En el proceso de demonización de los musulmanes que se realiza por parte de la oligarquía económica y política mundial, uno de los temas recurrentes es la identificación de la cultura islámica con el fundamentalismo religioso. El argumento consiste en contraponer una cultura laica y moderna europea a una teocracia medieval con la que identifican […]
En el proceso de demonización de los musulmanes que se realiza por parte de la oligarquía económica y política mundial, uno de los temas recurrentes es la identificación de la cultura islámica con el fundamentalismo religioso. El argumento consiste en contraponer una cultura laica y moderna europea a una teocracia medieval con la que identifican a todos los paises árabes. Hay que resaltar que este proceso de demonización es básico para la estrategia política imperialista que se persigue. La única manera de que la gente acepte un bormbardeo masivo sobre Irán, las masacres de civiles en Iraq con armás químicas, y semejantes atrocidades, es si previamente se ha despojado de humanidad a las personas a las que se asesina.
La falsedad de este argumento empieza cuando analizamos la situación real de los paises europeos. El peso de la religión cristiana, y especialmente la iglesia católica, en las leyes, las instituciones y los jueces es enorme. La imagen de una sociedad occidental laica libre las supersticiones religiosas es, desafortunadamente, falsa. Son muchos los ejemplos, así en Reino Unido existe aún el delito de blasfemia, que además sólo incluye al cristianismo. Aunque se aplique poco, no es cosa de hace siglos, el editor de la revista Gay News fue condenado por blasfemia en 1976. La ley será abolida en julio en Inglaterra y Gales, pero sigue vigente en Escocia e Irlanda del Norte. Más recientemente y con más valor legal, la Corte Europea de Derechos Humanos sentenció que la prohibición de un video usando las leyes contra la blasfemia en Reino Unido no violaba la libertad de expresión [1]. Curiosamente cuando este tipo de noticias están relacionadas con las religiones cristiana o judía, no tienen acceso a las páginas de los periódico. Se puede comparar lo que ocurrió en este caso, en el cual el video fue efectivamente prohibido, y la enorme cobertura dada a las críticas a las caricaturas de Mahoma que aparecieron en una publicación danesa, a pesar de que en este último caso no hubo ninguna restricción a su publicación, sólo protestas por ella. A pesar de la eliminación del delito de blasfemia, en 2005 Reino Unido promulgó una ley contra el odio religioso [2]. Esta ley define el odio religioso, que puede ser castigado con hasta penas de 7 años de carcel, como «el odio contra grupos de personas definido por su referencia a sus creenecias religiosos o falta de creencias religiosas». La definición es tan genérica que se convierte en una permanente amenaza para cualquier persona crítica con las religiones establecidas. Así, las declaraciones de Elton John diciendo que las religiones organizadas deberías ser prohibidas porque convierten a las personas en lemmings llenos de odio, podrían ser perfectamente utilizados por un juez ultrareligioso para acusarlo de odio religioso. Holanda todavía tiene un delito que pena el uso del nombre de dios, el dios cristiano por supuesto, en vano. En Italia no es necesario incidir sobre el enorme poder de la iglesia católica en la política. Es también curioso que cuando se habla de la «Democracia Cristiana» no se incida en los partidos que pertenecen a ella como partidos religiosos, lo que sí se hace cuando se habla de partidos islamistas en otros países.
De la misma forma cualquier hecho protagonizado por extremistas islámicos es convenientemente repetido y exagerado, pero se obvia si es realizado por cristianos o judíos. Esta semana un judío ortodoxo arrojó ácido en la cara y el cuerpo de una joven por vestir de forma inmodesta [3], sin embargo es difícil encontrar la noticia en la mayoría de medios de comunicación. De la misma forma no se encuentra mucha información que haga referencia al enorme poder e influencia de los ultraortodoxos en Israel, o al hecho que el estado se defina como estado judío, a pesar de los cientos de miles de palestinos que viven en él.
En España, el poder de la iglesia católica para prohibir manifestaciones que le resulten molestas es enorme. Esta semana se ha conocido la noticia de que una marca de cervezas eliminaba su publicidad del programa Salvados de la La Sexta [4], porque este programa atacaba a los católicos. Esta retirada se producía después de las presiones recibidas desde una página ultracatólica de extrema derecha. Los que hayan visto el programa habrán podido verificar que ni siquiera los ataques son ciertos, ya que el programa no se ha atrevido a investigar en los negocios oscuros de la iglesia, su vinculación con el poder político y económico, o su permanente chantaje al estado. A pesar de todo, ahí ha quedado el aviso, la iglesia católica es intocable, incluso desde los medios de comunicación de izquierda. Darío Fo, premio Nobel de Literatura, no pudo presentar una de sus últimas obras en la comunidad de Madrid, a pesar de estar ya contratado el espectáculo, por la presión de los sectores más reaccionarimante católicos.
Así que cuando se hable de integrismo islámico, piensa también en otros integrismos más sutiles que se filtran en nuestra sociedad occidental «modelo». Los ejemplos son muchos.
[1] http://merlin.obs.coe.int/iris/1997/1/article8.en.html
[2] http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk_politics/4075442.stm
[3] http://www.publico.es/internacional/123645/israel/ultraortodoxos
[4] http://www.elmundo.es/elmundo/2008/06/06/comunicacion/1212786219.html
Enlace con el original: http://www.agendaroja.org/?p=58