Por primera ocasión en la historia contemporánea, un gobierno utiliza recursos energéticos como el petróleo para unir y ayudar a países que lo necesitan en desarrollo, sin incurrir en grandes endeudamientos. Ese ha sido el caso de la República Bolivariana de Venezuela que, contando con una de las reservas de crudo mayores del mundo, ha […]
Por primera ocasión en la historia contemporánea, un gobierno utiliza recursos energéticos como el petróleo para unir y ayudar a países que lo necesitan en desarrollo, sin incurrir en grandes endeudamientos.
Ese ha sido el caso de la República Bolivariana de Venezuela que, contando con una de las reservas de crudo mayores del mundo, ha puesto a la disposición de las naciones del continente (incluyendo a zonas empobrecidas del norte de Estados Unidos) el combustible requerido para llevar adelante programas de desarrollo sociales y por ende una verdadera integración latinoamericana.
Los nacimientos de PETROCARIBE y PETROSUR en el transcurso del presente año han extendido la mano para sacar a las islas del Caribe y algunas de las naciones de América del Sur de una casi segura crisis económica debido al elevado precio que ha adquirido el crudo en los últimos tiempos tras la invasión norteamericana a Iraq, desastres naturales ocurridos en zonas petrolíferas del orbe y a políticas de rapiña llevadas a cabo por intermediarios y empresas productoras y refinadoras.
Estas bisoñas instituciones forman parte de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) que propugna la integración de la región desde posiciones muy favorables para las naciones del hemisferio y marcha en sentido opuesto al Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) que impulsada por Estados Unidos trata de recolonizar a Latinoamérica.
Venezuela ha asegurado que cuenta con una reserva de más de 300 000 millones de barriles, y con una política consecuente puede garantizar el suministro de combustible al Caribe y a otros países de Latinoamérica por más de cien años.
En los últimos tiempos, con el impulso venezolano, América Latina ha dado un vuelco significante en su derrotero pues lejos de aprobarse como estaba prevista para en enero de 2005 el ALCA, cada día son más las acciones de integración que se realizan en la región.
La semana del 22 al 27 de noviembre pasado fue sumamente halagüeña para el impulso integracionista latinoamericano cuando el presidente Hugo Chávez recibió, indistintamente, la visita de sus homólogos Néstor Kirchner de Argentina y Alvaro Uribe de Colombia.
Chávez, y Kirchner firmaron en la ciudad venezolana de Puerto Ordaz, la Declaración del Orinoco donde se expresa que en los momentos actuales se abre una vía propia en los procesos de integración, que no pasan por la competencia y sí por el estímulo simultáneo a las economías nacionales. El evento marcó una profundización de las relaciones bilaterales que tiene importantes implicaciones para el MERCOSUR
Los convenios están enfilados a proporcionar petróleo y gas a precios módicos a Argentina por un lado, a cambio de maquinarias agrícolas, productos y asistencia técnica rural a Venezuela.
Además, se ratificó un proyecto para la construcción de un gaseoducto entre el noreste venezolano hasta el Río de la Plata, del cual se ha conversado también con Brasil, Uruguay y Paraguay, que demandaría una inversión de 4.000 millones de dólares y en el que participarían el sector público y privado.
En el encuentro, Chávez puntualizó que se conversa con esos países y con Bolivia, para garantizar energía para el desarrollo económico, social y humano de todo Sudamérica de los próximos 200 años.
Relevante también resultó la decisión de ambos países para acelerar la afiliación de Venezuela como miembro pleno del MERCOSUR, que se concretará en la próxima Cumbre de ese mecanismo de integración a efectuarse en diciembre, en Montevideo.
La incorporación de la nación bolivariana, potencia energética con sus cuentas fiscales fortalecidas y su política unionista, beneficiará la dinámica interna de ese organismo económico regional.
Si relevante fueron los contratos con Argentina, también enjundiosos resultaron los alcanzados con Colombia, por los efectos económicos y políticos que traerán, a pesar de los esfuerzos que ha desarrollado Estados Unidos por enfriar las relaciones entre esos países.
En la reunión, celebrada el 24 de noviembre en la planta de refinación de Paraguaná, estado Falcón, Chávez y Uribe, acordaron otorgar a Petróleos de Venezuela (PDVSA) la responsabilidad de construir un gasoducto que permitirá el transporte de gas entre ambas naciones para su refinación, procesamiento y venta.
Con el acuerdo, dijo Uribe, Venezuela podrá construir el oleoducto entre los sitios de producción que defina hasta el pacífico colombiano para facilitar sus exportaciones desde un puerto colombiano a todo el pacífico, con visión a los mercados asiáticos. Los trabajos comenzarán en 2006, se prolongarán por espacio de 24 meses y tendrán en Colombia estaciones que agregarán valor para mejorar el combustible.
Para el año fiscal que concluye, el intercambio comercial venezolano-colombiano alcanzará la cifra de más de 3 000 millones de dólares, lo cual representa un incremento del 18 % con respecto al año anterior.
Para el próximo año se llevará a cabo una inversión de alrededor de mil millones de dólares para reparar y modernizar los puentes internacionales que unen Venezuela y Colombia, lo cual mejorará en un 90 % el intercambio terrestre tanto por la aduana principal en San Antonio como por las subalternas. Con decisión bolivariana, la integración avanza por el continente desafiando escollos mayores para, como ha manifestado el presidente Hugo Chávez, conseguir la verdadera libertad y derrotar la pobreza y la miseria de estos pueblos.