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Interés político de afectar a Venezuela, Rusia e Irán frustran la reunión de Doha

Fuentes: Rebelión

Solo el interés eminentemente político de hacer mella en las economías de Venezuela, Rusia e Irán hace compresible el cambio de postura asumida por Arabia Saudita, que bajo un entente con EEUU echó por tierra en Doha, Qatar, el pasado 17 de abril, el casi listo acuerdo de congelamiento de producción petrolera esperado por el […]

Solo el interés eminentemente político de hacer mella en las economías de Venezuela, Rusia e Irán hace compresible el cambio de postura asumida por Arabia Saudita, que bajo un entente con EEUU echó por tierra en Doha, Qatar, el pasado 17 de abril, el casi listo acuerdo de congelamiento de producción petrolera esperado por el mundo energético.

A costa de afectar su propio presupuesto estatal, el interés político de Arabia Saudita busca prolongar una coyuntura de precios que habrían tocado fondo, pero en niveles que todavía dificultan a Venezuela, Rusia, Irán y a la propia economía saudí superar la crisis causada por la caída del hidrocarburo.

Para el encuentro había halagadoras expectativas. Previo a la reunión, la gobernadora de Kuwait ante la OPEP, Nawal Al-Fuzaia, y dos fuentes, dijeron que todas las señales sugerían que la reunión de países productores de petróleo dentro y fuera de la OPEP produciría un acuerdo inicial para congelar el bombeo de crudo. Incluso las declaraciones indicaban que los esfuerzos de Irán por elevar los suministros petroleros no afectarían el acuerdo para apuntalar los precios.

Eulogio Del Pino, ministro del Poder Popular para Petróleo y Minería, destacaba al respecto que con la decisión tomada por los gobiernos de Venezuela, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, el pasado mes de febrero, de fijar la extracción a los niveles de enero, ya el precio del barril se había recuperado más de 15 dólares (40%). El congelamiento tenía como finalidad impactar el mercado durante el segundo semestre del año, que es cuando aumenta la demanda de crudo y combustible.

Sin embargo, antes del encuentro ya Arabia Saudita había sorprendido al resto de los productores dando señales de inconformidad. El príncipe saudita Mohamed bin Salman, en una entrevista con Bloomberg, advirtió: «Si los grandes productores no congelan la producción, nosotros tampoco lo haremos», refiriéndose a Irán

Además, dijo que su país podría aumentar la producción a 11,5 millones de barriles por día inmediatamente y llegar hasta 12,5 millones dentro de seis y nueve meses «si quisiéramos». El pasado mes de marzo bombeó 10,2 millones de barriles diarios.

Es así como durante la reunión el optimismo en torno a un posible acuerdo se fue desvaneciendo. El analista Roberto Centeno, del portal elconfidencial.com, señala que el sábado por la tarde parecía que los saudíes estaban de acuerdo con el texto del acuerdo. El mismo sábado las autoridades de los cuatro países preparaban un borrador que se esperaba fuese sellado por los ministros de petróleo horas después en Doha. El acuerdo sería la primera colaboración entre la Opep y Rusia en 15 años, abriendo las puertas al fin de una sobreoferta que llegó a hundir los precios del crudo.

Pero todo cambió el domingo por la mañana. El ministro de petróleo, Ali al-Naimi, un octogenario saudí que ha estado al frente de todo durante más de 20 años, insistió en que el acuerdo debería incluir una cláusula suspensiva, según la cual si el acuerdo no era firmado por Irán, este no sería válido, lo que equivalía a romper el mismo, ya que Irán ni siquiera estaba presente.

Por su parte, el ministro ruso de energía, Alexander Novak, sin apuntarlo de manera directa, culpó a los saudíes del fracaso: «Pienso que hay países que han venido aquí para firmar un acuerdo, no para discutir la presencia de otros países que ni siquiera están participando. Hemos perdido el tiempo discutiendo porque cuando todo estaba acordado, algún país ha cambiado de opinión».

Aún cuando los hidrocarburos son el 80% del dinero presupuestario de Arabia Saudita, este país toma decisiones petroleras intentando afectar a Irán, que ha empezado a enviar tropas de élite de la guardia revolucionaria a Siria para ayudar a Bashar al Asad a acabar de una vez por todas con los movimientos apoyados por los saudíes, lo que con la enorme ayuda de la aviación rusa, cuya eficacia está siendo terrorífica, ha cambiado por completo el signo de la guerra.

El portal informativo RT informa que la CIA y Arabia Saudita acordaron ya en 2013 realizar la operación encubierta bautizada como Timber Sycamore para entrenar a los terroristas sirios. Funcionarios de la administración actual y anterior han señalado al New York Times que bajo el acuerdo los saudíes proporcionan armas y grandes cantidades de dinero, mientras que la CIA enseña a los terroristas a manejar fusiles AK-47 y misiles antitanques.

«El hecho de que Arabia Saudí parezca haber bloqueado el acuerdo pone de manifiesto que su política de petróleo está influida en gran medida por el continuo conflicto geopolítico con Irán», dijo Jason Bordoff, director del Centro de Política de Energía Mundial de la Universidad de Columbia, quien desempeñó anteriormente un cargo en la Casa Blanca.

Al respecto, Del Pino expresó que «Estados Unidos estaba detrás de la presión. Tienen un problema con Venezuela y Rusia (…) Están haciendo esto por razones políticas. Pregunten a cualquier compañía petrolera en Estados Unidos: ellos están muy tristes por lo que pasó», declaró.

De hecho, el fracaso de la reunión no debe ser grata para los productores del crudo no convencional de EEUU. El fracking ha contribuido al aumento de la producción de ese país, que pasó de 5,6 millones de barriles diarios en 2010 a 9,3 millones a fines de 2014, el mayor nivel en 30 años. Este crecimiento junto la estrategia saudita de mayor producción para toma de mercados, produjo una sobreoferta a nivel mundial que, acompañada de una demanda que no crece al ritmo esperado, empujó los precios a la baja.

Es así como María Camila Pinilla y Daniel Giraldo, en su página Crudo Transparente, señalan que los precios bajos del barril están poniendo a prueba a la industria del petróleo no convencional, debido a características intrínsecas de su proceso: en primer lugar, la producción de petróleo a través de la fracturación hidráulica cae más rápido que con el petróleo convencional. Según cifras de la Agencia Internacional de la Energía, se necesitan 2.500 pozos nuevos al año para mantener la producción de un millón de barriles en el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte. En comparación, en Iraq apenas se necesitan 60 pozos para obtener los mismos resultados.

«A principios de este año se conoció la primera quiebra de una empresa de ‘fracking’, la estadounidense WBH Energy, que se acogió a suspensión de pagos por su elevado endeudamiento y dificultades para obtener financiación. En esa misma línea, los representantes de Weatherford International afirmaron que para finales del presente año, la mitad de las empresas dedicadas al fracking en Estados Unidos desaparecerían por razones netamente financieras», afirman.

A esto añaden que los mayores bancos de EEUU, JP Morgan, Wells Fargo, Bank of America y Citigroup, tienen una exposición con empresas energéticas de 190.000 millones de dólares, y 110 empresas norteamericanas de servicios y producción de petróleo y gas han quebrado. Su deuda es de casi 27.000 millones de dólares. Es decir, antes o después, EEUU tendrán que explicar a los saudíes que no pueden hacerse tantos enemigos a la vez, porque aunque son muy ricos son también muy vulnerables.

Hasta la fecha, el sostenimiento extractivo del petróleo no convencional exige que cada barril de este crudo posea un costo de producción siempre superior al crudo convencional. De allí que en este escenario de precios que ya tocaron piso, pero siguen siendo bajos, están siendo afectados los planes de inversión para levantar la producción, lo cual hace prever una posible alza súbita de precios a comienzos de 2017, por efectos de una demanda no atendida por la suficiente oferta.

Ante este probable contexto, Venezuela se mantiene dispuesta a seguir buscando un acuerdo que permita recuperar la estabilidad de los precios del petróleo, pese a los desalentadores resultados obtenidos en la Reunión Ministerial de países productores de petróleo que se llevó a cabo en Doha.

«Estamos decepcionados, pero dejamos la puerta abierta, debemos ser perseverantes pese a la decepción», dijo Del Pino.

Werther Sandoval, comunicador social, profesor de Periodismo Interpretativo en la Universidad Central de Venezuela y asesor de comunicaciones de Petróleos de Venezuela, S.A. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.