Según el análisis del informe «Pagar el precio», ninguna de las metas fijadas por Naciones Unidas para 2015 serán alcanzadas
De aquí al 2015 morirán en el mundo 45 millones más de niños y niñas de los que se hubieran ‘perdido’ si se hubiera logrado el objetivo de reducir la mortalidad infantil en dos tercios, 247 millones de personas más de las previstas vivirán con menos de un dólar al día en el África Subsahariana, el número de personas sin acceso a la sanidad se incrementará en 53 millones y 97 millones más de niños y niñas dejarán de recibir educación hasta ese mismo año.
Estos son alguno de los datos recogidos en el informe «Pagar el precio» que presenta Oxfam Internacional (Intermón Oxfam en España) y que denuncia la falta de cumplimiento por parte de los países más ricos de los compromisos adquiridos en el 2000. Ese año, 189 países se comprometieron ante las Naciones Unidas a reducir a la mitad, en el 2015, el número de personas que viven en la extrema pobreza (menos de 1 dólar al día). Para ello, los países adoptaron un paquete de medidas conocidas como Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo primer objetivo (conseguir el acceso universal para las niñas a la educación primaria y secundaria en 2005) está aún muy lejos de ser alcanzado.
«A tan sólo tres semanas para el inicio de la cuenta atrás, todo apunta a que se han desperdiciado cinco años imprescindibles para conseguir reducir la pobreza en el mundo. Si los países más ricos no cambian la tendencia actual y se comprometen urgentemente a incrementar la ayuda al desarrollo, cancelar la deuda externa de los países más pobres y a implantar reglas comerciales más justas, las consecuencias para los países menos avanzados serán devastadoras», dice Marta Arias, responsable de la campaña de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Intermón Oxfam
En 1970, los países más ricos se comprometieron a destinar el 0,7% de su PIB en ayuda al desarrollo. Treinta y cuatro años más tarde, tan sólo cinco de los 22 países donantes de la OCDE han cumplido. El informe destaca que entre ellos no se encuentra ninguno de los países miembros del G8 y que en muchos casos el porcentaje que éstos destinan a la cooperación, ha disminuido hasta alcanzar cifras irrisorias. En 2003 Estados Unidos dedicó tan sólo el 0,14% de su PIB a la ayuda al desarrollo. Esta cifra representa una décima parte de lo que ha gastado hasta el momento en la guerra de Irak. Durante este año, sólo dos países, España y el Reino Unido han establecido plazos para alcanzar ese 0,7% mientras otros donantes parecen no tener prisa. Con las tendencias actuales, Canadá no llegará a sea cifra hasta el 2025, Estados Unidos no la alcanzará hasta el 2040 y Alemania no llegará a ella hasta pasado el 2080.
A pesar de esta falta de compromiso de los donantes, los países menos adelantados pagan diariamente 100 millones de dólares en servicios de la deuda. Durante el año pasado estos países devolvieron un total de 39.000 millones de dólares aunque tan sólo recibieron 27.000 millones en ayudas. Esto significa que por cada dólar que reciben deben pagan 1.44 dólares a sus acreedores.
«El mundo no ha sido nunca tan rico como en el presente. Sin embargo los países ricos dan cada vez menos en ayudas al desarrollo. Si los países donantes cumplieran con el compromiso de llegar al 0,7% del PIB se generarían 120 millones de dólares, suficiente para cumplir con los objetivos de desarrollo del milenio y otras metas importantes de reducción de la pobreza», afirma Marta Arias.
De continuar la tendencia actual, ninguno de los Objetivos del Milenio podrá ser alcanzado. Tan sólo uno -reducir a la mitad la pobreza- tiene alguna posibilidad de éxito, y ello sólo debido a los avances registrados en países como China e India con gran índice demográfico, que enmascaran el empeoramiento de la situación de pobreza que se registra en otros lugares, especialmente de África Subsahariana, donde la situación es ya dramática.
El año 2005 presenta tal vez la última oportunidad de cambiar esta situación. Tanto en la cumbre del G8, como en la sesión especial de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, como en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio, estos temas estarán abiertos a discusión.
«A menos que los líderes mundiales actúen ya y tomen decisiones que cambien el rumbo de la lucha contra la pobreza, el próximo año podría terminar en un fracaso vergonzoso», concluye Marta Arias.