El pasado 20 de junio se celebró en el Ateneo de Madrid, con un ligero retraso con respecto al primer aniversario de su muerte, un homenaje a Eva Forest. A señalar que dicho retraso se debió a la dificultad para encontrar un local dispuesto a acoger el homenaje, que no dejó de suscitar las previsibles […]
El pasado 20 de junio se celebró en el Ateneo de Madrid, con un ligero retraso con respecto al primer aniversario de su muerte, un homenaje a Eva Forest. A señalar que dicho retraso se debió a la dificultad para encontrar un local dispuesto a acoger el homenaje, que no dejó de suscitar las previsibles críticas de la reacción (que, como es bien sabido, en este país abarca un amplio espectro político).
Actuó como maestro de ceremonias Xabi Puerta, en representación de la Fundación Alfonso Sastre, e intervinimos como ponentes Irene Amador, Manuel Espinar, Carlos Fernández Liria, Jaime Pastor y yo. Se contaba con la presencia de Alfonso Sastre en la presidencia de la mesa, pero no pudo asistir por motivos de salud. Además de los ponentes, intervinieron Zutoia Alarcia, Joxemari Carrere, Nahia González, Juan Madrid, Ángeles Maestro, Beatriz Morales, Andrés Sorel y Luis Toledo Sande. Estaba prevista la actuación de Quintín Cabrera, que iba a interpretar una canción dedicada a Eva, pero tampoco pudo asistir, y un problema familiar nos privó de la presencia de Pascual Serrano. Santiago Alba Rico y Belén Gopegui mandaron sendos mensajes de adhesión.
Zutoia Alarcia abrió el acto leyendo un estremecedor pasaje del libro de Eva Forest Una extraña aventura, en el que Eva describe sus propias experiencias como víctima y testigo de las torturas más atroces en las cloacas de la «España democrática». Manuel Espinar evocó su larga relación personal con Eva y Alfonso, y destacó la excepcional talla intelectual y humana de ambos. Irene Amador habló de una faceta poco conocida de Eva: la de antropóloga, reflejada en su libro póstumo Los nuevos cubanos (La vida en una granja del pueblo). Carlos Fernández Liria destacó la personalidad de Eva como editora, y subrayó el contraste entre su infatigable lucha contra el establishment editorial y la sumisión de rectores y profesores supuestamente de izquierdas al Plan Bolonia y a la mercantilización de la Universidad. Jaime Pastor hizo un breve resumen de la trayectoria política de Eva y Alfonso y de su propia relación personal con ellos. Y yo, tras leer una carta de Alfonso a los asistentes, recordé mi última conversación con Eva, pocos días antes de su muerte, en la que al decirme «Estoy en mi mejor momento» consiguió que, además de admirarla como siempre y más que nunca, la envidiara por la plenitud y coherencia de su vida ejemplar.
Juan Madrid, Ángeles Maestro, Beatriz Morales y Andrés Sorel expresaron su admiración y su afecto por Eva, y coincidieron, al igual que los ponentes, en señalar que el mejor homenaje que podemos rendirle es continuar su lucha. Gloria Berrocal leyó un poema de Enrique Falcón enviado por Belén Gopegui junto con su mensaje de adhesión. Luis Toledo Sande intervino como representante de la Embajada de Cuba y destacó el constante apoyo de Eva y Alfonso a la revolución cubana. Nahia González habló por boca de su personaje Txurrigonotxa (una versión paródica y politizada de Caperucita Roja), haciendo hincapié, en clave de humor, en la implicación de Eva en la lucha del pueblo vasco por su autodeterminación. El narrador oral Joxemari Carrere cerró el acto con un cuento tradicional vasco, que relacionó con la constante lucha de Eva al lado de los más desfavorecidos.
A pesar del boicot de fascistas y socialdemócratas (valga la redundancia), el salón de actos del Ateneo estaba lleno. Luego nos tomamos unas cañas a la salud de Eva. Y ella estaba a nuestro lado, como siempre, animándonos a seguir luchando.