, de manera legal, los hechos y acontecimientos que me han llevado a tomar esta decisión. No puedo hacerlo», dijo Levison.El significado del cierre de Lavabit. Con un mensaje de despedida como éste y las alusiones que hace a la Primera Enmienda (libertad de expresión), las leyes que le prohíben hablar del tema y que el fundador de Lavabit va a recurrir a los tribunales para poder contar qué ha pasado y poder reactivar el servicio, creo que sobra decir que Estados Unidos y toda su maquinaria han chocado frontalmente contra Lavabit y su servicio de correo electrónico privado.
Que esto haya pasado pone de manifiesto que, al menos en Estados Unidos, parece que no puede existir un servicio que opere en la red sin la supervisión o el acceso por parte de la NSA y demás agencias de inteligencia del gobierno de Estados Unidos. De hecho, la conclusión final del mensaje de despedida es demoledora en este sentido:
«Esta experiencia me ha enseñado una lección muy importante: sin la intervención del Congreso o de un fuerte precedente judicial, recomiendo fuertemente a todo el mundo que no confíe sus datos privados a ninguna empresa que tenga vínculación con Estados Unidos».
Esta conclusión tan fuerte y demoledora tiene otra lectura que es igual de dura: los servicios que operan con base en Estados Unidos, para poder funcionar, parece que tienen que abrir sus puertas al gobierno de Estados Unidos y, por tanto, los datos de todos los usuarios están a su entera disposición en un siniestro buffet libre de datos personales en el que todos somos, además de producto, susceptibles de ser espiados.
Europa, en general, ha mostrado su desacuerdo con todo lo que se ha conocido sobre PRISM pero, más allá de las declaraciones políticas, el hecho es que para que los estadounidenses tengan esa «falsa sensación de seguridad», todos los usuarios de Internet tenemos que ver cómo nuestra privacidad es violada.
Resulta muy inquietante que casi el 60% de los estadounidenses esté de acuerdo con estas violaciones continuadas de la privacidad solamente porque se justifican en «la lucha contra el terrorismo». A Nicolás Maquiavelo se le atribuye la frase «el fin justifica los medios», una frase que realmente nunca llegó a decir pero que resume perfectamente sus teorías y que, en cierta medida, parece sustentar todo este despropósito de programas de espionaje y abuso excesivo.
Es muy triste que la falsa sensación de seguridad que alimenta Estados Unidos y que hace que la población sacrifique parcelas privadas de sus vidas y las entregue por completo al gobierno, sea consentido por tanta gente; ciudadanos y políticos que llegan a tachar a gente como Edward Snowden o Bradley Manning como traidores por el mero hecho de rebelarse contra este Gran Hermano establecido e intentar abrir los ojos contando la verdad.
Fuente: http://sur.infonews.com/notas/hay-un-topo-en-los-correos