La imponente huelga feminista del 8 de marzo que, por segundo año consecutivo, ha conseguido sacar a la calle a millones de mujeres alrededor del mundo -con un éxito llamativamente particular en España- ha logrado poner sobre la mesa preguntas profundas sobre los distintos tipos de desigualdades que atraviesan nuestra sociedad. Entra ellas, se encuentra […]
La imponente huelga feminista del 8 de marzo que, por segundo año consecutivo, ha conseguido sacar a la calle a millones de mujeres alrededor del mundo -con un éxito llamativamente particular en España- ha logrado poner sobre la mesa preguntas profundas sobre los distintos tipos de desigualdades que atraviesan nuestra sociedad. Entra ellas, se encuentra la cuestión de los cuidados, uno de los cuatro ejes alrededor de los cuales se articula justamente la convocatoria del 8 de marzo -los otros tres siendo la huelga laboral, estudiantil y de consumo. Pero ¿qué significa hablar de huelga de cuidados? ¿Qué potencialidades de emancipación habitan dentro de esa idea? ¿Hacia qué horizontes nos dirige? En este artículo se intentará esbozar una pequeña genealogía del debate en torno a la reproducción social, posibilitando así la contextualización de la discusión sobre los cuidados, y la reactivación de un vasto trabajo teórico y político llevado a cabo durante años por el movimiento feminista. La crisis vivida por nuestras sociedades en el ámbito de la reproducción social no es una crisis con efectos parciales, ni tampoco una crisis que afecte solamente a las mujeres o las «personas dependientes»; más bien al contrario, se trata de una crisis que exigirá una rearticulación de la organización social a gran escala. Pero dicha articulación no está dada, y la solución, siempre contingente, a la que se llegue, no tiene porqué resultar, necesariamente, en una mayor emancipación. El cierre a la apertura provocada por dicha crisis puede también ser reaccionario, y es justamente por ello necesario darle espacio a los análisis llevados a cabo, durante décadas, por la teoría feminista. Ni replicando recetas ni ignorando el conocimiento construido hasta el momento, la mejor manera de proceder será empapándonos del mismo para pensar nuevos enfoques y propuestas a partir de él.