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Mercosur-Venezuela

Integración bajo ultimátum

Fuentes: IPS

Venezuela perdió la paciencia ante la demora legislativa de Paraguay y Brasil en ratificar su ingreso al Mercado Común del Sur (Mercosur), mientras se le exige prisa para adoptar el arancel externo común y otras normas del bloque, integrado también por Argentina y Uruguay.


El presidente venezolano Hugo Chávez lanzó el 3 de julio un ultimátum: retirará su solicitud de unirse al bloque «si no la aprueban en un plazo de tres meses».

«Más no esperamos. No tiene ninguna razón el Congreso de Brasil, ni el de Paraguay, para no aprobar nuestro ingreso: ni política, ni jurídica, ni económica, ni moral», advirtió.

«Desde el pasado enero estamos bajo presión para que ratifiquemos los acuerdos sobre arancel externo y la restante normativa del Mercosur, pero los parlamentos de Brasil y Paraguay se han demorado un año en ratificar nuestra protocolo de adhesión», dijo, por su parte, el negociador del ingreso venezolano al grupo, Gustavo Márquez.

Hace exactamente un año, los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Nicanor Duarte, de Paraguay, y Tabaré Vázquez, de Uruguay, firmaron con Chávez en Caracas la incorporación venezolana al Mercosur, creado en 1991.

Pero «en Brasil empezó un retardo, y el mensaje hace seis meses fue que si no cedíamos en un conjunto de productos para desrregularlos, entonces en el Congreso no se aprobaría el ingreso», dijo Chávez.

Ante esta situación, la orden del presidente venezolano a los negociadores de la cancillería fue: «No cedan absolutamente en nada. Ya cedimos lo que debíamos ceder.»

Venezuela, aunque se separó de la Comunidad Andina de Naciones que integró por décadas con Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, ha utilizado el arancel externo de ese bloque, con alícuotas de cero, cinco, 10 y 20 por ciento para bienes importados de terceros países, dependiendo del valor agregado que contengan.

El Mercosur, en cambio, emplea 11 escalas de entre cero y 20 por ciento, también dependiendo del valor agregado.

La negociación también abarca las excepciones para proteger la producción nacional y comprende 100 ítems para Argentina y Brasil, 225 para Uruguay y 649 para Paraguay. Márquez, sin entrar en detalles, dijo que Venezuela ha procurado preservar las barreras relacionadas con su política de seguridad alimentaria. El diario bonaerense La Nación sostuvo que en las reuniones «los técnicos de Venezuela no mostraban voluntad para avanzar en las pautas» de la negociación.

«Lo que ocurre, en el fondo, es que las economías de Venezuela y Mercosur son poco complementarias, y los negociadores venezolanos trabajan a órdenes de un presidente esencialmente interesado en tener una vocería política más fuerte», observó a IPS Víctor Maldonado, director de la Cámara de Comercio e Industria de Caracas.

Un proceso de integración exitoso, según Maldonado, «no se comienza comprando sino vendiendo, y en nuestro acercamiento con el Mercosur lo que vemos es un verdadero tsunami de importaciones desde Argentina, Brasil y Uruguay».

Entre 2003 y 2006 las exportaciones argentinas a Venezuela crecieron 475 por ciento, al pasar de 137 a 790 millones de dólares anuales, mientras que las importaciones en el mismo período pasaron de 12 a 31 millones.

En el caso de Brasil, las exportaciones a Caracas se sextuplicaron, de 606 millones de dólares en 2003 a 3.555 millones en 2006, en tanto Venezuela le exporta apenas 400 millones de dólares anuales.

Venezuela importa principalmente alimentos lácteos y cárnicos, aceite de soya, vehículos, tractores, piezas de vehículos y otros equipos. «Muchas compras son de excedentes agropecuarios y las hace el Estado para atender urgencias. No responden a una estrategia de apertura», deploró Maldonado.

A falta de un pacto sobre aranceles y demás normas de comercio, los socios del Mercosur continúan utilizando con Venezuela el Acuerdo de Complementariedad Económica 59, de diciembre de 2003, que también alcanza a Colombia y Ecuador.

Entretanto, sube el volumen político del polémico ingreso de Venezuela, después que el gobierno de Brasil reiteró este miércoles que «no acepta plazos de nadie, por más amigo que sea», según dijo el ministro de Relaciones Institucionales, Walfrido dos Mares Guia.

En Paraguay, el gobierno de Duarte, quien esperaba «el momento oportuno para enviar el protocolo al parlamento», dominado por la oposición, entregó el texto este miércoles al cuerpo legislativo.

Alfredo Ratti, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del senado paraguayo y militante del partido opositor Patria Querida, calificó de «impertinencia» que Chávez «se arrogue autoridad para exigir a congresos soberanos de otros países que se expidan sobre un tema».

Su par brasileño, el opositor Heráclito Fortes, dijo que el mandatario venezolano «piensa que en su país representa los tres poderes, pero aquí en Brasil es diferente. El Congreso decidirá cuando lo juzgue oportuno».

El asesor de Lula para asuntos latinoamericanos, Marco Aurelio García, dijo que Chávez «soberanamente decidió que quería entrar al Mercosur. Si ahora le parece que no le conviene, también será una decisión soberana. No será un papelón para nadie si la negociación no llega a buen término».

En Argentina, el subsecretario de Integración de la cancillería, Eduardo Sigal, admitió que su país «ve con preocupación» la actual controversia, dijo confiar en que «va a primar el sentido estratégico del Mercosur», del cual «creo que Chávez no se va».

El uruguayo Roberto Conde, presidente del parlamento del Mercosur, dijo que consultará con legisladores de todos los países del grupo sobre el ultimátum venezolano y abogó por «quitarle carga ideológica al debate».

El negociador venezolano Márquez dijo que «detrás de actitudes como la del Congreso brasileño está la mano de Estados Unidos, que no desea el bloque fuerte del actual Mercosur más Venezuela, en camino a la unidad sudamericana».