El autor de este artículo [«Corrientes principales del pensamiento filosófico»], por su parte, ha negado que pueda hablarse de filosofía marxista en el sentido sistemático tradicional de filosofía, sosteniendo que el marxismo debe entenderse como otro tipo de hacer intelectual, a saber, como la conciencia crítica del esfuerzo por crear un nuevo mundo humano. […]
El autor de este artículo [«Corrientes principales del pensamiento filosófico»], por su parte, ha negado que pueda hablarse de filosofía marxista en el sentido sistemático tradicional de filosofía, sosteniendo que el marxismo debe entenderse como otro tipo de hacer intelectual, a saber, como la conciencia crítica del esfuerzo por crear un nuevo mundo humano.
Manuel Sacristán (1968)
Las opiniones de Marx han cambiado en el curso de su vida, pero no la intencionalidad, el programa. Eso es lo esencial del marxismo en la medida en que éste viene de Marx. Sobre eso Marx ha sido siempre marxista. No sobre lo demás.
Manuel Sacristán
Debajo de todo esto, de estas dos cosas que he dicho, está naturalmente, y no quiero esconderla, mi personal visión de qué es el marxismo, que no tiene por qué ser compartida con otros que se consideren también insertos en la misma tradición. Parto de la base de que Marx es un pensador muerto el año 1883, es decir, dentro de nada hará un siglo. Por lo tanto, si lo que el ha hecho es algo con importancia científica entonces tiene que estar más o menos tan revisado como lo que hayan hecho todos los científicos importantes muertos en 1883 -por ejemplo, Maxwell- o que han trabajado en 1883, y si lo que él ha hecho no se puede tocar, refutar, rehacer, entonces es que no tenía ningún valor, o tenía un valor artístico, nada más.
No es que yo desprecie el valor artístico. También es una cosa importante de esa época, precisamente de los años ochenta, las grandes producciones de los historiadores de la escuela positivista, seguramente rebasadas, y siguen siendo muy respetables, siguen siendo historiadores clásicos. Seguramente nadie va a leer literalmente hoy a Ranke o a Burckhardt, pero siguen siendo grandes historiadores de la misma época.
Me parece que en Marx hay más, me parece que en Marx hay el origen de una tradición y, en mi opinión, el marxismo vivo es una tradición, no una teoría, no una ciencia como se suele decir. Pero es obvio que nadie tiene por qué estar de acuerdo con esto que he dicho aunque se considere marxista por su cuenta. Y como tradición me parece una tradición muy potente, dotada de un tronco de pensamiento transformador de los más claros de la historia del pensamiento y capaz naturalmente de muchas líneas, como toda tradición.
Manuel Sacristán (1977)
En esta cuarta entrega de «Imágenes marxistas» se continúa la selección de textos de Manuel Sacristán sobre autores de la tradición que no fueron objeto de un largo desarrollo por su parte pero sobre los que ofreció en notas, presentaciones, contraportadas o resúmenes reflexiones de innegable interés. Como en los casos anteriores me he basado en textos publicados (Panfletos y materiales, El orden y el tiempo, Lógica elemental, M.A.R.X, Escritos sobre El Capital, Seis conferencias, Introducción a la lógica y al análisis formal,…), en notas y presentaciones de sus traducciones y en la documentación depositada en Reserva, fondo Sacristán, de la Universidad de Barcelona.
Un amable y atento lector, lectora para más señas, me ha llamado la atención sobre el escaso desarrollo de la entrada Márkus en la anterior entrega. Me recuerda, con excelente memoria, la importancia de las notas de Sacristán, anotaciones que apenas aparecen recogidas. Tiene razón. Me corrijo iniciando esta selección con esas notas. Gracias y disculpas. Aprovecho la ocasión para disolver un error -que en absoluto presupongo en la atenta lectora- que a veces se ha cometido: las notas, las largas notas que acompañan el texto central de Márkus son del propio autor, no de Sacristán. Algunas de ellas, por ejemplo, las del último capítulo, sin ser el único caso, abarcarían un mayor espacio que el propio texto del capítulo. Hacen buena aquella ocurrencia de Quine sobre los libros que fuerzan al lector a leer en dos dimensiones. Fue el caso de Marxismo y «Antrología».
Otro lector, lectora también, me ha comentado que algunos textos seleccionados no están datados y que la fecha hubiera ayudado a contextualizarlos. Efectivamente, también lleva razón en este caso. Como prueba, basta mirar unos de los breves textos que encabezan esta selección. El motivo de ello es que, como dije, entre otras fuentes, me he basado en resúmenes y notas, en cuadernos de trabajo de Sacristán, depositados en la UB. En ocasiones habría podido establecer alguna conjetura sensata y no muy arriesgada pero me ha parecido mejor no hacerlo por el momento. Sea como sea, tiene razón el lector-lectora cuando señala que algunos textos exigirían una fecha para recordar el contexto político o filosófico en el que fueron pensados y escritos. Agradezco nuevamente este comentario y me atrevo a solicitar a los potenciales lectores críticas y ayudas similares ([email protected]).
Como en los casos anteriores, mis comentarios están indicadas por «Notas SLA» o están escritas en letra de menor tamaño.
*
29. Markus: Notas de traductor.
1. El término ‘Wesen’ a diferencia de los términos románticos ‘esencia’, `essence´, etc., no es de origen culto ni está verdaderamente tecnificado en alemán. ‘Wesen’ se usa en la lengua común para significar «cosa», «ente», «institución», «conjunto de instituciones», «conjunto de funciones», etc. Pero es también utilizado en el alemán culto para traducir el latino ‘essentia’. De aquí una ambigüedad cuya resolución en cada caso es tarea de la traducción. El autor húngaro [György Markus] tropieza con la dificultad al estudiar los textos de Marx importantes para su tema, los cuales, salvo la Miseria de la filosofía, son todos originariamente alemanes (p. 5)
2. ‘Objetual’ sirve aquí para significar la coseidad, la materialidad de las cosas que son objetos. ‘Objetivo’ designará una propiedad de ciertos contenidos de consciencia (por ejemplo: los conocimientos propiamente dichos). (p. 10).
3. [«Cuando existe una relación, esa relación existe para mí; el animal no se relaciona con nada, no tiene relaciones»].
Marx utiliza aquí una posibilidad expresiva ofrecida por la etimología común de ‘Verhältnis’ (traducible por ‘relación’ y, en otros contextos -matemáticos- por ‘razón’ y ‘proporción’) y ‘Verhalten’ (traducible por ‘comportamiento’, ‘conducta’). Una versión bárbara de su texto que recogiera todos sus matices podía ser ésta: «Cuando existe un portarse-respecto-de, ese portarse-respecto-de existe para mí; el animal no se-porta-respecto-de nada, no se comporta. Para el animal, su portar-se-respecto-de no existe en cuanto relación» (pp. 34-35).
4. Epojé. Término griego tecnificado por E. Husserl para significar el aislamiento metódico, la separación metódica de aspectos temáticamente no interesantes (para la investigación husserliana) de un fenómeno (p. 36).
5. Differentia specifica. «La teoría tradicional aristotélica de la definición construye la definición de una especie como el producto lógico del (el conjunto de las notas o rasgos comunes) género inmediatamente superior a esa especie y la diferencia entre esa especie y las demás pertenecientes al mismo género» (p. 55).
6. «Las categorías «individuo representativo» e «individuo medio», así como la de «individuo típico», más adelante usada por el autor, fueron construidas por G. Lukács en su teoría de la épica, particularmente de la épica burguesa (novela)» (p. 56).
7. «En esta carta (probablemente de noviembre de 1877), Marx afirma su coincidencia con la tesis de Chernichevski de que, contra lo que dicen «los economistas liberales», Rusia puede no destruir la comunidad aldeana, no proletarizar su población campesina y «sin pasar por las torturas» del sistema capitalista, «apropiarse de todos los frutos de éste por el procedimiento de desarrollar los presupuestos históricos dados» en Rusia (Todas las expresiones entrecomilladas son de Marx, no de Chernichevski, al que Marx no cita literalmente). Luego escribe Marx
«El capítulo (de Capital I) sobre la acumulación originaria no se propone más que describir el camino por el cual ha nacido en la Europa del Oeste el orden económico capitalista a partir del seno del orden económico feudal».
Y como aplicación a Rusia, escribe en condicional:
«Si Rusia aspira a convertirse en una nación capitalista al modo europeo occidental -y en los últimos años se ha esforzado mucho en ese sentido- no lo conseguirá sin transformar antes en proletarios buena parte de sus campesinos; y entonces, una vez absorbida por el torbellino de la economía capitalista, tendrá que soportar las implacables leyes de ese sistema, exactamente igual que los pueblos profanos
Por último, hacia el final de la carta, Marx da plasticidad a su visión no fatalista ni eurocéntrica de la determinación histórica con el célebre ejemplo de la plebe romana:
«En varios lugares del Capital he aludido al destino de los plebeyos de la antigua Rusia. Éstos eran originariamente campesinos libres que cultivaban sus predios, cada cual por su cuenta y riesgo. Fueron expropiados en el curso de la historia romana. El mismo proceso que los separó de sus medios de producción y subsistencia acarreó no sólo la constitución del latifundio, sino también de los grandes capitales monetarios. Y así, un buen día, hubo, por una parte, hombres libres desprovistos de todo lo que no fuera su fuerza de trabajo y por otra, lo necesario para la explotación de ese trabajo, los poseedores de las riquezas así adquiridas
*
30. Paul Mattick (1904-1981)
Paul Mattick nació en Alemania en 1904 y emigró a los Estados Unidos de Norteamérica en 1929. Militó en el movimiento obrero desde la adolescencia. Fue miembro de la Juventud Socialista Libre (Freie Sozialistische Jugend), de la Liga Espartaquista (Spartakusbund) de KarI Liebknecht y Rosa Luxemburg y luego, tras la escisión del Partido Comunista de Alemania, militó en el fugaz «Partido Comunista Obrero de Alemania» (Kommunistiche Arbeiterpartei Deutschland).
En los Estados Unidos editó en alemán la Gaceta Obrera de Chicago (Chicagoer Arbeiterzeitung), y luego, en inglés, las revistas Living Marxism [Vivir el marxismo] y New Essays [Nuevos ensayos].
Mattick fue uno de los representantes más radicales de la llamada «izquierda de los consejos», o «comunismo de los consejos», que en seguida entró en pugna con Lenin y la III Internacional. Para Mattick, como para Pannekoek, el defecto fundamental de los regímenes de la Europa del Este y, en general, de los regímenes socialistas instaurados en países con poca formación previa de capital, es no comprender que su tarea es estrictamente burguesa, y su naturaleza la de un «capitalismo de estado». Mattick explica incluso la rigidez represiva del régimen estaliniano por esas características del estado de Lenin, y lo expuso ya en vida de éste.
La principal obra teórica de Mattick es Marx y Keynes editada en castellano por el Fondo de Cultura Económica de México. La presente Crítica de Marcuse es, quizá, su principal ensayo de teoría política marxista completamente libre de los resentimientos producidos por las luchas internas de los años 20 en el seno del movimiento comunista mundial.
30. Nota a la traducción castellana (de Alejandro Pérez) de Paul Mattick, Crítica de Marcuse. El hombre unidimensional en la sociedad de clases. Ediciones Grijalbo, Barcelona 1974, p. 3.
Nota SLA::
De una carpeta dedicada a la revolución de Octubre depositada en Reserva de la UB, estas anotaciones sobre pasajes de dos trabajos de Paul Mattick.
A. «Der leninismus und die Arbeiterbewegung des Westens», en Lenin. Revolution und Politik
1. «La edificación en una Rusia transitoriamente libre de intervenciones extranjeras, pero aislada, significaba, como es natural, que el partido tenía que asumir la función histórica de la burguesía, aunque sin las instituciones de la sociedad burguesa y con otra ideología» (p. 22)
Aquí es la reducción de la clase a lo económico.
2. «El partido bolchevique no disimuló nunca que se sentía llamado a dirigir la revolución y dominar el estado para impedir, en interés de la revolución mundial, el desarrollo, aparentemente inevitable, de Rusia hacia el capitalismo. Y lo ha conseguido, efectivamente, pero sin con ello hacer avanzar la revolución proletaria internacional» (p. 32).
Es casi una falsificación de Lenin, pero tiene interés crítico.
Aunque poco después de 1919 Lenin ya dijo cosas así.
3. «Se puede decir con certeza que la teoría leninista de la edificación del socialismo por el estado se basa en la ilusión idealista de que basta con la mera voluntad revolucionaria de revolución y socialismo para eliminar del acaecer histórico todas las fuerzas que se oponen a esa voluntad» (p. 44).
Lo fácilmente que la izquierda se hace economicista. Pero interesante.
No hay que tener esa ilusión. Pero hay que hacer en sustancia lo mismo que si se albergara. Tomando medidas y de garantía.
Criticarlo con ojo en 6.9, porque ignora otras vías.
4. Crítica a la crítica de Pannekoek y los de los consejos: «Ambas sociedades [la rusa y la europea occidental] se niegan las diferencias y los parentescos de la política revolucionaria realista, se pasa por alto la función del imperialismo y del estado del capitalismo monopolista, y se llega a entregar las luchas revolucionarias a un proceso anónimo de crisis y rebeliones obreras» (p. 61).
B. Prólogo a Pannekoek, Lenin als Philosoph.
1. p. 14 [Desde «Desde que el capitalismo de estado bolchevique no es más que una variedad del capitalismo…» hasta «(…) puramente imperialista de la lucha entre las potencias mundiales»]. Es notable que casi parafrasea a Zajarov. Se anticipa a Bettelheim (como el inglés de 1953, Cfr. Carr).
*
31. Ronald L. Meek (1917-1978)
Y R. L. Meek ha hablado de «una especie de ménage à trois» en el que Marx une «la historia económica, la sociología y la economía».
Meek es excelente, en mi opinión, en su estudio de la demasía de la ciencia marxiana. «En las manos de Marx», escribe, «la teoría del valor no es simplemente una teoría que intenta explicar cómo se determinan los precios; es también una especie de manifiesto metodológico que contiene la opinión de Marx acerca de cómo se debería estudiar la economía y llama a una restauración de la unidad esencial entre las varias ciencias sociales». Y observa: «Si es acertada esta interpretación de la teoría del valor de Marx, se sigue que toda crítica de la teoría [de Marx] que se base en el supuesto de que es una simplificación excesiva, ruda y primitiva se equivoca completamente. La única crítica que se le puede hacer es, creo yo, del tipo opuesto: que para nuestros fines actuales es innecesariamente compleja y refinada».
Se puede incluso corregir «nuestros fines actuales» de Meek por «los fines de la ciencia»: la excesividad, o la «aberración» del programa de conocimiento marxiano es el correlato material de lo que he llamado la redundancia metodológica de la dialéctica.
31. «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia» (1978), Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 344-345.
Nota SLA:
De la carpeta «Marxismo» de Reserva de la UB, este esquema de Sacristán sobre el ensayo de Meek «El método económico de Karl Marx», Economía e ideología, y otros ensayos, London, 1967.
I.
1. Los grandes modelos «teóricos» de carácter dinámico -Quesnay, Smith, Ricardo y Marx- tienen ciertas importantes características comunes (p. 93).
1.1. La inicial visión schumpeteriana, entendida como «orientarse hacia cierto factor clave o ciertos factores clave, que considera de importancia causal vital por lo que hace a la estructura y el desarrollo del sistema económico como un todo (…)» (p. 93).
1.2. Ordenación de los hechos mediante esa visión, de acuerdo con una escala de importancia (p. 93).
1.3. Sobre esa fundamentación, desarrollo de conceptos, categorías y métodos de clasificación en busca de una explicación general de la estructura y el desarrollo de la economía (p.93).
1.3.1. Utilización de elementos analíticos del pasado (p. 93).
1.3.2. Innovación.
1.3.3. El conjunto depende de la visión.
1.3.3.1. En mayor o menor grado, desde las categorías a la estadística (pp.93-94).
1.4. Con esos instrumentos, análisis de los hechos tomados como fundamentales.
1.4.1. Explicación mediante formulación de leyes y tendencias.
1.4.2. Conjunción de unas leyes en una primera aproximación teórica.
1.5. Análisis de hechos menos fundamentales, con detención de ulteriores aproximaciones teóricas.
1.6. Última tarea: utilización del modelo para predicción.
2. El proceso de construcción del modelo no es consciente en todos los grandes constructores (p. 94).
II.
-
La visión.
-
Particular autoconsciencia en Marx (p. 95).
-
1.2. El factor causal clave: «la relación socioeconómica de producción entre la clase de los propietarios de capital y la clase de los perceptores de salario» (p.95).
1.3. Composición de la visión (p.95).
1.4. La ordenación de los hechos: el hecho principal es la existencia en todo sociedad de clases de una masa de renta no ganada.
1.4.1. Añade otros cuantos hechos marxianos y observa que estos hechos capitales de su escala los tenía ya situados en 1844 (p. 95).
-
El método general del análisis.
2.1. Primer aspecto: selección de las «relaciones de producción» como relaciones básicas, explicativas, determinantes de todo las demás (pp. 95-96).
2.2. Segundo aspecto: el método (hegeliano) «lógico-histórico» que formula con cita de Engels, Ludwig Feuerbach (p. 96).
2.2.1. Estimación de Meek. «No hay duda de que este enfoque «lógico-histórico» se realizó alguna vez con exceso (por rasgos que el mismo Marx explicó parcialmente en su «Epílogo» a la segunda edición alemana del Capital), pero en sus manos resultó ser en conjunto muy fecundo. Fue sobre todo importante […] a propósito de la teoría del valor […]» (p. 97).
2.3. Tercer aspecto: La idea de que, para su análisis sobre la base de las relaciones de producción, lo que había que hacer era «empezar por postular una sociedad en la cual, aunque se supone que imperan más o menos soberanamente la producción de mercancías y la libre competencia, sin embargo, los trabajadores siguieran poseyendo todo el producto de su trabajo» (p.97) [Esto no me parece interpretación de los Vorchapters, pero, además, no me gusta lo de poner todo el producto].
2.3.1. Precedentes de eso son Smith y Ricardo (p. 98).
2.3.2. Su estimación: no es mito, sino «mitología» (p. 98).
3. Herramientas y técnicas.
3.1. Heredados: por ejemplo, el concepto de equilibrio, las clases y rentas de ellas.
3.2. Nuevos: ejs.
3.2.1.La distinción trabajo abstracto / concreto;
3.2.2.La distinción trabajo / fuerza de trabajo.
3.2.3. La distinción capital constante/ capital variable.
3.2.4. Su concepto de plusvalía.
3.2.5. La distinción plusvalía absoluta/ relativa.
3.2.6. Las tasas de plusvalía y beneficio y la composición orgánica (razones).
3.2.7. Las técnicas de los esquemas de reproducción (p. 98).
III. La teoría del valor vista como «esencialmente una especie de expresión generalizada o materialización de su método económico» (p 98).
1. «La tarea del análisis del valor, tal como lo entendió Marx, fue resolver esos problemas básicos sobre la base de las relaciones de producción adecuadas para el estadio «histórico» particular considerado» (p. 99).
2. La estudia en el primer estadio (la hipotética sociedad precapitalista).
2.1.El método lógico fundamental es la formación de los precios explicada sobre la base de las relaciones de producción (p.100).
2.2. Explicación cualitativa.
2.3. Explicación cuantitativa: la cantidad de trabajo.
2.4. Precedentes y obviedad de la ley del valor en su contexto presente (p.101).
3. En el segundo estadio.
3.1. El problema nuevo: explicar el nuevo plustrabajo (p.101).
3.2. Explicación cualitativa: la nueva clase monopolizadora de los medios de producción.
3.3. Explicación cuantitativa: aplicación de la ley del valor a la fuerza de trabajo. Plusvalía.
4.Tercer estadio.
4.1. El problema: determinación de los precios de producción.
4.2. Explicación cualitativa: la relación trabajo-capital sigue determinando la distribución de la renta.
4.3. Explicación cuantitativa: la tesis de la transformación.
5. Con eso termina el análisis de la teoría del valor, de la que sostiene que no se puede reducir ni a K I ni a K III.
6. Evaluación crítica de la teoría por ultracomplejidad desde el punto de vista de la práctica actual de la ciencia.
IV. Examen de tesis secundarias.
1. La tendencia a la caída de la tasa de beneficios. Lo interesante es que queda claro que Marx la afirma a pesar de saber que con la elevación de la composición orgánica se eleva normalmente la tasa de plusvalía.
2. La pauperización.
-
El fracaso de la predicción. La interpreta como extrapolación razonable.
-
Que lo queda de Marx son los métodos.
V.
1. La construcción de nueva economía marxista.
2. Infiltración.
3. La excelencia de la economía marxiana es la integración de las ciencias sociales, el explicar por las relaciones de producción.
4. «Los aspectos verdaderamente originales y esenciales del modelo económico de Marx son la visión y el método general de análisis que Marx empleó al construirlo» (p. 112).
E, igualmente, esta breve observación sobre un texto de Meek de la carpeta «Marx: la ciencia» de Reserva de la UB:
[Excesividad de la teoría del valor] «Si es acertada esta interpretación de la teoría del valor de Marx, se sigue que toda crítica de la teoría que se base en el supuesto de que es una simplificación excesiva, ruda y primitiva se equivoca completamente. La única crítica realmente válida que se le puede hacer es, creo yo, del tipo opuesto: que para nuestros fines actuales es innecesariamente compleja y refinada» (Meek, p. 105).
Para los fines de la ciencia (no sólo de la moral).
*
32. Michio Morishima (1923-2004)
A. La obra de Michio Morishima es buena representante de un ambiente intelectual exento de las crispaciones de filósofos e ideólogos, marxistas o antimarxistas, de hábitos mentales predominantemente literarios. Escribe Morishima: «Se puede decir sin exagerar que antes de Kalecki, Frish y Tinbergen, ningún economista, excepto Marx, obtuvo un modelo macrodinámico construido rigurosamente por medio de un método científico. […]. Nuestro acercamiento a Marx es distinto del de la llamada economía marxista […] Nuestra intención es reconocer la grandeza de Marx desde el punto de vista de la teoría económica moderna avanzada y, haciendo esto, contribuir al desarrollo de nuestra ciencia». (Michio Morishima, Marx´s economics. A dual theory of value and growth [La economía de Marx. Una teoría dual del valor y del crecimiento], Cambridge University Press, 1973. Preface.)
B. Lo mejor que debe Marx a su hegelismo juvenil y a su «redescubrimiento» de Hegel en los años 1850 es la virtud característica de su trabajo intelectual, a saber, la globalidad, el programa de una comprensión completa de la realidad social, del todo social. No sólo seguidores y continuadores, sino también críticos o autores ocupados en la refutación de las principales tesis de Marx han solido reconocer en la obra de éste una eminente calidad sistemática, una teorización de alcance particularmente extenso y profundo. Lo mejor que la epistemología de Marx debe a Hegel es su elaboración de la sentencia de filósofo ya recordada «lo verdadero es lo completo».
Entre los estudiosos de Marx poco o nada identificados con su pensamiento filosófico y político son, probablemente, Schumpeter y Morishima los que, con estilos muy diferentes, más han apreciado la grandeza sistemática del trabajo de Marx. También Joan Robinson.
32. A. «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia» (1978), Sobre Marx y marxismo, op. cit, p. 319, n 1. 32. B. Ibidem, pp.342-343.
*
33. Jan Myrdal (n. 1927)
Nacido en 1927 en Estocolmo. Hijo de Alva y Gunnar Myrdal. Estudios medios interrumpidos. Desde 1944 actividad periodística. En los años cincuenta, novelas críticas sobre lo que se llamó sociedad del bienestar. Estancias de varios años en el Asia central, incluida China. informes sobre ésta, Afganistán y Albania (Informe sobre una aldea china). Myrdal desideologiza en su trabajo periodístico la sociedad sueca del bienestar y muestra la relación que hay entre la opresión de la clase obrera y la opresión de los pueblos asiáticos por el imperialismo
33. Nota de la traducción castellana de EMSE (1976), p. 8.
*
34. Pablo Neruda (1904-1973)
La perennidad del Deutschland puede documentarse caricaturescamente con los enjambres de fáciles epígonos à leur insu para cuya impotencia poética es, en realidad, una suerte que hoy resulte delictivo hablar de árboles. Pero se documenta esencialmente con los grandes herederos de esa poesía, en los que siempre alimenta el esfuerzo por encontrar un resquicio para ver estrellas no refractadas por los sucios charcos de las ciudades de clases y opresión. Brecht queda dicho, es el más autorizado de esos herederos. Neruda es otro, con su nueva fundación de la épica y la sátira en la poesía castellana.
34. «Heine, la consciencia vencida», Lecturas, op. cit, pp. 208-209.
Nota SLA
De un fichero de resúmenes depositado en Reserva de la UB, estas anotaciones de Sacristán sobre el libro de memorias de Pablo Neruda, Confieso que he vivido (Seix Barral, Barcelona, 1974):
1. «Contra los indios todas las armas se usaron con generosidad: el disparo de carabina, el incendio de sus chozas, y luego, en forma más paternal, se empleó la ley y el alcohol. El abogado se hizo también especialista, en el despojo de sus campos, el juez los condenó cuando protestaron, el sacerdote los amenazó con el fuego eterno. Y, por fin, el aguardiente consumó el aniquilamiento (…)» (p. 16)
Para «Volver a Arizona…»
Señalar que se olvida la publicidad, la que pone chistera al pobre Gerónimo.
2. «Yo venía de España y nuestra lucha de entonces era contra el Nixon de aquella época, llamado Hitler» (p. 65)
Recoger la frase «nuestra lucha de entonces».
3. «Vallejo -le dije-, si quiere que seamos amigos nunca vuelva a decirme una cosa semejante. No sé dónde iríamos a parar si comenzamos a tratarnos como literatos» (p. 98)
Muy bueno: es la expresión tética de la inexistencia tradicional de la république des lettres entre los poetas y los habladores castellanos.
4. p. 120 [Desde «Todo el soterismo filosófico de los países orientales, confrontado con la vida real…» hasta «(…) Casi siempre los núcleos teosóficos eran dirigidos por aventureros occidentales, sin faltar americanos del Norte y del Sur. No cabe duda que entre ellos había gente de buena fe, pero la generalidad explotaba un mercado barato donde se vendían, al por mayor, amuletos y fetiches exóticos, envueltos en pacotilla metafísica. Esa gente se llenaba la boca con el Dharma y el Yoga. Les encantaba la gimnasia religiosa impregnada de vacío y palabrería» (p. 120)
Que progre… ¡Claro que son unos cuentistas! Pero su cuento pega porque tienen razones. Hay que recogerlas, y luego, conseguido el cambio social, exponerlos a ellos a nuestras razones: a ver si las saben recoger; a ver si el (…) es capaz de trabajo manual.
5. «(…) la agudeza de su mirada, la seguridad de sus afirmaciones, todo eso me producía una especie de mareo» (p. 291)
Se trata de un encargado de negocios, Arellano Marín, que el gobierno del Frente Popular le manda a ayudarle en la embajada de París. Es notable la coincidencia con los rasgos del burócrata revolucionario plenamente apto para la cooptación más elevada. Es notable, porque quizás da su secreto: este Arellano, en efecto, no era un revolucionario, sino sólo un ambicioso carrerista, como tantos burócratas revolucionarios.
6. El filorrusismo es inaguantable, de cretino o de hipócrita. Tal vez de hipocretino, porque va acompañado por un progresismo que encuentra hermoso aviones y centrales hidroeléctricas, como si fuera Marinetti [Filippo Tommasso] mismo.
7. Otra cosa insoportable es su profesionalización de la poesía que le lleva «A celebrar que los derechos de autor se paguen y que algunos autores, por lo menos [él claro], puedan vivir de su santo trabajo» (p. 366). ¿Quién le haría creer que era comunista?
8. Curioso que, en cambio, diga lo principal: «La sociedad socialista tiene que terminar con la mitología de una época apresurada, en la cual valían más los letreros que las mercancías, en la cual las esencias fueron dejadas de lado» (p. 404).
Lo entiende porque está hablando de literatura. Así y todo, no es verdad que la causa sea el apresuramiento y que ahora haya calma. ¡Jo!
9. Estudiar la vida de José Miguel Carrera, el independentista argentino fusilado por el estado independiente. Armó tropas de indios que hoy no existen, de la pampa argentina (p. 424)
10. «[Codovila] llegaba apresuradamente a las reuniones y daba la sensación de tenerlo ya todo pensado y resuelto» (p. 430).
Me suena.
*
35. Louis-René Nougier, Louis-René (n. 1912)
Nacido en 1912, es discípulo de Cholley, Focillon y Pivard. Consiguió en 1939 el diploma de Altos Estudios con un estudio de historia contemporánea, pero desde 1928 su interés se orienta hacia la arqueología prehistórica. Desde esa fecha realiza mucho trabajo de campo, base de sus apreciados mapas arqueológicos.
En 1950 publicó sus estudios sobre las civilizaciones campiñienses y las fases de las poblaciones prehistóricas situadas entre el Loira y el Sena. Fruto en gran parte de esos trabajos es la fundación de la cátedra de arqueología prehistórica de Toulouse, cuyo titular es Nougier desde 1953. Nougier es el descubridor de las pinturas y los grabados de la cueva de Rouffignac, la llamada «caverna de los cien mamuts». En 1956 publicó, en colaboración con Romain Robert, el informe sobre su descubrimiento (que ocurrió el 6 de junio de aquel año): Rouffignac ou la guerre des mamouths. El libro fue traducido al inglés al año siguiente. Desde entonces Louis-René Nougier ha realizado el trabajo de campo en el norte de Europa y en México.
1. Nota (1974) de la traducción castellana (Joaquín Romero Maura) de Louis-René Nougier: En los orígenes del trabajo. Ediciones Grijalbo, Barcelona, p. 4.
*
36. Eric Blair Orwell, llamado George (1903-1950).
1984, de George Orwell, es el estudio de la aniquilación de una persona. Winston, el protagonista de la novela, es un sublevado contra el régimen de supresión de la personalidad, de anulación de la individualidad mental, que impera en aquella fecha convencional. Winston tiene alguna idea que el Estado no reconoce ni siquiera posible, tiene sentimientos inexistentes ya, ignorados por su mundo. Se le abre una esperanza de vivir al margen de ese mundo, en otro que está abierto (aunque sólo dentro de su cabeza) a todas las insinuaciones de las cosas. Pero es descubierto y apresado. Se leen entonces las páginas más extraordinarias de un libro excepcional: Winston no sólo es castigado, torturado, deshecho físicamente; sino que al final del proceso su alma se rompe y acepta íntimamente, como verdad vital, lo que sigue siendo mentira para su propia razón: al resultado de esta aniquilación de la personalidad llama Orwell «doble-pensar». El «doble-pensamiento» es la forma mental del hombre de 1984. El sabe que hace dos años se luchaba contra el Estado A y que hoy se lucha contra el pueblo B. Pues bien, el «doble-pensar» permite estar seguro al mismo tiempo de que siempre se luchó contra el pueblo B, encarnación de todas las maldades, y nunca contra el fraternal Estado A.
Son necesidades de la técnica política moderna las que, para Orwell, determinan esa aniquilación de la persona. Técnica científica y técnica política son, pues, los dos raíces que conducen a la doble muerte de la persona.
Este oscuro cuadro de Salinas y Orwell -en el que hay pinceladas de tantos otros grandes escritores (Huxley, Capek) y pequeños charlatanes (los discurseadores reaccionarios)- admite acaso un comentario esperanzador: puesto que la técnica no es nada sustantivo, una sociedad amenazada de muerte por su técnica puede abandonarla y obviar el peligro.
(…) Tampoco es posible considerar como algo nuevo en la historia la aniquilación de la personalidad, esa terrible destrucción psicológica que lleva a Winston, el protagonista de 1984, a renegar íntimamente de sí mismo, a negarse a sí mismo ante sí mismo, derribado, sepultado en un abismo de envilecimiento peor que la muerte física. Giordano Bruno corrió Europa durante años huyendo de una amenaza que al final se cumplió con la agravante de la denuncia traidora de quien le había invitado (exactamente igual que sucede a Winston). Vienen entonces otros años de coacción espiritual, sólo resistible por un héroe como aquél, que, superando por temple religioso al Winston de Orwell, consiguió llegar a la hoguera sin haber pasado por el envilecimiento. Se grita hoy, como contra algo nuevo, contra las confesiones y denuncias de propios amigos que son frecuentes en los labios de los acusados por el Partido Comunista. Pero, ¿de verdad se ignora que Galileo fue obligado a jurar que denunciaría a quienes siguieran profesando el heliocentrismo después de haberse retractado él mismo, contra toda verdad? ¿Se ignora, en serio? Si se ignora, valgan estas observaciones como humilde recordación de simples hechos.
36. «Tres grandes libros en la estacada» (1953), Lecturas, op. cit, pp. 18-19 y 22-23.
*
37. Antón Pannekoek (1873-1960)
A. Anton Pannekoek, el representante acaso más característico de la «izquierda de los consejos», era, como la totalidad de los dirigentes de esa tendencia, un intelectual distinguido, astrónomo de sólida reputación. Desde antes de la primera guerra mundial había estado en polémica con la dirección de la socialdemocracia. En 1914 Lenin había intentado ponerse en relación con él, movido por un artículo del holandés sobre «La bancarrota de la II Internacional». Dos décadas más tarde, en 1938, Pannekoek publicaba la contracrítica más sistemática dedicada hasta hoy a los escritos de Lenin sobre el empiriocriticismo desde posiciones no dominadas por el pensamiento burgués. El motivo crítico fundamental de Pannekoek es a la vez filosófico y político: Lenin es filosóficamente un materialista burgués porque la revolución que tenía que realizar y que realizó fue una revolución burguesa. El mecanicismo de esa afirmación causal, sorprendente en un científico de aficiones filosóficas analíticas y de bastante elegancia intelectual, como era Pannekoek…El esquema crítico de Pannekoek tiene alguna justificación si se refiere sólo a Materialismo y empiriocriticismo (único texto filosófico de Lenin que parece conocer su contradictor) y acaso sea también útil para promover la consciencia crítica acerca de la historia de la URSS. Pero su mecanicismo (que lo sitúa muy por debajo del análisis de la realidad por Lenin, capaz desde muy pronto de reirse ruidosamente de quien encargara a la historia revoluciones «puras» según esquemas deterministas) y su inaplicabilidad a posteriores documentos del filosofar de Lenin le restan interés para la comprensión de éste.
Nota : (…) Y eso no es la culminación del determinismo de Pannekoek para el cual está incluso «claro que lo que Lenin entendía por marxismo, determinado como estaba por la particular posición de Rusia respecto del capitalismo, tiene que ser completamente diferente del marxismo real, tal como éste crece en el proletariado de países de capitalismo plenamente desarrollado» (op. cit. pág. 12, cursiva mía). Pocas maneras de pensar serán tan burguesas como esta adialéctica reducción del materialismo histórico a determinismo pseudo-dieciochesco…
B. Lo que pasa es que esa acumulación originaria socialista que decía Preobrazhenski, muy probablemente no hay que verla como socialista. ¿Por qué socialista? Lo que ha conseguido es en gran parte lo mismo que consiguió la acumulación originaria burguesa, a saber: una civilización industrial. En esto creo -lo digo porque me parece bueno arriesgar la propia opinión- que llevaba razón la extrema izquierda de los años veinte, éstos a los que Lenin criticaba por izquierdistas. Yo creo que cuando Pannekoek decía que lo que se estaba haciendo allí era lo mismo que en la revolución burguesa inglesa llevaba razón: una acumulación originaria de capital. Sin embargo, esa acumulación originaria se ha producido en la Unión Soviética no bajo el dominio de la vieja clase dominante, sino bajo el dominio de una nueva clase, de un nuevo grupo -como se le quiera llamar-, de una nueva agrupación de personas, los funcionarios del partido y del estado, cosa en la cual no llevaban razón, creo, los izquierdistas de los años veinte, es decir: esta nueva acumulación no reproduce exactamente una acumulación burguesa de capital al modo clásico estudiado por Marx.
Es un nuevo grupo social, el de la dirección del estado y del partido el que domina esa acumulación, la dirige, como han puesto de manifiesto varios sociólogos contemporáneos.
37. A. «El filosofar de Lenin» (1970), Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 141-142. 2. «Sobre el stalinismo» (1978),mientras tanto nº 40, pp. 154-155.
Nota SLA:
«Estas observaciones están tomadas de «Cinco tesis acerca de la lucha de clases», del marxista Anton Pannekoek, uno de los teóricos más destacados del movimiento por un comunismo organizado mediante consejos obreros (council comunist movement). Y es que, de hecho, el marxismo radical se funde con las corrientes anarquistas»
Noam Chomsky (1973), «Apuntes sobre el anarquismo», For Reasons of State
Del fichero «dialéctica» depositado en Reserva de la UB, estas notas de Sacristán en torno a Lenin como filósofo, de Pannekoek, según la edición de Europa-Verlag de 1969:
1. [Vorwort von Paul Mattick]. a. Otros libros de Pannekoek: Marxismus und Darwinismus. Anthropogenesis. p. 14 [Desde «Desde que el capitalismo de estado bolchevique no es más que una variedad del capitalismo…» hasta «(…) puramente imperialista en la lucha entre las potencias mundiales»]. Curioso que casi parafrasea a Zajarov .
2. «Una clarificación de esas contraposiciones que se extienden desde las concepciones políticas hasta todos los terrenos de la vida social, no es posible más que si nos remontamos a los principios más profundos de lo que ambas partes llaman marxismo. Y esos principios son las cuestiones filosóficas fundamentales» (pp. 19-20).
El sofisma de falsa deducibilidad, más la mala interpretación del marxismo.
3. «La filosofía hegeliana en la cual la Idea absoluta crea por su autodesarrollo el mundo y se extraña en él, para luego volver a autoconsciencia en el mundo mismo, en el ulterior desarrollo, en el hombre, fue el revestimiento del cristianismo en la forma que correspondía a la restauración desde 1815» (p. 22).
Exagerao… Interesante para la confusión en que vivimos, según la cual (Fetscher, etc) Hegel inspira la izquierda marxista, y el antihegelismo inspiraría el stalinismo.
4. «El método materialista consiste en sustituir el fantasear y el discutir sobre conceptos abstractos por el estudio del mundo material real» (p. 25).
Tampoco esta exageración parecería hoy de izquierda.
5. «De este modo el materialismo histórico tiene que ver en las formaciones de la ciencia, en los conceptos, las sustancias, las leyes naturales, las fuerzas, por mucho que consten de materia natural, creaciones, ante todo, del trabajo espiritual humano» (pp. 40-41).
En contraposición al materialismo burgués claro. Prepara la tesis de que el materialismo de Lenin es el burgués, lo cual en Materialismo y Empiriocriticismo es prácticamente verdad.
6. «Otra contraposición se encuentra en la dialéctica, la herencia hegeliana del materialismo histórico» (p. 41).
Pero, como es natural, se defiende epistemológicamente, pese a citar mucho Anti-Dühring. Y así formula redondo:
«El pensamiento dialéctico es adecuado a la realidad porque al aplicar esos conceptos [tajantes del sentido común] se mantiene siempre consciente de que lo limitado y rígido no puede representar el mundo fluyente, y de que casa concepto tiene que desarrollarse en nuevos conceptos o incluso que mutar en su opuesto» (p. 42).
7. «El marxismo supera la religión con explicarla» (p. 45).
Je.
8. «Cuando en nuestras representaciones y enunciados acerca del éter o de los átomos se presentan contradicciones, éstas no se encuentran en la naturaleza misma, sino en la forma que escogemos para nuestras abstracciones y nuestras leyes con objeto de poder utilizarlas del modo más breve y manejable» (p. 63).
Claro sobre dialéctica de la naturaleza.
9. p. 66 [Desde «En la proposición de que el mundo consta de nuestras sensaciones se contiene…» hasta «(…) elementos y presentarlos como elementos ‘psíquicos’ «]. El es consecuente con el machismo. Abstención ontológica.
10. «Cuando los hombres constituyen el mundo con sus vivencias, lo que hacen es reconstruir el mundo objetivo. Poseemos el mundo dos veces, y con eso empiezan las cuestiones de la teoría del conocimiento. El materialismo histórico muestra cómo se resuelven sin metafísica» (p. 68)
Es su visión dialéctica, sin la palabra «dialéctica», sino «interacción». Pero no es la interacción entre «base» y «sobreestructura» que tanto molestaba a Korsch.
11. La concepción de Pannekoek es que Mach subraya el valor de abstracción de la ciencia, en lo cual coincide con Dietzgen, pero que se diferencia de éste por estar sometido, como Carnap, a la involución mística de la burguesía (pp. 68-69).
12. «Esta es, pues, la contraposición: la filosofía burguesa sitúa la fuente del conocimiento en la cavilación personal, la marxista en el trabajo social» (p. 81).
A propósito de Avenarius.
13. Critica el partidismo en sentido de falta de honradez (pp. 87-88)
14. La crítica de P. -acertada- consiste en decir que Lenin profesa frente a Mach el «materialismo burgués». Esa expresión tiende empero a hacer olvidar que tan burgués como ese materialismo -o más- es Mach. Más, porque el viejo materialismo «burgués» no lo fue apologéticamente (p. 90).
15. «Negar la existencia objetiva de leyes naturales significa (…) para él [Lenin] negar la naturaleza misma; hacer del hombre el creador de las leyes naturales significa para él hacer de la razón humana la creadora de la naturaleza; será siempre una lógica incomprensible para el lector sin prejuicios que el buen Dios surja de eso como creador» (p. 91).
Independientemente de que Lenin no llevaba razón, P. muestra olvidarse de la línea Berkeley y de su paralela continental, Malebranche, etc.
16. «La condensación de una multitud de fenómenos en una fórmula breve, en la ley natural, es puesta por Mach como principio de la investigación con el rótulo de «economía del pensamiento». Se podría pensar que esa reconducción de la teoría abstracta a la práctica del trabajo (científico) tendría que simpática precisamente a un marxista. Pero Lenin no ha entendido nada de ello…» (p. 93).
Yo también creo que Lenin no lo ha entendido, pero pienso además que no hay motivo para entusiasmarse con la idea de la economía del pensamiento como tesis sobre lo que es la ciencia. Es más programática que descriptiva (v. Bunge).
17. «Muy bien; se puede estar de acuerdo con la definición contenida en las primeras frases [de la cita de Lenin de Materialismo y Empiriocriticismo, p.117]. Pero si se limita ese concepto a la materia física que consta de moléculas y átomos, se pone uno en contradicción con la definición.También la electricidad es realidad objetiva, mas ¿basta eso para decir que es materia física?» (pp. 98-99).
Aquí Pannekoek no parece haber entendido nada de Lenin… ni de la moderna teoría de la ciencia. Lenin está postulando un uso de ‘materia’. P. siente el moderno disgusto burgués por la palabra.
18. Corrige a Lenin de modo completamente injusto y con la misma sabihondería que reprocha a Lenin, pues éste no ha pensado nunca en reducir a los átomos la noción de ‘materia’, contra lo que dice P, en las páginas 99-100.
19. Plejánov sería el origen del materialismo burgués de Lenin. En este contexto se encuentra uno de los mejores pasos del libro (pp. 106-107) [Desde «La parte esencial del marxismo es aquello en lo cual se diferencian los varios materialismos…» hasta «(…) a saber, a la comunidad de la tesis de que las ideas proceden del cerebro»].
20. «El materialismo burgués identifica la materia física con la realidad objetivamente existente; por eso tiene que considerar todo lo demás, incluso lo espiritual, como un atributo, una propiedad de esa materia» (p. 100).
La colocación de la realidad objetiva como naturaleza tiene en el pensamiento de P. dos funciones: a) superar el esquema materialista común, rechazando el dualismo en cuanto a la objetividad; b) recoger a Mach, o dejarlo, al menos, muy cerca del «materialismo histórico».
21. «No es, pues, verosímil que (Engels) haya considerado la sensación, que es una característica de los organismos vivos, como una propiedad general de toda materia [MSL: contra la lectura de Lenin]. Semejante generalización de una propiedad, que aparece en algunas formas especiales de la materia, para atribuirla a toda materia corresponde esencialmente a la actitud del materialismo burgués, que es adialéctico» (p. 101).
Este paso, de los pocos -si no el único- que relaciona materialismo con dialéctica, sugiere bastante bien lo que es para P. dialéctico en este caso: admisión de emergencias.
22. «La clase obrera no puede apoyarse en la ciencia de la naturaleza; tiene que luchar contra la burguesía, la cual ha puesto esa ciencia a su servicio [MSL: Pues que no se sirva tampoco ni del agua ni del pan]. El arma teorética del proletariado es la ciencia del desarrollo social. Combatir la religión por medio del conocimiento de la naturaleza no tiene para la clase obrera ningún sentido, puesto que sabe que la religión queda sin raíces por obra del desarrollo capitalista, y señaladamente por obra de su propia lucha de clases» (pp. 108-109).
Falta de dialéctica. Interesantes medias verdades. Que la clase obrera no pueda basarse en la ciencia de la naturaleza es afirmación falsísima cuando la clase obrera tiene el poder, falsa por ignorar el criterio de verdad científica en cuanto oportuno (irreligión) y políticamente desarmadora porque va en contra de la consciencia de hegemonía obrera. Pero contiene la verdad que dice literalmente.
23. «Pero en Rusia no había ninguna burguesía de mínima importancia y que pudiera emprender la lucha [contra la aristocracia y la religión] como futura clase dominante. Esta tarea correspondió a la intelectualidad rusa, la cual sostuvo sola durante decenios una dura lucha por la ilustración del pueblo y contra el zarismo» (p. 109).
¿Por qué luchó, si no había burguesía? ¿De dónde procedía ella? La verdad es que había burguesía, débil, y nada combativa, como en todas partes en el siglo XX, desde 1870. En eso se basaba la táctica de Lenin y su comprensión de la revolución.
24. p. 111 [Desde «De este modo la lucha con la religión quedaba para Lenin en el centro de la teoría…» hasta «(…) a su materialismo marxismo y creyó que su materialismo era marxismo»]. Los tres por qués son paralogismos mecanicistas… supermaterialistas.
25. p. 112 [Desde «Lenin se tenía que apoyar en la clase obrera, y como su lucha tenía que ser radical…» hasta «(…) tal como éste crece en el proletariado de los países de capitalismo plenamente desarrollado»]. De tan materialismo burgués mecanicista es fatalismo. Falta completa de dialéctica. Lenin se ha reído ya de la «revolución pura».
26. «Su [de los obreros] situación material, su posición de explotados en el proceso de producción, tendría que llevarles fácilmente a la unidad, a asir en común el dominio de la producción. Lo que se lo impide es el poder del los sistemas de ideas tradicionales, todo el enorme poder espiritual del mundo burgués» (p. 121).
Y de los ejércitos, de las tropas represivas especiales, ni idea.
27. p.124 [Desde «La dificultad práctica es que la intelectualidad es, como clase social, demasiado heterogénea..» hasta «(…) al orden dominante los primeros golpes graves o consigue incluso una primera victoria, entonces le llega su hora»]. Amén Jesús, tráiganos Dios la crisis.
28. En todo el capítulo II de Lenin als Philosoph -«Der Marxismus»- no se habla de dialéctica ni de materialismo dialéctico. Lo que se contrapone al materialismo burgués» es el «materialismo histórico». Pannekoek conserva -muy parcamente- el adjetivo «dialéctico», pero en el sentido de la primera afirmación de Engels en el Anti-Dühring: como una característica del pensamiento científico; y no mantiene la idea de dialéctica como lógica.
Igualmente, este apartado del curso sobre «Inducción y dialéctica» impartido en la UNAM en 1982-1983 dedicado a Pannekoek:
2.31. Algo sobre su vida y su obra.
2.3.2. Pannekoek [P] utiliza muy escasamente el término y sus derivados:
2.3.2.1. En el capítulo II de Lenin als Philosoph, «Marxismus», lo que contrapone a «materialismo burgués» es «materialismo histórico».
2.3.2.1.1. Lo hace sistemáticamente, con una aplicación algo oscura de su noción de realidad objetiva no igual a materia.
«(…) El materialismo burgués identifica la materia física con la realidad objetivamente existente; por eso tiene que considerar todo lo demás, incluso lo espiritual, como un atributo, una propiedad de esa materia» (Ibídem, p. 100).
La colocación de la realidad objetiva como naturaleza tiene en el pensamiento de P. dos funciones: a) superar el esquema materialista común, rechazando el dualismo en cuanto a la objetividad; b) recoger a Mach, o dejarlo, al menos, muy cerca del «materialismo histórico».
2.3.2.1.1.1. Lo cual es un punto de contacto con la neutralidad de los «elementos» de Mach.
2.3.3. Otro punto de contacto con Mach es su noción prediccionista peculiar (un tanto operacionalista) de la ley natural.
A. «(…) Lo que dice la ley natural no es lo que sucederá en la naturaleza, sino nuestra expectativa de lo que sucederá; y ésa es su finalidad» (Ibídem, p. 85)
B. «(…) La ley determina lo que la naturaleza va a hacer, sino lo que esperamos que va a hacer» (Ibídem, p. 92)
2.3.4. El principio de economía del pensamiento y el principio de la práctica.
2.3.4.1. Proximidad de Mach al materialismo histórico.
«(…) No las cosas (cuerpos), sino colores, sonidos, presiones, espacios, tiempos (lo que solemos llamar sensaciones) son propiamente los elementos del mundo. Todo el proceso tiene simplemente un sentido económico (…) En esta obra, en la que estudia el desarrollo histórico de los principios de la mecánica, (Mach) llega, sin conocerlo, hasta muy cerca del método del materialismo histórico. La historia de la ciencia no es para él la sucesión de grandes hombres que producen por arte de magia con su genialidad grandes descubrimientos. (Mach) muestra que los problemas surgidos de la práctica de la vida se dominan con los métodos de pensar de la vida cotidiana, hasta que al final cobran su forma teórica más simple. En esto se acentúa siempre la función económica de la ciencia» (Ibídem, p. 61)
2.3.4.2. Los dos principios son afines.
«(…) La reunión de una multitud de fenómenos en una fórmula breve, en la ley natural, llega a ser para Mach un principio de la investigación, con el nombre de «economía de pensamiento». Se podía pensar que esa reconducción de la teoría abstracta a la práctica del trabajo (científico) fuera simpática precisamente para un marxista. Pero Lenin no entiende nada de ello (…)» (Ibídem, p. 93)
2.3.5. Pero Pannekoek no es un neopositivista propiamente.
2.3.5.1. Declaración general:
«(…) Nada importante para la teoría del marxismo se puede tomar de Mach» (Ibídem, p. 82).
2.3.2. En el empiriocriticismo y en el neopositivismo actúa «el espíritu anti-materialista del mundo burgués».
A. «(…) En la proposición de que el mundo consta de nuestras sensaciones se contiene, sin duda, la verdad fundamental de que sólo conocemos y sólo podemos conocer algo del mundo mediante nuestras sensaciones; ellas son el único material con el que construir nuestro mundo. En este sentido el mundo, incluido el YO, consta sólo de sensaciones. Pero para Mach la proposición tiene al mismo tiempo otro sentido, a saber, la acentuación del carácter subjetivo de los elementos, expresión de una orientación intelectual que ha dominado cada vez más el mundo burgués (…) «Piénsese que nada puede ser objeto de la experiencia o de una ciencia si no se puede convertir de un modo u otro en contenido de consciencia» (Erkenntnis und Irrtum, nota p. 3). En esta nota de una obra de 1905 se abre paso el espíritu anti-materialista del mundo burgués, al abandonarse de repente la caracterización generalmente cauta y bien pensada de los elementos y presentarlos como elementos ‘psíquicos’ » (Ibídem, p. 66).
El es consecuente con el machismo. Abstención ontológica.
B. «(…) No se dan (en Mach) los pasos ulteriores para llegar a un mundo objetivo. Y no se trata de una imperfección casual, sino de una concepción básica sistemática. Así se aprecia por el hecho de que lo mismo se repite luego, más resueltamente todavía, en la obra de Carnap, una de las cabeza rectoras de la moderna filosofía natural. En su obra Der logische Aufbau der Welt [La construcción lógica del mundo] se enfrenta con la misma tarea aún más concienzudamente que Mach: cuando se empieza no sabiendo nada, pero con toda la capacidad mental, ¿cómo se puede fijar el mundo entero con todo su contenido? O constituirlo, como dice él. Parto de mis «vivencias», constituyo con ellas un sistema de proposiciones y «objetos» (nombre de todo aquello acerca de la cual se pueden hacer proposiciones), identifico «objetos» físicos y psíquicos y construyo así el «mundo» como forma del orden de mis vivencias» (Ibídem, p. 67).
2.3.5.2.1. Que se manifiesta en subjetivismo, inconsecuentemente con la neutralidad postulada de los elementos.
2.3.5.3. La filosofía marxista se constituye con un principio de método contrapuesto al de toda filosofía burguesa.
«(…) Esta es, pues, la contraposición: la filosofía burguesa sitúa la fuente del conocimiento en la cavilación personal, la marxista en el trabajo social» (Ibídem, p.81).
2.3.6. Noción de lo dialéctico.
2.3.6.1. Dialecticidad no es contradictoriedad real.
«(…) Cuando en nuestras representaciones y enunciados acerca del éter o de los átomos se presentan contradicciones, éstas no se encuentran en la naturaleza misma, sino en la forma que escogemos para nuestras abstracciones y nuestras leyes con objeto de poder utilizarlas del modo más breve y manejable» (Ibídem, p.63)
Claro sobre dialéctica de la naturaleza.
2.3.6.2. Interaccionismo.
«(…) Es fácil ver dónde está la debilidad de esta construcción del mundo. Tanto para Mach cuanto para Carnap, el mundo que así se constituye es un mundo quieto, el mundo del instante (…) Los hechos de la evolución obligan a admitir un mundo sin vivencias. Con eso se pasa del mundo intersubjetivo, común a todos los seres humanos, a un mundo objeto que existe con independencia de todos los seres humanos. Con eso cambia la imagen del mundo. Una vez establecido el mundo objetivo, se considera cada fenómeno como independiente del ser humano que lo observa, como relación entre las partes del mundo. El mundo es la totalidad de sus partes que, en número infinito, actúan las unas sobre las otras; cada parte consiste sólo en la totalidad de todas las interacciones con el resto del mundo, éstas constituyen los fenómenos que son objeto de la ciencia. En este mundo aparecen también los hombres; todo lo que somos es interacción con el mundo externo. El mundo costa ahora no sólo de sensaciones; consta de toda las interacciones, entre las cuales las sensaciones son sólo una parte reducida, aunque son también los únicos elementos que nos están dados inmediatamente…» (Ibídem, p.77).
2.3.6.3. Dinamismo [Véase: ficha apartado 2.361]
2.3.6.4. Evolucionismo.
«(…) La mayoría de los escritos de Pannekoek se caracteriza por esta combinación de reflexión científico-natural, científico-social y filosófica. Una de sus primeras publicaciones, Marxismus und Darwinismus (1909), estudia la relación entre ambas teorías; y una de sus últimas, la Antropogénesis (1947), el origen del hombre. «La importancia científica del marxismo y del darwinismo», escribe, «consiste en haber aplicado la teoría de la evolución el uno al mundo orgánico, el mundo de los seres vivos, y el otro a la sociedad humana» (Paul Mattick, Vorwort [Prólogo] a Anton Pannekoek, Lenin als Philosoph, op. cit, pp. 5-6).
2.3.6.5. Emergentismo.
«(…) No es, pues, verosímil que (Engels) haya considerado la sensación, que es una característica de los organismos vivos, como una propiedad general de toda materia1. Semejante generalización de una propiedad, que aparece en algunas formas especiales de la materia, para atribuirla a toda materia corresponde esencialmente a la actitud del materialismo burgués, que es adialéctico» (Ibídem, p. 101).
(1) Contra la lectura de Lenin.
Este paso, de los pocos -si no el único- que relaciona materialismo con dialéctica, sugiere bastante bien lo que es para Pannekoek dialéctico en este caso: admisión de emergencias.
2.3.6.6. Consideración final.
En todo el cap. II de Lenin als Philosoph -«Der Marxismus»- no se habla de dialéctica ni de materialismo dialéctico. Lo que se contrapone al materialismo burgués» es el «materialismo histórico». Pannekoek conserva -muy parcamente- el adjetivo «dialéctico», pero en el sentido de la primera afirmación de Engels en el Anti-Dühring: como una característica del pensamiento científico; y no mantiene la idea de dialéctica como lógica.
La crítica de P. -acertada- consiste en decir que Lenin profesa frente a Mach el «materialismo burgués». Esa expresión tiende empero a hacer olvidar que tan burgués como ese materialismo -o más- es Mach. Más, porque el viejo materialismo «burgués» no lo fue apologéticamente (véase, p. 90).
«(…) Negar la existencia objetiva de leyes naturales significa (…) para él [Lenin] negar la naturaleza misma; hacer del hombre el creador de las leyes naturales significa para él hacer de la razón humana la creadora de la naturaleza; será siempre una lógica incomprensible para el lector sin prejuicios que el buen Dios surja de eso como creador» (Ibídem, p.91).
Independientemente de que Lenin no llevaba razón, P. muestra olvidarse de la línea Berkeley y de su paralela continental, Malebranche, etc.
*
Sergei Podolinski (1850-1891)
A. El segundo caso excepcional y brillante que querría evocar es el de un marxista polaco de finales del siglo pasado, mucho menos conocido que Kautsky, llamado Sergei Podolinski, el cual publicó en el órgano de la socialdemocracia alemana un interesantísimo ensayo en dos partes acerca del concepto marxista de valor-trabajo y de la segunda ley de la termodinámica, el principio de entropía…
Podolinski tuvo el gran mérito de recuperar el punto de vista naturalista que Marx había abandonado expresamente (para dedicarse desde entonces a la economía política) en las primeras páginas de La ideología alemana. Podolinski vuelve a cultivarlo, intentando reconstruir la idea de valor-trabajo en el marco de la termodinámica. Es justo, pues, honrar a este propósito la memoria de Kautsky y Podolinski, pero después de haberlo hecho se puede repetir que los conatos de pensamiento ecológico-político de los clásicos no han tenido prácticamente continuación en la tradición marxista. Cualquier cosa que hoy llamaríamos problema ecológico-político se subsumía en la tradición marxista bajo el rótulo «Males del capitalismo», sin ver la especificidad de los riesgos del trato civilizado con la naturaleza: así se constituyó una tradición progresista sin problemas que tenía mucho más de tradición burguesa que de novedad socialista.
B. No creo que esté clara la última palabra de Marx acerca de todas estas cosas que estamos discutiendo. Creo que, a pesar de la aspiración que siempre tuvo de producir obra muy terminada literariamente -lo cual es una de las causas de que dejara tanto manuscrito inédito-, Marx ha muerto sin completar su pensamiento, sin pacificarse consigo mismo. Eso debe tener que ver con el hecho de que la última parte de su vida coincide con una importante transición en el conocimiento científico. El año de la muerte de Marx, 1883, es el año de la aparición de la Introducción a las ciencias del espíritu de Dilthey y, sobre todo, de la Historia de la mecánica de Mach y de los dos ensayos de Podolinski en Die Neue Zeit sobre termodinámica y ley del valor, con conceptos que Marx ya no puede alcanzar, pero cuya problemática, percibida más o menos claramente, ha hecho vacilar, en mi opinión, al viejo Marx.
38. A. «Algunos atisbos político-ecológicos de Marx», Pacifismo, ecología y política alternativa, op. cit, pp.144-145. 38. B.»Entrevista con Dialéctica», Acerca de Manuel Sacristán, op. cit, p. 205.
Nota SLA:
El siguiente es el esquema de una conferencia impartida por Sacristán en México, en noviembre de 1981. Desconozco el título exacto y el lugar de exposición. Como se observará hay en ella múltiples referencias al trabajo de Podolinski, autor al que Sacristán se refirió reiteradamente en sus últimos trabajos sobre ecologismo, nuevos movimientos sociales y cambios e hilos perdidos en la tradición marxista:
«1. La negación de la autonomía relativa de la ciencia económica (de la legitimidad de sus categorías).
1.1. Juan Martínez Alier y Naredo en Cuadernos de Ruedo Ibérico.
2. Los dos frentes: el físico y el biológico.
2.1. Breve descripción previa.
3. Economía y termodinámica.
3.1. Planteamiento energético habitual.
3.2. La entropía material (Georgescu).
3.3. Conclusión negativa.
4. La sociobiología.
4.1. Descripción general breve.
4.2. Característico antimarxismo.
4.2.1. Wilson no cita a otros economistas.
4.3. La anticipación de Marx muestra que no era para él cosa desconocida.
4.4. Lo que no excluye plantear el problema de la legitimidad científica de las categorías económicas.
4.4.1. Inciso aprovechando: no se trata de afirmar que exista un ente económico, ni un homo oeconomicus: se trata de saber si ése es un buen objeto de conocimiento y un buen objeto formal, una buena abstracción y la teoría correspondiente un buen artificio.
5. Es muy notable que la cuestión se planteó ya en los comienzos del marxismo, en tiempos de los clásicos. Podolinski, Sergei, «Menschliche Arbeit und Einheit der Kraft» [Trabajo humano y unidad de la energía], Die Neue Zeit, 1883; September, Heft 9, SS. 413-424; Oktober, Heft 10, SS. 449-457.
5.1. Por conservación de la energía (1ª ley) el trabajo no puede crear: su utilidad consiste en transformación.
5.1.1. Esto es un inicial abandono en efectos del punto de vista económico y cultural desde los cuales la cosa se puede considerar no pertinente: porque el que no haya creación física no implica que no haya creación económica, y no sólo de valores sino incluso de valor de uso, como es natural. El silicio no se crea al producir un elemento fotovoltaico, ni se crea energía, pero sí que se aumenta la utilizabilidad de la energía solar. Esto lo sabe Podolinski.
5.1.2. La transformación útil consiste en afectar la mayor parte de las fuerzas de la naturaleza a la satisfacción de las necesidades humanas.
5.1.2.1. El trabajo lo puede hacer, acumulando además en sus resultados cantidades de energía mayores de las necesarias para producir la fuerza de trabajo.
5.1.2.1.1. Esto, que no va acompañado de explicación, es probablemente la manera que tiene el marxista Podolinski de establecer un fundamento físico al hecho del excedente y, así, de la plusvalía.
5.1.2.1.2. Sin embargo, la falta de explicación está compensada por la inclusión tácita del fenómeno trabajo en el más general de la retención de la radiación solar, evitando parte de su reflexión.
5.1.3. Lo cual es parte de la «elevación del grado de energía» a partir de las plantas: radiación-calor-mecánica-química.
5.1.3.1. Entropía negativa local. Explicar consistencia.
5.2. Así llega Podolinski al planteamiento de lo que considera el problema real.
5.2.1. «La mayor parte de las energías físicas que se encuentran en la superficie de la Tierra no están, ni mucho menos, en el estado más favorable para la satisfacción de las necesidades humanas». «Pese a la importante cantidad de energía que contiene la superficie terrestre, ésta no abunda en modo alguno en energía transformable, como, por ejemplo, movimiento mecánico o libre afinidad química».
5.2.2. La capacidad de acumulación de energía y de neguentropía (local) del planeta: Cuadro de la situación de partida para la solución del problema central: «Las plantas poseen la propiedad de acumular energía solar, mientras que los animales, alimentándose de sustancias vegetales, transforman en trabajo mecánico una parte de esa energía ahorrada y la dispersan luego en el espacio cósmico. Si la cantidad de energía acumulada por las plantas se mantiene mayor que la dispersada por los animales y se forman reservas de energía, p.e.durante el período carbonífero y en el cual, manifiestamente la vida vegetal tuvo un considerable predominio sobre la animal. En cambio, si predominara la vida animal se dispersarían pronto las reservas de energía acumuladas y la vida animal tendría que reducirse de nuevo a la medida determinada por la riqueza vegetal. De ese modo se tendría que constituir un cierto estado de equilibrio entre la acumulación y la dispersión de energía. El balance energético de la superficie terrestre sería entonces una magnitud más o menos estable, pero la acumulación de energía se reduciría a cero y en cualquier caso, caería muy por debajo de lo que era en la época de predominio de la vida vegetal.»
5.2.3. Punto crucial y arranque de la solución:
5.2.3.1.»Pero, de hecho, no observamos un equilibrio así del balance energético de la superficie terrestre. También ahora crece generalmente la cantidad de energía acumulada».
5.2.3.2. «Es fácil probar que la cantidad de energía solar que se transforma en libre afinidad química o en trabajo mecánico no es siempre la misma, y que esa cantidad puede ser influida por la acción del hombre, entre otras causas.»
5.2.3.3. Más precisamente: «es seguro que el ser humano mediante ciertas acciones dependientes de su voluntad puede aumentar la cantidad de energía acumulada por la vida vegetal y disminuir la cantidad de energía dispersada por los animales.»
5.2.3.3.1. Cita: la irrigación, las máquinas, la destrucción de insectos, el exterminio de depredadores de la agricultura.
5.2.3.3.1.1. Sobre el punto de irrigación, sabía más Marx, gracias a Fraas.
5.2.4. Tesis: «La causa principal de ese aumento general es el trabajo realizado por los seres humanos y por los animales domésticos que utilizan».
5.2.5. Definición trabajo: «El trabajo es un uso de la energía mecánica e intelectual acumulada en el organismo, que tiene por consecuencia un aumento del balance energético general de la superficie de la Tierra.»
5.2.5.1. Discutible hoy. Pero no lo voy a discutir.
5.2.6. El ser humano es la máquina termodinámicamente perfecta de Sadi-Carnot: «La humanidad crea constantemente el material y los elementos para la ulterior continuación del trabajo».
5.2.6.1. Hoy dudoso.
5.2.7. Reconstrucción de la tesis marxiana del valor-trabajo: sólo el trabajo muscular humano o dirigido por el hombre tiene ese efecto.
5.2.8. Coeficiente económico del hombre como máquina termodinámica: 20%, 10%.
5.2.9. Argumentación final pro socialismo.
6. La reacción de Engels a Marx (1883).
6.1. Primera: despectiva.
6.2. Luego: aprecio, pero reducido a una tesis sobre la agricultura.
7. Mi opinión sobre el caso:
7.1. No está justificado presentar a Podolinski como «ecologista»: la cuestión de la materia.
7.2. Y cae en muchos errores.
7.3. Pero su intento es valiosísimo, sobre todo para la macrovisión.
8. Ahora bien: eso no debe zanjar el problema.
8.1. Quesnay, Marx, han sabido eso.
8.2. No han considerado por ello ocioso otro recorte, otra totalización (tan artificiosa y parcial como todas, pero acaso buena).
8.2.1. Porque con cualquier coeficiente económico y de acumulación energético tiene sentido la averiguación de las condiciones de administración del trabajo.
8.2.2. Y eso justifica la categorización económica.
9. Esta conclusión no depende del tratamiento marxista.
9.1. Por lo que se puede ilustrar con Georgescu».
Igualmente, de la carpeta «Marxismo» depositada en Reserva de la UB, anotación inicial y esquema comentado de este ensayo de Serge Podolinski, «Menschliche Arbeit und Einheit der Kraft», Die Neue Zeit, 1883.
«1. Enseguida se presenta el problema de la docta ignorancia. Escribe Podolinski: «Si admitimos que es correcta la teoría de la unidad de la fuerza, de la constancia de la energía, entonces nos vemos también obligados a reconocer que el trabajo no puede crear nada, y que su finalidad y su utilidad no puede consistir más que en una transformación de ciertas cantidades de energía» (p. 413).
La verdad física es, en una primera consideración, no pertinente, porque el que no haya creación física no implica que no haya creación económica, y sea sólo de valor, sino también de valor de uso. El silicio no se crea al producir un elemento fotovoltaico, ni se aumenta la cantidad de energía del sistema solar, pero sí que se crea utilizabilidad de energía solar para la especie.
En un segundo plano de consideración, sin embargo, sí que hay que preguntarse por la pertinencia de las consideraciones físicas: en el plano que se descubre cuando aparece la posibilidad de que ciertas incompatibilidades físicas destruyan la posibilidad de la creación económica. Eso ocurre hoy de manera muy visible.
Engels, pues, llevaba razón económica.
Esquema [del artículo de S.P.].
I. Die Lehre von der Energie.
1. Según la teoría de la constancia de la energía, el trabajo no crea nada, sino que transforma cantidades de energía.
2. Preguntas del artículo:
2. 1. ¿Cómo se producen esas transformaciones?
2. 2. «Cuáles son los medios mejores que utiliza el trabajo humano para afectar la mayor parte posible de las fuerzas de la naturaleza a la satisfacción de las necesidades humanas?» (p.413).
3. El trabajo humano acumula en sus resultados cantidades de energía mayores de las necesarias para producir la fuerza de trabajo.
3.1. ¿Por qué y de qué modo?
4. Explicación intuitiva de la 1ª y la 2ª ley de la termodinámica.
5. Relativa aplicación de un principio de docta ignorantia: «[…] está todavía lejos el peligro de que un día falten en la superficie de la Tierra energías capaces de transformación» (p. 414)
6. Sigue lo que considera problema real: «Pero, en realidad, la mayor parte de las energías físicas que se encuentran en la superficie de la Tierra no se encuentran, ni mucho menos, en el estado más favorable para la satisfacción de las necesidades humanas» (p. 414).
7. La energía radiante del Sol es casi la única fuente de todas las energías útiles para el hombre que se encuentran en la superficie terrestre.
7.1. Esa energía radiante no es reflejada inmediatamente, sino que se mantiene por más tiempo en la Tierra gracias a su transformación. Y hasta se acumula. Papel de las plantas en eso por «elevación del grado de la energía» (William Thomson).
II. Die umwendlungsfäleige Energie auf der…
1. Formas de transformación de la energía radiante del Sol en la Tierra: vientos, evaporación, descomposición química por las plantas (función clorofílica, etc), trabajo muscular, máquinas. Estas son las transformaciones utilizadas.
2. Hay en la Tierra muchas otras formas de energía transformable no utilizadas, o casi. Darse cuenta de que esto igual incluye las «alternativas» que la nuclear y el petróleo.
2.1. La energía de rotación terrestre.
2.2. El calor interior de la Tierra.
2.3. El magnetismo terrestre.
2.4. Fuentes calientes.
2.5. Elementos libres.
3. La degradación de la energía solar radiante.
3.1. Ejemplo del viento.
3.2. Teorización muy bonita con el ejemplo: «Y no puede ser de otro modo, porque, según la ley general de la dispersión [i.e., el principio de entropía] el calor solar, que es una energía de grado bajo, no puede jamás transformarse totalmente en movimiento mecánico del aire, que es una energía de grado alto. Incluso la parte de la energía que se transforma en movimiento pasa a dispersarse, pues el viento no es sino un resultado de la tendencia a la homogeneización de las temperaturas» (p. 418).
3.3. Otro bonito ejemplo: el agua del molino.
4. Conclusión.
4.1. «Vemos pues que, pese a la importante cantidad de energía solar que contiene la superficie terrestre, éste no alumbra en modo alguno en energía transformable, como, por ejemplo, movimiento mecánico o libre afinidad química» (p. 418).
4.2. La energía positiva se encuentra sólo en los combustibles orgánicos, cierto que en gran cantidad.
III. Energie…
1. Al comienzo, la energía no se transformó en la superficie de la tierra, salvo vientos y aguas.
1.1. Como hoy en los desiertos o polos.
2. Por otra parte, disminuye constantemente la energía recibida del Sol.
3. Pero: «En los tiempos presentes la superficie de la Tierra posee en un grado superior que en épocas remotas la propiedad de transformar formas inferiores de la energía solar (calor) en formas superiores (afinidad química, movimiento)» (p. 419).
3.1. Se trata de una transformación productora de neguentropía (p. 419).
4. Punto crucial del desarrollo: «Es fácil probar que la cantidad de energía solar que se transforma en libre afinidad química o en trabajo mecánico no es siempre la misma, y que esa cantidad puede ser influida por la acción del hombre, entre otras causas » (pp. 419-420).
4.1. Más precisamente: «[…] es seguro que el ser humano, mediante ciertas acciones dependientes de su voluntad, pueda aumentar la cantidad de energía acumulada por la vida vegetal y disminuya la cantidad de energía dispersada por los animales» (p. 420).
4.1.1. El primer objetivo se consigue por vías que hoy sabemos desastrosas. Podolinski da la irrigación, las máquinas, la destrucción de insectos. Sobre la irrigación sabía más Marx, gracias a Fraas.
4.1.2. El segundo, mediante el exterminio de animales dañinos para la agricultura.
5. Sobre el balance energético de la Tierra: «Las plantas poseen la propiedad de acumular energía solar…» (p. 420).
6. «Pero, de hecho, no observamos un equilibrio así del balance energético en la superficie terrestre. También ahora crece generalmente la cantidad de energía acumulada» (p. 420).
6.1. Se hace más optimista, sin comparación con Fraas-Marx: «Si la anterior fertilidad y la población de algunas tierras han disminuido, ello se debe a errores económicos muy groseros y evidentes; pero, en general, la regla es lo contrario, y, vistos las cosas en conjunto, no se puede ya poner en duda que hay un aumento general de la cantidad de material alimenticio y, de un modo general, de la energía transformable en la superficie de la Tierra» (pp. 420-421).
7. Segundo punto decisivo. «La causa principal de ese aumento general es el trabajo realizado por los seres humanos y por los animales domésticos que utilizan» (p. 421).
7.1. Lo documenta con ejemplos agrícolas franceses.
7.2. Definición consiguiente: «El trabajo es un uso de la energía mecánica e intelectual acumulada en el organismo, que tiene por consecuencia un aumento del balance energético general de la superficie de la Tierra» (p.422).
7.2.1. Directa o indirectamente.
7.3. Argumentación de que sólo el trabajo muscular humano o dirigido por el hombre tiene ese efecto útil: no el viento, no el agua, no las plantas solas, no las máquinas solas.
7.3.1. Quiere decir que las plantas no consiguen solas movimiento.
7.3.2. Curiosa y barroca argumentación contra la teoría del ahorro del capitalista.
7.4. «En el sentido estricto de la palabra, la verdad de nuestra definición del trabajo no aparece claramente más que en la agricultura» (p. 424).
7.4.1. De nuevo expresión más optimista que la de Fraas-Marx, aunque probablemente con el mismo contenido. «Como es natural, el ser humano no crea ni materia ni energía […] Pero gracias al trabajo humano ha podido una hectárea de terreno acumular en la capa vegetal que la cubre tal vez diez veces más energía que la que habría acumulado sin aquel trabajo.Y no hay que creer que toda esa energía estuviera ya en el terreno y que el trabajo humano se limite a dispersarla en mayor cantidad. Eso sería un error, pues la agricultura no debilita la tierra más que cuando se practica irracionalmente, esto es, despilfarradamente» (p. 424).
Es la misma idea de control de Marx,
IV. Die Arbeit des menschlichen Organismus.
-
Las preguntas del capítulo:
1.1. ¿De dónde procede en el organismo la energía necesaria para el trabajo?
1.2. ¿De qué dispositivos se sirve esa actividad?
1.3. ¿Qué fenómenos la acompañan?
-
Exposición de la transformación alimento-calor-trabajo, con el cálculo del coeficiente económico de la máquina humana.
2.1. Exposición de diferencias entre cualquier otra máquina térmica y el ser humano.
2.1.1. Medios involuntarios y voluntarios para evitar la dispersión de energía, desde la ropa hasta la instrucción.
2.1.2. Variedad de movimientos.
2.1.3. Pero también causas que disminuyen la importancia del alto coeficiente económico del 20%: gasto en necesidades culturales.
2.1.3.1. Eso le lleva a aceptar el coeficiente 10%.
3. La evolución del hombre vista como desarrollo de la capacidad de acumular energía, por la agricultura.
4. Pasa a la pregunta 2ª, con una formulación muy interesante, que sin duda anuncia la cuestión de la técnica: «Aunque las necesidades espirituales de los seres humanos aumentan con la evolución de estos, lo que, naturalmente, reduce el coeficiente económico, sin embargo, el trabajo total de la humanidad sigue progresando en general. ¿Cuáles son las causas de esa aparente contradicción?» (p. 452).
4.1. Respuesta: el ser humano es la máquina perfecta de Sadi-Carnot. «die Menschheit [la humanidad] crea constantemente el material y los elementos para la ulterior continuación de su trabajo» (p. 453).
4.2. Pero hay grados de perfección.
4.3. «La existencia y la posibilidad de trabajar están garantizadas para la máquina humana mientras el trabajo de ésta se pueda transformar en una acumulación de energía satisfactoria de nuestras necesidades…» (p. 454).
V. Die Arbeit als Mittel zur…
1. Solución de la contradicción Quesnay-Smith-Say sobre la productividad del trabajo, la naturaleza y el capital. «Hoy podemos reconducir esa discrepancia al hecho de que el trabajo, ciertamente, no crea materia alguna y que la productividad del trabajo no puede consistir más que en añadir al objeto Algo que tampoco ha creado el trabajo. Ese «Algo» es en nuestra opinión la energía» (p. 455).
2. Respuestas finales da las preguntas.
2.1. La cantidad de energía recibida en la Tierra disminuye. Pero la acumulación de energía aumenta.
2.2. La acumulación es obra del trabajo.
2.3. El coeficiente económico del ser humano como máquina térmica disminuye con el aumento de las necesidades.
2.4. Pero la productividad del trabajo aumenta en mayor proporción, con lo que aumenta la satisfacción de las necesidades.
2.5. Ley de la inversa del coeficiente económico: «La existencia de la humanidad está materialmente asegurada mientras todo ser humano disponga de una cantidad de energía química y de trabajo mecánico que (?) su propia fuerza tantas veces cuatas el denominador del coeficiente económico sea mayor que su numerador» (p. 456). Es evidente que la agregación energía es ecológicamente tan imprecisa como la agregación valor.
VI. Einheit der Kraft und Volkswirtschaft.
1. Va a ser respuesta a la segunda pregunta inicial, la que versa sobre los mejores medios. «Los mejores medios son los que causan la mayor acumulación de energía en la tierra» (p. 456).
2.1. La cultura primitiva no es ese medio.
2.2. La sociedad esclavista tampoco, aunque ya es mejor.
2.3. La servidumbre «contiene ya más elementos de progreso» (p. 456).
2.4. El capitalismo mucho más.
2.4.1. Pero tiene sus lados sombríos.
2.4.11. Dispersión de la energía por las crisis de sobreproducción, al parar obreros.
Muy confuso final en lo económico-social.
*
39. Radovan Richta (1924-1983): la revolución científico-técnica
A. Pero, como la mayoría de los sinsentidos (y contra lo que parecen creer los neopositivistas), también éste nace de un problema real, luego ideologizado, pervertido. La pregunta señala el problema real (aunque para hacerlo entra en contradicción con una afirmación de la primera pregunta) al hablar de la «fase de desaparición de la dictadura del proletariado» en los países socialistas adelantados. Esa manera de hablar es probablemente un poco optimista. Pero me parece admisible, porque el contenido de esta fase -el final de las urgencias de mera acumulación y defensa en condiciones de inferioridad- sí que podría anunciar la reabsorción de la dictadura del proletariado. Ahora bien: una mutación así exige un esfuerzo científico (y también crítico-teleológico, o sea, filosófico-político) que, por el momento, no se ve cuajar con dimensiones suficientes. En ninguna parte, desde luego, y no sólo en Checoeslovaquia. Pero en varias partes se ven conatos de ese nuevo esfuerzo científico necesario para el socialismo. Y precisamente en la República Socialista de Checoeslovaquia se había producido el esfuerzo más sistemático y consciente: los trabajos del grupo de investigadores dirigido por Richta y Klein. Los resultados de la primera fase de su trabajo (únicos publicados) pueden gustar más o menos. A mí particularmente me parece que está aún lejos de bastar su consideración de la complicación internacional de la problemática, del modo actual de presentarse el «problema original» del socialismo existente, el asunto del «socialismo en un solo país». Pero, en todo caso, los nueve puntos que toca ese texto (dividido en cuatro grandes secciones) son todos científicos y crítico-científicos, y ni uno solo es filosófico en el sentido de la pregunta. Independientemente de su valor, en algunos casos muy notable, no hay esfuerzo científico así en ningún otro país ni en ninguna otra orientación del movimiento marxista contemporáneo.
Lo que pasa es que una cosa es gritar «¡Teoría, teoría!» como «¡thálassa, thálassa!» los griegos de Jenofonte, y otra echarse a navegar de verdad, hacer ciencia en serio.
B. Por último, ocurre que la presente intoxicación española [la del aceite de colza] tiene verosímilmente que ver con elementos adelantados de nuestra civilización. En efecto, es muy probable que, si los agentes tóxicos son productos del metabolismo (es decir, de las descomposiciones y composiciones que el cuerpo hace con lo que se introduce en él), la toxicidad de esos metabolitos dependa del hecho de que los procesos metabólicos correspondientes actúen sobre productos artificiales, sobre productos muy adelantados, para disgusto de los paletos de la «revolución científico-técnica». Al cabo de una larga evolución, el cuerpo de los seres humanos hoy vivientes sabe apañárselas, por ejemplo, con los alcaloides de la col, pero se envenena irremediablemente, de modo más o menos rápido, con muchos «frutos del progreso». Alguno de éstos hay, muy probablemente, en el origen de nuestro envenenamiento de este año. El que las operaciones productivo-destructivas con esas sustancias y las decisiones acerca de su producción y empleo estén dominadas por los lamentables personajes procesados hasta hoy -y por sus colegas inocentes, ricos, beneméritos y condecorados-, con el siniestro efecto conocido, es una buena ilustración de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, en una forma que era ya visible hace más de cien años.
39. A. «Checoeslovaquia y la construcción del socialismo», Acerca de Manuel Sacristán, op. cit, pp. 48-49. 39. B «Intoxicación de masas, masas intoxicadas», Pacifismo, ecología y política alternativa, op. cit, pp. 78-79.
Nota SLA:
En Ap 74, Sacristán criticaba esta categoría porque, en su opinión, se trataba de una «manera tecnocrática burguesa de definir la transformación de la fuerza de trabajo y su productividad».
En lo que respecta al grupo praguense de Richta y sus concepciones sobre la revolución científico-técnica, hay un paso de interés en las clases impartidas en México en 1982-1983 en su curso sobre «Karl Marx como sociólogo de la ciencia». Sacristán comenta que la tríada hegeliana de tesis-antítesis-síntesis es omnipresente en los Grundrisse. Un buen ejemplo de ello está en las pp. 496-497 de OME 21. Advierte que el texto es algo largo y que «a mí no me molesta trabajar con mucha exégesis de léxico. Si os resulta cansado, ya os lo pedí el otro día, lo tenéis que decir vosotros, si resulta cansado el excesivo uso de exégesis. A mí me parece más esencial. Lo mismo podría decirlo yo, así, recitando, pero me parece más eficaz el texto. Además tiene la ventaja de familiarizar con quien no sea historiador ni tenga mucha vocación por la historia de las ideas».
El texto acotado y comentado de Marx era el siguiente:
«El capital pone la producción de riquezas y, por lo tanto, el desarrollo universal de las fuerzas productivas y la constante revolución de sus presupuestos presentes como presupuestos de su reproducción. El valor no excluye ningún valor de uso. Por lo tanto, tampoco incluye ninguna clase particular de consumo, etc., comercio, etc. como condición absoluta y todo grado del desarrollo de las fuerzas productivas sociales, del comercio, del saber, etc. se le presenta sólo como un límite que él tiende a superar [MSL: cada estadio del comercio o del saber]. Su presupuesto mismo, el valor [MSL: el presupuesto del capitalismo] es puesto como producto, no como presupuesto superior que flota por encima de la producción. El límite del capital consiste en que todo este desarrollo procede antitéticamente [MSL: quiere decir, con contradicciones] y en que la elaboración de las fuerzas productivas, de la riqueza general, etc, del saber, etc. se presenta en la forma de alienación del individuo que trabaja. El individuo se relaciona con las cosas por él elaboradas no como condiciones de sí mismo sino como con riqueza ajena y con su propia pobreza. Pero esta misma forma antitética es evanescente y produce las condiciones reales de su propia superación [MSL: ya estamos en el tercer estadio]. El resultado es el siguiente: el desarrollo tendencial y, en potencia, general de las fuerzas productivas, de la riqueza en general, aparece como base. Es decir, la universalidad del tráfico y el mercado mundial se presentan como base. La base se presenta como posibilidad del desarrollo universal del individuo y el desarrollo real de los individuos a partir de esa base aparece como superación constante de su límite que es reconocido como obstáculo y no como límite sagrado. La universalidad de los individuos, no como universalidad ideal o imaginada, sino como universalidad de sus relaciones reales e ideales. De ahí también la comprensión de su historia como un proceso y el conocimiento de la naturaleza, que se traduce en el dominio práctico sobre ella, como su cuerpo real. El proceso de desarrollo es puesto y reconocido como presupuesto de sí mismo. Para ello es necesario, ante todo, que el desarrollo completo de las fuerzas productivas haya devenido condición de producción y no que determinadas condiciones de producción sean puestas como límite para el desarrollo de las fuerzas productivas».
Este texto, en opinión de Sacristán, es uno de los pasos más clásicos de la idea de ciencia como fuerza productiva que, sorprendentemente, algunos marxistas de 1960 en adelante -con clara referencia al grupo de Richta y a su revolución científico-técnica- creyeron descubrir como una novedad. «Estaba escrito desde 1857 en la tradición marxista y, sin embargo, en textos de Richta y de su grupo en Praga, recordaréis que aparecía como una novedad: ahora la ciencia es una fuerza productiva directa. Está dicho, quizá en ninguno otro lugar del manuscrito, tan pregnantemente como en este paso, pero aquí está muy claro. En esa acumulación y desarrollo de fuerzas productivas, la materia, el cuerpo real del proceso de la historia, se traduce precisamente en el desarrollo de la ciencia de la naturaleza. Así está vista la ciencia de la naturaleza, entendida como dominio práctico sobre la naturaleza. Está, por tanto, toda la idea de ciencia como fuerza productiva y, además, como fuerza productiva casi de punta, o por lo menos situada muy en el vértice de la dinámica de las fuerzas productivas».
Igualmente, de una de las carpetas de resúmenes depositadas en Reserva de la UB, estas notas de Sacristán en torno a Radovan Richta und Kollektiv, Technischer Fortschritt und industrielle Gesellschaft, Frankfurt am Main, Makol Verlag, 1972.
A. Flechtheim, «Der Prager Frïhling und die Zukunft des Menschen».
1. El clásico ensayo anticomunista, sin pudor siquiera de contradicciones abiertas, pero con alguna información.
2. Un interesante modo de formular la peculiaridad del caso ruso (p. 14) [Desde «Como un hilo rojo atraviesa toda la sucesión..» hasta «(…) hace extraordinariamente opaco el desarrollo ruso por lo menos hacia afuera(…)»].
3. El motivo del volumen: «En el momento culminante de la primavera de Praga el grupo Richta decidió discutir sus concepciones con expertos del país y del extranjero. De las 20 ponencias principales presentadas allí reimprimimos aquí las principales» (p. 19).
B. Jiri Kosta, «El hombre y la sociedad en la revolución científico-técnica (RCT)».
1. Ese era el título de la conferencia de Marianske Lazne.
2. El programa de la conferencia abarcaba los siguientes ámbitos temáticos: 1º. Teoría general de la RCT. 2º. Las perspectivas futuras de la ciencia y la tecnología. 3º. Economía y RCT. 4º. El futuro del trabajo humano y de la educación. 5º. La situación del hombre en la RCT. 6º. La RCT en la historia contemporánea (p.33).
C. Radovan Richta, «La revolución científico-técnica y las alternativas de la civilización moderna»
1. La red de revoluciones: Revolución en la ciencia-técnica. Procesos sociales revolucionarios: tipos de crecimiento económico; crecimiento intensivo.
2. pp. 43-44 [Desde «La silenciosa, pero profunda transformación que podemos observar en este ámbito…» hasta «(…) Donde la ciencia se convierte en factor básico del crecimiento -por la mediación de la técnica, de la organización o de la calificación, la curva de crecimiento de la producción se separa de la curva de crecimiento del trabajo aplicado (igual del vivo que del materializado); a causa de ello la cuota de acumulación y los ‘coeficientes de capital’ no tienen ya por qué seguir aumentando, con lo que cambia todo el entramado de relaciones y proporciones económicas»]. ¿Cómo es compatible eso con la resistencia creciente da la inversión en ciencia hoy (1976)? ¿Y con el hecho de que los países con más ciencia sean los países con más acumulación?
3. El aumento del consumo. Sus contradicciones internas.
4. p. 48 [Desde «Mientras que hasta llegar a cierto estadio la cantidad de actividad…» hasta «(…) A consecuencia de eso los modelos de calificación elaborados a base de una clasificación del desarrollo técnico permiten apreciar una revolución de la calificación y desencadenan una «revolución de la educación (en cuanto a nivel, concepción y medios)» ]. Me parece muy mal formulado: pues, si el cambio no se produce en la producción directa, la contraposición es coja. Con eso no quiero decir que no haya cambio. Pero se refiere más a la productividad aumentada de un mismo trabajo simple.
5. «La civilización industrial pudo todavía apoyarse en el equilibrio externo entre lo natural y lo artificial. Pero hoy se cierra el anillo de la civilización. No hay manera de escaparse. La entera vida del hombre, la reconstrucción de sus funciones vitales elementales y hasta la conservación de su existencia, todo tiene cada vez más el carácter de lo artificial. Esta revolución ecológica culmina con la dependencia del hombre respecto de su propia creación, respecto de su propio conocimiento y autoconocimiento. Con ello se abre inapelablemente una amplia escala de posibilidades y variantes del ulterior proceso civilizatorio, desde el autodespliegue hasta la autoaniquilación del ser humano» (p. 48)
Notablemente neutral de formulación. Conexión entre cambios del sistema productivo y el socialismo.
6. p. 69 [Desde «Este crecimiento de las fuerzas productivas está inevitablemente enlazado…» hasta «(…) La zona de crecimiento masivo del consumo se extiende así hasta ser toda una etapa de la evolución de la sociedad, y hace que surja así una variante progresiva, evidentemente y específicamente limitada, pero única que existe hasta ahora, de los comienzos de la RCT» ]. Es su concepción de la «sociedad de consumo».
7. «De este modo [en el socialismo] la sociedad de los que trabajan se constituye en señora del mecanismo industrial, pero hasta el momento éste domina la vida de la masa principal de los miembros de la sociedad (…) Se puede decir, simplificando un poco, que, mientras la sociedad socialista -teniendo en cuenta el punto de partida de su base civilizatoria- no consigue desarrollar las fuerzas productivas de los individuos y ampliar al mismo tiempo su proceso vital (consumo, tiempo libre, etc) de modo que el desarrollo general presupone una determinada limitación del desarrollo de los que trabajan, el socialismo actúa sobre una base inadecuada de fuerzas productivas y, en realidad, resuelve de otro modo las tareas civilizatorias que no ha resuelto el capitalismo» (p. 71).
He aquí a Pannekoek reapareciendo, con Kautsky, al cabo de los siglos. Y puesto que tantos y tan diversos están de acuerdo, habrá que pensar que éste es el verdadero diagnóstico.
Por otra parte, este viejo planteamiento, ¿no supone ignorancia de las nuevas angustias ecológicas?
D. Loewenstein, «La civilización y sus callejones sin salida».
1. Historiador filosofante, con bastante de Ortega y Ghlen. Se ocupa sustancialmente de crítica romántica a la civilización. En el hilo, hace algunas reflexiones sobre Europa, principalmente la de que, como es sabido, ninguna revolución ha terminado sino en forma mixtas no previstas.
E. Ota Klein, «La RCT y la configuración del estilo de vida».
1. Me parece que Ota Klein es el colaborador de Richta que murió de accidente en Francia en 1966 o 1967 o 1968.
2. «El hombre-masa no se ha convertido en un dominador de las circunstancias, sino sólo en un consumidor de los productos que le imponen las circunstancias» (p. 103).
Una de las formulaciones más bonitas del asunto.
3. «(Como es natural, si el movimiento civilizatorio siguiera sin tener más impulso que el de las transformaciones internas de un sistema cerrado, se produciría una nueva miseria, cuyo comienzo, por lo demás, es ya perceptible: falta de fuentes naturales, agua, aire, etc)» (p. 109).
Parece en contexto mal traducido: no se sabe si el autor da eso como contrafactual o no.
*
40. Wenceslao Roces (1897-1992).
En esta cargada expresión -«valorización del valor»- queda muy de manifiesto que el término de Marx «valorización » (Verwertung) es propiamente un término técnico de su crítica de la economía política. Tanto «Verwertung» cuanto su traducción «valorización» son, ciertamente, términos del alemán o del castellano comunes. En castellano, valorizar es «aumentar la utilidad o el precio de una cosa». En alemán, verwerten es, en la acepción más usual, «utilizar» y, en otras también muy frecuentes, «aprovechar, hacer valer». El sentido del término marxiano es próximo al de esos usos comunes en alemán o en castellano, pero con un matiz importante: con `valorizar´ Marx dice hacer valer o aumentar en el sentido de conseguir expansión de un valor. Pero si ese sentido está relativamente cerca de usos comunes del lenguaje, en cambio, no se suele encontrar en el vocabulario económico no-marxista. El propio Roy no se atrevió a reproducir sistemáticamente en su traducción francesa la dureza del acusativo interno de «valorizar el valor». Entre los muchos méritos de Wenceslao Roces hay que contar su uso sistemático y fundado, desde su edición de 1934, de esa traducción que recoge un modo de pensar típico de la crítica marxista de la economía política.
40. OME-40, p. 166, n 56 (Nota de traductor).