I.- ¿CARÁCTER ANTICAPITALISTA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA? Hay quienes opinan que el «carácter anticapitalista» de la Revolución bolivariana comenzó cuando Chávez declaró la necesidad del Socialismo para trascender el capitalismo aquel 30 de enero del año 2005 en el estadio Gigantinho de la ciudad de Porto Alegre, Brasil. Aunque esto podría ser una apreciación parcialmente […]
I.- ¿CARÁCTER ANTICAPITALISTA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA?
Hay quienes opinan que el «carácter anticapitalista» de la Revolución bolivariana comenzó cuando Chávez declaró la necesidad del Socialismo para trascender el capitalismo aquel 30 de enero del año 2005 en el estadio Gigantinho de la ciudad de Porto Alegre, Brasil.
Aunque esto podría ser una apreciación parcialmente correcta dada la evidencia histórica disponible, consideramos que es sólo una manifestación de lo aparente, y que la elección sobre el Socialismo pudo haberse definido con anterioridad, proceso que debe rastrearse con el mayor rigor posible.
Sin embargo, utilizaremos este hito, provisionalmente, para analizar las presencias y ausencias de determinadas referencias de Chávez sobre imaginario del socialismo, en sus representaciones, discursos y prácticas constitutivas del despliegue de un proyecto histórico para trascender el capitalismo. Esto lo haremos manteniendo la mayor fidelidad posible a la letra y la cadena discursiva de la intervención de Chávez en Porto Alegre, sin agregar hipótesis que vayan mucho más allá del acontecimiento de su propia intervención en el estadio Gigantinho.
Sin embargo, si adelantaremos que sin que exista tal trascendencia del capitalismo no se iniciaría en ningún caso un proceso de transición post-capitalista en sentido estricto, y que cualesquiera sean los factores y condiciones que la bloquean, es preciso decir que una transición al socialismo no implica sólo una declaraciones de intenciones a partir de discursos, o una enunciación de proyectos o planes, sino que se trata del despliegue efectivo de todo una estrategia política traducida en realizaciones concretas que pueden evaluarse con base a métodos rigurosos de cumplimiento de objetivos, metas e impactos.
Comencemos entonces directamente con el argumento central de Chávez en el año 2005:
«…no tengo la menor duda. Es necesario, decimos y dicen muchos intelectuales del mundo, trascender el capitalismo, pero agrego yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del mismo capitalismo, no. Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo. ¡La igualdad, la justicia!»
Y ante los aplausos y expresiones de respaldo en la audiencia congregada en Porto Alegre, Chávez continuó:
«Perdóneme que los interrumpa, pero la hora ¿no? Y además, también estoy convencido, como decía Ignacio Ramonet, que es posible, es posible trascender el capitalismo por la vía del socialismo y más allá, en democracia. ¡En democracia! Pero ojo pela´o y oído al tambor: ¿En qué tipo de democracia? No es la democracia que mister Superman (se refiere a Bush) quiere imponernos desde Washington, no, esa no es la democracia.»
Dos ideas iniciales son centrales: que el capitalismo no se va a «trascender» por dentro del mismo capitalismo. Y en segundo lugar, que el despliegue del socialismo es en democracia, una democracia que no depende de los «parámetros democráticos» establecidos desde Washington.
Como veremos en el recorrido del texto y del contexto de aquella declaración contundente de Chávez en el año 2005, cabe analizar el particular principio de articulación de cuatro puntos nodales en los cuáles estuvo profundizándose y galvanizándose el discurso y la praxis de Chávez, en el marco de la decisión de iniciar un proceso de transición al socialismo, desde el año 2005 al menos, hasta el discurso del 8 de diciembre del año 2012. Estos puntos nodales fueron:
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La Democracia participativa y protagónica del «Poder Popular», como alternativa superadora de los límites de la democracia liberal-representativa para el ejercicio real de la «soberanía popular directa»,
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El Socialismo «de la igualdad y la justicia», como alternativa para trascender el capitalismo y su motor ético fundamental basado en el auto-interés/egoísmo material,
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La «Revolución» como opción y camino que enmarca la dirección, contenido y alcance tanto de la estrategia como de la táctica política, en contraposición a lo que Chávez definió luego como utilizar la «línea de menor resistencia» o el «arte pragmatista de lo posible».
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La «Unidad Nacional-Popular» y «Cívico-Militar» como aspectos vinculados a la construcción del proceso de «acumulación de fuerzas» para: a) asegurar la Independencia Nacional y la Autodeterminación, b) contar con «mayorías políticas suficientes» para impulsar el proyecto histórico, garantizando «victorias electorales», c) neutralizar con eficacia cualquier estrategia de empleo de las FF.AA para obstaculizar o revertir el proceso de cambios, o de alterar la consolidación de las garantías sociales, fijando como objetivo irrenunciable del Estado, la «construcción de una sociedad justa» y las conquistas históricas del pueblo bolivariano.
Estos cuatro puntos nodales reaparecen en variadas intervenciones y escenarios en los cuales se desplego el discurso de Chávez desde el año 2005 hasta su fallecimiento. De modo que vale la pena seguir sus continuidades y profundizaciones
II.- LAS FIGURAS INSPIRADORAS DEL DISCURSO ANTI-IMPERIALISTA, ANTI NEOLIBERAL Y ANTI HEGEMÓNICO DE CHÁVEZ:
Chávez comenzó su discurso señalando «que como decía Ernesto Guevara, el «Che»: «El presente es de lucha, el futuro nos pertenece». Un comienzo que no debe pasarse por alto, pues desde las palabras del Che se enmarca lo que él contempla como una estrategia de transformación: «una conspiración mundial, una verdadera conspiración, antiimperialista, anti neoliberal, anti hegemónica.»
Retengamos por un momento estos tres oponentes de las interpelaciones discursivas de Chávez y los antagonismos que suponen, pues cada uno de ellos y sus relaciones involucran debates sustantivos ante las transformaciones acaecidas en el sistema mundial a comienzos del siglo XXI: a) contra el Imperialismo, b) contra el neoliberalismo, c) contra la hegemonía imperante.
Si el presente es de «lucha», para Chávez fue de lucha contra estos tres ejes de dominación globales, para anunciar el proyecto de un futuro distinto, el horizonte utópico de un planteamiento de trascendencia de las vigentes condiciones del sistema-mundo.
Ante las palabras de Presentación de Hugo Chávez a la audiencia allí concentrada, dadas previamente por Ignacio Ramonet, Chávez retoma la idea planteada de ser un «dirigente de nuevo tipo» introduciendo su propio marco de interpretación de lo que lo ello significaría:
«Claro, estaba pensando de todos modos que soy un dirigente de nuevo tipo, Ignacio Ramonet, pero inspirado en unos viejos tipos, uno anda inspirado en unos viejos tipos, algunos muy viejos tipos como, por ejemplo, Cristo, ese es un viejo tipo»
Añade Chávez: «Cristo, uno de los más grandes luchadores antiimperialista de la historia del mundo, el verdadero Cristo, el Redentor de los pobres. Uno de los más grandes revolucionarios de la historia del mundo, Jesús de Nazareth».
De modo que a lo largo del discurso Chávez va introduciendo en escena a figuras, que desde su concepción van conformando personalidades claves, como si se tratara de imágenes heroicas, en clara posición de lucha, a la vez que encarnando los valores e ideales que se oponen al imperialismo, al neoliberalismo y a la hegemonía.
Luego de referirse al Che Guevara y a Cristo, la tercera figura que trae a la escena Hugo Chávez es el Libertador Simón Bolívar, junto a aquel olvidado bolivariano brasileño, José Ignacio Abreu de Lima:
«Un pueblo lleno de ilusiones, un pueblo que se fue con él, un pueblo que lo hizo
Libertador y él hizo a ese pueblo libertador, se hicieron ellos libertadores, también anda uno inspirado por allí Ignacio, en otro viejo tipo nacido aquí, en Brasil, revolucionario infinito, a quien rindo tributo siempre, gran compañero del otro tipo aquel, de Bolívar, José Ignacio Abreu de Lima (Insigne brasileño, pernambucano, revolucionario, socialista, bolivariano).»
Y para que no quedara duda de las referencias directas a la figura histórica del Che Guevara, Chávez inmediatamente señaló:
«Uno anda inspirado en otros tipos, viejos tipos, como aquel médico argentino, asmático. Aquel muchacho que recorrió un Continente, nuestro Continente en bicicleta, en motocicleta y después llegó a Centroamérica y presenció la invasión de los gringos a la Guatemala de 1955, una de las tantas invasiones, uno de los tantos atropellos que el imperialismo norteamericano ha desatado sobre este Continente…Bueno y aquel tipo, aquel viejo tipo, que luego se fue a la Sierra Maestra y luego se fue y se vino y se quedó sembrado para siempre, como dice la canción aquella, un cantor venezolano: «Comandante Che te mataron / pero en nosotros dejaron /para siempre tu memoria plasmada en moldes de gloria. /Caminando entre valles y montañas, para siempre, tu imagen guerrillera / y tu sangre, corre ya por nuestra venas / y se agita en los pueblos latinoamericanos».»
Allí comienza una lista de figuras históricas que encarnan polos de referencia encarnados de las luchas nacionales y populares en Nuestra América, de modo que «los viejos tipos» reciben sus tipificaciones además como formando parte de tres categorías: «civiles, militares y cívico-militares«, incorporando aquí los propios códigos de Chávez, hasta el punto de calificar al Che Guevara como una figura «cívico-militar», hecho bastante paradójico pues contrastaba con la imagen convencional de Guevara como el «guerrillero heroico», aquel que combatió frontalmente los ejércitos de las «oligarquías» aliadas al imperialismo norteamericano.
Además, y aunque sea mencionado implícitamente, cabe destacar la figura de Ali Primera, muchas veces omitido como referencia central del pensamiento y acción de Hugo Chávez, reconocido por su canción de protesta militante en la memoria de luchas populares y revolucionarias, recurrente referencia de Chávez en diversos escenarios, sobre todo cuando intentó traducir su ideario en las claves de recepción popular, con sus propios códigos, tradiciones y expresiones culturales.
De manera, que continuemos recorriendo el imaginario de Chávez en el discurso de Porto Alegre, de sus figuras, de sus héroes de batalla, de aquellos en donde está operando una poderosa lógica de identificación, de interpelación ideológica y de trazado de fronteras, delimitando con claridad los «enemigos principales» de la lucha, reiteramos: una lucha de carácter anti-imperialista, anti-neoliberal y anti-hegemónica.
Chávez está declarando explícitamente sus fuentes de inspiración a partir de lógicas de identificación con los llamados «viejos tipos, buenos viejos tipos» para pasar ahora a mencionar seguidamente a «líderes militares», e incluso a dirigentes de izquierda quienes se articularon a rebeliones militares como el caso de Luis Carlos Prestes y el movimiento denominado «tenentismo» brasileño, así como a «mi general Omar Torrijos, aquel nacionalista, Presidente de Panamá, revolucionaria, mi general Juan Velasco Alvarado, aquel presidente del Perú, líder del «Plan Inca» y la «Revolución Nacional Peruana». Inspirados en viejos tipos como Luis Carlos Prestes, el caballero de la esperanza. ¡Viva Prestes!»
A partir de allí, es posible dar cuenta de los conectores emocionales con la audiencia en Porto Alegre, como José Ignacio Abreu de Lima o Prestes. Así mismo, Chávez da un giro inesperado para la historia de las figuras que encarnan las luchas antiimperialistas, anti-neoliberales y anti-hegemónicas realizando un desplazamiento del discurso de izquierda centrado en liderazgos predominantes masculinos hacia la figura del liderazgo femenino:
«Inspirado también en viejas tipas, porque hay tipos por allí también, unas tipas como aquella a la que Bolívar amo infinitamente y llegó a llamarla la Libertadora del Libertador. Linda, era linda y era hermosamente revolucionaria, mi coronela Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador»… Y se fue, se fue a la guerra, era una revolucionaria pues, era una revolucionaria, pero ella le mandaba unas cartas a Bolívar, las mujeres tienen unas cosas, ¿no? ¡Qué vivan las mujeres!»
Luego de este significativo giro donde ya a la legión de los «viejos tipos buenos» se incorpora esas «viejas tipas», con todo el reconocimiento de las luchas de las viejas tipas, Chávez sigue enumerando una «reparto de figuras inspiradoras» para la batalla y lo que denomina como compromiso para una conspiración mundial que afirma:
«En esos viejos tipos, en Abreu de Lima, en Artigas, en San Martín, en O’Higgins, en Emiliano Zapata, en Pancho Villa, en Augusto César Sandino, en Morazán. En todos ellos andamos inspirados, en esos viejos tipos que supieron asumir un compromiso, supieron asumir un compromiso y ahora, ahora yo, desde aquí, desde mi corazón, los entiendo, los entiendo, porque hemos asumido ese compromiso, si todos ellos: Túpac Amaru, Guaicaipuro, todos, todos esos viejos tipos.»
¿Qué clase de presupuestos y premisas permiten afirmar que estas variopintas figuras asumieron un tipo de compromiso que inspira el horizonte de las luchas de Chávez para el año 2005? ¿Qué entendió Chávez cuando habló de asumir «ese compromiso»? Para Chávez estos «viejos tipos y viejas tipas» han vuelto. ¿Cuál significación histórica y política adquiría tal «retorno»?:
«Ahora esos viejos tipos han vuelto por ahí, han vuelto, uno de esos viejos tipos cuando estaba muriendo, lo estaban asesinando, lo estaban picando en pedazos, los imperialismos siempre han sido bestiales, no hay imperialismos buenos ni imperialismos malos, todos los imperialismos son aberrantes, bestiales, perversos«.
Al calificar a todos los imperialismos como aberrantes, bestiales y perversos, Chávez ha acentuado un atributo que lo diferencia antagónicamente en su compromiso de lucha ante otras figuras ausentes que han mencionado en sus concepciones la posible existencia de «imperialismos buenos y malos». Si existieran «imperialismos buenos»: ¿Cómo luchar de raíz contra el Imperialismo?:
«Vístanse como se vistan y hablen como hablen, pues al indio lo tenían amarrado, un caballo lo halaba por aquí y otro caballo lo halaba por allá, hasta que se desprendían los brazos, las piernas, cuando el sintió que estaba muriendo ya, no aguantaba, lanzó un grito una consigna, dijo: «Hoy muero -les dijo a los imperialistas que lo mataban- Hoy muero, pero algún día volveré hecho millones». Ha vuelto Atahualpa hecho millones, ha vuelto Túpac Amaru, hecho millones, ha vuelto Bolívar hecho millones, ha vuelto Sucre y Zapata hecho millones.»
En la narración de aquellas escenas que han marcado la historia de las luchas anticoloniales en Nuestra América Chávez emplea una clave discursiva anclada en un inocultable registro Imaginario, manifestado abiertamente cuando declara: «Y aquí estamos nosotros, ellos han vuelto con nosotros.»
¿Se trata acaso de un discurso «anacrónico» de acuerdo a las tradiciones ideológico-políticas ancladas en la defensa del imaginario del progreso occidental o de la modernización capitalista, que plantean que todas estas figuras corresponden a otros tiempos, espacios, a otras experiencias de lucha, a otras modalidades y contextos?
¿Por qué Chávez insiste en incorporar al presente histórico, una suerte de continuidad de memoria de luchas, de actualidad y vigencia de tales luchas? ¿Qué tipo de temporalidad de la política construye Chávez cuando ve en tales figuras una suerte de identidad de proyecto histórico basado en asumir un compromiso común?
Las respuestas a cada una de estas preguntas abren importantes debates e investigaciones sobre el llamado «legado de Chávez», pues si de Túpac Amaru, Guaicaipuro se trata, pasando por Simón Bolívar hasta llegar al Che Guevara, Torrijos o Velasco Alvarado, queda claro que Chávez revaloriza una veta de pensamiento y luchas nuestro-americanas para valorar una suerte de «panteón portátil» que como matrices de ideas, valores y acciones contextualizan su propia lectura de lo que llamará «Socialismo».
III. CHÁVEZ PLANTEA QUE ESTÁ EN EL FORO SOCIAL MÁS COMO «HUGO, SOLDADO Y MILITANTE REVOLUCIONARIO» QUE COMO «PRESIDENTE»:
Luego de plantear su «panteón de inspiraciones», Chávez comienza a enunciar las razones y contextos inmediatos de su intervención en el Foro Social: «Yo estoy aquí, porque junto con mis compañeros (…) venimos a aprender y a aprehender, a empaparnos de más pasión, de más amor, de más conocimiento.»
Y va señalando el carácter de lo que está ocurriendo en Venezuela en aquel momento, calificándolo de «un ensayo, un experimento abierto a todas las experiencias maravillosas que en el mundo ocurren, que mejor escenario que este, estoy aquí porque este Foro Social Mundial de Porto Alegre, en estos cinco años, en estas cinco ediciones, se ha convertido en una sólida plataforma de debate, de discusiones, en una sólida, amplia, variada, rica plataforma, donde la mayor parte de los excluidos, de los que no tienen voz por allá, en los espacios del poder, vienen aquí a expresarse y a decir su voz de protesta, vienen aquí a cantar, vienen a decir lo que son, lo que quieren, vienen a decir sus poemas, sus canciones, su esperanza, a buscar consensos.»
En tales expresiones de Chávez, queda también claro su búsqueda de lo común en la construcción de los actores, fuerzas y movimientos: «(…) de los que no tienen voz en los espacios de poder«, de «los excluidos» para movilizar una plataforma de luchas donde no están ausentes los acuerdos y consensos.
Chávez considera en el año 2005 que Venezuela bolivariana y su ensayo de transformación ha sido «atropellada por el imperialismo en los últimos años», y que está en el Foro no como «Presidente» (que es apenas una circunstancia) sino como «Hugo»; que además ocupa un rol pero desde la perspectiva de «un soldado», «un hombre comprometido con este proyecto alternativo de un mundo mejor y posible, necesario para salvar la tierra«.
De modo que Chávez reitera que se identifica como «militante de la causa revolucionaria», «porque en eso tiene razón Ignacio Ramonet, yo soy un revolucionario y cada día soy más revolucionario, porque cada día me convenzo más de que el único camino por el cual nosotros podemos romper la hegemonía capitalista, podemos romper la hegemonía de las oligarquías de estas tierras, es por el camino de la revolución, no hay otro camino.»
¿Qué significa tal declaración política, ideológica y de construcción del proyecto histórico con su particular implicación existencial?
¿No estaba claro allí que la ruptura de la hegemonía capitalista implicaba asumir el «compromiso con la revolución«, que «no hay otro camino»?
¿Acaso allí no había quebrado Chávez su anterior identificación con una vía de centro-izquierda reformista, o aquellas referencias a la «tercera vía» del año 1998?
¿Se trataba acaso de una declaración de ruptura irreversible con aquellas tesis que consideraban que el cambio, la búsqueda de alternativas, no pasaban por la lucha anti-imperialista, anti-neoliberal, anti-hegemónica, y que más bien se daban en el interior de los parámetros ideológicos y políticos del sistema vigente?
¿Acaso tomando en cuenta las referencias de tal discurso de Hugo Chávez desde el año 2005, podría afirmarse sin cometer una severa distorsión de ideas y valores que lo que Chávez planteaba era que no importaba tanto si se era de izquierda o derecha, si se era reformista o revolucionario, si se era más bien pragmático o posibilista que radical?
¿Acaso Chávez abandonó en algún momento de esta fase de sus discursos (2005-2013) estas referencias y declaraciones de identidad ideológica y política de su proyecto, ubicándose en otra posición del espectro de fuerzas?
Si existe alguna duda de las implicaciones históricas de tal declaración, es importante detenerse a analizar las referencias ahora indirectas a otra figura inspiradora, sobre manera cuando se expresa que el ensayo revolucionario venezolano, como proceso específico «tiene su propio ritmo».
Chávez analiza sus decisiones y apuestas políticas a profundizar relaciones con China: «(…) las relaciones entre la Revolución Bolivariana y la Revolución China ya están proyectadas desde el subsuelo hasta la estratosfera (…) Así que miren, les ruego su máxima atención en esto que yo quiero decir y a buen entendedor pocas palabras: el Vicepresidente chino me trajo un regalo, yo soy maoísta, desde muchacho, desde que entré a la Academia Militar comencé a leer a Mao Tse Tung, los escritos militares, los escritos filosóficos, las tesis políticas, el libro rojo. Comencé a leer al «Che», el libro Verde oliva, a Bolívar, sus discursos y sus cartas. En fin, me hice maoísta, bolivariano, una mezcla de todo eso (…)».
Adicionalmente, Chávez agrega una cuestión medular en el trazado de fronteras en una concepción de la política, de sus fines y sus medios, en el contexto de un proceso que se auto-describe como revolucionario: «(…) Mao Tse Tung enfrenta el tema, que es vital para toda revolución y para todo revolucionario. «Es imprescindible -dijo-precisar bien cuáles son los amigos y cuáles son los enemigos».»
Las revoluciones en la historia, dice Chávez citando a Mao, fracasaron porque los revolucionarios, a veces agitados por las pasiones del momento, de la hora vivida, de las contradicciones que andan por todos lados y de gente que se encarga de acentuarlas desde dentro y desde fuera, hacen que se pierde de vista a los verdaderos amigos y a los auténticos enemigos:
«Es importante, que en América Latina, nosotros precisemos bien, quiénes son los verdaderos amigos y quiénes son los auténticos enemigos.»
Chávez insiste en enmarcar las luchas de América Latina en las luchas del Sur global y del llamado Tercer Mundo: «Estar aquí, en el Sur, me permite recordar, compañeros, recordar compañeras, que este año, ahora en abril, se cumplirán 50 años de un acontecimiento muy importante que tuvo lugar en Indonesia, en 1955, la Cumbre de Bandung de la cual nació el «Movimiento de los no alineados» y eso es bueno recordarlo, porque está ahí mismo, medio siglo apenas. Hace 200 años Simón Bolívar convocó a la Cumbre de Panamá, en 1826, el próximo año habrá que conmemorar los 180 del Congreso Anfictiónico de Panamá, que fue barrido por el imperio norteamericano. Simón Bolívar, fue si no el primero uno de los primeros antiimperialistas de esta tierra, Simón Bolívar llegó a prever la amenaza imperialista de Norteamérica. Simón Bolívar llegó a decir, a escribir aquella frase a un buen amigo, le escribió en 1828 una carta donde dice, lanzando una profecía lo siguiente. «Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la Providencia para plagar a la América de miseria en nombre de la libertad». Lo dijo Simón Bolívar, está escrito de su puño y letra en 1828. Pero la Cumbre de Indonesia en 1955, la Cumbre aquella convocada por Tito, por Nehru y por Sukarno, fue una Cumbre para convocar a la unidad de los países y a los pueblos del Asia y del África sobre todo y de allí surgió el grupo de los no alineados, de allí surgió la conciencia del Sur, de allí surgió la comisión del Sur, dirigida por el aquel gran líder africano que fue Julius Nyerere.»
¿Cómo reimpulsar la «conciencia del Sur» enmarcándola en una lucha anti-imperialista, anti-neoliberal y anti-hegemónica?
Para Chávez el desplome de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, la tesis del fin de la historia, la era tecnotrónica y avalancha de la propuesta del Consenso de Washington, una forma de «neocolonialismo vestido de una tesis, engañosa para algunos, el neoliberalismo», y todas aquellas políticas del Fondo Monetario Internacional, hicieron que «la conciencia del Sur» cayera en «la profundidad de los hielos de la Antártida»; por tanto, dice Chávez:
«(…) necesitamos muchas cosas, una de las primeras es la conciencia del Sur, relanzar la conciencia del Sur, de que el Sur también existe, incluso digo más……incluso digo más compañeros, es posible que en el Norte algunos no se den cuenta, pero el futuro del Norte depende del Sur.»
Cuando Chávez en su discurso de Porto Alegre de 2005 señaló que el futuro del Norte depende del Sur dijo de manera frontal y sin ambigüedades que si se impusiera en el mundo el «neo-imperialismo» (y aquel contexto del 2005 la Doctrina Bush) entonces «el mundo iría directo a la destrucción, cuántos años no sé», producto de la destrucción ambiental, del calentamiento global, de rebeliones violentas, «porque los pueblos no se van a calar en paz la imposición de un modelo como el neoliberalismo, como el colonialismo«.
IV.- LA INTERPRETACIÓN DE CHÁVEZ SOBRE LOS SUCESOS DEL AÑO 2002-2003 ACICATEA SU LUCHA ANTI-IMPERIALISTA:
Así mismo, Chávez entra en una suerte de diálogo con la audiencia del Gigantinho preguntándose:
«¿Cuál debería ser mi objetivo central? Pues he venido a muchas cosas, pero esencialmente, ¿a qué he venido? Y por supuesto que no voy a irme sin decirlo, porque lo tengo claro, producto de lo que en Venezuela ha estado ocurriendo y por allí pudiera comenzar diciendo que esencialmente he venido, por una parte, a expresar en breves palabras qué es lo que en Venezuela ha venido ocurriendo sobre todo desde mi última visita a Porto Alegre, aquel enero de 2003, cuando todavía estábamos en plena batalla contra las fuerzas imperialistas que arremetieron contra Venezuela, contra nuestro pueblo. Cuando todavía estaba casi paralizada en enero la empresa petrolera venezolana, nos sabotearon refinerías, nos sabotearon barcos, pozos petroleros, sistemas eléctricos, sistemas informáticos, se pretendió rendir al pueblo venezolano por hambre, se pretendió implosionar al país para que el gobierno saliera y el Presidente renunciara, bueno, después del golpe militar, después del terrorismo, después de la agresión imperialista, después de la agresión económica petrolera, la fuga de capitales. Recuerdo que cuando vine a Porto Alegre, aquel enero 2003, estábamos tomando la decisión del Control de Cambio, la habíamos tomado la noche anterior, antes de venirme, habíamos suspendido la venta de dólares por dos semanas, para en esas dos semanas establecer un sistema rígido de Control de Cambio que se instaló dos años después, está instalado y nada indica que lo vayamos a desmontar en Venezuela.»
¿Acaso existía todo un despliegue de guerra no convencional de amplio espectro (en diversos frentes no necesariamente militares) contra Chávez? ¿No decía Chávez que se «se pretendió implosionar al país para que el gobierno saliera y el Presidente renunciara, bueno, después del golpe militar, después del terrorismo, después de la agresión imperialista, después de la agresión económica petrolera, la fuga de capitales«?
En aquella delicada coyuntura de 2002-2003 Chávez se atreve a expresar como reconstrucción histórica de los hechos que: «(…) nada indicaba que íbamos a ganar la batalla, pero teníamos mucha fe en que lo íbamos a lograr, mucha fe, por la respuesta del pueblo, la respuesta de la Fuerza Armada, la respuesta de los trabajadores petroleros que se echaron al hombro la empresa petrolera y nos permitieron recuperarla y el pueblo se fue a tomar las refinerías, a tomar los campos petroleros, a tomar los transportes de la gasolina y a moverlos el mismo pueblo junto con los soldados, dando una demostración a la oligarquía venezolana de que el pueblo venezolano no se rinde, de que el pueblo venezolano no se rendirá jamás«.
¿Cuáles fueron los factores políticos organizados, movilizados y desplegados por en aquella coyuntura? ¿En qué sectores, grupos y clases, Chávez depositó «la fe y la confianza» en la victoria? ¿Cómo identificó Chávez a los «enemigos principales»? ¿Era ésta declaración una simple narrativa de enmascaramiento o de mitificación por parte de Hugo Chávez?
Continúa Chávez haciendo referencia a otros «viejos tipos» que le permiten realizar una apreciación de «estos dos años», para decir con aquella expresión de León Trotski, «que a toda revolución le hace falta el látigo de la contra revolución«:
«(…) la contra revolución nos entró a latigazos, los yanquis nos entraron a latigazos: sabotaje económico, sabotaje mediático, sabotaje social, terrorismo, bombas, violencia, sangre y muerte, golpe de Estado, manipulación de las instituciones, presión internacional. Se pretendió convertir a Venezuela en un país tutelado, aquel 2003, a través de la Organización de Estados Americanos, se pretendió instalar en Venezuela un procónsul, que todos los días daba ruedas de prensa, pretendiendo instaurar un suprapoder o un poder supranacional por encima de nuestras leyes, por encima de nuestras instituciones, por encima de nuestra Constitución.»
Frente a tal cuadro dibujado por el discurso de Chávez, podemos hacer la siguiente pregunta: ¿Acaso fueron derrotadas definitivamente aquellas amenazas y superar una delicada etapa de inestabilidad política y económica? ¿No fue acaso tal coyuntura la que le propuso a Chávez la necesidad de coordinar tanto la resistencia como la contraofensiva?:
«Resistir, resistir y resistir hasta que nos correspondió pasar a la contra ofensiva, pasar al contra ataque y fue así como en el 2003, nosotros, por primera vez, podemos decir que Venezuela en el 2003 recuperó su empresa petrolera, porque siempre estuvo en manos de la oligarquía venezolana y del imperio norteamericano, recuperamos la industria petrolera, pero aquello fue una batalla, una verdadera batalla, una guerra económica, social, comunicacional, tecnológica, popular y hasta militar, hasta militar, eran los días aquellos de la plaza Altamira y los llamados a la rebelión militar, a la intervención militar estadounidense, para poner un ejemplo compañeros de cómo ahora el gobierno revolucionario, cómo la revolución se ha fortalecido, gracias al ataque de la contra revolución y a la contra ofensiva revolucionaria.»
V.- EN MEDIO DE UN CUADRO DE AMENAZAS, CHÁVEZ APUESTA POR FORTALECER LA POLÍTICA DE INVERSIÓN SOCIAL:
Un aspecto destacado del discurso de Porto Alegre refiere al manejo desde el año 2003 de recursos fundamentales del Estado para fortalecer la base social de sustentación del proceso bolivariano. En medio de una situación de turbulencia económica y política, la respuesta fue realizar una suerte de blindaje de las políticas dirigidas para el logro la justicia social y la inclusión:
«(…) del presupuesto de Pdvsa (Y Chávez destaca esto), nosotros dirigimos casi 4 mil millones de dólares a la inversión social, a la educación, a la salud, al micro-crédito, a la vivienda. Todo dirigido sobre todo a los más pobres, como diría Víctor Hugo, a los miserables, sólo un ejemplo. Hemos establecido, claro los neoliberales dicen que esto es botar dinero, dicen que Chávez está botando el dinero, pero ellos se lo daban a los gringos, se lo repartían entre sus jugosos negocios. Nosotros hemos implantado un sistema extraordinario, por ejemplo, de becas, becas, claro si es que hemos llamado a todos en Venezuela, casi todo el mundo está estudiando, la abuela, el abuelo, el hijo, el nieto.»
Y para trazar una distinción aún más clara, Chávez señala: «¡Ah! Los neoliberales dicen que eso es botar el dinero. ¡No! Eso no es botar el dinero, ese dinero, antes se lo robaban, ahora lo estamos redistribuyendo, dándole poder a los pobres, para que ellos derroten su pobreza.»
Chávez en su discurso reconoce que impulsado por el látigo de la contra-revolución, por la agresión imperialista «surgieron las misiones». Se trataba de una aceleración de procesos, aceleración y profundización sobre todo rumbo a una sociedad de iguales, donde no haya excluidos. Y es bajo esta frase que Chávez introduce el tema del Socialismo: «Negar los derechos a los pueblos es el camino al salvajismo, el capitalismo es salvajismo».
De modo que mientras el imaginario del progreso moderno y las corrientes teóricas e ideológicas de la modernización dictan que lo fundamental es profundizar una economía capitalista moderna para enfrentar la crisis, en aquel momento Chávez enfatizó no perder el rumbo: aceleración y profundización sobre todo rumbo a una sociedad de iguales, donde no haya excluidos, donde no se nieguen los derechos a los pueblos. De hecho, en el repertorio simbólico del pensamiento de Hugo Chávez llamar a profundizar el «capitalismo es llamar a profundizar el «salvajismo».
VI. ¿ESTA CONDENADO EL IMPERIALISMO A LA PUTREFACCIÓN?
Y más aún, Chávez lanza una suerte de estrategia de transformación con base a una revolución política de mayorías de derrota del imperialismo en el marco del proceso de su descomposición interna. Y oponiéndose a las estrategias de focos guerrilleros dijo:
«Pues bien, hoy la situación es distinta, ya no es el foco guerrillero, que puede ser rodeado por los rangers o los marines en una montaña como rodearon al «Che» y lo masacraron uno a uno. Claro era una escuadra, 50 hombres contra 500 con armas muy viejas, ahora no. Ahora somos millones, cómo nos van a rodear, por dónde nos van a rodear y cómo nos van a rodear. ¡Cuidado si son ellos los que terminan rodeados! Cuidado y pasa como en el cuento aquel, están rodeados, ríndanse. Somos tantos que pudiéramos rodearlos, todavía no, poco a poco, todavía no. No, todos los imperios no son rodeables, son imperios, ellos se van pudriendo por dentro. Todos los imperios se van pudriendo por dentro y llega el día en que se caen y quedan hechos pedazo como el imperio romano y todos los imperios de la Europa, de los siglos pasados, algún día la podredumbre que lleva por dentro el imperialismo norteamericano terminarán de echarlo abajo y saldrá libre el gran pueblo de Martín Luther King.»
¿Acaso no llama la atención esta tesis de Chávez de una revolución de la multitud, de los pueblos con conciencia del sur, del llamado «rodeo del imperialismo» y su temporalidad, junto a su putrefacción?
¿Cuál es la afinidad de ésta tesis con las propias ideas seminales de las revoluciones del «Tercer Mundo», desarrollada incluso en el seno de la Revolución China? ¿Desde qué referentes teóricos e ideológicos estaba plantando Chávez el enfrentamiento con el imperialismo?: «Somos tantos que pudiéramos rodearlos, todavía no, poco a poco, todavía no. No, todos los imperios no son rodeables, son imperios, ellos se van pudriendo por dentro.»
Podríamos especular si Chávez estaba haciendo referencia indirecta a aquellas tesis derivadas de la Revolución China, según la cual se daba una suerte de lucha de los pueblos del mundo contra las ciudades del mundo (Lin Piao, 1968). O si se trataba de reactivar un contacto indirectos con la idea de Fanón del «Tercer Estado» del movimiento de países no alineados, a pesar de que es preciso reconocer que China después de ocupar un puesto fijo en el Consejo de Seguridad de la ONU, mantuvo relaciones conflictivas con representantes prominentes del movimiento de los no alineados, como la India y Cuba, porque esos países mantenían estrechas relaciones con la Unión Soviética. Como no existe ninguna evidencia explícita en el discurso de Chávez sobre estos temas, lo que podríamos es señalar la significación que tenía para Chávez su apreciación sobre la «putrefacción» del imperialismo.
Pero lo que si queda explícitamente claro en el discurso del Foro de Porto Alegre del año 2005 es que una revolución logra fortalecerse y consolidarse en la medida en que demuestre eficacia y eficiencia, lucha contra la corrupción y contra el burocratismo:
«El «Che» decía que la revolución no puede estar peleada con la eficacia, necesitamos eficacia revolucionaria, ser más eficaces, más eficientes cada día, luchar contra viejos vicios como la corrupción, la falta de valores, que son amenazas que siempre andan sueltas por allí, ineficiencia y corrupción, dos grandes amenazas, el burocratismo, también decía el «Che», la lucha contra el burocratismo, es una lucha de todos los días para todo revolucionario, para que no nos encadene la burocracia o más bien el burocratismo.»
Chávez cerraba su discurso en el Foro Social, planteando su balance de una lucha de dos años que se expresaba en diversos frentes o ámbitos: político, institucional, militar, mediático, internacional, constitucional, electoral y finalmente, de fortalecimiento económico, en sus aspectos de crecimiento de la actividad económica real y control de la estabilidad monetaria. A si mismo decía: «que nadie se desespere. Simón Bolívar lo dijo muy claro y traigo aquí su voz para repetirlo. Si queremos tener patria, tengamos paciencia y más paciencia, constancia y más constancia, trabajo y más trabajo. ¡Que nadie se desespere! Siempre se lo digo al pueblo venezolano.»
Reconociendo los factores y actores que intervenían en la crisis, Chávez llamaba a tomar decisiones claras, identificar a los enemigos, asumir medidas enmarcadas en una clara visión de justicia e inclusión social, llamando a la lucha por la eficacia, la eficiencia en todos los frentes, tener victorias en el combate contra la corrupción y contra el burocratismo, como condiciones para avanzar en la revolución en lo social, en lo político, en lo económico, en lo nacional, en lo internacional.
Y en el frente internacional Chávez destacó que desde el año 2000 «comenzamos nuestra campaña anti Alca, porque el Alca no es sino un proyecto colonialista y fíjense ustedes, nosotros no podemos decir que hemos triunfado, no. Estamos lejos del objetivo, de la meta, de crear un modelo de integración alternativo al que nosotros llamamos Alternativa Bolivariana para la América Latina (…) Y fíjense ustedes, amaneció el primero de enero del 2005 y el Alca se fue al carajo. Where is the ALCA, mister? The ALCA its dead, el Alca no existe, lo que existe por ahí son «alquitas», pero no tuvo fuerza el imperialismo norteamericano, a pesar de tanto chantaje y tanta presión para imponerle a los pueblos de este Continente el modelo neocolonial e imperialista del Alca.»
En este mismo contexto, Chávez precisa la base moral y espiritual para la lucha antiimperialista: «(…) no quiero sobredimensionar las debilidades del imperio, sería fatal subestimar al adversario, no y menos a este adversario, pero sin embargo, lo que si es conveniente es reconocer, objetivamente, las debilidades del adversario, porque si uno cree que el adversario es invencible, pues es invencible.»
«(…) hay gente que de buena fe piensa que es invencible (El Imperialismo) y que no se le puede dar al imperialismo ni con el pétalo de una rosa, que no se puede ni siquiera decir nada porque se pueden molestar, se pueden poner bravos.»
Y recordando a Simón Bolívar, Chávez señaló lo que había dicho: «Y que nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos si estamos dispuestos a ser libres». O citando a los «viejos tipos» empleo las ideas del General San Martín, el gran Libertador del Sur: «Seamos libres, lo demás no importa nada».
Y para ratificar el modo de asumir su compromiso de lucha anti-imperialista, anti-neoliberal y anti-hegemónico, las palabras de Chávez fueron: «No nos importa nada, lo que somos es libres y queremos ser definitivamente libres, cueste lo que cueste, pase lo que pase.»
VII. ¿ES POSIBLE APROVECHAR «VIENTO A FAVOR» EN LA CORRELACIÓN DE FUERZAS INTERNACIONALES? ¿Y SI HAY «VIENTO EN CONTRA»?
Para Chávez en el año 2005, el imperialismo enfrentaba severas debilidades: a) ideológicas: crisis del neoliberalismo, b) debilidades económicas: mayor crisis económica mundial, c) represión política interna en los EE.UU, d) se levantan viejos actores y nuevos actores en el mapa geopolítico planetario que es necesario reconocer y que también influyen en las fortalezas y debilidades de la hegemonía imperialista norteamericana.
En el 2005, en la interpretación de Chávez, existía un cuadro internacional favorable al debilitamiento del imperialismo norteamericano: Nacionalismo Ruso, nuevas corrientes de izquierda en la propia Rusia, avance de China como potencia emergente, cambio favorable para la izquierda en Europa de las correlaciones de fuerzas, el proceso de unidad africana, el fortalecimiento de Irán y los cambios en América Latina.
Pero llama la atención una suerte de confesión deslizada en el discurso de Chávez sobre la propia revolución bolivariana:
«(…) allá en Venezuela, sobre todo los dos primeros años de mi gobierno, muchos de mis partidarios me criticaban, me pedían que fuéramos más rápido, me pedían que había que ser más radicales. Yo consideraba que no era el momento y no era el momento, porque hay fases en los procesos, hay fases en los procesos compañeros. Hay fases, hay ritmos que no tienen que ver sólo con las situaciones internas de cada país, sino con la situación internacional.»
Y ante las dudas sobre la radicalidad de los gobiernos progresistas de Lula, Néstor Kirchner y Tabaré Vásquez, para Chávez lo fundamental era ir abriendo el camino hacia el sueño de una América Latina unida.
VIII ¿QUIÉNES ENTERRARÁN LA MEMORIA SOCIALISTA DE CHÁVEZ EN EL FORO SOCIAL DEL AÑO 2005? ¿PASAR LA PÁGINA DEL CHAVEZ SOCIALISTA?
¿Qué se recuerda u olvida de todas estas referencias de Chávez? ¿Qué se ha aprendido o desaprendido desde entonces?
Vale la pena retomar muchos de los debates enterrados sobre el Socialismo y el pensamiento de Hugo Chávez, pues si el ambiente que domina es el pragmatismo o peor aún el silencio y la desmemoria, será fácil ver como aparece una nueva etapa del proceso Post-Chávez, lo que algunos han denominado como etapa «post-revolucionaria» o de «transición interrumpida o bloqueada al socialismo».
Como diría Chávez, se abren las puertas a la restauración de las ideas-fuerza del capitalismo, o según sus términos, del salvajismo.
No hay duda alguna que el discurso de Chávez en Porto Alegre en el año 2005 marcó un hito muy importante en la opinión pública, pues la revolución dejaba de considerarse como un término sin referencia alguna para trascender el capitalismo. El asunto fue desde entonces, configurar los parámetros de construcción de ese Nuevo Socialismo para el siglo XXI, construido desde una democracia del Poder Popular.
De modo que una condición sociopolítica imprescindible de la trascendencia del capitalismo y de la transición post-capitalista era una profunda revolución democrática que dejara atrás cúpulas, cogollos, aparatos y las formas elitistas-representativas del ejercicio de la política. De una referencia abierta al socialismo nuestro americano y de los pueblos con Conciencia del Sur era imprescindible pasar al empoderamiento del pueblo.
¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Acaso hay mayor empoderamiento popular, acaso los trabajadores, campesinos, indígenas, intelectuales revolucionarios, sectores progresistas, corrientes revolucionarias, movimiento de mujeres y movimientos sociales anti-hegemónicos tienen mayor poder y capacidad de decisión?
Sólo ellos y ellas saben si el legado de Chávez sigue vivo, o si hace falta mayor lucha, educación popular, organización y movilización en un frente, polo o bloque revolucionario para que no sea enterrado.
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